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Los premios Planeta entran en la RAE y Manuel Vilas acaba imitando a Umbral
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Los premios Planeta entran en la RAE y Manuel Vilas acaba imitando a Umbral

La Real Academia Española abre sus puertas a Javier Cercas y Manuel Vilas, ganador y finalista del premio que más vende en España, para una charla sobre sus libros

Foto: Javier Cercas y Manuel Vilas en la RAE
Javier Cercas y Manuel Vilas en la RAE

Con un cuadro de Felipe V, otro de Cervantes y a ambos lados las cubiertas de 'Terra Alta', de Javier Cercas y 'Alegría', de Manuel Vilas. Así, entre lo kitsch y lo respetable -sin saber muy bien qué cosa es una y qué cosa otra- recibía ayer la Real Academia Española (RAE) al ganador y finalista de los premios Planeta. La primera vez que la casa que vela por nuestro lenguaje abría sus puertas al galardón literario más popular y comercial en español para, directamente, promocionarlo. No se hace fácil ver a otros premiados por esta editorial en este salón, pero la RAE parece que no va de farol con esto de abrirse al pueblo. Se acabó el postureo: si hay un libro que se vende en Navidades no es un tratado filológico -y ya ni siquiera el diccionario- sino el Planeta. Seamos serios.

Llegaron muy puntuales Cercas y Vilas. Trajeados, vestidos como para una boda, se les podía ver charlando animadamente antes de comenzar la conversación. Normal. Llevan 7.000 kilómetros juntos con la promoción desde que se conoció el fallo del jurado del premio el pasado 15 de octubre. Ya se conocen hasta esos detalles cotidianos como la afición que tiene Cercas por salir a correr por las mañanas. Dentro les esperaba un público lleno de fans -edad media: 65 años- y algunos académicos como Pedro Álvarez de Miranda, José María Merino, José Manuel Blecua, Aurora Egido, el editor Chus Visor o la directora del Hay Festival España, Sheila Cremaschi. Muchos de ellos embutidos en sus abrigos porque alguien se olvidó de cerrar alguna puerta. Moderna la academia, pero sus muros parecían tener la misma calefacción que en el siglo XVIII.

placeholder Terra Alta, de Javier Cercas
Terra Alta, de Javier Cercas

La charla, presentada por la periodista Cristina Villanueva, se inició con un intercambio de halagos personales entre los dos escritores. Y ese iba a ser el tono que tendría durante los 45 minutos que duró el asunto. Que si “nos hemos convertido en un matrimonio”, que si “cuando llevo varios días sin verlo, ya pregunto ¿dónde está Javierito?”. Después llegaron las caricias respectivas al libro del otro. Porque aquí sobre todo se venía a hablar de las novelas y menos de temas adyacentes, que sin embargo tampoco tardaron mucho en aparecer.

“Leí ‘Terra alta’ en estado hipnótico. Hasta que no la terminas no paras. Es un nuevo Javier Cercas, pero sin perder las esencias. Me recordaba a 'El silencio de los corderos' y también está emparentada con 'El Irlandés', que parece una peli de gángsteres y al final es Shakespeare””, señaló Vilas mientras Cercas se ensanchaba en su lado del sofá.

La respuesta del escritor extremeño fue parecida: “‘Alegría’ no es una continuación de ‘Ordesa’, pero ambas son un díptico. En 'Ordesa' se cuentan cosas tremendas, pero en 'Alegría' el narrador decide que contra todo eso su sentimiento en la vida va a ser la alegría, una alegría conquistada y consciente. Hacemos daño, al final nos morimos, pero estamos vivos y ese es un milagro del que muchas veces nos nos damos cuenta”.

