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De su infancia pobre al 'affaire' Farrow: Woody Allen se desquita en sus memorias
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LIBRO DE MEMORIAS

De su infancia pobre al 'affaire' Farrow: Woody Allen se desquita en sus memorias

Alianza publica las memorias de Allen en español el próximo 21 de mayo

Foto: Woody Allen en un fotograma de 'Toma el dinero y corre' (1969).
Woody Allen en un fotograma de 'Toma el dinero y corre' (1969).

Pide Woody Allen que, por favor, el lector no se acerque a 'A propósito de nada' —que Alianza publicará en español el 21 de mayo— interesado simplemente por el 'affaire' Farrow. Que no lea sus memorias movido exclusivamente por la curiosidad de saber cómo empezó su aventura con la hija de su entonces pareja —aunque la descripción de la relación entre Farrow y Allen no la lleve a considerarse precisamente ortodoxa—, ni por los detalles escabrosos de la acusación por abusos a su hija adoptiva Dylan que la actriz interpuso contra él y que ha condicionado la carrera y la vida del cineasta desde aquella mañana del 4 de agosto de 1992. Pero sabe Allen que obviar ese pasaje fundamental de su vida hubiese supuesto ignorar el elefante en la habitación, y que por mucho que pelee contra ello no sólo su biografía, sino su carrera profesional, arrastran desde entonces la duda y el juicio. Tanto que Hachette, el sello encargado de publicar las memorias de Allen en un primer momento, tuvo que recular y cancelar su lanzamiento y ha sido la editorial Arcade quien finalmente ha permitido que su autobiografía vea la luz.

placeholder Detalle de la portada de 'Apropos of Nothing'
Detalle de la portada de 'Apropos of Nothing'

Pero como advierte el propio Allen, "esa historia la dejaré para después, porque es harina de otro costal". Poco queda de la vida de Allen que no haya quedado retratada en sus libros, películas o entrevistas. Que sus personajes siempre han sido una herramienta para reflexionar sobre sus inquietudes y ansiedades. Y que su vida ha sido su principal fuente de diálogos y situaciones para una carrera cinematográfica que empezó en 1965 —más de una década después de sus inicios televisivos— como guionista de '¿Qué tal, pussycat?', a la que califica de "espantosa", y que de momento termina en 'Rifkin's Festival', la comedia rodada en San Sebastián después de que la industria estadounidense le cerrase las puertas, quizás para siempre.

'A propósito de nada' suena más bien a canto del cisne. A un testamento literario y vital de alguien que ya se sabe sentenciado. Admite lo mucho que le pesa que, al final, haya sido el país que le vio nacer y al que ha dedicado la mayor parte de sus películas —aunque, en realidad, haya sido a la ciudad de Nueva York, más concretamente—, el primero que ha renegado de él y de su obra. Que Nueva York no quiera ver proyectados en ninguno de sus cines 'Manhattan' ni 'Balas sobre Broadway'.

placeholder Woody Allen este verano en su rodaje en San Sebastián. (Efe)
Woody Allen este verano en su rodaje en San Sebastián. (Efe)

Si ya de por sí un rodaje "es un campo de minas", desde 'Día de lluvia en Nueva York' (2019), a Allen le ha resultado difícil encontrar actores que quieran trabajar con él. "Algunos creo que de verdad piensan que soy un 'depredador'". Sin embargo, a otros les achaca estrategias comerciales y publicitarias en su posicionamiento en contra tras haber trabajado con él. Como es el caso de Timothée Chalamet, que no resulta muy bien parado tras un sopapo tan elegante como lleno de resquemor. "Fue un placer trabajar con los tres protagonistas de 'Día de lluvia en Nueva York'. Después, Timothée aseguró públicamente que se arrepentía de haber trabajado conmigo y que iba a donar su sueldo a la caridad, pero le juró a mi hermana que tuvo que hacerlo para mantenerse en la carrera por el Oscar por 'Call Me By Your Name', y que él y su agente pensaron que tenían más posibilidad de ganar si lo denunciaban. Así que lo hicieron. De todas formas no me arrepiento de haber trabajado con él y no voy a devolver el dinero".

Remordimientos, los justos. "¿Arrepentimiento? El único es que me hayan dado millones para hacer películas y no haber hecho nunca una película genial. Si pudiese intercambiar mi talento por el de otra persona, ¿quién sería? Sin duda Bud Powell", pianista y compositor fundamental del bebop. Un balance que discurre entre la falsa modestia y el pudor. Porque Allen se sabe genial, pero como sus personajes, necesita regodearse en una supuesta insignificancia que siempre —antes del escándalo— le granjeó el favor del público.

Su familia lo perdió todo en el crack del 29 y se vio abocada a la "pobreza más abyecta"

Allen repasa su biografía con la gracia del perdedor, del nieto de familia rica, los Konigsberg, que quebró en el crack del 29 y se vio abocada "a la más abyecta pobreza". De su padre cuenta que era un tipo sexy y despilfarrador, que nunca supo cómo ganarse la vida y que saltó de un oficio a otro, de taxista a corredor de apuestas a camarero, llegando a trabajar para Albert Anastasia, cabecilla de la familia mafiosa Gambino. Allen describe el gran parecido de su madre con Groucho Marx, y cómo jamás entendió una unión basada en las peleas encarnizadas sobre dinero, o la falta de él, más bien. "Dos personalidades tan desiguales como las de Hannah Arendt y Nathan Detroit; no se ponían de acuerdo en nada salvo quizás en temas relacionados con Hitler y mi libreta de calificaciones", bromea.

