Es noticia
Borat, contra Trump: más irreverente, más escatológico y más puñetero que nunca
  1. Cultura
POLÉMICO ESTRENO EN AMAZON

Borat, contra Trump: más irreverente, más escatológico y más puñetero que nunca

Sacha Baron Cohen recupera casi tres lustros después a uno de sus personajes más icónicos, el azote de la hipocresía estadounidense

Foto: Borat, con una máscara de Trump, en la segunda parte de su historia.
Borat, con una máscara de Trump, en la segunda parte de su historia.

Antes de su estreno el pasado viernes en la plataforma de Amazon Prime Video, el anuncio de la secuela de 'Borat' (2006) arqueó muchas cejas: sin la capacidad de sorpresa, sin la frescura y con Sacha Baron Cohen como un rostro más que popular en la televisión estadounidense, la posibilidad de que la resurrección del cuarto periodista kazajo más irreverente del cine sobreviviese a las comparaciones con la primera entrega era remota. Sin embargo, Baron Cohen ha demostrado una genialidad y un talento para la improvisación que han convertido 'Borat: Subsequent Moviefilm' (algo así como 'Borat: la filmepelícula subsecuente') en una propuesta más arriesgada, más clínica y más entroncada con su tiempo que la original. La inmigración, el feminismo, el racismo, las teorías conspirativas, el aborto, la desafección social e incluso el covid son algunos de los muchos jardines que pisa Borat, una demostración de la capacidad de reacción de sus creadores, ya que la película empezó a rodarse (como tarde) a finales de 2019 y terminó (como pronto) en agosto.

El nuevo falso documental retoma la historia de Borat Margaret Sagdiyev, quien fue el cuarto periodista más influyente de Kazajstán, el principal país exportador de "pubis y potasio" del mundo, en sus palabras. A raíz de la mofa del país centroasiático que supuso la primera entrega, el Gobierno kazajo envió al reportero a un campo de trabajo, donde ha estado encerrado durante 14 años. Pero el primer ministro, Nazarbayev, está dispuesto a conmutarle la pena si consigue amigarle con el nuevo presidente de Estados Unidos, un gobernante que, al contrario de Obama, ha estrechado relaciones con mandatarios controvertidos como Kim Jong-un, Vladimir Putin, Rodrigo Duterte o Salman bin Abdulaziz. Ese nuevo presidente es Donald Trump, el líder de los malotes de la clase.

placeholder Borat y su medio de transporte atraviesan Estados Unidos. (Amazon Prime Video)
Borat y su medio de transporte atraviesan Estados Unidos. (Amazon Prime Video)

La excusa sirve para enviar de nuevo a Borat a "EE U y U", es decir, Estados Unidos de América, e invitar a la reflexión de cuáles son los cambios con los que se encuentra el protagonista casi tres lustros después de su anterior viaje. Desde entonces, la tecnología ha invadido la vida de los estadounidenses a través de los 'smartphones', que a ojos del kazajo son simples calculadoras. Pero hay cosas que también han cambiado en Borat: ahora es padre de una adolescente, a la que como 'las buenas costumbres kazajas' mandan, trata como una alimaña por ser mujer. Con el propósito de cumplir el sueño americano —es decir, convertirse en una esposa tan feliz como Melania Trump—, la hija de Borat, Tutar (interpretada por la actriz búlgara Maria Bakalova, un acierto de 'casting' sobre el que se sostiene gran parte de la película), se cuela en el viaje con su padre a través de la nueva América, esa que vuelve a ser 'grande'.

