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El errático cumpleaños de Sabina (o la excepción de su enésima cancelación)
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una caída le obligó a cancelar el concierto

El errático cumpleaños de Sabina (o la excepción de su enésima cancelación)

Sabina suspendió anoche su concierto en Madrid tras caerse del escenario y darse un fuerte golpe. La última melodía en el WiZink Center fue un ‘cumpleaños feliz’ cantado a coro por el público

Foto: Sabina es sacado en camilla tras caerse del escenario. (Montaje: EC)
Sabina es sacado en camilla tras caerse del escenario. (Montaje: EC)

El 71 cumpleaños de Joaquín Sabina tenía una pinta inmejorable. El de Jaén ha pasado las últimas semanas actuando por España y Latinoamérica junto a Joan Manuel Serrat. Este miércoles tocaba cerrar la gira en Madrid, donde había agotado todas las localidades del WiZink Center para cuatro fechas. Todo parecía ir sobre ruedas, y casi nadie se quería acordar ya de sus mejorables antecedentes en la capital.

La actuación de este miércoles, la última, apenas ha pasado de la media hora. Pero esta vez no fue la afonía, el miedo escénico, ni nada por el estilo. El de Jaén estaba hablando al público mientras caminaba, pero aunque sus pasos seguían, no quedaba más escenario por recorrer. Solo eran las 21 horas de la noche y nadie sabía muy bien qué acababa de pasar.

“Estaba haciendo un preámbulo de la canción, hablando del Mediterráneo y parecía que iban a cantar esa canción”, cuenta Isabel, que se ha desplazado desde Ciudad Real para acudir a la cita, a este periódico. “Estaba siendo muy bonito, hablando de que había ido al mar y lo había visto lleno de plástico y cadáveres de refugiados”, rememora.

Graciela, de 25 años, había acudido con su madre al Palacio de los Deportes, tal y como lo llaman quienes obvian el patrocinio. “Se ha parado cuando el foco solo le iluminaba a él, y en lo más emotivo del discurso ha mirado para abajo, ha dado un paso mientras abría la boca… Y, literalmente ha desaparecido, parecía que se lo había tragado el escenario”, relata esta joven, que estaba en una de las primeras filas.

"Estaba siendo muy bonito, hablando de que había ido al mar y lo había visto lleno de plástico y cadáveres de refugiados"

“Al principio no sabíamos si era parte del espectáculo, pero a los pocos segundos ha aparecido todo el personal de seguridad corriendo”, continúa para enfatizar que “ha sido un momento de angustia horrible; estábamos sobrecogidos, no se escuchaba nada en todo el pabellón”. “No es que se haya mareado, como están diciendo, es que se ha caído”, agrega Isabel.

21:40 horas. Sabina reaparece sobre el escenario en silla de ruedas y ovación mediante. Hasta entonces ya circulaban rumores de todo tipo, pese a que desde las pantallas se veía perfectamente lo ocurrido. La organización solo había confirmado al público que el cantante “hablaba”. Cuando eso es lo único destacado en una situación de tal incertidumbre, el optimismo es un tanto relativo.

“Queridos amigos, estas cosas solo me pasan en Madrid. Lo siento muchísimo. Tengo un golpe muy fuerte en el hombro que duele mucho y hace que tengamos que suspender con todo el dolor de mi corazón. Me voy al hospital porque lo tengo muy dolorido, no se imaginan cuánto lo siento”, ha lamentado el propio artista desde su silla de ruedas, empujada por Serrat hasta el centro del escenario: “Volveremos en mayo”. El viernes 22 de ese mes volverán a actuar en el WiZink Center y las entradas de los asistentes seguirán siendo válidas para el evento.

El efecto Dragon Ball

El espacio-tiempo ha provocado una extraña coincidencia. A Sabina le ha ocurrido lo mismo que a Hiroki Takahashi, el cantante de la canción de Dragon Ball, que hace unas semanas se despeñó de forma muy parecida justo cuando interpretaba el famoso tema en el WiZink Center.

De cualquier modo, todo apunta a que este penúltimo episodio de infortunios es la excepción que confirma la regla. Se trataba de un mero accidente, y no es raro ver a artistas cancelar actuaciones porque les ha pasado lo mismo. Quizá el caso más icónico de los últimos años sea el de Dave Grohl, el carismático líder de Foo Fighters y batería de Nirvana. Escayola en pierna, continuó la gira sentado en un trono formado por mástiles de guitarra, en claro guiño a Juego de Tronos.

