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La fábula del rey campechano: "Juan Carlos I lleva años escapando de sí mismo"
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'XRey'

La fábula del rey campechano: "Juan Carlos I lleva años escapando de sí mismo"

Un podcast investiga la biografía del antiguo monarca en plena tormenta suiza por el presunto cobro de comisiones

Foto: Juan Carlos I y Rubalcaba en una exposición de Goya en 2008. (EFE)
Juan Carlos I y Rubalcaba en una exposición de Goya en 2008. (EFE)

La monarquía parlamentaria campechana quizá sea el invento español más exitoso desde el futbolín. En 1992 había en España más juancarlistas que españoles. Resulta extraño, por tanto, que el juancarlismo haya desaparecido ahora de la faz de la tierra. ¿Qué pasó entre medias?

Spotify estrena 'XRey', podcast sobre la vida de Juan Carlos I producido por The Story Lab (Toni Garrido) y dirigido por Álvaro de Cózar, creadores del podcast que sacó del armario al comisario Villarejo: 'V, las cloacas del Estado'.

'XRey' -que cuenta con testimonios inéditos de varios 'fontaneros' reales- se estrena en plena tormenta suiza por las presuntas comisiones de Juan Carlos I durante su reinado. Hablamos (por separado) con los periodistas Álvaro de Cózar y Eva Lamarca sobre la elaboración de 'XRey'. Nos quedamos con una idea: "Juan Carlos I lleva años escapando de sí mismo". Juan Carlos I: medio siglo a la fuga.

PREGUNTA: En el primer capítulo de 'XRey' se dice que "campechano" es la palabra que mejor define a Juan Carlos I. ¿En qué consiste su campechanía? ¿Opacó la campechanía las partes más oscuras de su mandato?

Álvaro de Cózar: Bueno, lo que decimos es que ese adjetivo, campechano, se ha usado tanto con él que ya solo sirve para hablar del rey Juan Carlos. Si le dices a alguien que es campechano, inmediatamente te viene el rey Juan Carlos a la cabeza. Es un caso increíble de apropiación de un adjetivo. Creo que esa palabra ha opacado todo lo demás, no solo las partes más oscuras de su reinado, sino una personalidad bastante más compleja.

La campechanía no solo ha opacado las partes oscuras de su reinado, sino también una personalidad bastante más compleja

Eva Lamarca: Campechano era la primera palabra que asaltaba a todas las personas que entrevistamos cuando les preguntábamos cómo es el rey. Lo interesante fue bucear más allá para conocer que esa campechanía, es decir, esa cercanía, la practicaba en situaciones muy concretas y la limitaba. Por ejemplo, varios políticos y amigos nos contaron que, cuando alguien pensaba que esa cercanía era bidireccional y se dirigía al rey de tú, él cortaba rápidamente. Y no es que opaque las partes más oscuras de su mandato, es que reduce al rey a un solo adjetivo, cuando él es, según nos han contado, alguien con una personalidad mucho más compleja, poliédrica, interesante, que tan solo “campechano”. Así que quizá lo que ha pasado es que ese adjetivo no nos ha permitido conocerlo de verdad.

Álvaro de Cózar: Para mí, después del trabajo que hemos hecho en este podcast, hay tres cosas que le definen: una es esa, la campechanía, que es donde podemos meter al rey afable, al juerguista, al que se salta el protocolo, el que sonríe, en fin, todo eso que durante un tiempo encajó con los españoles. Otra es su figura como rey, como político, alguien que creo que demuestra durante gran parte de su reinado olfato político y flexibilidad. La otra es la menos conocida, la del tipo triste y atormentado, a veces colérico. Creo que solo los que le han tratado en la cercanía conocen esa parte. Lo que creo es que esas tres facetas definen o son la causa tanto de los claros como de los oscuros. Ahí es donde nos hemos tratado de meter en esta serie, aunque obviamente las cosas más oscuras se concentran al final del reinado y también al final de la serie.

P. Juan Carlos llegó a España de niño, se convirtió en moneda de cambio entre Franco y don Juan y acabó ganando la partida. Resistir es vencer. ¿Bajo la fachada del bromista hay un hombre más frío y astuto de lo que parece?

