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Jorge 'Ilegales': "Los músicos confinados se promocionan de forma repugnante"
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Jorge 'Ilegales': "Los músicos confinados se promocionan de forma repugnante"

El rockero español más deslenguado sobrevive al confinamiento a base de literatura, guitarras de colección y soldaditos de plomo

Foto: Jorge Martínez, de Ilegales. (EFE)
Jorge Martínez, de Ilegales. (EFE)

Nadie tiene claro dónde está la línea que separa a Jorge Martínez García (Avilés, 1955) de Jorge Ilegal. Ni siquiera entre quienes han sido parte de Ilegales, la banda que fundó hace ya 38 años y con la que dio un golpe sobre la mesa —stick de hockey mediante— del rock nacional a grito de "soy un macarra, soy un hortera". Durante los tres cuartos de hora en los que atiende a El Confidencial, esa diferencia tampoco es clara, pero parece inclinarse por el primero, que sobrevive al confinamiento a base de literatura, guitarras de colección y soldaditos de plomo.

Consciente de su perfil, siempre dispuesto a la polémica, sabe que un pequeño cambio en sus palabras puede provocar alguna tergiversación desagradable. El que posiblemente sea el tipo más bestia y peculiar del rock nacional mide el lenguaje con precisión. Su agencia de prensa avisa y él lo recalca: "Mejor si lo grabas". Rec.

"Todo bien. Aguantando un poco. Me he quedado en el apartamento para ordenarlo un poco, pero no sé si lo he desordenado un poco más", cuenta Jorge Martínez al descolgar el teléfono fijo en su salón. El cantante contaba con otra opción para el confinamiento: el Palacio de Bolgues, del siglo XVI, fruto de una peculiar herencia familiar. Sí, el líder de Ilegales es descendiente de Pedro Menéndez de Avilés, conocido como el Adelantado de la Florida.

"Estoy limpiando la casa y encuentro eso que llamamos recuerdos. El recuerdo es solo una fase del olvido. Nunca los recuerdos son tan vívidos como para acercarse a lo ya vivido", reflexiona el cantante, que cita a Borges y Quevedo entre sus últimas lecturas nocturnas. Pero la literatura es solo una parte del universo de Jorge Martínez: "Estoy reencontrando cosas que había perdido, como discos que creía haber perdido o moldes antiguos para hacer soldaditos de plomo".

Los ejércitos de Jorge Ilegal

El músico es un gran aficionado al coleccionismo de estas figuras, que él mismo construye. "Hago mis soldaditos de plomo de todos los ejércitos y de todas las épocas. Tengo ahora mismo aquí delante las CCCP, de las Repúblicas Socialistas Soviéticas. También hay insignias nazis, pero no porque tenga ninguna afinidad política, sino porque son cicatrices que tiene la historia y que deberíamos contemplar de vez en cuando", cuenta al respecto.

Martínez se cubre en salud. El primer disco de Ilegales —titulado de forma homónima— contenía una de las canciones más polémicas de su trayectoria, sino la que más: 'Heil Hitler'. Siempre ha defendido que se hizo con ánimo provocativo, para darse a conocer, porque "la publicidad negativa funciona". Muchos años después, así explicaba lo ocurrido el propio 'ilegal': "Compartíamos local de ensayo con grupos de 'hippiosos', que tenían todas las ventajas del mundo (...) Hicimos un listado con todas las cosas que podían molestar a los hippies: los nazis, el jabón, los 'rockers'… Creamos la reacción que esperábamos crear porque esta gente era bastante estúpida, muy dogmáticos, entraron inmediatamente al trapo y se lo creyeron todo (...). La tocamos una vez en 1987 en Berlín y hubo un montón de gente de prensa que quería saber qué decía la canción (...) La gente empezó a irse muy ofendida, como si hubieran sido Ilegales los que gasearon a los judíos, ¡si fueron los padres y los abuelos de esta gente los que lo hicieron! Se nos culpa de todo, chico".

En cualquier caso, hoy en día Martínez defiende que le parece "una torpeza tirar las estatuas de dirigentes y destruirlas" y agrega que "deberían conservarse todas al ser posible". "Algunas de ellas tienen una cierta calidad artística y otras por su condición de cicatriz de la historia, de marcas, para conservar la memoria lo más lúcida posible", comenta.

