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Carlos Santos, a por el Goya: "Me queda todo por aprender"
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ENTREVISTA

Carlos Santos, a por el Goya: "Me queda todo por aprender"

El actor murciano entró por la pequeña pantalla con 'Los hombres de Paco'. Ahora con un Goya en el currículum se ha puerto a las órdenes de José Luis Garci en 'El crack cero'

Foto: Carlos Santos en un fotograma de 'El crack cero'', de José Luis Garci. (Filmax)
Carlos Santos en un fotograma de 'El crack cero'', de José Luis Garci. (Filmax)

Hace veinte años Carlos Santos se marchó de Murcia en dirección a Madrid, quizás no con la idea de sustituir a Alfredo Landa en la mente colectiva como el detective Germán Areta, pero sí con la intención de ganarse el pan frente a la cámara. De esporádico a secundario, acompañó en la postcena a muchas familias españolas con su Povedilla de 'Los hombres de Paco', cantera de la que también salieron Mario Casas y Michelle Jenner. El salto al cine se hizo de rogar, pero la espera valió lo que valen un Goya a mejor actor revelación en 2017 por 'El hombre de las mil caras' y la posibilidad de protagonizar la precuela más esperada del cine español, 'El crack cero' de Garci, y la segunda película más taquillera de 2019, 'Lo dejo cuando quiera'.

PREGUNTA. Dos años después de ganar el Goya a mejor actor revelación se estrena a las órdenes de Garci. ¿El 'cabezón' es un buen pasaporte?

R. Yo me quedo con lo que me dijo Alberto Rodríguez justo antes de que empezara la ceremonia de hace dos años, que es que el Goya, los premios en general, en realidad son para los amigos, para la familia y para toda esa gente que lleva tanto tiempo a tu lado aguantándote, porque ya sabes cómo somos los actores y las neuras que tenemos y las agonías de si suena el teléfono o no suena o sale una prueba. Ellos son los que disfrutan más cuando recibes un reconocimiento.

Acabo de cumplir veinte años desde que llegué a Madrid para trabajar como actor y, afortunadamente, el trabajo no ha faltado. Si el Goya te da más o menos trabajo no sabría valorarlo. Me quedo con la alegría de mi familia, de mis amigos y de la gente que me quiere cuando lo gané. Luego han venido muchos proyectos interesantes, no sé si a raíz del Goya, pero he podido seguir trabajando y comiendo de esto y pagando las facturas.

P. El próximo lunes 2 se anuncian las nominaciones a los Goya 2020. ¿Espera escuchar su nombre?

R. Resulta que estrenamos la película y le ha gustado mucho a todo el mundo. El 95% de las críticas han sido formidables. También las del público. De repente empiezan a meterte en quinielas de goyómetros en un año tan complicado como este: la Academia tiene en sus manos hacer uno de los mejores ‘spots’ de presentación de su historia, porque se juntan tres ganadores del Oscar: Amenábar, Almodóvar y Garci. En Hollywood puede pasar cada año, pero en nuestra cinematografía creo que es inédito. Ya el ver mi nombre ahí, junto a Banderas, junto a De la Torre, Karra Elejalde o Luis Tosar es espectacular. Aunque en esta ocasión creo que el premio tiene nombre y apellido, que es el de Antonio Banderas, que está formidable en ‘Dolor y Gloria’. Pero mi madre está súper nerviosa, mi hermana está súper nerviosa y me haría ilusión por José Luis, porque la película tuviera presencia. Si, de repente, suena la flauta y estoy yo, daré saltos de alegría. En el anterior Goya mi hermana no pudo estar, así que, si esta vez me nominan, mi hermana estará en esa gala, por fin, ya curada y con todo solucionado y por ella me haría mucha ilusión.

placeholder Carlos Santos en la pasada edición de los Goya. (Efe)
Carlos Santos en la pasada edición de los Goya. (Efe)

P. ¿Qué esperaba de un papel como el de Germán Areta en 'El Crack cero'?

R. Cuando José Luis Garci me propuso retomar el personaje mítico de Areta que hizo Alfredo Landa en dos de las películas más icónicas del cine negro, para mí, ponerme a las órdenes de alguien a quien admiraba desde que tenía catorce o quince años y que veía todas y cada una de las semanas en ‘Qué grande es el cine’ —tengo hasta cintas grabadas— ha sido un lujo. Todos los que tenemos entre treinta y cuarenta años hemos crecido con su programa en una época en la que si te gusta el cine eres una esponja. Yo se lo dije al propio José Luis: ‘tú me has dado clase de cine’. Y él me contestó: ‘Pero si yo no he dado nunca clases’. Pero en la tele sí, con Torres dulce, Salvador Marías, Juan Cobos, Oti Rodríguez Marchante, Juan Miguel Lamet… Poder trabajar con él, que además tiene un Oscar y ha estado nominado otras tres veces, ha sido un regalo. Más allá de eso no había ninguna expectativa.

