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Ruth Lillegraven, la nueva estrella de la novela negra nórdica
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FERIA DEL LIBRO DE FRÁNCFORT

Ruth Lillegraven, la nueva estrella de la novela negra nórdica

Acaba de publicar con Maeva 'El fiordo profundo' y ha sido una de las invitadas al festival Getafe Negro, que ha tenido lugar del 21 al 27 de octubre

Foto: Una foto publicitaria de Ruth Lillegraven. (Agnete Brun)
Una foto publicitaria de Ruth Lillegraven. (Agnete Brun)

La Feria del Libro de Fráncfort es cada año un hervidero de editores, agentes y comerciales de todo el mundo. Durante una semana, en los cinco pabellones que ocupa —bastante más grandes que los de Ifema de Madrid— se compran y se venden los derechos de los libros que se van a publicar en las próximas fechas. Aquí se crean las tendencias: no leemos libros feministas, ecologistas, ensayos divulgativos o novelas negras porque sí. Aquí también se dan a conocer autores que pueden alcanzar el estatus de estrella si su agente consigue colocar sus derechos en varias editoriales de todo el planeta. En definitiva, aquí se juega mucho más que la cultura y tiene olor a euros y a cualquier otra moneda del orbe. Aunque, para ser honestos, también se lee. Y mucho.

Este año el país invitado ha sido Noruega —en 2021 será España y ya se están preparando los fastos para el evento— y, por tanto, los autores de este país. Por su pabellón, cuajado de espejos, libros y música folclórica, se encontraba Ruth Lillegraven, autora fichada por Maeva que acaba de publicar su primera novela negra 'En el fiordo profundo'. Y, como casi todo el mundo que llega por primera vez a la feria de Fráncfort, estaba fascinada. "Es casi como estar en otro planeta. Todo el mundo me había avisado de que era muy grande, y muy loco, además, estás una hora en un sitio, luego otra en otro… Pero la verdad es que me ha sorprendido mucho cómo funciona todo", comenta a El Confidencial.

placeholder Portada de 'En el fiordo profundo'
Portada de 'En el fiordo profundo'

Lillegraven viene además de un mundo pequeño de la literatura: antes de dedicarse al género negro escribió poesía, que es el género por el que tenía lectores en su país, además de algunos libros para niños. Pero con su primera novela negra ha dado un salto abismal en número de lectores. "¡Desde luego tengo ahora más lectores! 25.000… Y es muy cool, tengo que admitirlo. Había recibido un 'feedback' muy positivo con mi poesía y me gusta mucho escribir poemas. Pero a mí me encanta que me lea todo el mundo. Yo no soy una escritora intelectual. Incluso con mi poesía también he intentado llegar a cualquier persona", señala.

El cambio de registro lo hizo por un reto consigo misma. Quería escribir algo diferente. Y también volcar alguna de sus experiencias personales. Lillegraven es lectora de novela negra y no le causa ningún problema hablar de las virtudes del género. "Hay muchos autores que reniegan de la novela negra, de hecho, no leen a ningún autor de este género porque piensan que es horrible. Pero yo siempre lo he leído. Es un género que abarca mucho y no hace falta que escribas sobre cuestiones sangrientas, pues incluir cuestiones políticas, domésticas, la vida personal, profesional. Yo lo que he intentado es combinar el 'noir' doméstico con el 'thriller' político. Pero todo esto también lo tienes que relacionar con una serie de convenciones que tiene la novela negra", sostiene quien tiene en lo alto de su altar a escritores como los suecos Henning Mankell, Stieg Larsson o Camilla Läckberg, una autora con quien por otra parte ahora también va a compartir editorial en España.

Yo lo que he intentado es combinar el 'noir' doméstico con el thriller político

Lo que sí que pretendía era salirse un poco del esquema habitual de la novela policiaca dejando de lado a los estereotipados personajes de los investigadores –policías, detectives o incluso periodistas— que tienen que desentrañar un crimen, y que según ella, suelen dominar en la novela negra escandinava. Por este motivo, su historia está protagonizada por un matrimonio —ella, secretaria de Estado en el Ministerio de Justicia, él médico pediatra— que se ve envuelto en una serie de asesinatos en los que a priori hay un cariz racista contra los inmigrantes. A la vez hay toda una trama sobre los secretos de pareja y sobre cómo las cosas no son tan ideales en un país con un Estado del Bienestar considerado modélico en casi todo el mundo.

