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La mejor escritora del mundo tiene 29 años, cuida vacas y no es hombre ni mujer
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Marieke Lucas Rijneveld

La mejor escritora del mundo tiene 29 años, cuida vacas y no es hombre ni mujer

La escritora holandesa, que no considera el género sexual como algo fijo, se ha convertido en la ganadora más joven del Booker con una primera novela cruda, naturalista y turbadora

Foto: Marieke Lucas Riejneveld. (Temas de Hoy)
Marieke Lucas Riejneveld. (Temas de Hoy)

No se considera trans, pero sí “entre medias” de hombre y mujer. No se ha sometido a tratamiento para cambio de sexo ni tiene muy claro hacerlo, pero le gusta conservar cierto aspecto andrógino. El género, para ella, no es algo fijo. Su segundo nombre no es real, sino de un amigo de la infancia. Dice no usar los pronombres personales ‘he’ o ‘she’ (él/ella) sino ‘they’, lo que se puede interpretar como una especie de 'ello' y nuestra -e. Cuida vacas casi desde que comenzó a andar en la población que nació, Nieuwendijk, un entorno lleno de granjas agrícolas de Holanda. Tiene muy presente la emergencia climática y es renuente a viajar en avión. Su familia es muy religiosa, cuasi fanática protestante. Se llama Marieke Lucas Rijneveld, tiene solo 29 años y con su primera novela, 'La inquietud de la noche' (Temas de hoy, 2020), una historia de duelo muy cruda en la que también ofrece pinceladas de su vida —la identidad, la Biblia, el campo—, se ha convertido en la ganadora más joven del Booker International, el premio literario hoy en día más prestigioso del mundo. Y todo ello también señala un universo ético y estético que no es que esté por venir, sino que ya está aquí.

placeholder 'La inquietud de la noche'.
'La inquietud de la noche'.

“Marieke representa una marginalidad estética extraordinaria”, cuenta un exultante Marcel Ventura a El Confidencial. Es su editor en Temas de Hoy y no cabe en sí de gozo desde que el miércoles por la tarde se conociera la noticia del galardón. Es consciente de los cambios que supone la escritora holandesa, acorde no obstante con fenómenos que ya se han dejado entrever, como también el premio nacional que se le dio a Cristina Morales por ‘Lectura fácil’. “Los grandes premios están para señalar el mundo que viene a través del arte. Y este mundo que nos cuenta Marike es un mundo afortunadamente inefable, por más que haya parcialidades políticas que quieran conservar cierto 'statu quo”, añade Ventura.

“Este es un premio que señala un mundo que debemos ver”, insiste el editor. Sí, también el de Greta Thunberg, el de los miles de jóvenes que se manifiestan por el medio ambiente y las nuevas miradas hacia los géneros sexuales. Un mundo que está en plena discusión y sobre el que también los propios padres de la escritora se han posicionado: “No soy la chica que ellos esperaban que fuera”, afirmó en una entrevista a ‘The Guardian’.

Marieke representa una marginalidad estética extraordinaria. Los grandes premios están para señalar el mundo que viene

Antes de que se piense en términos pecuniarios, el editor advierte: “Es un premio muy poco comercial, mucho menos en el contexto actual en el que estamos. Es una época de libros ‘feelgood’ y luminosos. Pero para eso está un premio valioso, para señalar todo eso”. El libro se publicó en España el pasado mes de mayo y desde luego no está en la lista de los más vendidos, que este verano han copado las novelas negras. “Es obvio que los 'bestsellers' son otros, y también es natural que así sea”, sostiene Ventura. Quizá con el Booker todo cambie.

Éxito internacional

Donde sí fue un éxito desde su lanzamiento fue en Holanda, donde la autora ya había publicado en 2015 el poemario 'Calf’s Caul', que la puso en el centro de los cenáculos poéticos juveniles. Marieke Lucas se convirtió en un poderoso atractivo en la escena literaria holandesa —¡con poesía!— con un libro que, como ha dicho ella posteriormente en entrevistas, fue la preparación de ‘La inquietud de la noche’, que sí fue un 'bestseller' en su país en 2018. “Lo leyeron desde tenderos a las peluqueras”, ha señalado la escritora. Fue el boca a oreja más comentado aquel año dentro del sector literario holandés. Y de ahí, en 2019 dio el salto a Reino Unido y Alemania con traducciones a ambos idiomas. A partir de entonces, ya todo fue imparable.

placeholder La foto que la escritora colgó en Twitter cuando conoció el fallo del premio.
La foto que la escritora colgó en Twitter cuando conoció el fallo del premio.