P. Dice que rodaron en analógico. ¿Utilizaron celuloide?

R. Qué va. Rodar en celuloide hoy es dificilísimo. Fíjate en Koldo Serra, que acaba de grabar su primera serie para Orange y lo ha hecho con un móvil. El celuloide está desapareciendo salvo una gran superproducción o un director que pueda darse el capricho y permitírselo. Pero, salvo por eso, nuestro rodaje ha sido totalmente analógico, como decía José Luis. No hay ningún tipo de efecto digital. Es una película de otro tiempo. Y eso la hace supramoderna. Es tan clásica que, a día de hoy, es moderna.

placeholder Otro momento de 'El crack cero'. (Filmax)
Otro momento de 'El crack cero'. (Filmax)

P. ¿Qué aportan al cine en 2019 dos 'personajes' como Garci y Areta?

R. Areta es icónico. Las dos pelis primeras, ‘El crack’ y ‘El crack II’, redescubrieron a Alfredo Landa y cambiaron totalmente su carrera. Le sacaron de las comedias del ‘landismo’. Pero también revivió un género que estaba olvidado, que era el cine negro. Desde los 50 ya no se hacían. Me consta que muchos de los directores que hoy hacen ‘thriller’ son admiradores de Garci. Alberto Rodríguez me dijo personalmente que es un amante de ‘El crack’. O Enrique Urbizu, que dice la frase de “Si quieres saber cómo se hace cine negro mira las películas de Garci”. Yo creo que es viejo maestro que vuelve. Aporta la sabiduría de la gente que lleva tanto tiempo haciendo cine.

P. ¿Llegó al papel por casting?

R. Éste fue el casting más breve de mi carrera como actor. En un principio la película se iba a hacer hacía un año y el protagonista iba a ser Víctor Clavijo. Cuando se retomó un año después, Víctor tenía compromisos profesionales y no podía hacerla, así que Alberto Sánchez —que es su mano derecha absoluta en temas de producción pero también en rodaje como ayudante de dirección—, al que yo conocía de haber hecho un corto juntos, me llamó y me dijo que estaban preparando la película. Cuando te dicen que el personaje es Areta, te caes de culo. Me mandaron el guión y dos días después me dijeron que José Luis quería conocerme. Yo di por sentado de que a mí y a dos o tres actores más. Alberto Sánches me presentó “aquí está Carlos”. Y José Luis directamente dijo: “Hombre, si está aquí Areta. Pase usted, don Germán”. Esa fue mi prueba. Y pasó a enseñarme los bocetos y salí de allí con el personaje debajo del brazo. Y me regaló un libro que han escrito varios periodistas sobre la filmografía de José Luis. Durante el rodaje me regaló el guión original de ‘El Cid’, de Anthony Mann, del año 60. Con las páginas amarillas del uso e incluso anotaciones a bolígrafo. Lo voy a poner en una vitrina de cristal. Es una auténtica reliquia. Es un tipo súper generoso. Nos regalaba libros todos los días en el rodaje. Hace familia.

Si quieres saber cómo se hace cine negro mira las películas de Garci

P. ¿Cómo es Garci en el día a día de un rodaje?

R. Es muy difícil ver, yo que llevo ya unas cuantas pelis, ver que el director tiene el control total de la película, que te cambie unas líneas de guión justo antes de entrar a rodar. Ni está Atresmedia ni Mediaset; sólo Televisión Española, pero en una proporción que le deja toda la libertad del mundo. Es una obra de autor, el máximo responsable de todo. Además, es muy rápido rodando. Apenas tardamos seis semanas y hubo días que no rodamos más de tres horas. Acostumbrado como estoy a televisión, a veces rodando doce, trece o catorce horas, esto es una rareza. Él jamás dice acción. Él dice: “Bueno, Carlos, estamos rodando; cuando quieras te tomas la acción”. La puesta en escena está hecha y cuando tú estás preparado, arrancas la secuencia.

P. ¿Qué queda del actor que empezó a despuntar con 'Los hombres de Paco'?

R. Me queda todo por aprender. Justo llegué ayer de un viaje con mi chica, mi madre y mi suegra por Pisa, Florencia y Roma. Cuando llegué a Roma fui a ver al Papa me canonizó directamente. Ahora en serio, los turistas españoles que me encontré por allí me decían: “¡Povedilla, Povedilla!”. Por otro lado, fue el personaje con el que aprendí y descubrí hasta dónde podía llegar como actor. Tuve la fortuna de que los guionistas jugaron muchísimo conmigo. Me pusieron un hermano gemelo, me hicieron ser padre, me casaron, me pusieron tetas, me enterraron vivo, me violaron en la cárcel… Me dieron tal cantidad de situaciones a las que enfrentarme y fui tan plastilina que aprendí hasta dónde podía llegar. O al menos una primera toma de contacto. Con él aprendí que los límites están para romperlos. Es un personaje al que le tengo mucho cariño porque gracias a él luego vino todo lo demás.

Hace veinte años Carlos Santos se marchó de Murcia en dirección a Madrid, quizás no con la idea de sustituir a Alfredo Landa en la mente colectiva como el detective Germán Areta, pero sí con la intención de ganarse el pan frente a la cámara. De esporádico a secundario, acompañó en la postcena a muchas familias españolas con su Povedilla de 'Los hombres de Paco', cantera de la que también salieron Mario Casas y Michelle Jenner. El salto al cine se hizo de rogar, pero la espera valió lo que valen un Goya a mejor actor revelación en 2017 por 'El hombre de las mil caras' y la posibilidad de protagonizar la precuela más esperada del cine español, 'El crack cero' de Garci, y la segunda película más taquillera de 2019, 'Lo dejo cuando quiera'.

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