Álvaro de Cózar: Resistió, sí. Aprendió a sobrevivir en una situación más complicada de lo que ahora parece, con una fuerte oposición de ciertos sectores del régimen y con una interesante lucha por el poder, quizá una de las partes más interesantes de su vida. La traición a su padre es clave. Es una traición a su padre, pero también a los principios de la dinastía. Para sobrevivir a todas las cosas que le ocurren desde su infancia tuvo que olvidar y pasar página, con el coste psicológico que tiene eso. No sé si es astuto, creo que no es la palabra. Creo que es más bien un superviviente y que el olfato que ha desarrollado para hacer determinadas cosas viene de ahí. Esa intuición que tuvo en determinado momento sirvió para coser este país, al menos durante un tiempo.

Si el rey ha cometido errores, el pueblo se encargará de señalarlos y hacérselo saber

Eva Lamarca: Todos los amigos y familiares que vivieron con él ese momento nos contaron cómo sufrió en esa partida de ajedrez y cómo aprendió a manejarse en una situación especialmente complicada. En el momento se entendió como una traición al padre, pero también hay que pensar que luego, cuando había ganado, no encarnó una monarquía absoluta como la que quería Franco, sino una monarquía como la que deseaba su padre y por la que luchó desde el exilio. Una monarquía más del estilo holandés, sueco o belga. En todo ese proceso el rey aprendió mucho. No es una cuestión de frialdad o astucia, según nos han explicado, Juan Carlos escucha mucho, pide mucho consejo. Y, además, sí, le encanta hacer bromas, reírse diría yo.

Álvaro de Cózar: Lo de bromista es en parte personalidad y en parte fachada. La idea que yo he sacado haciendo el podcast, aunque de esto tengo muchas dudas, es que es un tipo que lleva años escapando de sí mismo. La risa es una forma de hacerlo, pero hay otras.

P. La performance de la cacería con Corinna generó un gran escándalo, pero no era la primera vez que Juan Carlos sacaba los pies del tiesto, aunque hasta entonces la prensa había mirado hacia otro lado. ¿En qué momento empezó a relajar sus costumbres? ¿En 1992? ¿Por qué?

Álvaro de Cózar: Parece haber bastante consenso en que hay dos etapas. Esa primera en la que lucha por el poder y otra que coincide con la llegada de los socialistas al poder y que deja al rey sin un propósito claro y sin los poderes que tenía. En esa especie de descanso del héroe, que decía Paul Preston, tenemos a un rey que encuentra su función en las relaciones exteriores, pero que al mismo tiempo se rodea de amistades peligrosas, hedonista, yo diría que escapista, porque a veces es literalmente eso lo que hace, escaparse de su trono, de su familia, de su condición de rey. Es verdad que eso estalla de alguna manera en el 92, que curiosamente es su momento de más popularidad con los Juegos y la atención que tenía España en ese momento. La prensa, que hasta entonces había dejado de lado al rey como tema de investigación, empieza a preguntarse muchas cosas sobre su vida, pero tampoco diría que ahí se rompió del todo el tabú.

Juan Carlos es un tipo que lleva años escapando de sí mismo. La risa es una forma de hacerlo, pero hay otras

Creo que en esa época no tuvo demasiado olfato, o lo fue perdiendo a partir de ahí. Luego hemos ido viendo que los errores se acumulaban sin que la prensa entrara demasiado o al menos no en tromba. No es hasta Botsuana cuando de verdad se abre la veda en la prensa, porque ahí es donde el escándalo se encuentra con otro contexto totalmente distinto; la crisis, sí, pero también una sociedad completamente distinta, con periódicos digitales, con redes sociales, con mensajes imparables, donde lo que dicen los medios no es ya lo único que se dice.

