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Barcelona, ciudad violenta: lo que ocultaron Franco y los nacionalistas
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Barcelona, ciudad violenta: lo que ocultaron Franco y los nacionalistas

El escritor Jordi Corominas publica un libro sobre la faz más salvaje de la ciudad

Foto: Jordi Sánchez y Jordi Cuixart sobre un coche de la Guardia Civil durante los sucesos de octubre de 2017 en Barcelona (EFE)
Jordi Sánchez y Jordi Cuixart sobre un coche de la Guardia Civil durante los sucesos de octubre de 2017 en Barcelona (EFE)

El problema de Barcelona es que para el resto de España se ha convertido en un balcón y un coche de la Guardia Civil. El balcón de Companys en el 34, el de Tarradellas en el 77, el de Pujol en el 92... hasta el último de Puigdemont en 2017. Eso y un montón de gente saltando encima de un coche de la benemérita. Luego indultaron a los ejecutores del procés y encima se marchó Messi. Lo último es que Puigdemont sigue libre.

No podía haber mejor momento para que el escritor y colaborador de El Confidencial Jordi Corominas i Juliá publique 'La ciudad violenta' (Península). Sí, parece imposible, pero existe una Barcelona antes del procés, y después de él. Un recorrido a través de su violencia que explica su historia según el momento: la Semana Trágica, el pistolerismo salvaje entre sindical anarquista y patronos del XIX, el esqueleto criminal de la posguerra, de Marsé al desarrollismo, la fractura social durante la democracia.

placeholder El escritor y periodista Jordi Corominas en Barcelona.
El escritor y periodista Jordi Corominas en Barcelona.

Exactamente la Barcelona que no es una ciudad postal, el relato alternativo al que quisieron imponer primero los franquistas y después el independentismo. El periodista y escritor Jordi Corominas nos había volado la cabeza ya con su soberbio 'Históricos Anónimos' en la 2 de TVE, donde presenta y desgrana los márgenes de la historia de España, además de sus artículos en este mismo periódico. Ahora, incansable, nos encaja este disparo a bocajarro sobre su ciudad cuando mas lo necesita.

PREGUNTA: Todos los jueves en Twitter publicas "Si es jueves es que tocan Barcelonas" y lo acompañas de una foto... Esa pasión por tu ciudad y la historia han cristalizado sin embargo en un relato que usa la violencia como hilo conductor para explicar una realidad distinta.

RESPUESTA: Muestra este espíritu mío, el de saber que las versiones oficiales de Barcelona y lo que se vende de cara a la galería no resultan creíbles. De hecho, en más de una ocasión se han definido de postal o de parque temático y la violencia incide en muchos aspectos que desmienten esta visión que emanan las autoridades. La violencia en Barcelona podía entenderse década a década a través de sus crímenes que ejercían de metáfora del momento histórico y es con lo que jugué en el libro.

Las versiones oficiales de Barcelona no resultan creíbles

P: El planteamiento es curioso porque se suceden las historias del anarquismo de principios del XX con una crónica más de tipo sucesos como reflejo de otra época, la de la posguerra...

R: Sí he recuperado la crónica negra, que es una deuda que tiene esta ciudad ya que el periodismo aquí no se centró nunca en eso, cosa que es importante. En la segunda parte se lleva todo el foco es porque durante la dictadura franquista no podía existir una respuesta violenta a partir de la represión salvaje ejercida durante los primeros años de posguerra. La crónica negra del franquismo es muy apetitosa, en Madrid existía El Caso pero aquí no.

placeholder 'La ciudad violenta'. Editorial Península.
'La ciudad violenta'. Editorial Península.

P: Más adelante te adentras en un periodo pre procés que resulta casi inédito, ya en democracia, donde resalta el racismo y las diferencias de clase...

R: Sí, en los 2000 lo que encontramos y parece casual pero no lo es, son asesinatos de inmigrantes como el del Maremágnum, todo esto nos lleva a un aspecto muy escondido de Barcelona y es que el dinero, el triunfo del neoliberalismo está muy presente y las diferencias se han ido ampliando. Como aquí se vive de cara a la galería esto se tapa, ahí tenemos el crimen del cajero que son unos ricos que están aburrido y queman a una mujer y no es un hecho aislado el del maltrato a indigentes.

P: El comienzo es muy potente: el anarquismo en Barcelona y la lucha con la patronal que explican mucho sobre su historia

R: Es cierto que la cuestión del anarquismo en Barcelona parece que ha sido muy tratada pero luego no es así si te pones a buscar la bibliografía, del pistolerismo hay cuatro o cinco libros, la Semana Trágica tiene una obra maestra... 'La verdad sobre el caso Savolta' de Mendoza da a conocer el pistolerismo en Barcelona y además es valiente porque lo escribe en 1975 porque plantea un libro que puede leerse en una clave pretransicional, pero la verdadera historia del anarquismo en Barcelona es que las autoridades primero franquistas y después democráticas han jugado constantemente a ocultar ese pasado porque era demasiado radical para los poderes que se han establecido después de la muerte de Franco, tanto Pujol como Maragall... el Seny... Yo a Maragall le admiro mucho, pero era un señor de familia burguesa y los socialistas han sido siempre enemigos del anarquismo, pero claro la historia de nuestros abuelos y bisabuelos en Barcelona es otra: el mundo estuvo pendiente entonces como lo estuvo también en el Procés.

