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"No somos un sector subsidiado": el teatro pide medidas ya
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Crisis estructural

"No somos un sector subsidiado": el teatro pide medidas ya

Entre ellas, el gremio pide una bajada del IVA en el precio de las entradas y las contrataciones. Vive en una situación precaria desde la crisis de 2008

Foto: La obra "Hannah Arendt en tiempos de oscuridad" se representa este mes en la sala Galileo de Madrid (EFE)
La obra "Hannah Arendt en tiempos de oscuridad" se representa este mes en la sala Galileo de Madrid (EFE)

La pandemia ha actuado como esos filtros que permiten ver la sangre en la habitación donde se cometió el asesinato y ha sacado a relucir la debilidad estructural de la industria de las artes escénicas en España. Ocurrió en los balbuceos del covid-19 cuando el sector prácticamente le gritó al Ministerio de Cultura que su situación era desesperante. Y, ahora, tras un año de convivencia con la pandemia, ocurre desde la calma, con los informes preceptivos hechos y los debates dentro del sector realizados.

Uno de estos foros es Mercartes, celebrado este martes en el teatro Valle-Inclán de Madrid -el foro está apoyado, entre otras instituciones, por el INAEM del Ministerio de Cultura-, y en el que han participado representantes de la red de teatros privados (FAETEDA) y la red de teatros públicos (LA RED) para pulsar la situación de las artes escénicas. En el encuentro se ha hecho una declaración en la que se han pedido hasta 16 medidas urgentes, puesto que como señala a este periódico Carlos Morán, al frente de la red de titularidad pública, “estos meses se ha puesto encima de la mesa algo que llevamos arrastrando desde 2008. Tenemos problemas estructurales que no son relativos a la pandemia. Es necesaria una coordinación desde ya desde las distintas administraciones de las comunidades autónomas. Ahora mismo no hay una coordinación estratégica y no se adecúa lo que hace la administración general con las necesidades del sector”.

"Se ha puesto encima de la mesa algo que llevamos arrastrando desde 2008. Tenemos problemas estructurales que no son relativos a la pandemia"

El gremio, en el que trabajan unas 300.000 personas, ha dicho basta. Porque no es solo este año, sino que ya es más de una década de crisis. “En 2008/2009, con el inicio de la crisis económica, al sector se le dejó bastante desamparado. Había que hacer frente a una crisis financiera y los ayuntamientos y comunidades redujeron el gasto en teatro porque lo consideraron accesorio. Fue un error estratégico de país. En Francia y Alemania no se optó por eso”, rememora Morán. También desde el Estado a partir de 2011 se redujo el presupuesto para Cultura alcanzando cifras ínfimas -de menos de 800 millones de euros- en 2013 y 2014.

Los datos analizados por el Observatorio de la Academia de las Artes Escénicas 2020 a partir del anuario SGAE son cristalinos: en 2009, cuando la crisis aún no había hecho efecto, hubo 71.517 funciones, 18 millones de espectadores y se llegaron a recaudar 266 millones de euros; aquel fue el año de mayor ebullición teatral en las dos últimas décadas. En 2013, ya con las consecuencias de la crisis, los números se redujeron a 52.197 funciones, 12 millones de espectadores y una recaudación de 200 millones de euros. En 2019, el último año que analiza el informe, hubo 50.866 representaciones, 14 millones de espectadores y se recaudaron 238 millones de euros. En resumen: en 2019 había menos funciones, menos espectadores y menos recaudación que en 2009. Y los datos de 2020, obviamente, no van a ser mejores.

"En 2019 había menos funciones, menos espectadores y menos recaudación que en 2009. Y los datos de 2020 no van a ser mejores"

“En 2019 estábamos en visos muy suaves de recuperación desde la crisis de 2008/2009 que se ha venido abajo en 2020. En 2019 se había perdido un 25% en espectadores y de oferta. Pero es que la caída había sido brutal. En 2014 hubo hasta un 50% en pérdidas. Recuperarse de una caída tan brusca es muy difícil sin medidas de política cultural potentes. Políticas de públicos y programación”, comenta Robert Muro, director del Observatorio.

