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El nuevo Reina Sofía es impresionante y pone a España en el top de los museos del mundo
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El nuevo Reina Sofía es impresionante y pone a España en el top de los museos del mundo

Manuel Borja Villel ya tiene su museo, en el que ha incluido el 15M, el feminismo, el indigenismo, el punk de los ochenta y la cartelería del sida. Y es espectacular

Foto: Una de las salas del remodelado museo Reina Sofía
Una de las salas del remodelado museo Reina Sofía

El feminismo, el 15M, el indigenismo (el genocidio en América Latina), los desahucios, la crisis económica, la ecología, el exilio, las desigualdades, las migraciones, el Prestige, la Movida, los años del SIDA, la Expo 92. Manuel Borja-Villel ya tiene su museo Reina Sofía. Aquel en el que lleva trabajando desde que entrara como director en 2009 y que, por fin, ha llevado al puerto de 2021. La pinacoteca ya era un tesoro: las vanguardias, Picasso, Dalí, el Guernica, los años cincuenta. Pero ahora, con la nueva remodelación, que ocupa 15.000 metros cuadrados en seis plantas y más de 2.000 obras, se ha convertido en uno de los grandes museos top de arte contemporáneo del mundo. Y, además, nos cuenta el aquí y el ahora. Lo que nuestra generación ya ha vivido (y está viviendo). Traerá cola, sí, pero es espectacular.

placeholder El movimiento feminista en las nuevas salas del Reina Sofía (MUSEO REINA SOFÍA)
El movimiento feminista en las nuevas salas del Reina Sofía (MUSEO REINA SOFÍA)

La parte más novedosa y que el público podrá ver por primera vez a partir de este fin de semana muestra precisamente las creaciones artísticas desde los años ochenta hasta este 2021. Son tres zonas en el edificio Nouvel y en Sabatini (lo que antes eran antiguas oficinas y almacenes y que se les ha dado un vuelco arquitectónico total), que no van a dejar indiferente. Las obras se han conseguido a través de compras y donaciones (hasta un 70% de toda la remodelación son nuevas).

Del punk al SIDA

Nada más entrar te encuentras con la pintura de los ochenta -Tapies, Saura, José Guerrero-; lo que era, como dice Borja-Villel, el arte institucional, lo que se dejaba ver. Pero alrededor orbitaba otra escena: el movimiento punk, el rock, la rebeldía. Ahí estaban los videos de Jim Jarmusch, las fotos de Cindy Sherman, los carteles de los conciertos en Rock-Ola (que el museo ha comprado), y toda la cartelería alrededor del SIDA, que durante toda esa década estuvo omnipresente. El museo recoge una pieza documental en vídeo en la que se ve a la ex mujer de Felipe González, Carmen Romero, entonces diputada, llevando del brazo al artista Pepe Espaliu, que estaba enfermo de VIH en 1992.

placeholder Los años del SIDA (MUSEO REINA SOFÍA)
Los años del SIDA (MUSEO REINA SOFÍA)

El collage y la fotografía llenan el resto de paredes. Especialmente interesantes son las del grupo de artistas malagueños Agustín Parejo School, que en 1985 juguetearon con toda la iconografía de la URSS (la bandera, los próceres como Lenin) en varias muestras colectivas. Y lo hicieron desde Málaga, mucho antes de que esta ciudad se llenara de museos extranjeros franquiciados.

Expo 92 y el indigenismo

La siguiente zona son los noventa que comienza, como no podía ser de otra manera, con la Expo 92 (por ahí aparece Curro). Eso sí, desde una mirada crítica. Más bien, la anti Expo. Hay varios carteles que se posicionan desde el colonialismo y el genocidio español en América Latina. Pero estas salas van más allá puesto que también nos hablan de la famosa celebración del Quinto Centenario (de la conquista de América) y nos recuerdan (a través de vídeos en los que aparecen encapuchados) los movimientos de los zapatistas en Chiapas (México) - fue la época en la que en todas partes estaba el Comandante Marcos y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ELZN)- o las matanzas en Guatemala (con todos los procesos de descolonización) a través de artistas guatemaltecos contemporáneos. Son instalaciones que nos hablan del oro y la sangre, pero también de cómo hemos visto desde España el indigenismo y nos pone frente a un espejo, que como dice el director del museo, no hemos querido ver (o, desde luego, las instituciones no veían en los noventa).

