Es noticia
"Soporta y renuncia": consejos estoicos para sobrevivir a la cuarentena
  1. Cultura
FILOSOFÍA

"Soporta y renuncia": consejos estoicos para sobrevivir a la cuarentena

Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, los filósofos más prominentes del estoicismo, recomiendan algunos consejos para sobrevivir lo mejor posible al confinamiento

Foto: 'Marco Aurelio distribuyendo pan al pueblo', de Joseph Marie Vien.
'Marco Aurelio distribuyendo pan al pueblo', de Joseph Marie Vien.

Miles de millones de personas en todos el mundo encerradas en sus casas bajo el estado de alarma. Más de un millón de infectados diagnosticados. Más de 52.000 fallecidos. La economía paralizada. En apenas cuatro meses, la epidemia de coronavirus ha cambiado el modo de vida de nuestra sociedad. Primero fue salvarse del contagio. Semanas después, evitar que el confinamiento hiciera decaer el ánimo. Ahora, evitar el colapso de la economía e intentar llegar de la mejor manera posible al final del túnel: Pedro Sánchez prevé que el encierro pueda extenderse hasta el 26 de abril. En un panorama de incertidumbre y pesimismo, ¿qué mejor momento que esta cuarentena impuesta por el Covid-19 para recuperar el pensamiento de la escuela fundada por Zenón de Citio en la Grecia de finales del siglo IV antes de Cristo?

La escuela estoica, que tiene como grandes exponentes a Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, cultivó una de las corrientes filosóficas más influyentes de la historia. Su doctrina es la que mejor se acerca al dicho de "tomarse las cosas con filosofía". Por eso, en El Confidencial hemos recuperado algunos de sus preceptos más importantes aplicables al contexto actual. Los estoicos propusieron aceptar las cosas que vienen como inexorables, con lo cual se elimina la angustia. Spinoza, que no era un estoico sino un racionalista, defendió que la libertad es la aceptación de la determinación.

placeholder 'Séneca, después de abrirse las venas se mete en un baño...', de Manuel Domínguez Sánchez. (Museo del Prado)
'Séneca, después de abrirse las venas se mete en un baño...', de Manuel Domínguez Sánchez. (Museo del Prado)

La felicidad, para los estoicos, radica en la imperturbabilidad y la despreocupación. En la ataraxia, en definitiva. Una indiferencia a la que se llega después de haberse desprendido de las pasiones. La razón del universo no depende del hombre y existen situaciones que escapan totalmente de nuestro control: "soporta y renuncia", fue el leitmotiv de los estoicos latinos. Para ello se utiliza la imagen de un perro atado a una carreta: el can puede seguir el ritmo impuesto por la carreta, el destino natural, o puede intentar zafarse de él tirando en otra dirección. Seguir el camino de la carreta está fuera de su control. Lo que está en sus manos —o en sus pezuñas—, es sufrir intentando escaparse fútilmente de la carreta o seguir la ruta impuesta con resignación. Al menos, el libre albedrío se encuentra en la decisión sobre la holgura con la que el perro seguirá el camino forzoso.

Un can puede seguir el ritmo impuesto por la carreta a la que está atado o puede intentar zafarse de él tirando en otra dirección

"El hombre feliz es aquel para el que nada es bueno ni malo", dejó escrito Séneca en 'De vita beata (Sobre la felicidad)', "sino un alma buena o mala, que practica el bien, que se contenta con la virtud, que no se deja elevar ni abatir por la fortuna, que no conoce bien mayor que el que puede darse a sí mismo, para quien el verdadero placer será el desprecio de los placeres". De esta forma, Séneca recomienda abstenerse de los placeres, de pensar en lo que tuvimos en el lo que tendremos. Los placeres tienen que amenizar la vida, pero no controlarla. "Aceptemos con buen ánimo todo lo que se ha de padecer por la constitución del universo; estamos sujetos a la obligación de soportar las condiciones de la vida mortal y no perturbarnos por lo que no está en nuestro poder evitar". Séneca acabó suicidándose, pero fue una muerte forzada por la persecución que inició Nerón contra él y algunos próceres de su época.

Para Epicteto, estoico profundamente religioso, es necesario saber distinguir qué depende de nuestra voluntad y qué es superior a ella. Los sentimientos y las pasiones pertenecen a la primera. Pero la felicidad, la salud y la muerte escapan al poder del hombre. "Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado", también dijo. En el contexto actual del coronavirus, la enseñanza de Epicteto sirve para concienciarnos de que si a pesar de la consigna racional de la necesidad de quedarse en casa, de no salir a menos que sea estrictamente necesario, si enfermamos, habremos comprado más papeletas para empeorar nuestra salud, y eso es fundamentalmente culpa del individuo, no de agentes externos.

placeholder Busto de Marco Aurelio.
Busto de Marco Aurelio.

Marco Aurelio, por su parte, escribió en sus 'Meditaciones': "Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto, y encontrarás la fuerza". El miedo a la enfermedad y a la muerte es racional y está profundamente instalado en la sociedad actual. Pero si dejamos que la mente se deje arrastrar por el miedo, viviremos de una manera mucho más infeliz de lo que podríamos a pesar de las circunstancias. Marco Aurelio escribió las 'Meditaciones' como reflexiones personales sin ánimo de ser publicadas. Y en ellas, propone dedicarse al conocimiento de uno mismo y del universo, pues el conocimiento del universo es el camino para conocerse a uno mismo. En estos días de cuarentena, hay que aprovechar el tiempo —mucho o poco, depende de cada caso en concreto—, para leer todos aquellos libros pendientes, para informarse mejor, para reflexionar sobre uno mismo en una vida que hasta ahora se había dejado arrastrar por la urgencia y la inmediatez. Otra cosa es aquellos profesionales en primera línea de la contención del virus o del descalabro económico. A ellos poco tiempo libre les quedará.

Marco Aurelio: "Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto, y encontrarás la fuerza"

El estoico tiene como finalidad última no ya la felicidad, sino la práctica del bien, llegar de la forma más aproximada posible a la virtud. No se debe aspirar a la felicidad, sino a hacer el bien. La virtud es el bien ulterior que debe ser perseguido por sí mismo, sin buscar una recompensa como la fama, el poder o la riqueza.

Y como último consejo estoico: en una época en la que no existían las bragas ni los slips, solo las túnicas, podemos extrapolar que lo mejor para ser un buen estoico es usar ropa cómoda para pasar el confinamiento.

Miles de millones de personas en todos el mundo encerradas en sus casas bajo el estado de alarma. Más de un millón de infectados diagnosticados. Más de 52.000 fallecidos. La economía paralizada. En apenas cuatro meses, la epidemia de coronavirus ha cambiado el modo de vida de nuestra sociedad. Primero fue salvarse del contagio. Semanas después, evitar que el confinamiento hiciera decaer el ánimo. Ahora, evitar el colapso de la economía e intentar llegar de la mejor manera posible al final del túnel: Pedro Sánchez prevé que el encierro pueda extenderse hasta el 26 de abril. En un panorama de incertidumbre y pesimismo, ¿qué mejor momento que esta cuarentena impuesta por el Covid-19 para recuperar el pensamiento de la escuela fundada por Zenón de Citio en la Grecia de finales del siglo IV antes de Cristo?

El redactor recomienda