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"Como la Italia de Mussolini, el mundo está listo para renunciar a la democracia"
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Entrevista a Antonio Scurati

"Como la Italia de Mussolini, el mundo está listo para renunciar a la democracia"

El escritor italiano que deslumbró con su primera novela sobre el fundador del fascismo publica ahora la esperadísima segunda parte: 'M. El hombre de la providencia'

Foto: Antonio Scurati. (Greta Stella)
Antonio Scurati. (Greta Stella)

Como si el mal desencadenado por su propia acción hubiera acabado por anidar en sus entrañas, Benito Mussolini inicia el año de 1925 en un maloliente charco de vómito, sangre y heces. Una úlcera ha asaltado al flamante 'Duce' de Italia tras fundar los años previos esa malévola y fascinante novedad política que conocemos con el nombre de 'fascismo', destruir con mucha más facilidad de la esperada las instituciones democráticas del país, liquidar la oposición a sangre y fuego y, en fin, forjar un poder absoluto incontestable. ¿Por qué justo ahora se rompe la salud del hijo del herrero? ¿Es acaso un funesto presagio de su inminente futuro?

No, solo es un espejismo. Mussolini se recupera, sobrevive a nada menos que tres atentados terroristas mientras consolida un dominio cada vez más unánime, inicia una estrambótica aventura imperial en Etiopía y llega a los primeros años 30 en plenitud de facultades. Y todo ello lo cuenta con su enérgica y absorbente narrativa tenazmente documentada el escritor italiano Antonio Scurati en 'M. El hijo de la providencia' (Alfaguara). Se trata de la segunda parte de la muy aclamada 'M. El hijo del siglo' que ganó en 2019 el premio Strega y se convirtió instantáneamente en un clásico. Por cierto que su proyecto de desarrollar a lo largo de tres libros y miles de páginas la vida de Mussolini sigue fluyendo tan imponente como incontenible. ¿Cuántos tomos harán realmente falta para cerrar una obra como esta con tantos ecos en nuestro presente de amenazantes sombras populistas? Scurati nos da algunas pistas cuando nos conectamos con él para conversar por videoconferencia.

placeholder 'M. El hombre de la providencia'. (Alfaguara)
'M. El hombre de la providencia'. (Alfaguara)

PREGUNTA. “Si avanzo, seguidme; si retrocedo, matadme, si me matan, vengadme”. Esta cita que Mussolini le roba a un general de La Vendée después del atentado que sufrió en abril de 1926 parece el perfecto resumen de su mito.

RESPUESTA. Digamos que es la perfecta representación de su vida tal y como él quería imaginársela. Él quería que su vida fuera contada de esta manera pero, la verdad, no creo que su vida tal y como yo la he contado se corresponda con esta frase tan heroica y altisonante. No cabe duda de que en los años siguientes a la toma del poder hubo una serie de atentados contra él, algunos de ellos reales y otros sobre los que cae la sombra de la conspiración. En cualquier caso, hicieron que su vida corriera auténtico peligro. Mi libro se detiene en estos atentados porque tuvieron el efecto de consolidar el poder de la extrema derecha y de la dictadura. Y eso pasa siempre que hay una amenaza contra el orden público y la estabilidad de un país. Como ocurriría en los años 70 también Italia con la "estrategia de la tensión" pero con cincuenta años de antelación. Un atentado terrorista siempre favorece a los partidos favorables al orden.

"Cierta izquierda tiende siempre a menospreciar el fascismo como algo ordinario"

P. En 'M El hijo del siglo' lo increíble era lo tremendamente rápido que ocurría todo, cómo se esfumaban el socialismo, la democracia, las instituciones en su conjunto, casi de la noche a la mañana. Y en 'M El hombre de la providencia' asombra la casi ausencia de oposición a la forja de la dictadura. ¿Cómo fue posible?

R. Es un gran interrogante importante y real que una novela como la mía abre en lugar de cerrar. El sentido de superioridad moral de cierta izquierda pseudo progresista tiende siempre a menospreciar el fascismo como un fenómeno ordinario, una obnubilación de la mente, casi como una estupidez, de tal manera que no logran comprender nada. Por el contrario, lo que debemos hacer es lanzar una mirada lúcida para explicar por qué en solo cinco años desde su conquista violenta y arrolladora del poder, los fascistas son ya tan fuertes que prácticamente no solo no tienen oposición, sino que logran un consenso amplísimo entre los italianos ya a finales de los años veinte. Sí, desde el asesinato del socialista Matteotti en 1924, la oposición al fascismo fue brutalmente reprimida, pero eso no basta para explicar el fenómeno.

placeholder Benito Mussolini.
Benito Mussolini.

P. El libro anterior concluía precisamente con el asesinado Matteoti y con los socialistas barridos en toda Italia. En este nuevo libro asistimos al patético papel acomodaticio de los liberales. ¿Qué fue más crucial para la victoria del fascismo, la debilidad de los socialistas o la cínica traición de conservadores y liberales?

