Un occidental en la corte del Isis: ¿por qué se fugaron tantos jóvenes para hacer la guerra?
La escritora Arianna Farinelli publica 'Gótico americano', una novela en la que explora el conflicto identitario estadounidense a través de un chico afroamericano que se alista al Isis
El año en el que Arianna Farinelli llegó de Roma a Estados Unidos todo explosionó. Lo hicieron las Torres Gemelas, que escupieron humo negro durante unas horas antes de venirse abajo y dejar tras de sí un agujero oscuro lleno de escombros. Millones de ojos a través de millones de pantallas contemplaron los dos edificios en llamas -y el Pentágono- sin saber que lo que en realidad estaban viendo era el mundo arder. Las imágenes icónicas lo son por su valor simbólico y emocional -la bandera soviética ondeando en el Reichstag- pero, a veces se nos olvida, porque las cosas dejan de ser como habían sido para pasar a ser otra cosa. El atentado del 11-S trajo otros atentados. Luego vinieron Madrid y Londres e infinitas veces Kabul e infinitas veces Mosul. Las guerra de Irak y de Afganistán hundieron a Oriente Próximo aún más en la inestabilidad y la violencia y las revoluciones de la Primavera Árabe, ni sofocadas ni alentadas -o las dos cosas a la vez, mejor dicho-, provocaron un vacío de poder que hizo crecer a grupos terroristas islamistas como Al-Qaeda y el Estado Islámico (Isis), que pasaron a controlar grandes extensiones en la región. Milicias que, desde entonces, han llenado sus filas de devotos que hacen la revolución contra el enemigo opresor e infiel. Pero, ¿qué hace que un joven occidental deje su vida en Estados Unidos para viajar a Irak y unirse al Estado Islámico?
En 'Gótico Americano' (2021, De Conatus), su primera novela, Farinelli investiga en las cuestiones de identidad, discriminación y violencia a través de la historia de Bruna y Yusus, una profesora italiana que imparte Ciencias Políticas en Nueva York -al igual que la propia escritora- y su alumno afroamericano y musulmán en un Estados Unidos que lleva siglos en conflicto con sus raíces. Las tensiones raciales, la desigualdad, el privilegio han centrado el debate en torno a una democracia compleja construida sobre la opresión de indígenas, esclavos e inmigrantes. Farinelli critica el sistema estadounidense con la voz de quien realmente quiere salvarlo: "Nosotros nunca seremos libres hasta que los otros lo sean también", escribe parafraseando al novelista y activista afroamericano James Baldwin. Pero, ¿quiénes somos nosotros? ¿Quiénes son ellos? ¿Por qué la disensión frente al "otro" es cada vez más aguda? ¿La herida que se abrió el 11 de septiembre de 2001 ha cicatrizado?
"Lamentablemente, el trauma no está curado", contesta Farinelli en una entrevista con 'El Confidencial'. "A lo largo de los años he conocido a mucha gente que perdió algún ser querido en el World Trade Center: el portero de mi edificio, que solía enseñarme las fotos de su hijo cuando yo llegaba al hall vacío y silencioso y él pensaba que podía ponerse emotivo; uno de los pacientes de mi marido, que seguía poniendo la mesa para dos a la espera de que su mujer volviese a casa a cenar, a pesar de que nunca volvió; una mujer en mi estudio de pilates cuyo hijo treintañero murió cuando las Torres se vinieron abajo -todavía llora cuando habla de él y yo lloro con ella-. Y luego está el trauma que experimentamos en el mundo entero, el que provocó dos guerras en Afganistán y en Irak -ambas perdidas por Estados Unidos- y que trajo más caos y muertes en Oriente Medio".
Al igual que el caso de Yusus, su protagonista, no pocos jóvenes occidentales decidieron dejar su vida atrás y enrolarse en las filas de los grupos insurgentes islamistas. Al igual que Farinelli, el director francés Thomas Bidegain también exploró la cuestión en 'Mi hija, mi hermana' en 2015. "Las razones que llevan a la gente a radicalizarse son complejas y a menudo incomprensibles hasta para las familias de quienes se han convertido en terroristas", admite la autora. "En mi libro, quería describir dicha complejidad y también mostrar lo atractiva que puede ser la propaganda para aquellos a los que la sociedad margina. Quería describir el proceso de adoctrinamiento, el entrenamiento religioso y militar que mis protagonistas reciben en Irak y la desilusión a la que se enfrentan cuando se encaran con la brutalidad de la guerra".
