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Sentimientos a flor de piel: Madrid se pone flamenco en el Teatro Real
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Palmas, zapateado y mucho duende

Sentimientos a flor de piel: Madrid se pone flamenco en el Teatro Real

Desde que en 1975 Paco de Lucía se dejó caer con su guitarra por el teatro madrileño, el intérprete confirió un regusto a Flamenco al monumento de la capital

Foto: Miguel Soto (i), Jesús Corbacho, Rafael Campallo (c), David Vargas y Jesús Rodríguez (d) en el Teatro Real. (Juanlu Vela)
Miguel Soto (i), Jesús Corbacho, Rafael Campallo (c), David Vargas y Jesús Rodríguez (d) en el Teatro Real. (Juanlu Vela)

El Flamenco es la sal de la mar en mi herida
Es batalla ganada y perdida
Vicente Amigo - Guitarrista

Un rojo burdeos de tinte vinoso y de tono plañido. El color del dolor, el de una herida sanando que todavía está abierta, o el de la tierra roja que excavaban los mineros almerienses del siglo XIX mientras entonaban sus tarantos flamencos para expresar sus pesares y lamentos.

Un Rafael Campallo resuelto, ataviado de un traje rojo burdeos, rinde homenaje al origen minero del Flamenco sobre el cielo estrellado del Salón de baile de Isabel II del Teatro Real en Madrid. Sin vacilar, con el rostro tenso, comienza un baile recogido y sobrio. Sobre las plantas de los dos tacones realiza vueltas sobre sí mismo y alterna entre vueltas zapateadas y vueltas voladas, más que ser un baile dramático parece un baile sentimental.

placeholder Rafael Campallo (i) y Miguel Soto (d) en el Teatro Real. (Juanlu Vela)
Rafael Campallo (i) y Miguel Soto (d) en el Teatro Real. (Juanlu Vela)

El zapateado de Campallo va acompañado del cante de Miguel Soto y Jesús Corbacho, mientras que David Vargas y Jesús Rodríguez encauzan el ritmo con las guitarras.

placeholder Jesús Rodríguez en el Teatro Real. (Juanlu Vela)
Jesús Rodríguez en el Teatro Real. (Juanlu Vela)

En cierto punto el bailaor pide guerra a Soto, se planta delante del cantaor y ambos se enzarzan en una tensa y muy compenetrada disputa entre palmas y taconeo, después ríen y mientras bajan del escenario se levanta una ovación del público.

Vuelven a subir, pero esta vez Campallo va entero de blanco. De entre el público se escucha un inesperado ¡guau! de una mujer. Los intérpretes comienzan a tocar una Alegría. Con este canto alegre el bailaor transmite una sensación de libertad, extiende sus brazos como si de un pájaro se tratase y expresa un baile más ligero, más feliz y con más duende.

placeholder Rafael Campallo en el Teatro Real. (Juanlu Vela)
Rafael Campallo en el Teatro Real. (Juanlu Vela)

Al final, tanto guitarristas como cantaores terminan bailando y jugando en el tablao, algo poco usual. Se oyen aplausos y risas, la distancia que separa al público del escenario se ha mermado.

El tablao del Teatro Real

Desde que en 1975 Paco de Lucía se dejó caer con su guitarra por el Teatro Real, el intérprete confirió un regusto a Flamenco al coliseo madrileño.

La institución consagrada a la ópera, el ballet y la música clásica nunca se llegó a abrir del todo al Flamenco, hasta que el año pasado de la mano de la compañía Solana surgió la iniciativa Flamenco Real.

El Salón de baile de Isabel II Inicialmente se destinó a fiestas y bailes de máscaras, de hecho entre 1841 y 1850 fue la sede provisional de las Cortes Generales. Pero desde 2018 se ha convertido en un tablao flamenco.

La compañía Solana ha exportado a reputados bailaores, cantaores y guitarristas por todo el mundo. De entre sus proyectos se encuentra Las Minas Flamenco Tour con el que llevaron a otros países el Festival del Cante de Las Minas, unos de los concursos más antiguos de la historia del Flamenco. A nivel nacional también han lanzado iniciativas como las Minas Puerto Flamenco y el proyecto FARO en la que trasladaron la experiencia flamenca a 10 faros del litoral español. Allí donde va el Flamenco funciona.

"El que lo prueba no lo suelta"

"Funciona allí donde va porque es una expresión total, es una expresión interna de cada persona cuando entra en el mundo del Flamenco, no el Flamenco", explica Campallo mientras lo entrevistamos después del espectáculo. "Se piensa que se puede expresar todo lo que se quiere y todo lo que se puede. Entonces es una libertad que el que la prueba no la suelta". Piensa que gusta tanto porque te permite expresar sentimientos, "que es lo que le cuesta a mucha gente hoy en día".

placeholder Miguel Soto (i), Rafael Campallo (c) y Jesús Corbacho (d) en el Teatro Real. (Juanlu Vela)
Miguel Soto (i), Rafael Campallo (c) y Jesús Corbacho (d) en el Teatro Real. (Juanlu Vela)

El artista piensa que su momento clave fue cuando aprendió a bailar con 9 años. Siempre cantaba o bailaba, recuerda entre risas cuando su familia le subía a las barras de los bares para cantar y así ganarse unas pesetas. La primera vez que aprendió sevillanas fue en una academia en su calle, en el barrio del Cerro de Águila en Sevilla. Recuerda que al principio no le gustó porque era el único niño y todo los demás mujeres, "cosas de niños" ya después se le pasó, "antes era distinto", sentencia.

Gusta tanto porque permite expresar sentimientos, "que es lo que le cuesta a mucha gente hoy en día"

Durante la entrevista gran parte del público se le acerca para darle la enhorabuena y despedirse, incluso en un momento determinado le asalta un portugués para decirle que se lo lleva a dar espectáculos por Lisboa que con quien tiene que hablar. Campallo cansado después de la actuación nos explica que es muy fuerte la carga emocional y que la gente al verle sonriendo y que se lo pasa bien en el escenario no son conscientes de la otra cara. "La tensión de los días de atrás me la llevo yo", además confiesa que venir a actuar a la capital le da más respeto aún.

Este jueves actuará en el Teatro Real la bailaora Rosario Toledo y el 14 de diciembre se subirá al escenario el cantaor y guitarrista flamenco Ricardo Fernández del Moral.

El Flamenco es la sal de la mar en mi herida
Es batalla ganada y perdida
Vicente Amigo - Guitarrista

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