Apoyándose en la supuesta ingenuidad de dos personajes extranjeros procedentes de un país considerado por el mundo Occidental como inferior, Sacha Baron Cohen —y los otros siete guionistas que coescriben con él la película— señala lo retrógrado, lo hipócrita y estúpido de muchas de las costumbres y tradiciones de la que está considerada como la primera democracia del mundo. Si en la cinta original Baron Cohen utilizó la cámara oculta para infiltrarse, por ejemplo, en agrupaciones como la Asociación Nacional del Rifle y criticar los intereses ocultos tras el mercado de armas de fuego en Estados Unidos, ahora el director (Jason Woliner) utiliza la excusa del documental para meter las cámaras en diferentes asociaciones —antiabortistas, feministas conservadoras—, eventos —puesta de largo— o entrevistar personajes —'instagramers' que tutorizan sobre cómo conseguir un 'sugar daddy'—, para señalar las contradicciones de una sociedad profundamente hipócrita, donde la suavidad de las formas oculta un fondo bastante más espinoso.

placeholder El baile de la fertilidad, en plena luna de sangre. (Amazon Prime Video)
El baile de la fertilidad, en plena luna de sangre. (Amazon Prime Video)

Desde la comedia y el arrojo, la secuela de 'Borat' es un análisis clínico y ácido sobre la sociedad turbocapitalista, superficial y paranoica en que se ha convertido el mundo occidental, con Estados Unidos a la cabeza. Desde la ironía, Baron Cohen señala la doble moral en la que el dinero es la nueva religión (la capacidad de obviar dilemas morales en cuanto aparece el dinero de por medio resulta sorprendente en varios pasajes del filme), las ideologías se han radicalizado y la verdad ya no es una virtud, sino un bien devaluado. Baron Cohen vuelve a arriesgarse en situaciones realmente comprometidas, hasta el punto de que algunas secuencias tuvo que rodarlas con un chaleco antibalas bajo la ropa por temor a un acto violento contra su personaje.

Su estreno a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales ha provocado un terremoto al otro lado del Atlántico, sobre todo a raíz de una secuencia en la que Bakalova, haciéndose pasar por una periodista conservadora, se entrevista con el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, reconvertido en asesor del gabinete Trump. Aparte de alentar públicamente teorías conspirativas sobre la procedencia del covid, el político muestra actitudes poco decorosas en el ámbito privado durante la entrevista con Bakalova, lo que ha obligado a Trump a salir en su defensa.

placeholder Giuliani, en un momento de la entrevista con Bakalova. (Amazon Prime Video)
Giuliani, en un momento de la entrevista con Bakalova. (Amazon Prime Video)

La película, que empezó a rodarse antes del estallido de la pandemia, ha logrado reconducirse para incorporar un hecho ineludible de la historia presente. La manera en la que el filme resuelve el contratiempo resulta genial, ya que sin perder un ápice de humor, 'Borat 2' acaba convirtiéndose en un 'thriller' redondo, donde es difícil imaginar un final más apropiado y conclusivo para un proyecto que se ha ido construyendo en el camino. 'Borat: The Subsequent Movie' es más irreverente, más escatológica, más puñetera incluso que la anterior, y vuelve la cámara hacia el mayor enemigo de Estados Unidos que, como concluye el cuarto reportero de Kazajstán, son los propios Estados Unidos.

Antes de su estreno el pasado viernes en la plataforma de Amazon Prime Video, el anuncio de la secuela de 'Borat' (2006) arqueó muchas cejas: sin la capacidad de sorpresa, sin la frescura y con Sacha Baron Cohen como un rostro más que popular en la televisión estadounidense, la posibilidad de que la resurrección del cuarto periodista kazajo más irreverente del cine sobreviviese a las comparaciones con la primera entrega era remota. Sin embargo, Baron Cohen ha demostrado una genialidad y un talento para la improvisación que han convertido 'Borat: Subsequent Moviefilm' (algo así como 'Borat: la filmepelícula subsecuente') en una propuesta más arriesgada, más clínica y más entroncada con su tiempo que la original. La inmigración, el feminismo, el racismo, las teorías conspirativas, el aborto, la desafección social e incluso el covid son algunos de los muchos jardines que pisa Borat, una demostración de la capacidad de reacción de sus creadores, ya que la película empezó a rodarse (como tarde) a finales de 2019 y terminó (como pronto) en agosto.

Amazon Prime Video
El redactor recomienda