Políticas culturales, no subvención

Los ayuntamientos y las comunidades autónomas son las que se encargan de gestionar el 80% de la programación teatral de nuestro país. Por eso, el sector cree que, aprovechando las sombras que ha mostrado la pandemia, es clave darle toda una vuelta a cómo está planteada ahora la gestión.

placeholder Fariña ha pasado este año por el Matadero de Madrid (público) y el teatro Alcázar (privado), también en Madrid
Fariña ha pasado este año por el Matadero de Madrid (público) y el teatro Alcázar (privado), también en Madrid

Las medidas exigidas en Mercartes, no obstante, no van en la dirección de la subvención como muchas veces se relaciona al sector cultural. “Ya hay una conciencia de que no se debe ayudar de manera paternalista sino que somos un sector clave para la recuperación económica. La cultura no es un sector subsidiado sino que es una inversión interesante. Debe alejarse la imagen samaritana. El retorno social de la inversión en cultura es altísimo en creación de empleo, cohesión social y, como se ha demostrado estos meses, también ayuda a la salud de las personas”, sostiene Morán.

Por este motivo, una de las medidas que piden es la bajada del IVA en el precio de las entradas -ahora en el 10%- y en las contrataciones de los espectáculos -ahora en el 21%-. Como explica Jesús Cimarro, empresario teatral al frente de FAETEDA, la asociación de empresas de artes escénicas españolas y bien bregado en las negociaciones con la administración -los espectáculos de su empresa, Pentación, suelen hacer una buena gira por España- “los teatros públicos (de los ayuntamientos y comunidades) tienen presupuestos cerrados, por lo que si se baja al 10% el IVA de la contratación de la obra, las administraciones públicas dispondrían de un 11% más en su presupuesto para poder programar sin aumentar su presupuesto. Es verdad que dejan de percibir ese 11%, pero como van a aumentar las contrataciones, aumentarán los ingresos por el IRPF y la Seguridad Social. Eso se lo explicamos a la ministra de Hacienda en mayo porque lo que necesitamos ahora son más contrataciones”.

placeholder Luis Bermejo y Malena Alterio durante el pase gráfico de la obra 'Los que hablan', que pasó esta temporada por el Teatro de la Abadía y el Teatro del Barrio (EFE)
Luis Bermejo y Malena Alterio durante el pase gráfico de la obra 'Los que hablan', que pasó esta temporada por el Teatro de la Abadía y el Teatro del Barrio (EFE)

Otro asunto necesario tiene que ver con un cambio en la Ley de Contratos Públicos en relación con la cultura. “Es muy burocrática y, por ejemplo, te piden tres presupuestos para traer el ‘Hamlet’ de una compañía. Pero a ver, es que Hamlet solo te lo hace esa compañía. No es lo mismo que hacer licitaciones para construir una carretera que puedes tener varios oferentes”, expone Cimarro.

José Manuel Rodríguez Uribes, “por lo menos está tomando conciencia de cómo es el sector de la cultura, que es bastante complejo”

Un tema que sí se ha colado por la pandemia es el del formato del streaming. Varios teatros lo pusieron en marcha durante los meses en los que estuvieron cerrados, pero al ser nuevo carece de regulación. Y hay una serie de factores que necesitan un control, como por ejemplo, el sueldo de los actores, los técnicos, el director, qué tarifas se establecen en los contratos y al público, si se emite en abierto o no, “porque igual te cargas toda la producción ya que ya no te la llevas de gira”, recalca Cimarro que cree que con todos estos temas, después de aquellos inicios titubeantes, el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, “por lo menos está tomando conciencia de cómo es el sector de la cultura, que es bastante complejo”.

Ayuntamientos y Comunidades, en el punto de mira

Desde el Observatorio de la Academia de las Artes Escénicas se han abordado a partir de una encuesta realizada a 1200 profesionales del sector otras problemáticas, también de carácter estructural y que se dirigen, sobre todo, a los ayuntamientos y las comunidades autónomas.