placeholder El movimiento zapatista (MUSEO REINA SOFÍA)
El movimiento zapatista (MUSEO REINA SOFÍA)

La nueva colección aborda en este punto dos disciplinas que no ha tocado demasiado el museo: el teatro y la arquitectura. Del primero tenemos el ‘mapa teatro’, una sala oscura (y algo escondida) que, de repente, nos pone frente a un escenario lleno de instrumentos. Como si hubiera habido una fiesta. Y después, el propio público espectador se convierte en el actor. Un juego muy divertido con las posibilidades que te da el teatro.

De arquitectura tenemos el famoso Palenque de la Expo de Sevilla. Fue una construcción en la que había espectáculos folclóricos -fue destruido- y estaba lleno de fuentes y de sombras. Como dice Borja Villel, “estaba hecho para nórdicos que no aguantan más de cuatro grados”, por lo que a partir de ahí, con diversos planos, carteles y maquetas, hay toda una reflexión crítica sobre estos edificios.

Feminismo y 15M

En la última parte nos topamos con las fotografías del desastre del Prestige en 2002. Es una zona que nos interpela directamente puesto que todo lo recordamos vívidamente. El 15 M tiene una aparición estelar. Todos los carteles que te hacen recordar que estás en medio de la Puerta del Sol aquel mayo de 2011. Estos carteles han llegado al museo a través del colectivo que recogió todas estas muestras (artísticas). Seguidamente, el movimiento feminista: posters, vídeos, collages, fotos elaborados por colectivos feministas. El 8 de marzo amplificado. El morado en todas sus dimensiones.

placeholder El 15M ha entrado en el museo (MUSEO REINA SOFÍA)
El 15M ha entrado en el museo (MUSEO REINA SOFÍA)

No se olvida la pinacoteca de otros sucesos: la crisis económica, los desahucios. También hay vídeos. Hay recortes de periódico, revistas.

“La anterior presentación de la colección fue en 2010. Desde entonces el mundo ha cambiado. Es otro mundo. Y como institución pública tenemos la obligación de dar herramientas para explicar el momento en el que estamos”, explica Borja Villel a El Confidencial sobre este enorme vuelco que ha dado el museo. Además, las colecciones acababan hasta ahora justo en los ochenta. “Han pasado cuarenta años y todo lo que ha venido después es lo que somos y eso no está en ninguna institución”, sostiene a su vez el director, que también se muestra muy contento con toda la incorporación del arte latinoamericano (de hecho, la parte novedosa tiene muchísimo de América Latina). Le pregunto para finalizar si también sabe que va a tener críticas por la inclusión de movimientos como el feminismo o el 15M. Evidentemente, lo sabe, pero sonríe: “Para esto está un museo”. Hay que ir a ver el nuevo Reina Sofía.

El feminismo, el 15M, el indigenismo (el genocidio en América Latina), los desahucios, la crisis económica, la ecología, el exilio, las desigualdades, las migraciones, el Prestige, la Movida, los años del SIDA, la Expo 92. Manuel Borja-Villel ya tiene su museo Reina Sofía. Aquel en el que lleva trabajando desde que entrara como director en 2009 y que, por fin, ha llevado al puerto de 2021. La pinacoteca ya era un tesoro: las vanguardias, Picasso, Dalí, el Guernica, los años cincuenta. Pero ahora, con la nueva remodelación, que ocupa 15.000 metros cuadrados en seis plantas y más de 2.000 obras, se ha convertido en uno de los grandes museos top de arte contemporáneo del mundo. Y, además, nos cuenta el aquí y el ahora. Lo que nuestra generación ya ha vivido (y está viviendo). Traerá cola, sí, pero es espectacular.

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