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Woody Allen: "Elegí a Trump para un papel y no me arrepiento, debió quedarse en el cine"
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INAUGURA EL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Woody Allen: "Elegí a Trump para un papel y no me arrepiento, debió quedarse en el cine"

El neoyorkino presenta 'Rifkin's Festival', rodada el año pasado en San Sebastián y protagonizada por Gina Gershon, Wallace Shawn, Elena Anaya y Louis Garrell

Foto: Woody Allen en San Sebastián en 2019. (Efe)
Woody Allen en San Sebastián en 2019. (Efe)

Si hay una alfombra roja –mental– en esta edición del Festival de San Sebastián es, sin duda, para Woody Allen. El cineasta neoyorkino al que cualquier buen gafapasta –sin acritud– reza todas las noches ha inaugurado este viernes la Sección Oficial con 'Rifkin's Festival', su último trabajo, rodado en la capital donostiarra el año pasado y protagonizado por Gina Gershon, Wallace Shawn, Elena Anaya y Louis Garrel. Probablemente el Festival imaginó en su día abrir su 68 edición por todo lo alto, con Allen acaparando los flashes del Kursaal, abriendo y cerrando telediarios, dando la vuelta al mundo con su saludo desde Zurriola. Pero la pandemia ha obligado a un estreno más deslucido, con el director atendiendo a la prensa desde su casa en Nueva York a través de videoconferencia.

Allen, en cierta manera, parece sentir que debe una deferencia al festival y a la industria de cine española: 'Rifkin's Festival' no existiría hoy sin la voluntad de Jaume Roures y su productora Mediapro de sacar del atolladero al cineasta en un momento en el que Estados Unidos lo ha marginado después de que las acusaciones de su hija Dylan Farrow volviese a traer a la actualidad la denuncia –desestimada en su momento– de abusos sexuales. Con su anterior película 'Un día de lluvia en Nueva York' guardad en un cajón –Amazon se negó a distribuirla– y sin nadie que financiase sus proyectos, Allen aceptó el encargo de Roures de rodar una película –temática libre– ambientada y localizada en España.

placeholder Allen durante el rodaje de 'Rifkin's Festival'. (Efe)
Allen durante el rodaje de 'Rifkin's Festival'. (Efe)

"Mediapro se puso en contacto conmigo y me dijo que si rodaba una película en España me la financiarían", confiesa. "Ya había rodado en Barcelona y en Oviedo y fue una experiencia maravillosa. No quería rodar en Madrid porque hace demasiado calor en verano, así que pensé, ¿dónde más en España podría rodar? Y me acordé de que había estado en el Festival de San Sebastián y la ciudad me había parecido preciosa. No sabía demasiado sobre San Sebastián, pero sí que sabía que había un festival, así que empecé a escribir una historia sobre el festival. Me gustaba la idea de que los festivales de cine homenajean a los grandes directores europeos que convirtieron el cine en arte, aquellos que en los cincuenta y los sesenta inventaron el Neorrealismo o la Nouvelle Vague y que influyeron al cine de todo el mundo, también en Estados Unidos. Pero sólo lo hice porque elegí rodar en San Sebastián. Si San Sebastián fuese reconocida por hacer cerámica, hubiese escrito una historia sobre la cerámica". Esa falta de voluntad visceral, lamentablemente, se resiente en cierta forma en la película que, aunque es indudablemente allenesca, está lejos del ingenio de las mejores obras del cineasta.

El Festival que retrata Allen, ese que reivindica el cine de arte y ensayo, está muy lejor de la opinión que tiene el director sobre la deriva del circuito festivalero en los últimos años, con críticas personalizadas hacia Canne sy Venecia en particular. Para Allen, su cometido debería ser el de escaparate del cine más vanguardista y arriegado y que encuentra dificultades de distribución. Pero en los últimos años se han dejado arrastrar por el cine más comercial, más preocupados por llenar la alfombra roja que por descubrir nuevos artistas. "Espero que vuelvan a ser el escaparate de películas más artísticas, menos comerciales, las que normalmente son maltratadas y que dejen de invitar a estrellas de Hollywood para montar esos circos". Quizás, la pandemia, que ha provocado que los grandes estudios hayan abandonado los certámenes europeos, tenga un solo aspecto positivo y para Allen es éste.

placeholder SAN SEBASTIÁN, 18 09 2020.- La actriz estadounidense Gina Gershon posa durante la presentación este viernes de 'Rifkin's Festival', la película de Woody Allen rodada en San Sebastián, que inaugura la 68 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. EFE Juan Herrero.
SAN SEBASTIÁN, 18 09 2020.- La actriz estadounidense Gina Gershon posa durante la presentación este viernes de 'Rifkin's Festival', la película de Woody Allen rodada en San Sebastián, que inaugura la 68 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. EFE Juan Herrero.