Eva Lamarca: Creo que ahí es muy interesante escuchar en el podcast a los periodistas que participan y las reflexiones que se hacen hoy sobre cómo actuó la prensa durante años. Hubo un pacto tácito de mirar hacia otro lado porque era un momento de buscar la reconciliación de un país. La gente no criticaba al rey porque creía que no debía criticarlo. Santiago Carrillo tiene un apasionado debate en las Cortes a favor de la monarquía. ¡Carrillo!, al que el rey tuteaba, pero llamaba “Don Santiago”. Y luego quizá, explican, hubo una sobreprotección que no fue buena ni para el rey ni para nadie. Y sí, en el año 92 se resquebraja, en parte, esa protección. En el capítulo siete contamos cómo sucedió: todo arranca en una frase perdida en el Congreso de los Diputados [de Felipe González] que destapa una vida desconocida del rey y que acaba en la ya mítica portada de Época con Marta Gayá en primer plano y aquello de “La dama del rumor”. Por supuesto, luego está una última etapa que se inicia con Botsuana y dónde yo creo que es más interesante escuchar a los jefes de prensa de la Casa Real y a los Jefes de la Casa del Rey, alguno de los cuales hablan por mi primera vez en este podcast, y que tuvieron que lidiar con una crisis inédita dentro de la Casa Real.

Foto: Montaje: Enrique Villarino.


P. Juan Carlos y Corinna fueron pareja secreta unos años. ¿Dónde acababa el amor y donde empezaban los negocios? ¿Era Corinna la versión femenina de Manuel de Prado y Colón de Carvajal? ¿Le cuesta a Juan Carlos separar los negocios de sus obligaciones?

Eva Lamarca: Creo que este capítulo de la historia de Don Juan Carlos todavía se mueve más en el espacio de hacernos preguntas que de tener respuestas. Todavía es el momento de las preguntas.

Álvaro de Cózar: Por lo que sabemos, parece que las dos facetas de esa relación se mezclaron pero es difícil entrar ahí porque la investigación aún no está clara. Hay cosas que espero que se vayan explicando con la investigación de los fiscales. Hemos dejado el último capítulo del podcast a medio terminar para incluir lo que ocurra en los próximos meses y tener una visión completa del personaje. Más allá de lo que se demuestre en todos los temas del dinero del rey y sus sospechosas cuentas en el extranjero, creemos que esa parte no se entiende sin conocer toda la vida del rey, por eso nuestro enfoque ha sido comenzar en la infancia con su llegada a España, justo después de pasar por un internado, precisamente en Suiza.

P. En efecto, en medio de la elaboración del podcast saltó el último tabú: las presuntas comisiones millonarias reales. ¿Cómo afecta este escándalo a la monarquía y a las visiones retrospectivas sobre Juan Carlos?

Eva Lamarca: Algo que creo que tanto a Álvaro como a mí nos ha resultado muy interesante ha sido poder escuchar a personalidades muy monárquicas, consejeros del rey, amigos, familiares, que, a la vez, no dejaban de tener un espíritu crítico. Tenían claro que la monarquía debe de ser ejemplar. Que el rey está para el pueblo, no el pueblo para el rey. Y que si el rey ha cometido errores, el pueblo se encargará de señalarlos y hacérselo saber. Todo el episodio de las comisiones y las cuentas en Suiza ha sembrado, obviamente, una mancha que antes no existía. Pero también creo que hay que esperar a saber el resultado de unas investigaciones que ahora permanecen secretas. Solo entonces podremos tener el dibujo completo de esta historia.

La sobreprotección de la prensa no fue buena ni para el rey ni para nadie

Álvaro de Cózar: Obviamente esto ha puesto en entredicho mucho de lo conseguido por Juan Carlos, no podía ser de otra forma. Pero sería un error decir que su reinado es un absoluto fracaso por las cosas que estamos empezando a conocer. Una visión retrospectiva sobre Juan Carlos debe incluir los hallazgos y los errores en la vida del monarca. Cuando retiras de la ecuación al mito y al villano, te queda un personaje con todas las aristas que tiene cualquier ser humano. Eso es lo interesante y es lo que hemos intentado hacer.

La monarquía parlamentaria campechana quizá sea el invento español más exitoso desde el futbolín. En 1992 había en España más juancarlistas que españoles. Resulta extraño, por tanto, que el juancarlismo haya desaparecido ahora de la faz de la tierra. ¿Qué pasó entre medias?

Rey Don Juan Carlos
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