La inteligencia artificial revela quién escribió el rollo bíblico más antiguo

Una investigación de la Universidad de Groningen (Países Bajos), publicada el miércoles 21 de abril, ha revelado diferencias sutiles en un manuscrito perteneciente a los Rollos del Mar Muerto. La inteligencia artificial (IA) y diversas estadísticas han permitido localizar un detalle que sugiere que dos escribas habrían trabajado en este documento. Al parecer, podrían haber recibido una formación similar en una escuela o en un entorno social cercano.

Los Rollos del Mar Muerto fueron descubiertos por primera vez a finales de la década de 1940. Un joven pastor que buscaba una cabra callejera dio por aquel entonces con varios manuscritos en el interior de una cueva de Qumrán, en Cisjordania. A lo largo de 1950 fueron varios los investigadores y beduinos que hallaron más de 900 documentos repartidos en once cavidades.

Estos rollos se corresponden con los textos restantes de mayor antigüedad de la Biblia hebrea, y datan del siglo IV a.C. hasta el siglo II d.C. Sin embargo, se desconoce la identidad de las personas que lo redactaron, ya que los escribas no los firmaron. Esto no ha evitado que los expertos intenten adivinar el número de autores que participaron.

En palabras de Mladen Popović, profesor de Biblia hebrea y judaísmo antiguo en la Universidad de Groningen y autor principal del estudio, a Live Science, anteriores investigadores "tratarían de encontrar una 'pistola humeante' en las letras, por ejemplo, un rasgo muy específico en una carta que identificaría a un escriba. Sin embargo, considera que estos análisis de “pistola humeante” a menudo son subjetivos. Por ello, Popović y sus colegas decidieron ayudarse de la inteligencia artificial y estadísticas para investigar el Gran Rollo de Isaías, uno de los siete encontrados originalmente por el pastor beduino.

Fuera del alcance del ojo humano

Este documento, que está muy bien conservado, dataría del 125 a.C. y se caracteriza por su longitud de 7,3 metros de largo y sus 54 columnas en hebrero. Popović detectó un punto entre las columnas 27 y 28 que llamó su atención: una pequeña apertura y una nueva ‘página’ en la que se habían cosido dos hojas. Estudios anteriores habían planteado que este documento habría sido escrito por dos personas. El equipo de Popovic quería confirmar el misterio.

El método utilizado por los investigadores permitió localizar "diferencias sutiles y matizadas en [la] escritura que no podemos [discernir] solo con el ojo humano", prosiguió Popović. El hallazgo de la existencia de dos escribas que habrían colaborado en el Gran Rollo de Isaías revela que "trabajaban en equipo". Y, a diferencia de los análisis de la 'pistola humeante', esta investigación "no es solo una conjetura, sino que se basa en una prueba actual".

Esta investigación “no es solo una conjetura, sino que se basa en una prueba actual”

Para una mayor precisión, el equipo agregó comprobaciones y controles al texto. Con ello, demostraron que el segundo escriba muestra "más variación dentro de su escritura que el primero, aunque su estilo es muy similar", destacó Lambert Schomaker, profesor de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de Groningen y partícipe del estudio.

Por su parte, Shira Faigenbaum-Golovin, investigadora del Departamento de Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Tel-Aviv y ajena al informe, elogió la investigación: "Es la primera vez que se aplica un procedimiento automático para identificar la transición de estilo en el Gran Rollo de Isaías. El método utilizado en este estudio maneja bien los desafíos planteados por el mal estado de conservación del pergamino a través de una binarización robusta".