Tras este trueque de zalamería cada uno se puso a hablar de sus personajes y de lo autobiográfico que hay en cada una de sus novelas. En esta ocasión, Cercas ha abandonado a sus personajes llamados ‘Javier Cercas’ para crear la historia de un mosso d’esquadra, Melchor Marín, que vive en Terra Alta, “la Cataluña pobre”, según el escritor, y que tiene que investigar un asesinato. “En realidad, todas las novelas son autobiográficas, al menos las buenas. Parten de lo más profundo de uno mismo. Como dice Vargas Llosa, las novelas son un estriptis al revés: se parte de la experiencia personal y te vas poniendo capas. El odio que siente Melchor sale de mí mismo. Y si me dicen que es distinta a otras novelas es porque yo también he cambiado”, afirmó.

placeholder 'Alegría', de Manuel Vilas
'Alegría', de Manuel Vilas

Vilas, que desde el primer momento intentó poner algunas gotitas de humor a la charla para que recordáramos que esto era el Planeta y no otra cosa, destacó que su libro había nacido en parte de una cuestión medio mística. “A la promoción de Ordesa venían octogenarios con el libro muy subrayado que decían que habían conocido a mi padre. Y cuando yo llegaba al hotel le daba muchas vueltas a esto y como parece que a uno cuando pasa de los cincuenta le da por la espiritualidad pensaba que eran mensajeros que me enviaban mis padres sobre lo que había escrito”, explicó. Y tuvo que escribir otro libro sobre aquello. Levantó risas entre el público.

He venido a hablar de mi libro

Ni Cercas ni Vilas querían hablar de política - se quejaron de que los periodistas pregunten a los escritores por política, “¿por qué no se lo preguntan a Messi?”, dijo Cercas: bueno, quizá ya sabemos por qué-, pero al final el tema - Cataluña- acabó saliendo.

Tras una escapada en el verano de 2017 a terra alta para presentar su anterior novela, El monarca de las sombras, a Cercas se le ocurrió la idea de contar la historia de un urbanita que comienza a vivir en un lugar en el que nunca ocurre nada “y ni siquiera puede dormir debido al silencio”. Así empezó a tomar notas sobre un posible Melchor Marín. Pero luego “llegó el otoño catalán y me angustié. Empecé a escribir artículos en prensa para combatir el diluvio de mentiras que estaban envenenando a la sociedad en la que vivía. Eso duró tres meses. Y eso fue lo que me cambió. Después la historia de Melchor Marín salió fácil. Los escritores somos recicladores de basura”, comentó Cercas.

Cercas y Vilas se quejaron de que los periodistas pregunten a los escritores por política, “¿por qué no se lo preguntan a Messi?”

Vilas también habló de política, pero sin meterse en berenjenales. Recordó que a su madre le gustaba mucho Felipe González tras una comida en la que compartió mantel con el expresidente del Gobierno. “Me acordaba del telediario y cuando estábamos todos delante de la mesa y aparecía la figura de Felipe. De alguna manera, era unificador”, sostuvo. Un poquito de costumbrismo, que nunca viene mal en una charla.

Claro que a esas alturas Vilas ya estaba encantado con su papel humorístico -que dicho sea de paso también le imprimió ritmo a la conversación- y no puso pegas cuando, para finalizar, Villanueva le pidió que imitara a Francisco Umbral. El escritor aragonés se lanzó con el famoso ‘he venido a hablar de mi libro’ del programa de Mercedes Milá, que 25 años después sigue siendo un greatest hit del humor un poco pasado de hora y al fin y al cabo a la RAE habían venido a eso. “Vean el vídeo que lleva casi un millón de visitas”, pedía Vilas a un público que se carcajeaba y aplaudía. “Que era viral”, insistía. Que es lo que quiere ser ahora también la Real Academia. Eso sí, para la próxima enciendan la calefacción que más de uno seguro acabó con un resfriado.

Con un cuadro de Felipe V, otro de Cervantes y a ambos lados las cubiertas de 'Terra Alta', de Javier Cercas y 'Alegría', de Manuel Vilas. Así, entre lo kitsch y lo respetable -sin saber muy bien qué cosa es una y qué cosa otra- recibía ayer la Real Academia Española (RAE) al ganador y finalista de los premios Planeta. La primera vez que la casa que vela por nuestro lenguaje abría sus puertas al galardón literario más popular y comercial en español para, directamente, promocionarlo. No se hace fácil ver a otros premiados por esta editorial en este salón, pero la RAE parece que no va de farol con esto de abrirse al pueblo. Se acabó el postureo: si hay un libro que se vende en Navidades no es un tratado filológico -y ya ni siquiera el diccionario- sino el Planeta. Seamos serios.

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