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Sin novedad en El Alcázar: la durísima victoria que dio todo el poder a Franco
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Sin novedad en El Alcázar: la durísima victoria que dio todo el poder a Franco

Continuamos aquí la narración de la operación militar que cambió la guerra civil española y de la que estos días se cumplen 85 años

Foto: Varela, Franco y Moscardó comprueban las ruinas del Alcázar.
Varela, Franco y Moscardó comprueban las ruinas del Alcázar.

"A las primeras horas de la mañana se hace un reconocimiento por la explanada E que da por resultado encontrar un mensaje lastrado que produce inmenso júbilo, pues contiene dos cartas del general Franco y un Código de Señales para con nuestra aviación". Es el 23 de agosto de 1936, según escribe Moscardó. Los defensores de El Alcázar de Toledo llevan un mes encerrados resistiendo un duro asedio.

La alegría es total porque significa que irán a socorrerles. Es también el preludio del momento en el que puede cambiar la guerra para siempre. Entre los generales sublevados se ha convocado la junta para finales de septiembre. El único punto: el mando único. Queda un mes y Franco ha decidido ya que se desviará a Toledo en vez de proseguir hacia Madrid, la decisión clave que le convertirá en jefe del Estado: no solo está en juego la suerte de los sitiados, le sigue toda una operación de propaganda que será crucial. Mientras, en El Alcázar, el coronel Moscardó prosigue con su entrada de ese día en su diario de operaciones:

Foto: El Alcázar de Toledo, en ruinas tras el asedio.

"Ante esta seguridad de que nuestros hermanos velan por nosotros, el espíritu que siempre ha sido excelente, aún mejora mucho más. Las cartas, una vez leídas por el Mando, se exponen en el patio para que sean leídas por toda la guarnición e inmediatamente se ponen en el patio y explanada E. los paneles para comunicar a nuestra aviación que podemos resistir.

placeholder Porta mensajes arrojado por el Junker 52 con el mensaje de Franco.
Porta mensajes arrojado por el Junker 52 con el mensaje de Franco.

Las cartas rezan textualmente bajo un membrete con escudo y cruz mural: "General Jefe del Ejército y de África y Sur y Norte de España: A los bravos defensores del Alcázar Toledano. Nos enteramos de vuestra heroica resistencia y os llevamos un adelanto del auxilio que os vamos a prestar. Pronto llegaremos a esa, mientras resistir a toda costa que os iremos llevando los pequeños socorros que podamos. Viva España. El General Francisco Franco. Rubricado". No lo sabrá entonces Moscardó, pero tres días después, el 26 su hijo Luis es fusilado junto a otros treinta presos cumpliéndose la amenaza de un mes antes.

Piezas de 15,5

"Resistir a toda costa". Un mes después de que comenzara el asedio, la situación del Alcázar empieza a complicarse. Las dos piezas de artillería del 15 que asedian la fortaleza, disparan sin descanso día y noche al igual que el "paqueo" —la fusilería de infantería—. Las primeras alcanzan cada vez mayor precisión —a diferencia de los bombardeos aéreos que serán ineficaces—, de forma que apenas una semana después de recibir las alentadoras noticias de Francisco Franco, el 28, se derrumba totalmente la fachada norte, preludio de la casi total destrucción en el mes siguiente. La desaparición de dicha fachada implica la renuncia de los defensores al patio exterior, por lo que las condiciones se endurecen: se deben encerrar ya sin poder acudir a realizar ejercicios físicos fuera de los muros.

placeholder La fachada norte derruida junto al torreón noroeste.
La fachada norte derruida junto al torreón noroeste.

Poco antes, sobre el día 16 los niños que estaban refugiados en el sótano informaron de extraños ruidos que preocuparon al mando porque no podía tratarse más que de la sospecha de que estaba intentando minar el Alcázar que sería la verdadera amenaza. Así lo cuenta en 'El Alcázar no se rinde' el hijo de Blas Piñar, que fue uno de esos niños refugiados en la fortaleza.

Los niños que están refugiados en los sótanos alertan de extraños ruidos: las minas

El descubrimiento motivó que se hicieran varias salidas a partir de entonces buscando la boca de la entrada de la mina. Los republicanos habían tardado en poner en marcha lo que sería el método más efectivo para demoler los muros y torreones y acabar con la resistencia de los sitiados. Tardarían, sin embargo, bastante más en ponerlo en marcha.

El 8 de septiembre continuó la destrucción, cuando los disparos de las piezas del 15 consiguieron hacer colapsar el torreón noroeste. Según Moscardó, "A las 8.35 empiezan el fuego las piezas del 15,5 disparando 36 granadas sobre el Torreón N. O., al que consiguieron derribar al 29 disparo, causando en su caída grandes desperfectos e interceptando por completo la Cuesta del Alcázar, derribando las casas de enfrente del frente O. E".