Al igual que el protagonista de 'Rifkin's Festival', Allen sigue reivindicando el cine de autor europeo. "Crecí durante la Segunda Guerra Mundial y en Estados Unidos sólo veíamos películas de Hollywood", recuerda. "Algunas de ellas eran maravillosas, otras eran estúpidas y no tan buenas. Fue después de la guerra cuando empezamos a ver películas europeas, que resulta que eran obras de arte innovadoras, inventivas, subversivas y profundas. Cuando crecimos queríamos hacer cine y hacer cine como los europeos. Pero no soy el típico coleccionista ni tampoco he visto todas las películas de todos los autores, simplemente me lo paso bien viendo cine. Mucha gente habla del cine de autor europeo como algo muy sesudo, pero no son sólo películas intelectuales. Soy películas muy entretenidas, tanto como cualquier película de acción. Son entretenimiento que además está maravillosamente hecho y trata temas profundos, no es como hacer los deberes, sino que yo voy a ver Bergman porque me lo paso bien. No porque vaya a tomar notas o me vaya a estimular la mente, sino porque me lo paso bien yendo al cine".

Quizás este vínculo con Europa sea hoy más fuerte que nunca, ya que el Viejo Continente es el último refugio de su cine, despreciado ahora en su país natal. Con un año de retraso, 'Un día de lluvia en Nueva York' llega a Estados Unidos –un estreno limitado y en plataformas– sólo después de haber demostrado su rentabilidad en Europa, Sudamérica y Medio Oriente. "Mis expectativas de distribución de ‘Rifkin’s Festival’ en Estados Unidos son exactamente las mismas que las de ‘Un día de lluvia en Nueva York’, que va a salir ahora –el 20 de noviembre– después de haber tenido éxito en Europa, Sudamérica y Oriente Medio. Supongo que esta película tendrá los mismos problemas de distribución. No creo que nada haya cambiado".

placeholder Las actrices Elena Anaya y Gina Gershon posan durante la presentación. (Efe)
Las actrices Elena Anaya y Gina Gershon posan durante la presentación. (Efe)

Preguntado por las medidas de Hollywood para fomentar la igualdad y la diversidad en el cine, Allen duda que vayan a ser efectivas. "Creo que es muy importante que haya diversidad e inclusión y admiro que Hollywood esté intentando hacerlo", reconoce. "Pero [siempre hay un pero] creo que es difícil hacerlo así cuando hablamos de un arte. Lo puedes hacer en las empresas o en las universidades, hacer reglas para favorecer la diversidad y la inclusión es, no digo fácil, pero sí más fácil. En el arte y la creatividad es muy difícil imponer esto o aquello; no puedes poner reglas a la creación, tienes que ser completamente libre para crear. Lo que quieren conseguir merece mucho la pena, pero la forma de llegar a ello resulta difícil. No sé si conseguirán hacerlo en el campo del arte, tengo serias dudas. Estados Unidos ha sufrido una historia de problemas raciales y ha creado muchas situaciones extrañas y dolorosas".

A poco más de un mes de las elecciones presidenciales estadounidenses, Allen ha recordado el papel que interpretó Donald Trump –de sí mismo, obviamente– en su película 'Celebrity' (1998). "No me arrepiento de haber cogido a Trump para un papel en una de mis películas. Es más, ojalá se hubiese quedado ahí, en el mundo del espectáculo, en vez de querer ser presidente. Y no entiendo por qué quiere ser presidente si es un tipo al que le gusta jugar al golf, salir en programas de televisión y concursos de belleza, ver el fútbol americano… No sé por qué dejó esa vida. Era un buen actor, tenía una buena presencia en pantalla. Tenía que haberse quedado ahí. No en la presidencia. Eso me habría hecho más feliz".

Si hay una alfombra roja –mental– en esta edición del Festival de San Sebastián es, sin duda, para Woody Allen. El cineasta neoyorkino al que cualquier buen gafapasta –sin acritud– reza todas las noches ha inaugurado este viernes la Sección Oficial con 'Rifkin's Festival', su último trabajo, rodado en la capital donostiarra el año pasado y protagonizado por Gina Gershon, Wallace Shawn, Elena Anaya y Louis Garrel. Probablemente el Festival imaginó en su día abrir su 68 edición por todo lo alto, con Allen acaparando los flashes del Kursaal, abriendo y cerrando telediarios, dando la vuelta al mundo con su saludo desde Zurriola. Pero la pandemia ha obligado a un estreno más deslucido, con el director atendiendo a la prensa desde su casa en Nueva York a través de videoconferencia.

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