"El mundo estuvo pendiente del anarquismo en Barcelona como lo estuvo también en el Procés"

No es que Barcelona tenga un gen violento pero es la ciudad española que se industrializa primero y a partir de los emisarios de la Primera Internacional se configura. Aquí llega Fanelli y a Madrid Lafargue, que es socialista, es una explicación muy simple, pero la damos por válida. Eso explica en parte por qué en Barcelona se siguen las tendencias más violentas que cristalizan con el atentado del Liceo... La Semana Trágica es una resaca de revueltas antiguas, cuando se crea la CNT, un sindicato tan inteligente con la organización en ramo y la huelga de la Canadiense que consiguió las ocho horas laborales... eso fue un éxito de tal magnitud que será la Patronal la que se vuelva violenta ante la humillación sufrida. Los que manejan el poder y el capital son los que devuelven la violencia...

P.- ¿Tiene a partir de ahí un gen más violento que le conecte con el Procés por ejemplo?

R.- Bueno la violencia de ahora no es como la del siglo XIX, un policía de 1890 si tenía que matar a alguien no tenía ningún tipo de problema. Hasta los años 80 que un policía matara a alguien era pan nuestro de cada día pero un signo indudable de democracia en España es que la policía ejerce una labor de servicio público. En el procés se llegó a desear que hubiera algún muerto para tener un mártir y a mí me da la sensación de que la violencia ha sido más de cariz mental como explico en el libro a partir de la propaganda . Tú salías de tu casa y te lo encontrabas en la calle aunque no quisieras yo me acuerdo de un escritor en 2018 que había desconectado del procés y resultaba casi un milagro, al final la pandemia nos salvó también un poco de todo esto. Luego llegó la rabia y la rabia es de minorías sólo que tienen voz y son muy visibles desde los CDR, las señoras indignadas con Colau, esta misma semana protestando por Puigdemont...

P. La verdad es que desde fuera parece imposible no pensar en la ciudad sin todo lo que ha ocurrido con el independenetismo.

R.- Eso es muy bestia y muy significativo porque implica que desde fuera, que no se pueda entender Barcelona sin el procés y el procés sin Barcelona indica un estado de cosas que ha cambiado: ya no tenemos la ciudad cosmopolita de antaño sino que tenemos una ciudad víctima de un discurso interno que se han intentado internacionalizar como vemos estos días con lo de Puigdemont en Cerdeña sin ningún tipo de éxito y Barcelona ha sufrido todo esto y efectivamente escribiendo sobre su pasado violento es cuando te das cuenta de la magnitud de la tragedia de lo que ha supuesto el procés. Ya se intuía antes, había atisbos de una decadencia.

placeholder J. C en ...
J. C en ...

P. ¿Por qué apenas hay violencia de ultraderecha en Cataluña?

R.- Hay una cosa muy divertida y es que según la historia oficial durante 40 años de régimen todos los catalanes fueron antifranquistas. ¿Cómo se pudo sostener de esa forma? No tiene sentido claro. Así que en realidad cuando pensamos en la ultraderecha de los últimos años de la Transición en Cataluña, que existía también, pero era minoritaria, era más bien otra, la que estaba maquillada de izquierdista que se exprime con lo de Viola, con lo de Bultó o grupos paramilitares

P. ¿Y después del procés?

Una forma muy fácil de explicarlo es lo de ahora del Caixaforum. Hay una exposición en Madrid sobre Magritte y a Barcelona no llega la exposición entera llegan las sobras... En debates y demás parece que existe todavía una cuota procesista, también hay mucha gente en contra de esto y cada vez habla más claro pero ha habido mucha pasividad. Ahora está en un momento de reflexión porque por ejemplo el tema de la ampliación del aeropuerto del Prat sería un desastre. ¿Para qué quiere Barcelona una ciudad de un millón y medio de habitantes 20 millones de turistas más? Te cargas el ecosistema y expulsas a los ciudadanos de sus barrios. Si seguimos así Barcelona está condenada a ser cada vez más de provincias, yo tengo mucha suerte de que me hagáis caso en Madrid porque yo aquí no tendría trabajo.

El problema de Barcelona es que para el resto de España se ha convertido en un balcón y un coche de la Guardia Civil. El balcón de Companys en el 34, el de Tarradellas en el 77, el de Pujol en el 92... hasta el último de Puigdemont en 2017. Eso y un montón de gente saltando encima de un coche de la benemérita. Luego indultaron a los ejecutores del procés y encima se marchó Messi. Lo último es que Puigdemont sigue libre.

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