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Hay vida más allá de 'Parásitos': los peliculones surcoreanos que debes ver
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Hay vida más allá de 'Parásitos': los peliculones surcoreanos que debes ver

Del 11 al 21 de junio se celebra en Filmin el festival Indie & Doc de cine coreano

Foto: 'Memories of murder', de Bong Jooh-ho, otro gran éxito del cine surcoreano
'Memories of murder', de Bong Jooh-ho, otro gran éxito del cine surcoreano

Tuvo que llegar 'Parásitos' de Bong Joon-ho para que a muchos se les curase repentinamente la urticaria de sentarse en una butaca de cine a ver "esa película asiática de la que todo el mundo habla". Bong Joon-ho no sólo ha conseguido ser la primera producción de habla no inglesa ganadora del Oscar a Mejor película, sino que también ha abierto el camino a una cinematografía, la surcoreana, que hasta entonces no había conseguido llegar a un público masivo: su distribuidora en España, La Aventura, compró la película sobre guión, a la espera de un buen resultado entre el público más cinéfilo, pero sin presagiar que la cinta acabaría llevando a las salas españolas a 550.000 espectadores. Pero 'Parásitos' es el resultado de un plan a largo plazo que ha convertido a Corea del Sur en una de las industrias audiovisuales más potentes: en 2014 fue el país cuya población más veces acudió al cine, con más entradas vendidas per cápita.

Foto: La familia protagonista de 'Parásitos'. (La Aventura)

El cine surcoreano es el resultado de la modernización social, política y cultural del país en los últimos 30 años, con la llegada de la democracia. Una buena inversión en educación, creación de talento y políticas culturales que han demostrado que una cinematografía pobre y marginal se ha convertido en una potencia no sólo artística, sino industrial. El cine surcoreano ha encontrado la fórmula en la que autoría y taquilla confluyen; de ahí el reclutamiento por parte de de Hollywood de sus cineastas más populares: Park Chan-wook, Kim Ki-duk, Hong Sang-soo, Yeong Sang-ho y el propio Bong.

El cine coreano está de moda y este jueves 11 de junio comienza la tercera edición del Indie & Doc Fest de cine coreano, que se celebra online hasta el día 21 y cuyas películas estarán disponibles a través de Filmin. En la selección, nueve de los títulos más representativos del panorama independiente surcoreano: ‘Our Body’ (2018), de Ahn Ka-ram; ‘Way Back Home’(2019), de Park Sun-joo, 'The Pregnant Tree and the Goblin’ (2019), de Kim Dong-ryung y Park Kyong-tae, ‘A Boy and Sungreen’ (2018), de Ahn Ju-young, ‘Ghost Walk’ (2018), de Yu Eun-jeong, y ‘A Corner Shop’, de Lee Suk-gyung, además de los cortometrajes ‘Movements’ (2019), de Jeong Da-hee, ganadora del Premio Espiga de Plata al cortometraje de la sección oficial de Seminci; ‘Pungjeong.Gak, A Town with a Blue Hill’ (2019), de Song Joo-woon y ‘Beginners’ Class’ (2019), de Kim Hyun-jung.

placeholder Una imagen de 'Ghost Walk', participante en el Festival Indie
Una imagen de 'Ghost Walk', participante en el Festival Indie

Esta es la prueba de que el cine surcoreano sólo está en el inicio de una ola en la que las escuelas de cine, los realizadores más jóvenes y las mujeres directoras continúan una tendencia de resistencia y superación de la hegemonía hollywoodiense. Precisamente, a la hora de recoger sus oscars, Bong Joon-ho se negó a hablar en inglés —que es lo que intentan siempre todos los ganadores extranjeros, salvo los franceses—, como ejercicio de rebeldía frente a un mercado dominada por la tradición anglosajona.

La industria de cine surcoreana es una forma de resistencia ante la hegemonía cultral anglosajona

Ya en 2006, Estados Unidos consideraba Corea del Sur como uno de los territorios más rentables para sus producciones, a pesar de que su población no supera los 52 millones de habitantes. En 1998, en todo el país había 500 pantallas de cine y se vendieron 50 millones de entradas, sólo un cuarto de ellas de producciones surcoreanas. En el verano de 2015, sólo dos países se resistieron a que 'Star Wars: el despertar de la fuerza' ascendiese al número uno de la taquilla: uno fue Corea del Sur, con la producción de aventuras 'Himalaya', de Lee Seok-hoon, y Vietnam, con el drama romántico indonesio 'Sweet 20', remake de la película surcoreana de 2014 'Miss Granny', de Hwang Dong-hyuk. En 2017, el número de pantallas ascendió hasta 2.700 y se vendieron 220 millones de entradas, más de la mitad para títulos surcoreanos.

placeholder 'Train To Busan', de Yeon Sang-ho, otro gran taquillazo del cine surcoreano.
'Train To Busan', de Yeon Sang-ho, otro gran taquillazo del cine surcoreano.