Una de ellas es respetar el caché de las compañías. En 2009, con la reducción que tanto consistorios como comunidades hicieron de sus presupuestos de cultura, las concejalías y consejerías tenían menos dinero para gastar en espectáculos por lo que cambiaron el caché, es decir, lo que estaban dispuestos a pagar a la compañía, por la taquilla. La compañía se llevaría un porcentaje -está en torno a un 50%- de las ventas de las entradas. “Pero como se redujo también el precio de la entrada pues era muy difícil recuperar la inversión”, admite Robert Muro, que cree que hay que recuperar las condiciones justas de contratación y conservar el caché. “Por ejemplo, el teatro Príncipe de Zaragoza (público) cuenta con un dinero y si tú vas con tu obra hay una negociación y tiene que ser justa, pero la mayor parte de las veces la negociación va a la baja en el caché de las compañías”. Eso cuando hay caché porque, como dice este experto del gremio, “por ejemplo, en Madrid, en los teatros privados como las salas alternativas, las compañías van a taquilla y en un teatro de 80 butacas a 14 euros…”. Efectivamente, lo que se saca para actores, director, técnicos es ínfimo.

Y llegó la pandemia

Y, por supuesto, con la pandemia todo ha ido a peor con la reducción de aforo -en el mejor de los casos- y con los cierres de los teatros. En el caso de la Comunidad de Madrid los teatros públicos y privados pudieron abrir en septiembre -los de la Comunidad abrieron en junio como los Teatros del Canal- y desde entonces -públicos y privados- se han mantenido abiertos con aforos al 75%. Y la respuesta de los espectadores ha sido muy buena, dicen sus responsables. “Es verdad que se está llenando, sobre todo desde enero. El sector tomó las medidas de seguridad explicando que no ha habido contagios y eso ha hecho que el público se confiara. Esto es una excelente noticia”, admite Cimarro. “Ahora Madrid tiene la oferta de teatro más alta de Europa”, añade Muro. Incluso sin pandemia, la comunidad es la que más funciones ofrece -una media de 16.000 al año- de todo el país.

placeholder 'Cicerón' se representa estos días en el Teatro La Latina de Madrid (EFE)
'Cicerón' se representa estos días en el Teatro La Latina de Madrid (EFE)

Pero no todos lo están pasando igual de bien. En los teatros públicos madrileños (y los estatales del INAEM) hay más protección (para las producciones propias por los presupuestos), pero como sostiene Muro, “en salas pequeñas de Madrid la única manera de hacer rentable esa sala es aceptando condiciones laborales muy limitadas y muy por debajo de los convenios. Esto coyunturalmente se podría soportar, pero como veníamos de una mala situación muchos trabajadores se han visto en la peor de las situaciones”. La sala privada (y las compañías) son las que más están sufriendo los aforos reducidos.

"En salas pequeñas de Madrid la única manera de hacerlo rentable es aceptando condiciones laborales muy limitadas"

En otras comunidades y municipios donde ha habido confinamientos y cierres la situación ha sido todavía peor. “La mayor parte de los ayuntamientos se han ahorrado el dinero porque los teatros han estado cerrados. En general, la tendencia en los teatros públicos ha sido muy pacata. ¿Y dónde está ese dinero? ¿Por qué no se ha utilizado para que el tejido siga ejercitándose? Es una cosa de políticas culturales porque en este sector quien decide qué se gasta son las administraciones públicas. En otros países se han cerrado los teatros, pero se han garantizado los emolumentos como si estuvieran abiertos”, afirma Muro.

Por todos estos motivos -¿debe haber un mercado o 17 mercados? ¿Son las empresas culturales igual que las de cristalería?, se preguntan en el sector- las medidas que se han pedido son “urgentes, aunque no parece que los gobiernos, ninguno, tengan esta cuestión como la más urgente. Pero estamos en un momento histórico. Si desaparece más tejido va a ser muy duro retomar el vuelo de la cultura española”, manifiesta Muro. “Debilitar el sector hasta provocar la desaparición de compañías sería un error terrible”, añade Morán. La semana que viene habrá una reunión con el INAEM. El objetivo, dicen, es evitar todo lo que se hizo mal con la crisis de 2008.

La pandemia ha actuado como esos filtros que permiten ver la sangre en la habitación donde se cometió el asesinato y ha sacado a relucir la debilidad estructural de la industria de las artes escénicas en España. Ocurrió en los balbuceos del covid-19 cuando el sector prácticamente le gritó al Ministerio de Cultura que su situación era desesperante. Y, ahora, tras un año de convivencia con la pandemia, ocurre desde la calma, con los informes preceptivos hechos y los debates dentro del sector realizados.

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