Quiso en un principio ser mago y siempre se vio como Blanche Dubois en el tranvía: "Yo no quiero realismo, quiero la magia". Con un carácter más parecido al de su rama paterna que al pragmatismo de su rama materna —su abuelo era contable—, Allen encontró en su prima Rita la puerta al mundo del espectáculo, aunque su estajanovismo y su timidez le han hecho renegar vehementemente de la farándula.

placeholder  Woody Allen, en una imagen de 1971. (Getty)
Woody Allen, en una imagen de 1971. (Getty)

'A propósito de nada' mantiene el humor que caracteriza a Allen, pero con un poso de tristeza más presente de lo habitual. Llenas de ingenio y de líneas brillantes, no deja de traslucir la amargura de quien siente que tomó una decisión estúpida que terminaría por cambiarle la vida. Allen le decica 'A propósito de nada' a Soon-yi, "la mejor", su mujer desde hace 23 años. Y la mitad del libro a desterrar el recelo sobre su relación —Soon-yi acababa de cumplir 22 cuando empezó su aventura con Allen, 35 años mayor que ella—. "Mucho se ha escrito en la prensa en los últimos años sobre la idea de que gravitaba alrededor de las chicas jóvenes, pero eso no es verdad", se defiende. "Mi primera esposa [Harlene Susan Rosen] era tres años más joven que yo. Igual que la segunda [Louise Lasser]. Diane Keaton, al igual que Mia Farrow, con la que salí durante trece años, tenían 'la edad apropiada'. De las muchas mujeres con las que me he relacionado durante décadas, casi ninguna era mucho más joven que yo. Con una de ellas [Mariel Hemingway] ni siquiera tuve nada. Simplemente la invité a un viaje conmigo a París", se defiende.

Quien peor parado sale en esta autobiografía es, obviamente, Mia Farrow. Allen desgrana la relación atípica que les mantuvo unidos durante más de una década, en la que el director apenas pasó una noche en casa de la actriz. Vivieron siempre en casas separadas y mantuvieron rutinas diferentes, a lo que Allen achaca no haber visto antes "las banderas rojas". Allen culpa a Farrow de desatender y maltratar a sus hijos adoptivos —parafrasea el testimonio de Moses, uno de los hijos de Farrow, y Soon-yi, cuyos recuerdos infantiles son de pesadilla—.

"Después de contar que yo había violado a Soon-yi, Satchel [Ronan], con cuatro años, decía a la gente 'mi padre se folla a mi hermana'"

Y el director sostiene, como ya ha defendido en entrevistas a lo largo de los años, que la acusación de Farrow fue una estrategia perversamente urdida para vengarse por su aventura con Soon-yi. "Los psiquiatras dicen que en momentos de crisis uno se convierte en realmente quien es. El día que Mia descubrió el 'affaire', reunió a sus hijos y no les ahorró ningún detalle. Después de explicarles que yo había violado a Soon-yi —lo que llevó a Satchel [Ronan], con cuatro años, a decirle a la gente 'mi padre se folla a mi hermana'—, llamó a la gente para contarles que había violado a su hija retrasada y menor de edad. Luego encerró a Soon-yi en su habitación, la pegó, la pateó y ella y André [Previn, el padre legal], dejaron de pagar su matrícula universitaria". Allen saca toda la artillería pesada, pero sin que parezca una vendetta encarnizada, casi compadeciéndose del contexto en el que se crió Farrow —apunta a que sufrió abusos sexuales en la infancia por parte de sus familiares— y culpándolo de su inestabilidad mental.

"Seguí trabajando a pesar de que me pesiguieron , me vilipendiaron, me difamaron. Siendo inocente, sentí que no era mi problema. Que sigan. No voy a sacrificar mi valioso tiempo de trabajo para seguir siendo el banquete de las hordas", sentencia. "Quizás no he podido transmutar mi sufrimiento en una gran obra de arte o en filosofía genial, pero puedo escribir chistes breves, que sirven de distracción momentanea y que reconfortan de las consecuencias irresponsables del Big Bang".

Pide Woody Allen que, por favor, el lector no se acerque a 'A propósito de nada' —que Alianza publicará en español el 21 de mayo— interesado simplemente por el 'affaire' Farrow. Que no lea sus memorias movido exclusivamente por la curiosidad de saber cómo empezó su aventura con la hija de su entonces pareja —aunque la descripción de la relación entre Farrow y Allen no la lleve a considerarse precisamente ortodoxa—, ni por los detalles escabrosos de la acusación por abusos a su hija adoptiva Dylan que la actriz interpuso contra él y que ha condicionado la carrera y la vida del cineasta desde aquella mañana del 4 de agosto de 1992. Pero sabe Allen que obviar ese pasaje fundamental de su vida hubiese supuesto ignorar el elefante en la habitación, y que por mucho que pelee contra ello no sólo su biografía, sino su carrera profesional, arrastran desde entonces la duda y el juicio. Tanto que Hachette, el sello encargado de publicar las memorias de Allen en un primer momento, tuvo que recular y cancelar su lanzamiento y ha sido la editorial Arcade quien finalmente ha permitido que su autobiografía vea la luz.

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