Desde 2010, Farinelli imparte clases en el Baruch College de Nueva York. Muchos de sus alumnos ni siquiera habían nacido cuando tuvo lugar el atentado contra las Torres Gemelas. "Muchos sólo lo han visto a través de imágenes repetidas de la televisión", admite, "y algunos de ellos, los que son musulmanes, sienten que tienen que cargar con la culpa desde hace años simplemente por creer en la misma religión. El islam trata del amor, el terrorismo islamista no tiene nada que ver con la religión en sí".
"Mis alumnos estudian los atentados en los libros, pero les resulta complicado entender las razones que llevaron a Estados Unidos a invadir Irak", prosigue. "Fue una decisión muy mal pensada. Estados Unidos creyó que podría exportar democracia a base de lanzar bombas y derrocar dictadores. La Administración Bush tenía entonces una comprensión paupérrima de la complejidad de las dinámicas de la sociedad iraquí -la mezcla entre suníes, chiíes y kurdos-, al igual que en Afganistán. A mis estudiantes les cuesta creer que su país pudiese ser tan naíf y estar tan poco preparado. Este año se cumple el veinte aniversario del 11S. Para mí va a ser una oportunidad mejor de entender lo que ocurrió aquel día y los años que siguieron, para así aprender de nuestra historia y no repetir los mismos errores una y otra vez".
Y, ¿cómo interpreta una europea desde el departamento de Ciencias Políticas de una universidad neoyorquina la ruptura social en el corazón de la cultura estadounidense y que devino en el asalto al Capitolio? "Hay una división racial muy fuerte en la sociedad estadounidense. Esta fractura sólo ha hecho que empeorar durante la Administración Trump que ha ofrecido su apoyo a los partidos de ultraderecha y los grupos supremacistas blancos. Todo esto ha culminado en el ataque del 6 de enero. Ahora que Donald Trump ya no es presidente, el nuevo gobierno debe llevar a cabo un proceso de cura. Ojalá la muerte de George Floyd haya cambiado las cosas a mejor, pero el racismo sistémico sigue siendo una realidad hoy día".
Farinelli ha decidido trasladar todas estas inquietudes de su análisis político a una ficción novelada con 'Gótico americano', porque "la literatura tiene el poder de explicar hechos históricos poniendo al lector en el lugar de los protagonistas. Algo que no hace un ensayo académico. Una novela puede activar la empatía para facilitar que la gente entienda las razones que aquellos que son diferentes a ti".
El año en el que Arianna Farinelli llegó de Roma a Estados Unidos todo explosionó. Lo hicieron las Torres Gemelas, que escupieron humo negro durante unas horas antes de venirse abajo y dejar tras de sí un agujero oscuro lleno de escombros. Millones de ojos a través de millones de pantallas contemplaron los dos edificios en llamas -y el Pentágono- sin saber que lo que en realidad estaban viendo era el mundo arder. Las imágenes icónicas lo son por su valor simbólico y emocional -la bandera soviética ondeando en el Reichstag- pero, a veces se nos olvida, porque las cosas dejan de ser como habían sido para pasar a ser otra cosa. El atentado del 11-S trajo otros atentados. Luego vinieron Madrid y Londres e infinitas veces Kabul e infinitas veces Mosul. Las guerra de Irak y de Afganistán hundieron a Oriente Próximo aún más en la inestabilidad y la violencia y las revoluciones de la Primavera Árabe, ni sofocadas ni alentadas -o las dos cosas a la vez, mejor dicho-, provocaron un vacío de poder que hizo crecer a grupos terroristas islamistas como Al-Qaeda y el Estado Islámico (Isis), que pasaron a controlar grandes extensiones en la región. Milicias que, desde entonces, han llenado sus filas de devotos que hacen la revolución contra el enemigo opresor e infiel. Pero, ¿qué hace que un joven occidental deje su vida en Estados Unidos para viajar a Irak y unirse al Estado Islámico?
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