La línea que une la bossa nova con The Doors

El oído de Martínez tampoco descansa: "Tengo los deberes para escuchar cada día. Me tomo la profesión no excesivamente en serio, pero sí en serio. Soy de los que compra todas esas revistas que vienen con disco: tengo la hostia para oír aquí, de músicas distintas". Mira a su alrededor y menciona los géneros de los discos que va viendo, como el rock progresivo —"que no sé hasta qué punto es progresivo porque a veces es regresivo"—, boleros, jazz, bossa nova o música clásica. "También las cosas que me van dando grupos nuevos españoles. Estoy buscando uno interesante que oí hace años, de Forastero, que está de puta madre", apostilla.

A estas alturas es difícil que algo le llame la atención porque, incide, "en los últimos 100 años ha aparecido más música que nunca". "No creo que haya nada sorprendente en el último año y medio. Todo es como ya oído. Escucho algo, conozco la raíz e inmediatamente me pongo a buscar de dónde viene", cuenta.

placeholder Jorge Martínez, de 'Ilegales'. (EFE)
Jorge Martínez, de 'Ilegales'. (EFE)

Eso sí, para el proceso de escucha tiene su propia escala de preferencias. "Los mejores discos, en cinta de bobina abierta con un buen reproductor. Eso es cojonudo, óptimo", apunta para indicar que el orden de las siguientes opciones pasa por vinilos, CD y cintas de casete. "Escucho como puedo, aunque procuro que los discos no estén remasterizados", apunta para aclarar que no tiene ninguna fobia a las plataformas de 'streaming'. "Algunas ya alcanzan la calidad del CD".

Así es como está escuchando estos días 'Time Out '(1959), del cuarteto de Dave Brubeck. "La canción Take 5 fue la primera en la que se trabajó con un compás 5/4. Es tremenda. Lo tengo en todos los formatos", cuenta para hablar de referentes del jazz, como Mile Davis, Charlie Parker o Bill Evans ("el verdadero artífice del cool jazz", defiende). Una época en la que, subraya, lo interesante es que "no se pone tanto énfasis en la acrobacia con el instrumento como en la obra en sí, con los conocimientos musicales a desarrollar de otra manera".

Hay muchas influencias que han sido tapadas y devoradas por el flamenco, que es una música muy contaminante

Pero Jorge Martínez también es un firme defensor de la herencia musical patria, donde "hay un montón de folklore de calidad español, sobre todo mesetario, pero también muchas melodías judías sefardíes". Es más, lamenta que "hay muchas influencias que han sido tapadas y devoradas por el flamenco, que es una música muy contaminante". "Siempre están clamando porque hay una desprotección o no sé qué: no hay ninguna desprotección. Está tan desprotegido como todo lo demás, y ha tapado un montón de músicas realmente interesantes que existían en la península y de la que ahora solo encuentras vestigios", dispara.

La cuestión le entusiasma y se explaya en la respuesta, recalcando que esas melodías las ha aplicado en Ilegales, "aprendiendo mucho de ellas". Cita Irlanda como uno de los principales destinos de esas influencias de la música española, pero también a The Beatles o Joan Baez y su disco Joan (1967). "Y ya no digo en las armonías de bandas psicodélicas americanas de los 60. Hasta en 'California Dream' de The Mamas & The Papas o 'Light My Fire' de The Doors, que está basado en una bossa nova", relaciona el cantante, que lamenta que el tema de los de Jim Morrison "ha tenido más difusión que las propias bossa novas".

"Los mambos y otros géneros han sido fagocitados por toda una serie de idiomas, de empresas, de mapas de consumo. Lo han devorado todo y parece que lo han inventado ellos, pero simplemente han desarrollado una industria capaz de sustentarlo", explica.

Tomar el sol entre fantasmas

El cantante también está aprovechado para poner a punto parte de su equipo: "Tenía una magnífica guitarra Parker que llevaba un año y dos meses desmontada y ya está lista. He estado tomando el sol en el patio de luces con ella". La colección de guitarras de Martínez es digna de museo —de hecho, ya ha hecho alguna exposición— y va haciendo inventario de lo que ve a su alrededor mientras habla: "Una Vega del año 1938 que es divina, una Mosrite Ventures, una Ramírez, una Fender Telecaster, dos Fender Stratocaster, una del 64 y otra del 65... En este momento, en directo, me voy a encontrar con dos guitarras más que están en un estuche: una Kramer Pacer Deluxe, un modelo raro de color blanco pero tengo otra de color granate en el estudio, y otra Fender Stratocaster pero moderna. Hostia, y me acabo de encontrar una Gibson L7 de 1952 con la que he estado trabajando estos días".