Y todo ello pese a que la novela no es fácil, no es un paseo en barca con el agua en calma ni una tarde soleada de pícnic en el parque. Al contrario, es como ver sin parar una película de los Dardenne. O un Haneke. O cualquiera de estos cineastas del norte de Europa amarrados al naturalismo más crudo. La historia es dura: la protagonista, Jas, una niña de 10 años, pierde a su hermano de 12 en un accidente cuando va a patinar sobre hielo. Toda la familia vive en una granja y en una comunidad muy religiosa en la que todavía, en pleno siglo XXI, se siguen los dictados de la Biblia. Jas sufre por la pérdida e intenta entenderla, como también su cuerpo, sus fantasías, a su familia y a Dios (y la culpa, y la responsabilidad y todo lo que traen consigo las religiones). Jas no es Marieke, pero sí lo es: la escritora también perdió a su hermano cuando tenía tres años y también sabe lo que es convivir con la opresión de un Dios juzgador a cada paso. El protestantismo. De hecho, su familia —sus padres y sus otros tres hermanos— no ha leído todavía la novela.

La novela no es fácil, no es un paseo en barca con el agua en calma ni una tarde soleada de picnic en el parque. La historia es dura y llena de crudeza

El estilo tampoco es agradable: no esperen metáforas bonitas ni adjetivos mimosos. Pero es lo que convenció al jurado para darle el premio. “Las cosas se describen como si fuera la primera vez que se ven en el mundo”, “tiene una voz muy auténtica”, “es una novela que te mete dentro desde el principio”, señalaron este miércoles sus miembros.

Un retazo de sus primeras páginas (en traducción de María Rosich al castellano desde el holandés):

“Aquella mañana, dos días antes de Navidad, todavía notaba sus dedos pringosos en las cuencas de mis ojos; por un momento había temido que apretase demasiado fuerte, que me hundiese los globos oculares y rodasen hacia dentro como canicas. Que me dijese: 'Esto te pasa por ir siempre despistada y no estar atenta como una buena creyente que alza los ojos a Dios como si el cielo pudiera abrirse en cualquier momento”.

“Luz oscura”

Este estilo, más que la trama, fue también lo que atrajo a Marcel Ventura para su publicación en España. Llegó a sus oídos en la Feria de Fráncfort de 2018 —para eso están estas ferias— cuando Bárbara den Ouden, la encargada de la Asociación de las Letras Holandesas, le comentó que tenía un libro para él, “oscuro, cáustico y con muerte, que es lo que te gusta”. Le pasó algunas primeras páginas en inglés, que se leyó en una noche y “quedé maravillosamente devastado. Lo que más me llegó fue esa capacidad de crear imágenes y señalar un mundo que no había visto nunca, y no solo el mundo rural, sino construir unas imágenes a partir de ese mundo rural que resignifican la vida, y ese redescubrimiento del yo”, cuenta Ventura sobre esa voz infantil —la protagonista tiene 10 años—, que sin embargo resulta perturbadora.

El libro llegó a los oídos del editor en español en la Feria de Fráncfort de 2018: "Tengo algo oscuro, cáustico y con muerte, que es lo que te gusta"

Al día siguiente una reunión con Sabine Erbrich, la editora del sello alemán Surhkamp, que también tenía los derechos, y Carmen Pinilla, la scout para Planeta -una especie de buscadores de libros- en Alemania, precipita la compra. “Hubo un momento de ebullición. Fue un asunto de entusiasmo. Ese fin de semana ya me volví con el libro bajo el brazo”, explica el editor, que cuando terminó de leerlo ya sabía qué tenía entre manos: “Era una luz oscura. Y representaba todo lo que queremos hacer en el sello: debuts potentes, geografías no tan habituales y la marginalidad, los márgenes como una forma de renovar el centro”.

En definitiva, el Booker ha puesto el dedo índice en una novela que cuenta con muy buenas críticas. Pero ha hecho algo más. La historia y la propia autora, ese mundo rural, conservador y esas fricciones con el yo sexual, son los verdaderos epítomes de por dónde va el mundo. Lo acepte el 'statu quo' o no.

No se considera trans, pero sí “entre medias” de hombre y mujer. No se ha sometido a tratamiento para cambio de sexo ni tiene muy claro hacerlo, pero le gusta conservar cierto aspecto andrógino. El género, para ella, no es algo fijo. Su segundo nombre no es real, sino de un amigo de la infancia. Dice no usar los pronombres personales ‘he’ o ‘she’ (él/ella) sino ‘they’, lo que se puede interpretar como una especie de 'ello' y nuestra -e. Cuida vacas casi desde que comenzó a andar en la población que nació, Nieuwendijk, un entorno lleno de granjas agrícolas de Holanda. Tiene muy presente la emergencia climática y es renuente a viajar en avión. Su familia es muy religiosa, cuasi fanática protestante. Se llama Marieke Lucas Rijneveld, tiene solo 29 años y con su primera novela, 'La inquietud de la noche' (Temas de hoy, 2020), una historia de duelo muy cruda en la que también ofrece pinceladas de su vida —la identidad, la Biblia, el campo—, se ha convertido en la ganadora más joven del Booker International, el premio literario hoy en día más prestigioso del mundo. Y todo ello también señala un universo ético y estético que no es que esté por venir, sino que ya está aquí.

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