R. Es difícil hacer una clasificación de todos estos factores, todos influyen. Lo fundamental es no tanto la debilidad de los socialistas como que el vicio de origen del socialismo revolucionario favorece el auge del fascismo. No solo activamente, demostrando su incapacidad para hacer la revolución, cosa que Mussolini entiende a la perfección porque él venía del socialismo y decía siempre: "Yo los conozco a estos, la revolución no la harán nunca". También pasivamente: la misma promesa y amenaza revolucionaria del socialismo proporciona al fascismo la mejor arma política, la palanca más poderosa para conquistar el poder justificando su violencia. Es cierto que para nosotros, los contemporáneos, impresiona más la ceguera de los partidos liberales ante la fuerza arrolladora del fascismo. A menudo, un profesor y colega italiano me reprocha que haya tratado mal en estas novelas a Benedetto Croce que fue un grandísimo filósofo y punto de referencia de todo el pensamiento liberal italiano. Pero claramente Croce no entendió la fuerza del fascismo. Pensó que se podía domesticar o reconducir dentro de las negociaciones parlamentarias. Fíjese, aquel hombre de intelecto tan superior no entendía nada lo que estaba pasando. Y esto tiene muchas similitudes con nuestro momento presente, en el que infravaloramos desde nuestra superioridad progresista y liberal la fuerza del populismo en todo el mundo.

"El vicio de origen del socialismo revolucionario favorece el auge del fascismo"

P. El fascismo es tan nocivo como fascinante, puesto que es una evidente novedad política completamente moderna y original que cambia el siglo XX. ¿Qué tiene Italia para inventar semejante engendro?

R. Daniel, los italianos somos fascinantes por naturaleza. Ja, ja, ja. Bromas aparte, Italia ha sido y sigue siendo, desgraciadamente, un laboratorio político. Demasiado a menudo, los italianos somos la vanguardia de la retaguardia. Uno de los criterios que he tratado de seguir a la hora de escribir estas novelas documentales que no tienen precedente en mi país ha sido precisamente lo que usted decía: demostrar por qué el fascismo ejerció una fascinación tan enorme, su gran poder de seducción. Por eso también describo algunos rituales de los escuadristas como el de los muertos, etc. Porque quiero que quede claro, que se despliegue toda la fascinación de aquella cultura de la muerte. Y por otra parte también quería mostrar sin ningún filtro ideológico cómo aquella atracción portaba dentro de sí un componente desgraciado y malévolo porque realmente traía consigo la tragedia, la violencia.

Es muy importante decir esto hoy porque el antifascismo del siglo XX ya se ha perdido, es un manierismo sin credibilidad. Cuando pienso en mis jóvenes alumnos, seducidos por el escaso activismo que queda en los institutos y que es de extrema derecha, me veo obligado a explicárselo todo, mirando al fondo del abismo, sin ocultar su poder. Pero vuelvo a su pregunta ¿Por qué Italia? Porque Italia era un país atrasado al que le costaba entrar en la modernidad y donde los rasgos de la vida moderna resultaban opresivos. El propio experimento democrático en ciernes parecía no conducir a ningún sitio. Y entonces llega este hombre y promete un estado en minoría de edad que renuncie a la democracia a cambio de la promesa ilusoria de seguridad. Y la gente acepta el intercambio encantada. Y desgraciadamente hoy, como la Italia de Mussolini, la gente también está preparada para ese intercambio.

"La verdadera amenaza que está ya aquí es el tipo de liderazgo populista que inventó Mussolini"

P. Ya con su primer libro le hicieron muchas analogías entre el auge del fascismo y el de los movimientos de la derecha populista actuales. Perro, ¿no le parece que lo de hoy es más bien una representación para el consumo viral en redes sociales? ¿Usted ve una amenaza fascista en ciernes?

R. Es engañoso presentar la ola populista como el regreso de una amenaza fascista, un error que cometen por cierto muchas colegas míos escritores para vender más libros sin mucha calidad gracias al espantajo de la vuelta del fascismo. No solo es incorrecto, sino también peligroso porque desvía la tención del auténtico problema. La verdadera amenaza para la democracia hoy no es la nostalgia del fascismo por parte de algunos grupúsculos, no, la verdadera amenaza que está ya aquí es ese tipo de liderazgo populista que inventó precisamente Benito Mussolini. Mussolini no regresa como inventor del fascismo sino como creador del liderazgo populista, lo que no es lo mismo. Trump, por ejemplo, no tenía nada que ver con la cultura fascista y probablemente no sabía ni quién era Mussolini, pero en su forma de entender la política y de comunicarse con su electorado, de ejercer su liderazgo sí observa muchas características mussolinianas.

P. Pero Trump ha perdido las elecciones. Usted suele decir que en su país prefiere no contestar cuando le preguntan si Salvini es un nuevo Mussolini aunque luego contesta que no lo cree. Ahora Salvini parece desdibujado apoyando a un gobierno de esos tecnócratas europeos que despreciaba aunque supongo que es posible que solo esté aguardando una situación más propicia y que, como le dijo a mi compañera Paula Corroto en una entrevista el año pasado, ganará las próximas elecciones y volverá al gobierno.