Las guitarras antiguas tienen una especie de fantasma dentro y te empujan en una determinada dirección

Este afán va más allá del mero coleccionismo, pues "las guitarras antiguas tienen una especie de fantasma dentro y te empujan en una determinada dirección". De todos modos, el encargado de las seis cuerdas en Ilegales, apunta que "no hay que dejarse llevar por el instrumento, hay que sobreponerse a él". "A veces veo que es más fácil componer una canción en un estilo swing de los años 30, pero hay que traducirla luego al rock, que es tu idioma. En la traducción se pierden cosas, pero se ganan otras", explica sobre el proceso. "Los acordes tienen que ser más elementales para evitar que demasiadas armonías compartan audición".

Fruto del swing es también una de las canciones en las que ha trabajado estos días, que versa "sobre nuestro reptil interior, esa parte de nosotros, esa parte del cerebro que está conectada con el instinto de supervivencia…". Para en seco. Se ha animado a probar su guitarra Vega, con 80 años de historia: "Joder, casi está afinada la cabrona".

Los años más difíciles de Ilegales

Antes del confinamiento, Ilegales dejó grabada una canción que, sostiene, "describe esta situación": "Tengo la mala fortuna de adelantarme y escribir sobre lo que va a pasar antes de que pase". Aún no se sabe cómo ni cuándo saldrá —"no es un single, es demasiado complicada; un poco barojiana"—, al igual que tampoco está claro cuándo volverá a los escenarios. La pandemia ha supuesto un parón en la gira de los asturianos, sumándose a la lista de adversidades a las que han tenido que hacer frente en los últimos años.

El estado de alarma llegó cuando se cumplía el cuarto aniversario de la repentina muerte del bajista Alejandro Espina, que falleció por un infarto a sus 45 años. "Da igual el día o el tiempo que haya transcurrido, a menudo sueño que hablo con Alejandro, o incluso lo hago despierto, porque siento como si aún estuviera aquí. Hoy no hay sonrisas", recordaba Martínez en la fecha señalada.

Aquel revés supuso, en sus palabras, el momento más duro de la historia de Ilegales, que en aquel momento regresaban tras el único parón que han tenido en su trayectoria, cuando se reinventaron como Jorge Ilegal y Los Magníficos. Además, volvían con un disco, 'La vida es fuego' (2015), que Espina grabó pero apenas llegó a tocar en directo. El sustituto era un viejo conocido: Willy Vijande, el bajista que grabó dos de los mejores discos de Ilegales ('Agotados de esperar el fin', 1984; 'Todos están muertos', 1985). Vivió la época de mayor desfase de la banda, los años de mayor éxito, pero las adicciones varias hacían insostenible la continuidad de aquella formación, motivo por el que Martínez —único miembro permanente del grupo— la cambió al completo.

El propio Vijande explica en el documental 'Mi vida entre las hormigas' (2017) que agradeció su expulsión de Ilegales prácticamente por motivos de salud. Al salir, vendió su colección de bajos y amplificadores, a excepción del que fue su primer instrumento de cuatro cuerdas, que guardaba para regalar a su hijo. Treinta años después, regresó a los escenarios con aquel instrumento cargado de valor sentimental. Hasta que la mala fortuna acechó de nuevo: el pasado diciembre, la furgoneta de Ilegales fue desvalijada en Barcelona y el icónico bajo fue parte del botín.

El pasado diciembre, la furgoneta de Ilegales fue desvalijada en Barcelona y el icónico bajo fue parte del botín

"Ilegales somos un grupo acostumbrado a funcionar en circunstancias adversas. Incluso extremadamente adversas. Desde los 80 hemos tenido dificultades y las hemos conseguido vencer a base de pasión, de decisión, de rabia de vivir. La vida de aventuras es lo que tiene y hay que asumirlo", responde Martínez cuando le preguntan por los infortunios vividos por el grupo en su etapa más reciente, y aprovecha lanzar un dardo: "Quizá para los grupos que han tenido todo muy fácil les parece ahora más difícil. ¿Nosotros en Ilegales tenemos una carga extra? Muy bien, pero Ilegales es a los demás grupos como la legión a los demás cuerpos de un ejército. Somos más duros".

"Soy un conspiranoico"

Ilegales, además, lanzó su último single, ''Te prefiero lejos', a principios de este año. Martínez cuenta que la letra aborda, a su manera, la cuestión del nacionalismo: "Me parece algo regresivo. Si queremos realmente avanzar como especie habrá que prescindir de un montón de términos, como frontera o identidad cultural, que solo sirve para empobrecerse y parece que hay gente que lo considera un gran capital. No digo que se pierdan todas las culturas existentes, pero sí que dejemos de estar atados a ellas".

