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Amor, sexo y violencia en El Prado: reunidas todas las poesías mitológicas de Tiziano
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Amor, sexo y violencia en El Prado: reunidas todas las poesías mitológicas de Tiziano

La pinacoteca presenta la muestra 'Pasiones mitológicas', un conjunto de 29 lienzos que describen las andanzas sexuales de dioses y mortales pintadas en los siglos XVI y XVII

Foto: Un hombre observa la obra "Diana y Calisto" (dcha), (1556-1559), de Tiziano, durante la inauguración de la exposición “Pasiones Mitologicas” en el Museo del Prado en Madrid (EFE)
Un hombre observa la obra "Diana y Calisto" (dcha), (1556-1559), de Tiziano, durante la inauguración de la exposición “Pasiones Mitologicas” en el Museo del Prado en Madrid (EFE)

A Felipe II se le conoce como un rey catolicón, defensor a ultranza de la Contrarreforma y perfecto modelo de la austeridad de los Austrias. En todos los sentidos. Pero también tenía sus veleidades. La muestra: las seis “poesías” que le encargó a Tiziano entre 1553 y 1562 y que relatan las andanzas sexuales de mortales y dioses. Hay amor y pasión, sí, pero también escenas de violencia, instantes que predeterminan un gozo futuro… y muchos desnudos. El rey católico tenía su propio cuarto oscuro

Estas seis pinturas se ofrecen desde este martes 2 de marzo al público en la exposición del Museo del Prado ‘Pasiones mitológicas’ junto a otros cuadros de Veronese, Allori, Ribera, Poussin, Van Dyck y Velázquez que ahondan en el estudio de los relatos eróticos mitológicos (extraídos de Ovidio, Homero y Virgilio) en los siglos XVI y XVII. En total se han reunido 29 obras, 16 de las cuales pertenecen al Prado. Algo natural: las pinacotecas están tirando mucho de fondo de armario con la pandemia.

placeholder 'Venus y Cupido', de Allori (EFE)
'Venus y Cupido', de Allori (EFE)

No obstante, no es fácil ver estos seis cuadros juntos, puesto que uno de ellos sí pertenece al museo español, pero los otros cinco proceden de la Wellington Collection de Londres, la Wallace Collection de Londres, la National Gallery de Londres, la National Gallery de Edimburgo y el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston. Es una exposición compartida que ya pasó por Londres hace unos meses -aunque apenas se pudo ver porque la National Gallery estuvo cerrada- y que en otoño recalará en Boston. Edimburgo se ha caído del plan de viaje precisamente por la situación de la pandemia.

Pintores como poetas

“La exposición muestra un mundo con valores distintos a los nuestros, pero que nos pueden aportar algo. Son casi como nosotros, puesto que se enfrentan a cuestiones que se escapan a su control, como el amor. Con estos cuadros se plantean estas cuestiones de forma poética y no científica”, cuenta Alejandro Vergara, experto en pintura flamenca y comisario de la muestra. Miguel Falomir, director del museo y que también comisaría la exposición como experto en pintura italiana, apostilla, además, que estos pintores lo que hicieron con estas obras fue “reivindicarse como poetas, ya que crearon relatos mitológicos que antes no existían”. Y abunda, “lo hicieron con total libertad, ya que la pintura de tema mitológico lo permitía. No ocurría lo mismo con la religiosa, que estaba sometida a límites formales y temáticas”. Con los dioses paganos, sin embargo, todo podía ser un despiporre.

De esta manera, la exposición, que se divide en cuatro ámbitos, comienza con Venus desplegando toda su desnudez. Fue en 1500 cuando se creó el desnudo femenino tumbado. Antes no se pintaba así a las mujeres. Y lo hicieron Tiziano y Giorgione, a quien siguieron después Miguel Ángel, Velázquez, Goya, Manet o Picasso. Además, normalmente estos pintores disponían a estas modelos en dormitorios o espacios cerrados para aumentar la carga erótica.

placeholder Primer plano de 'Diana y Acteón', del artista italiano Tiziano (realizada entre 1556 y 1559) (EFE)
Primer plano de 'Diana y Acteón', del artista italiano Tiziano (realizada entre 1556 y 1559) (EFE)

En este primer habitáculo se encuentra el cuadro ‘Venus y Cupido’, de Hendrik van der Broek, según Miguel Ángel que muestra a Venus desnuda quitándose al pequeño Cupido de encima para evitar que le caigan las flechas y no perder la razón. Que perderá cuando encuentre a Adonis.