R. ¡Salvini está en el Gobierno de Italia! Aunque es verdad que junto a los tecnócratas que usted menciona. Y casi con seguridad, el próximo gobierno italiano tendrá a Salvini como primer ministro o, por lo menos, como gran puntal político. Gracias a Dios, Trump ha perdido las elecciones, pero ha hecho falta una pandemia para ello, un tremendo drama histórico no previsto. La pandemia ha sido un punto de inflexión para los movimientos populistas porque, en momentos así, la gente prefiere fiarse de personas serias. Pero tal punto de inflexión no va a interrumpir la marcha del populismo que se encuentra aún en su fase ascendente. Y, si me lo permite, yo creo que sus recientes elecciones en Madrid demuestran que las estrategias populistas siguen triunfando.

"Casi con seguridad, el próximo gobierno italiano tendrá a Salvini de primer ministro"

P. Una de las cosas que más me gustan de sus dos 'M' es que nos cuentan una historia perfectamente conocida –mucho más en Italia claro– pero, atrapado en su lectura, llegas a creerte por momentos que puede ocurrir algo diferente.

R. Le estoy agradecido porque ese es el mejor cumplido que puede recibir un escritor. Evidentemente cuento, aunque con algo de invención, lo que ya se sabe pero es cierto que, envuelto en la narración, te parece increíble que las cosas evolucionaran así. Y ese es el arte de la literatura, devolver la vida al misterio. Yo mismo, mientras escribo, me pregunto: "¿pero es posible de verdad que todo esto haya ocurrido?"

P. Por cierto, me ha llegado el rumor de que su proyectada trilogía mussoliniana está a punto de convertirse en tetralogía...

R. ¡El rumor es cierto! Originalmente preveía tres novelas. Cuando terminé el primer volumen esperé un año antes de publicarlo, mientras el editor se ponía de los nervios, porque quería empezar a escribir el segundo sin que me desanimara un fracaso de la primera novela. Y entonces, cuando al fin el primero se publicó y yo seguía escribiendo, me di cuenta de que toda la vivencia de la República de Saló, de la Resistencia, de la guerra civil y de la muerte misma de Mussolini requería un cuarto libro. Así que sí, toca tetralogía siempre que la providencia lo permita.

"Meterse en la cabeza de alguien como Mussolini genera una disociación psíquica"

P. Y los libros no son pequeños aunque es verdad que este solo tiene 600 páginas frente a las 800 del primero. ¿Cómo es vivir tanto tiempo en la cabeza de alguien así? ¿No teme acabar harto de Mussolini?

R. No, no me canso en absoluto. Tengo muchas ganas de seguir contando esta historia y a medida que pasa el tiempo esas ganas son más fuertes. Pero es verdad que los años pasan y, en fin, esa cierta desestabilización mental que implica meterse en la cabeza de alguien así que, la verdad, no me cae bien, pues sí genera una clara inestabilidad y disociación psíquica. Mi equilibrio mental peligra. Jajaja.

P. Última, además de su talento, debe reconocer que Mussolini es muy buen personaje, no creo que hacer algo parecido en España con Franco, mucho más plano, saliera bien, ¿no le parece?

R. En parte sí y es cierto que libros como 'Autobiografía del general Franco', de Vázquez Montalbán, son muy distintos al mío, con mucha más invención. Por otro lado, es cierto que las culturas políticas de extrema derecha siguen ejerciendo una gran fascinación. Tal vez Franco no valga mucho como personaje pero sí el franquismo o el falangismo y, por supuesto, toda su literatura. Yo por todo ello siempre intenté ser muy prudente para no convertir a Mussolini en una especie de héroe trágico con el que se pudiera tener una empatía negativa, como nos pasa hoy con los narcos o los asesinos en serie. Para evitar ese riesgo opté por la novela documental. Tal vez Franco sea más plano. Ahora ando escribiendo la tercera parte y es curiosa la desesperación de Mussolini ante la lentitud con la que Franco llevaba adelante la guerra civil española. Una lentitud que por cierto obedecía a una estrategia franquista muy concreta. Y Mussolini y Ciano se desesperaban con Franco y le maldecían porque le estaban concediendo a Franco muchos recursos, casi más de los que Franco necesitaba, sin obtener nada a cambio. Aquello fue una tragicomedia.

Como si el mal desencadenado por su propia acción hubiera acabado por anidar en sus entrañas, Benito Mussolini inicia el año de 1925 en un maloliente charco de vómito, sangre y heces. Una úlcera ha asaltado al flamante 'Duce' de Italia tras fundar los años previos esa malévola y fascinante novedad política que conocemos con el nombre de 'fascismo', destruir con mucha más facilidad de la esperada las instituciones democráticas del país, liquidar la oposición a sangre y fuego y, en fin, forjar un poder absoluto incontestable. ¿Por qué justo ahora se rompe la salud del hijo del herrero? ¿Es acaso un funesto presagio de su inminente futuro?

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