Que el lector no espere unos versos explícitos. "Lleva un montón de frases diferentes porque está formada con todos los datos que nos llegan, toda esa sobreinformación, a veces falsa y otras verdadera, que recibimos constantemente", se explica el letrista, que define la canción como "una radiografía que junta cuestiones personales con otras que llevan al mismo tiempo al cerebro. Así, todo junto, es como se genera el hombre esquizofrénico del siglo XXI". "Las multinacionales no son en absoluto nacionalistas, son justo todo lo contrario y por eso son más fuertes. Creo que se abrirá un proceso de lucidez en el que todas estas banderas vayan sucumbiendo y desapareciendo y se creen más comunidades de intereses que de situación o distribución geográfica", adelanta.

placeholder Jorge Martínez, de 'Ilegales'. (EFE)
Jorge Martínez, de 'Ilegales'. (EFE)

Por unos minutos, el líder de Ilegales deja la música a un lado para centrarse en la geopolítica. "Solo se están poniendo fronteras a los humanos; el dinero no las tiene. Cuando ocurre algo en bolsa, sobre todo en las de Estados Unidos, inmediatamente se demuestra que todo está atado y pueden generar un caos tremendo", subraya cuando recuerda que la anterior crisis económica fue "provocada por esos señores de siempre que controlan todo".

¿Cómo cree Jorge Martínez que será la sociedad tras la pandemia? "Desde luego, todo lo que desestabilice genera un proceso regresivo. Tristemente, la especie humana es así. Chupa y mama siempre están al acecho. Fíjate lo que ha pasado con el 11-S en Estados Unidos: las fronteras se han vuelto cada vez más cerradas y cada vez se gasta más en seguridad", expone como respuesta, aunque también espera que "algunos entiendan que la sanidad pública no se puede atacar de una manera tan visceral".

Las masas rara vez son protagonistas de su propia historia, pero hay momentos en los que se produce esa rebelión

Así, continúa definiendo a Donald Trump "y buena parte de los presidentes" como "psicópatas" que "tienen una gran habilidad para posicionarse en puestos de poder, probablemente promovidos por la élite que está detrás de todo y mueve los hilos". "Son familias como los Morgan o Rockefeller, que tienen una total repugnancia a dar la cara pero que obran con una gran rapacidad a la hora de apoderarse de lo que realmente interesa y controlar la Historia. Las masas rara vez son protagonistas de su propia historia, pero hay momentos en los que se produce esa rebelión", dice en referencia a su último disco ('Rebelión', 2018).

El cantante no tiene problema en reconocer varias veces que es un "conspiranoico", y estos días no tiene claro "si la pandemia es provocada o no". "Es una guerra que se puede ganar con muy pocas bajas por parte del país agresor, que sería China, y que está produciendo muchas bajas al enemigo. Es un gran peligro que se está haciendo una campaña de lavado de imagen", argumenta. "A ellos no les importa tener bajas en su propia población, ya lo demostró Mao Tse Tung”, comenta para recordar que, históricamente, los estadounidenses "han hecho lo mismo: bien deberíamos recordar los españoles que ellos hundieron el Maine". Ahora, ante el coronavirus, resalta que "todas esas bajas pueden producir un gran cambio en los mercados: el mundo cada día es más pequeño y hay una clara batalla por las áreas de influencia".

La conversación ha acabado en los límites de una sección de Cultura, así que es momento de volver al mundo de la música. Ante la falta de conciertos y nuevo material de Ilegales, hay quien ya le están pidiendo que haga uno de los conciertos acústicos que han proliferado como setas en las redes sociales. ¿Qué hará Jorge Ilegal? "Me han llamado para colaborar en estos proyectos y he dicho que no. Ya tienen una gran profusión de esos acústicos horrorosos. Me parece una forma repugnante de hacerse promoción. Todos dirán que lo hacen por entretener a la gente: es mentira, lo hacen por hacerse promoción. En eso soy determinante. Y la canción de Resistiré, que me parecía de las mejores que había hecho el Dúo Dinámico… Pues ahora es que la verdad no sé si la voy a resistir más".

Nadie tiene claro dónde está la línea que separa a Jorge Martínez García (Avilés, 1955) de Jorge Ilegal. Ni siquiera entre quienes han sido parte de Ilegales, la banda que fundó hace ya 38 años y con la que dio un golpe sobre la mesa —stick de hockey mediante— del rock nacional a grito de "soy un macarra, soy un hortera". Durante los tres cuartos de hora en los que atiende a El Confidencial, esa diferencia tampoco es clara, pero parece inclinarse por el primero, que sobrevive al confinamiento a base de literatura, guitarras de colección y soldaditos de plomo.

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