El barco 'fantasma' que ha cobrado vida tras un siglo varado en las cataratas del Niágara

El 6 de agosto de 1918 dos hombres, Gustav F. Lofberg, de 51 años, y James H. Harris, de 53 años, quedaron a merced del río Niágara cuando la embarcación en la que viajaban se desprendió de su remolcador a solo 600 metros de la catarata Horsehoe, una de las cascadas que componen las cataratas del Niágara, situadas en la frontera de Ontario (Cánada) y Nueva York (Estados Unidos), en la zona noroeste de América del Norte.

En la que es la catarata más grandiosa del Niágara, también conocida como la catarata canadiense, este barco, bautizado con el nombre de 'Iron Scow', llevaba 100 años impertérrito en el lugar en que quedó varado tras perder de vista a la embarcación que le guiaba durante una operación de dragado en aguas próximas a la caída de Horseshoe, concretamente a un kilómetro y medio de este 'abismo' canadiense.

Los hombres a bordo del barco fueron arrastrados por la corriente hacia el salto de agua, dando lugar a uno de los rescastes más dramáticos y complicados de la historia de este paraje natural, que involucró a los departamentos de Bomberos y Policía del Niágara, a la Guardia costera estadounidense e, incluso, a un veterano de la Primera Guerra Mundial, William 'Red' Hill, el mayor conocedor de la zona por aquella época, quien ayudó a desbloquear las operaciones de rescate de los marineros a la mañana siguiente del accidente.

Hasta ahora, el 'Iron Scow' había permanecido inamovible en el lugar donde encalló en 1918, ya que en su momento no fue posible rescatar la embarcación. Aunque algo deteriorado por las acometidas del agua durante estos años, la embarcación se había mantenido anclada a las rocas durante todo este tiempo y se había erigido como un símbolo del valor con que los habitantes de la zona llevaron a cabo la operación de rescate, tal y como cuenta en The New York Times un portavoz de la Comisión de Parques del Niágara.

Cien años después de su naufragio, una fuerte tormenta vivida el pasado 31 de octubre ha cambiado significativamente de lugar el barco, trastocando su posición y acercándolo aún más al borde de las cataratas, de acuerdo con las informaciones que ha hecho públicas la Comisión de Parques. A pesar de que esta organización apunta que la embarcación aún está asegurada al fondo del río, en la zona alta donde la fuerza de los rápidos es bastante poderosa, para salvaguardar al 'Iron Scow' se están monitorizando los movimientos del barco a través de un sistema GPS, una herramienta que también determinará cuánto se ha desplazado la embarcación por culpa del temporal y las condiciones meteorológicas adversas.

De constatar que el barco se ha convertido en un potencial peligro para, por ejemplo, plantas de energía ubicadas en otras zonas del río o naves turísticas que pueden surcar otros términos del Niágara, el 'Iron Scow' podría abandonar su localización original si resulta viable sacarlo del agua 101 años después de convertirse en un barco 'fantasma'.