Por ahora, Sabina no parece que vaya a tener una vuelta tan excéntrica. Eso sí, con los 71 años recién cumplidos, su historial de problemas médicos y cancelaciones ha ido abriendo las dudas sobre su futuro encima de los escenarios. Porque, pese a lo que dice el cantante, no “solo ocurre en Madrid”. Ni siquiera en España.

Si los primeros problemas de salud del cantante se remontan al derrame cerebral de 2001, que lo tuvo un tiempo alejado de la vida pública, en la última década se han convertido en tónica habitual. Pese a ello, se ha seguido subiendo a los escenarios -ha publicado dos discos de estudio en este tiempo- y no se vislumbran atisbos de retirada.

Por ejemplo, en 2010 tuvo que aplazar una actuación en Barcelona por una caída fortuita en su domicilio. No fue la única cancelación, ya que iba a dar sus primeros conciertos en Estados Unidos. Tenía previsto actuar en Nueva York, Miami y Los Ángeles, pero no lo hizo en ninguna de los tres ciudades alegando problemas intestinales.

Algo después, en 2014, abandonó el escenario del WiZink Center por miedo escénico, algo que, por sus tablas, sorprendió a muchos. Unos días después, la versión cambió: canceló por problemas de estómago. Apenas quedaban los bises para que el concierto llegara a su fin. Meses más tarde, su paso por Canarias fue suspendido por tendiditis en el pie izquierdo.

La historia se ha ido repitiendo de forma más o menos similar. En febrero 2018, un “accidente doméstico” en el hotel acabó con su gira por México, donde tuvo que recolocar las fechas para mediados de año. Pese a ello, anunció que seguiría adelante con la gira, con paradas en España. Dos meses después canceló los conciertos en A Coruña por un problema circulación sanguínea.

Y es que 2018 fue un año errático para el cantautor. En aquel junio volvió a abandonar el escenario del pabellón madrileño. Esta vez, con mucho más repertorio por delante. Cuando estaba intepretando ‘Y sin embargo’ se quedó sin voz. “No está siendo el mejor concierto por mi parte”, llegó a decir unos minutos antes, algo que le valió no pocos reproches. Seguir haciendo giras cuando el cuerpo pide a gritos cancelaciones, quizá no parezca la mejor decisión. Ahí queda también el engorro que para muchos seguidores supone el cambio de planes, aunque se devuelva el dinero, cosa que finalmente hizo.

Lo que también hizo fue cancelar los conciertos restantes. Fue su último paso por los escenarios hasta la gira con Serrat, esa que debería haber acabado este miércoles.

¿Cumpleaños feliz?

Pese a la estrepitosa travesía madrileña del cantautor, la excepcionalidad de la ocasión ha hecho que, esta vez sí, sus seguidores lo apoyen sin fisuras. De hecho, lamentan que lo ocurrido fastidiara lo que ya desde el principio parecía que sería un concierto memorable, según cuentan los asistentes.

"No dan ningún síntoma de decadencia, van con toda la garra y fuerza del mundo"

“Estaba mucho mejor que Serrat. Él era el que llevaba timón y sigue teniendo la misma voz”, defiende Isabel, que lo vio “hace un par de años en Sevilla y fue genial”. De hecho, recuerda que “esta gira ha estado dando conciertos por toda Latinoamérica sin ningún problema, ya solo quedaba esta última actuación”.

Graciela cuenta lo mismo pues, “en cuanto han salido los dos, que son señores que tienen una edad, estábamos comentando que era impresionante cómo siguen dando la talla”. “No dan ningún síntoma de decadencia, van con toda la garra y fuerza del mundo”, comenta.

La última canción que sonó la noche no fue Pastillas para no soñar (Física y Química, 1992), habitual cierre desde hace tiempo. “Si lo que quieres es cumplir cien años, no vivas como vivo yo”, dice su verso final. La última melodía en el WiZink Center fue un ‘cumpleaños feliz’ cantado a coro por el público. Probablemente, la felicitación más rara que haya tenido nunca el de Jaén. Al fin y al cabo, un accidente lo puede tener Sabina, el cantante de Dragon Ball o el batería de Nirvana.

El 71 cumpleaños de Joaquín Sabina tenía una pinta inmejorable. El de Jaén ha pasado las últimas semanas actuando por España y Latinoamérica junto a Joan Manuel Serrat. Este miércoles tocaba cerrar la gira en Madrid, donde había agotado todas las localidades del WiZink Center para cuatro fechas. Todo parecía ir sobre ruedas, y casi nadie se quería acordar ya de sus mejorables antecedentes en la capital.

Joaquín Sabina Serrat
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