Las incoherencias
Fábrica irregular de obispos
En enero de 1976, el clérigo vietnamita Pedro Martín Ngo-Dehn Thuc, nombró obispos a Clemente Domínguez y a sus socios en una ceremonia de tres horas celebrada en El Palmar de Troya. Pocos meses después, ese mismo arzobispo vietnamita se retractó pero en El Palmar se negaron a dejar de considerarse obispos. Las ordenaciones -ilícitas pero válidas a nivel jurídico- fueron la llave de un engaño que acabaría convertido en un próspero imperio económico.
“Mi querido hijo: como Obispo que eres, has de ejercer tu potestad de imposición de manos, ya que es mi deseo que sean consagrados tres obispos”
—Jesucristo a Clemente Domínguez
El vidente invidente y el milagro que nunca llegó
Clemente esperaba que un milagro le devolviera la vista, y se envalentonó en pregonarlo entre sus fieles. Como el milagro esperado no llegaba, no le quedó otra opción que resignarse y considerar que lo que le había sucedido se trataba de un castigo divino. Algo que lejos de perjudicarle ante sus fieles, le convirtió en mártir.
“Más vale entrar en el cielo sin ojos, que el infierno con ellos”
—Clemente Domínguez
¿Quién es santo en esta historia?
Hasta que muere Pablo VI en el año 1978, la Iglesia Palmariana reconoce a todos los santos canonizados por Roma, pero a partir de este momento prefieren tener los suyos propios y se encargan de canonizar a Francisco Franco, Carrero Blanco, José Antonio Primo de Rivera, Josemaría Escrivá de Balaguer, Calvo Sotelo, el Cardenal Cisneros, Don Pelayo o Cristóbal Colón. También crear sus propios Papas dentro de su iglesia: Clemente se autoproclamó Gregorio XVII a finales de los 70. Tras su muerte, su mano derecha, Manuel Alonso, se convirtió Pedro II y, tras el fallecimiento de este, llegaría el penúltimo Papa de la Iglesia Palmariana: Ginés Hernández se convirtió en Gregorio XVIII.
Los escándalos
La sombra de los abusos sexuales
El nuevo Papa de la Iglesia Palmariana, Gregorio XVII, puso en práctica una doble moral. Por un lado, sostenía que el sexo era algo diabólico y proclamaba los beneficios espirituales de la castidad y, por otro, su promiscuidad le hizo tener relaciones sexuales con varios obispos, llegando incluso a acosar en alguna ocasión a novicios. La sombra de los abusos siempre estuvo presente y hubo testimonios que así lo confirmaban.
Negocio fiscal. El dinero manda
Las donaciones a la organización llegaban desde distintos puntos del planeta. Clemente y Manuel hicieron un buen trabajo de captación de socios y llenaron España y otros países de filiales de su iglesia. Fueron muchos a los que convencieron de que el movimiento había que hacerlo grande y que, para ello, se requería mucho dinero. Sus peregrinaciones proselitistas siempre iban unidas de un afán lucrativo. Con el tiempo, documentos internos y testimonios de obispos y fieles destaparon la supuesta evasión fiscal de esta organización nacida en El Palmar de Troya.
Despilfarro económico
Clemente gozaba de plena libertad para pecar. Aficionado a la buena comida y al buen vino, para él la gula nunca fue pecado. Sus antológicas borracheras en lujosos restaurantes sevillanos eran bien conocidas en el entorno. Sus salidas eran financiadas con los donativos de los fieles.
Abandono por amor
El 22 de abril de 2016, el papa Gregorio XVIII (Clemente) entregó una carta de renuncia y abandonó la basílica de El Palmar de Troya para irse junto a su novia Nieves Triviño. Meses más tarde se casaron en Granada. Su argumento para dejar el cargo que ostentaba fue que había perdido la fe.