La venda de Vicente Rojo

Ese mismo día el entonces comandante Vicente Rojo que había sido profesor de la Academia de Infantería y Caballería de Toledo y que acabaría siendo la máxima autoridad militar del Ejército Popular inició uno de los hitos de la defensa al solicitar una entrevista con Moscardó. El mismo día siguiente, vendado, Rojo fue conducido hasta el patio en donde entregó una propuesta de rendición a Moscardó. Ante la negativa de este, solicitó al menos que se evacuara a las mujeres y niños. Según la versión del coronel: "Trajo unas condiciones de rendición que como todas, pase lo que pase, fueron rechazadas, y en vista de esta contestación unas amenazas de estrechar lo más posible el cerco, bombardeo y asedio por todos los medios".

Moscardó se negó a entregar "mujeres, niños o rehenes" ante la petición del embajador chileno

No sería el último intento. Apenas unos días después sería el embajador chileno el que solicitara lo mismo, siempre obteniendo la negativa de Moscardó, que en su diario reconoce que no se entregarían ni "mujeres, ni niños, ni rehenes". Mientras tanto, los bombardeos de la aviación republicana se van espaciando y en ocasiones son incluso los aviones nacionales lo que sobrevuelan Toledo bombardeando posiciones enemigas.

placeholder Explosión de las dos minas el día 18.
Explosión de las dos minas el día 18.

Las columnas de Franco que dirige el teniente coronel Yagüe habían tomado Badajoz a mediados de agosto y después de la matanza se dirigieron rápidamente hacia Maqueda y Talavera de la Reina. Al mismo tiempo se limitaban los preparativos de los mineros para derribar de una vez por todas el Alcázar, trabajos que supervisó el mismo presidente Francisco Largo Caballero.

Las minas de Largo Caballero

El 18 de septiembre comenzó el asalto final con la explosión de las dos minas que llevaban preparando desde hacía semanas y ante la presencia de Largo Caballero: el enclave que no tenía en principio ningún valor militar se había convertido en una cuestión de prestigio militar para ambos bandos y Franco, conocedor de la situación exageró la propaganda y apretó la marcha para llegar a tiempo.

"Se oye una detonación más fuerte seguida de muchísimo humo negro, que invadió todo"

"A las 6.31 cuando llevaban disparadas 36 granadas, se oye una detonación más fuerte seguida de muchísimo humo negro, que invadió todos los locales, y hace creer a todo el mundo ha sido un cañonazo en sus inmediaciones; se comprueba acto seguido ha sido la explosión de dos minas, que ha derribado el Torreón S. O. y casi toda la fachada O., más todas las casas de los frentes O. y S. en su mitad derecha".

placeholder El presidente del gobierno Largo Caballero supervisa la demolición de la fortaleza.
El presidente del gobierno Largo Caballero supervisa la demolición de la fortaleza.

El diario de Moscardó constata la explosión de las dos minas y el que sería el penúltimo intento de asalto de la fortaleza. Para entonces sin fachada norte, tres cuartos de la oeste, la mitad de la sur, tres de los cuatro torreones derrumbados y batido el patio a expensas de la artillería del enemigo, la fortaleza es un amasijo ya de ruinas. La comida empieza a escasear y las condiciones en los sótanos son ya de extrema dureza.

¿Marchar sobre Madrid?

Esos últimos diez días serán claves. En el bando nacional aún se confía en que liberar el Alcázar no es incompatible con marchar sobre Madrid como realmente ocurrirá al final. Existe aún controversia sobre si Franco era consciente de la dificultad que entrañaría desviarse de su camino. Sin embargo, tal y como había sido prometido, sus columnas, dirigidas por su amigo el general Varela en sustitución de Yagüe marchan toda prisa hacia Toledo.

El día 21, fruto de la artillería se derrumba el último torreón que quedaba en pie

Los sitiados disponen de una radio con la que cogen de tanto en tanto la señal de la emisora de Portugal que anuncia las victorias de las columnas de Franco... Exactamente igual que saben los republicanos que preparan su asalto final. El día 21, fruto de la artillería se derrumba el último torreón que quedaba en pie y el 27 se hace estallar la última mina que a diferencia de las anteriores no consigue gran efecto más que un socavón en la explanada que ya había sido abandonada por los sitiados.

"Sois cojonudos"

El asalto final es rechazado porque además la aviación nacional ya bombardea las posiciones de los asaltantes que están ya muy cerca "Por la noche se consigue hablar con el aparato de luces con el General Varela, que nos saluda y pide datos, que por su naturaleza van destinados a informar al General Franco y periodistas que con la columna vienen. Durante la noche no se oye un solo tiro".

Aunque en el imaginario popular se crea que las tropas de Franco entran con Varela al día siguiente, en realidad lo han hecho ya un tabor de regulares y una bandera de la legión que son los primeros en llegar en la madrugada del día siguiente, ya 28. "Sois cojonudos" gritarán al verlos trepar por las ruinas del Alcázar. A la mañana siguiente es el general Varela el que entra oficialmente en el amasijo de ruinas y cuando Moscardó le recibe. "Sin novedad en El Alcázar".

"A las primeras horas de la mañana se hace un reconocimiento por la explanada E que da por resultado encontrar un mensaje lastrado que produce inmenso júbilo, pues contiene dos cartas del general Franco y un Código de Señales para con nuestra aviación". Es el 23 de agosto de 1936, según escribe Moscardó. Los defensores de El Alcázar de Toledo llevan un mes encerrados resistiendo un duro asedio.

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