Las cosas no son tan ideales en un país con un Estado del Bienestar considerado modélico en casi todo el mundo

"Yo trabajé como asesora en el Ministerio de Transporte durante seis años así que conozco cómo funcionan las instituciones. Nunca trabajé en el Ministerio de Justicia, como el personaje de Clara, pero trabajé de forma muy cercana con los políticos y trabajando en sus discursos… Es un mundo fascinante aunque también tiene su parte oscura, ya que son personas con mucha ambición… Lo cierto es que cuando trabajas ahí se pierde mucha fascinación por los políticos. Y siempre pensé que debería contar esta experiencia", relata Lillegraven, que también pretendía hacer un homenaje a los personajes femeninos, Claire y Carrie, de las series 'House of Cards' y 'Homeland'.

La invocación al tema político se debe a que a la autora noruega le preocupan circunstancias actuales como el cambio climático – "No puedo entender cómo los políticos, no solo en Noruega, sino en todo el mundo, lo están ignorando. Me irrita" —apostilla— y la inmigración. "Tenemos mucha discusión sobre el tema y sobre la actitud de ciertos líderes contra los inmigrantes", señala, aunque intenta bordear un tanto este asunto, que es uno de los más candentes en su país donde ahora gobierna un bloque de partidos de la derecha, incluido el Partido del Progreso, que se ha tildado de extrema-derecha.

No puedo entender cómo los políticos, no solo en Noruega, sino en todo el mundo, lo están ignorando. Me irrita

Lillegraven se encuentra más cómoda al hablar de la denuncia que hace —también en su novela y la inspiración principal— del maltrato a los niños, una problemática que ve creciente en su país. "Además, se da en las diferentes clases sociales. Es un problema que está en todas partes. Hay prejuicios que señalan que son los inmigrantes o la gente de las clases más bajas, pero eso no es así. Lo difícil que cómo encarar este asunto", comenta. En su novela, hay un personaje que trata de solucionarlo aunque no de la manera más justa.

Para ella si hay un género que puede poner en solfa los problemas sociales ese es el negro. "Puedes hacerlo desde distintos tipos de literatura, pero el género negro es bastante eficaz puesto que puedes combinar el entretenimiento con los temas más candentes de la actualidad", indica. No es la única que lo piensa. De hecho, la lista de autores —muchos de ellos escandinavos— que han retratado la cara b de sus países es bastante larga. Si se le pregunta por el éxito de la novela negra nórdica, que ya lleva unos cuantos años y que no tiene visos de acabarse, no sabe muy bien qué decir. "Quizá es la oscuridad…. Creo que todo esto empezó en Suecia con Maj Sjowall y Per Wahloo, a partir de ahí empezó un tipo de novela negra en los países escandinavos que continúa. Quizá tenga que ver con nuestra naturaleza, con el clima, la oscuridad… Es un cliché pero no tengo una explicación", argumenta.

Estos días se celebra en Madrid el festival Getafe Negro que también tendrá como invitados a los autores noruegos del género

De momento, ella se ha sumado a este grupo que tiene una cantidad encomiable de lectores en todo el planeta. Estos días se celebra en Madrid el festival Getafe Negro que también tendrá como invitados a los autores noruegos del género. Y Lillegraven compartirá mesa con una de las estrellas de su país, Jo Nesbo, un autor leído en todo el mundo. Nada mal para provenir de la poesía. Como ella misma recalca: “Muchas veces la gente piensa que la poesía es difícil, pero no siempre lo es. Al menos la mía no lo es. Mucha gente se sorprende por eso cuando me lee. Pero sí, yo siempre quiero tener lectores".

La Feria del Libro de Fráncfort es cada año un hervidero de editores, agentes y comerciales de todo el mundo. Durante una semana, en los cinco pabellones que ocupa —bastante más grandes que los de Ifema de Madrid— se compran y se venden los derechos de los libros que se van a publicar en las próximas fechas. Aquí se crean las tendencias: no leemos libros feministas, ecologistas, ensayos divulgativos o novelas negras porque sí. Aquí también se dan a conocer autores que pueden alcanzar el estatus de estrella si su agente consigue colocar sus derechos en varias editoriales de todo el planeta. En definitiva, aquí se juega mucho más que la cultura y tiene olor a euros y a cualquier otra moneda del orbe. Aunque, para ser honestos, también se lee. Y mucho.

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