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Cocaína... y aguacates: el gran negocio de los cárteles mexicanos
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'ORO, PETRÓLEO Y AGUACATES', DE ANDY ROBINSON

Cocaína... y aguacates: el gran negocio de los cárteles mexicanos

En 'Oro, petróleo y aguacates' (Arpa, 2020), el periodista Andy Robinson disecciona la explotación de los recursos naturales de América Latina

Foto: Aguacates
Aguacates

Hace cosa de cuatro años, el columnista australiano Bernard Salt planteó en un artículo en el diario 'Australian' que la paupérrima situación financiera de los 'millennials' estaba causada por el abuso de toda una generación del aguacate en las tostadas a un precio de 22 euros, que podían invertir, qué sé yo, en la entrada de la hipoteca de un piso. Más alla de la 'boutade', la columna de Salt, que abrió un debate con repercusión global, apuntó al 'boom' del aguacate, que ha visto desbordada su demanda en los últimos años y que ha convertido a esta fruta en una suerte de "oro verde" que ha llevado prosperidad a la región mexicana de Michoacán, pero que también ha provocado la sobreexplotación agraria de una zona en la que tanto multinacionales como mafias locales han venido a hacer negocio, y a lo grande.

placeholder Portada de 'Oro, petróleo y aguacates'
Portada de 'Oro, petróleo y aguacates'

Y la culpable, según el ensayo 'Oro, petróleo y aguacates' (Arpa, 2020) de Andy Robinson, es la Superbowl. Inspirado por la ruta que hiciese Eduardo Galeano en los años 70 y que plasmó en la biblia de la izquierda latinoamericana 'Las venas abiertas de América Latina', Robinson ha recorrido de nuevo todo el continente para analizar la destrucción de los recursos naturales producto del capitalismo global y de las oligarquías locales y que mantienen a los países suramericanos dependientes de sus países excoloniales y sus multinacionales: "los latinoamericanos somos pobres porque rico es el suelo que pisamos". Aparte de a los minerales y las energías, este periodista inglés le dedica un capítulo al lado oscuro del comercio del aguacate. Y es que el lado oscuro resulta mucho más siniestro de lo que cualquier consumidor pudiera imaginar.

Cuenta Robinson cómo la nueva moda del aguacate nace de la Superbowl, la gran cita del fútbol americano

Cuenta Robinson cómo la nueva moda del aguacate nace de la Superbowl, la gran cita del fútbol americano. "La fiesta nacional para la precaria identidad estadounidense en tiempos de Donald Trump, más hispana que nunca, pero también más xenófoba que nunca, necesitaba tal vez el pegamento del guacamole para aglutinarse definitivamente". Con una audiencia de 110 millones de personas, la Superbowl es el evento deportivo del año, en el que las marcas han llegado a pagar 6,7 millones de euros por un minuto de anuncio. Y el guacamole y los nachos sus grandes estrellas. "Se habían vendido 278 millones de aguacates en los días anteriores al megaevento deportivo y patriótico en un país que mantiene una relación francamente esquizofrénica con sus más de 30 millones de indocumentados mexicanos".

placeholder Un momento de la pasada Super Bowl en febrero. (Reuters)
Un momento de la pasada Super Bowl en febrero. (Reuters)

Hubo una época en la que Estados Unidos consideraba el aguacate como un subproducto. Lo que los aztecas llamaban "testículo de los dioses", los estadounidenses lo bautizaron como "pera de cocodrilo", por su piel rugosa, y su importación estuvo prohibida hasta finales de los 90 para evitar traer con ellos parásitos como el gusanillo. Pero desde 1994, el mercado del aguacate en Estados Unidos pasó de manejar 3.000 a 20.000 millones de dólares. Y el 60% procede de México.

Además, en una época en la que la concienciación ciudadana en materia de alimentación ha hecho que la comida rápida haya perdido puntos a favor de productos más saludables. Y el guacamole es la perfecta combinación: un súperalimento con grasas, vitaminas B,C, E y K, que previene la osteoporosis, el cáncer de colon, de estómago y de páncreas y un sinfín de virtudes más. Y tras una campaña publicitaria en la que jugadores famosos de la NFL compartían sus recetas favoritas de guacamole, éste se ha convertido en un imprescindible a la altura de los perritos en un estadio de béisbol.

Y Michoacán, la principal región exportadora, lo celebra plantando cada vez más árboles del aguacate y empleando —precariamente, eso sí— a más de 310.000 trabajadores directos y 71.000 indirectos. Y donde está el oro, como siempre, aparecen las multinacionales... y los cárteles. "Grupos de delincuantes con nombres tan sugerentes como Los caballeros templarios o Los viagras, compinchados con sucesivos gobernadores del estado de Michoacán, probaron su suerte en el negocio del aguacate, como complemento de sus actividades en el tráfico de la cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas. Pronto se aplicarían los métodos de extorsión, secuestro, tortura y asesinato a la industria global del guacamole".

Los cárteles probaron su suerte en el negocio del aguacate, como complemento de sus actividades en el tráfico de cocaína, heroína y metanfetaminas

"Te ponían una pistola en la cabeza [para vender la huerta a precio de saldo] y firmabas la escritura ante el notario", le explica al periodista Guillermo Vargas, un sociólogo de la Universidad de Morelia. Los cárteles, además, exigen una mordida por cada kilo de aguacate exportado. Unas demandas que están detrás del asesinato de siete cortadores de aguacate en 2017 y tres productores en 2018, entre otros. La violencia y las muertes han crecido tanto, que ahora los cultivos los patrullan guardas armados con rifles AR-15.

placeholder Aguacates en Michacán. (Reuters)
Aguacates en Michacán. (Reuters)

"Tampoco fueron ajenos a la fiebre aguacatera los nueve cadáveres colgados de un puente de Uruapan en el verano de 2019, junto a un cartel que anunciaba: 'Querida gente, sigan con sus rutinas diarias'", explica en su libro Robinson. "Ni los otros diez cuerpos encontrados el mismo día desmembrados y en bolsas de plástico, al parecer una muestra de fuerza de otro cártel de narcos, Nueva Generación Jalisco, que había cruzado la frontera del estado vecino para entrar en el lucrativo negocio del oro verde michoacano".

Un negocio que podrá pervivir en tanto en cuanto no acaben secando los lagos con los que los productores de aguacates riegan sus cultivos. Avisa Vargas de que si se siguen sobreexplotando los lagos, tras un pico de producción llegará la debacle. "Luego los estadounidenses dirán de repenta ¡adiós! y se marcharán a otro lugar".

Hace cosa de cuatro años, el columnista australiano Bernard Salt planteó en un artículo en el diario 'Australian' que la paupérrima situación financiera de los 'millennials' estaba causada por el abuso de toda una generación del aguacate en las tostadas a un precio de 22 euros, que podían invertir, qué sé yo, en la entrada de la hipoteca de un piso. Más alla de la 'boutade', la columna de Salt, que abrió un debate con repercusión global, apuntó al 'boom' del aguacate, que ha visto desbordada su demanda en los últimos años y que ha convertido a esta fruta en una suerte de "oro verde" que ha llevado prosperidad a la región mexicana de Michoacán, pero que también ha provocado la sobreexplotación agraria de una zona en la que tanto multinacionales como mafias locales han venido a hacer negocio, y a lo grande.

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