Los primeros balbuceos de la industria surcoreana en democracia se dirigieron a evitar que el aperturismo convirtiese el país en una nueva sucursal de Hollywood y en fomentar una nueva ola de cineastas muy críticos con la historia anterior a ellos, muy involucrados en movimientos sociales y sindicatos y comprometidos con el documental y el cine de bajo presupuesto.

Los años 90, los años del cambio

La nueva generación de cineastas participantes en el Indie & Doc Fest de cine coreano maman de los creadores que en los 90 encontraron un terreno virgen de libertad acompañado, además, de un crecimiento económico nunca antes visto. Al poder llegó en 1992 Kim Young-sam, el primer presidente de Corea del Sur que no había pasado por el Ejército. Marcas de electrónica como Samsung, Daewoo o Sk Group invirtieron parte de sus beneficios en cine local. "Antes de colaborar con productoras preexistentes, estos conglomerados empresariales unieron fuerzas con cineastas jóvenes y directores que eran relativamente nuevos en el panorama", explica Lee Sang-joon en el libro 'Redescubriendo el cine coreano' (2020). En esta época aparecieron los primeros festivales —Busan, Jeonju, Bucheon— y todo el campo era orégano.

placeholder Un momento de 'La criada' (1960), de Kim Ki-young.
Un momento de 'La criada' (1960), de Kim Ki-young.

Con la crisis del 97, Corea del Sur tuvo que pedir un rescate al Fondo Monetario Internacional, y a cambio el FMI exigió poder participar de la reestructuración industrial del país. Después de un cambio de Gobierno, el nuevo presidente, Kim Dae-jung, se agarró al desarrollo de las Nuevas Tecnologías como salvavidas económico e hizo una fuerte inversión en las compañías tecnológicas. ¿Y qué tiene esto que ver con el cine? Pues que la industria audiovisual entró en el mismo paquete y recibió un gran chute de liquidez. Entonces aparecieron los cines multisala, las grandes productoras surcoreanas, los blockbusters y el cine de terror y fantástico hecho en Seúl, que fue el primero que llegó a un público más masivo. 'Phone' (2002), de Ahn Byeong-Ki; 'Dos hermanas' (2003), de Kim Ji-woon, o 'The Host' (2006), de Bong Joon-ho fueron pioneras en su momento y en menor escala que 'Parásitos'. Es más, Sitges ha sido uno de los festivales que más ha hecho porque el cine surcoreano vaya calando en espectador español.

Y ahora, certámenes pequeños como el Indie & Doc Fest, que está organizado entre el Centro Cultural Coreano, el SIFF (Festival de Cine Independiente de Seúl) la ECAM, además de la revista especializada Caimán Cuadernos de cine, Casa Asia y Cine Asia son una oportunidad para conocer pequeñas joyas difíciles de encontrar fuera de una cita como esta. Porque antes que 'Parásitos' hubo mucho y, después, también.

Tuvo que llegar 'Parásitos' de Bong Joon-ho para que a muchos se les curase repentinamente la urticaria de sentarse en una butaca de cine a ver "esa película asiática de la que todo el mundo habla". Bong Joon-ho no sólo ha conseguido ser la primera producción de habla no inglesa ganadora del Oscar a Mejor película, sino que también ha abierto el camino a una cinematografía, la surcoreana, que hasta entonces no había conseguido llegar a un público masivo: su distribuidora en España, La Aventura, compró la película sobre guión, a la espera de un buen resultado entre el público más cinéfilo, pero sin presagiar que la cinta acabaría llevando a las salas españolas a 550.000 espectadores. Pero 'Parásitos' es el resultado de un plan a largo plazo que ha convertido a Corea del Sur en una de las industrias audiovisuales más potentes: en 2014 fue el país cuya población más veces acudió al cine, con más entradas vendidas per cápita.

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