En la segunda estancia se reúnen cuadros de Tiziano y Rubens, ya que el primero fue el mayor referente del segundo. Aparecen ninfas, sátiros y demás figuras danzando en actitud sensual. Toda una bacanal que revela cómo el amor y el deseo eran para estos pintores los verdaderos motores de la vida. Felipe II también lo debió pensar en algún momento entre rezo y rezo.

La tercera habitación es la joya de la corona con las poesías, que se esfuerzan en transmitir todas las emociones posibles. Ahí están las Diana -’Diana y Acteón’ y ‘Diana y Calisto’, que revelan a una diosa cruel, sobre todo con sus ninfas. Una de ellas es violada por Júpiter, castigada por la mujer de este, Juno, y a la vez por Diana por quedarse embarazada. Desde luego, es una lectura de la época. “Refleja que la vida es así y a veces se hacen cosas que no se deben, eso es lo que representa Diana, aunque no se entiende su actitud”, confiesa Vergara.

placeholder 'Las tres Gracias', de Pedro Pablo Rubens (fecha de creación: 1630–1635 ) (EFE)
'Las tres Gracias', de Pedro Pablo Rubens (fecha de creación: 1630–1635 ) (EFE)

Les acompañan otros lienzos como ‘Venus y Adonis’, de Veronese. “En él se puede ver cómo la diosa lo puede todo, pero no puede tener lo que más quiere”, explica el comisario. En la pintura aparece Venus sosteniendo en brazos a su amante mortal poco antes de que se marche a cazar y muera. En la cuarta estancia un cuadro de José de Ribera refleja, precisamente, el momento en el que ella ve a su amado muerto. “Y el dolor que ella siente en el alma es el mismo que él siente en el costado”, ratifica Vergara. En esta misma habitación hay un lienzo de Poussin, ya de la última década del siglo XVI que describe ‘La caza de Meleagro’ y es, otra vez, el amor imposible entre él, que está casado, y la diosa Atalanta

Anacronismo

En definitiva, hay amor, deseo y belleza -algo que en Grecia y Roma iba unido- tomados de textos como 'Las metamorfosis', de Ovidio, 'La Iliada' y 'La Odisea', de Homero y 'La Eneida', de Virgilio. Son historias que ahora impactan, como 'El rapto de Europa', con ese Júpiter convertido en toro y llevándose a Europa para violarla, un cuadro que, por otra parte, Velázquez incluyó en 'Las hilanderas', “para decir que pertenecía a la tradición de Tiziano y que era la culminación a ese arte”, apunta Falomir.

"No podemos trasladar a esas obras valores de ahora porque eso es anacronismo y es el peor pecado de un historiador del arte"

El director del museo, cree, en este sentido, que no se pueden compartir los mismos códigos de aquellos siglos XVI y XVII con los actuales, mucho menos con los que se tenían hace más de 2000 años cuando se escribieron los textos. “Muchas de estas obras muestran actitudes que hoy están penadas con el Código Penal y ahí deben estar, pero no podemos trasladar a esas obras valores de ahora porque eso es anacronismo y es el peor pecado de un historiador del arte. Las series también tienen sexo y violencia y nadie dice nada, pero Tiziano y estos pintores son los culpables de todo”, defiende.

La exposición, que tiene el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA, se puede ver hasta el 4 de julio. Habrá también dentro de dos semanas la posibilidad de hacer una visita virtual. Es la primera vez que el Prado desarrolla esta actividad que, sin embargo, se incluirá ya en el resto de exposiciones. No será gratis, sino que costará entre 4 y 3,5 euros. “No es con ánimo de lucro, sino para recuperar la inversión”, advierte Falomir. Son los tiempos pospandémicos.

A Felipe II se le conoce como un rey catolicón, defensor a ultranza de la Contrarreforma y perfecto modelo de la austeridad de los Austrias. En todos los sentidos. Pero también tenía sus veleidades. La muestra: las seis “poesías” que le encargó a Tiziano entre 1553 y 1562 y que relatan las andanzas sexuales de mortales y dioses. Hay amor y pasión, sí, pero también escenas de violencia, instantes que predeterminan un gozo futuro… y muchos desnudos. El rey católico tenía su propio cuarto oscuro

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