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Ladj Ly: "Sólo hace falta una chispa pequeña para que todo explote en Francia"
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67 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Ladj Ly: "Sólo hace falta una chispa pequeña para que todo explote en Francia"

Con su ópera prima, este cineasta francés de origen senegalés ha ganado el premio del jurado del Festival de Cannes y la candidatura de Francia para los Oscar

Foto: Ladj Ly dirige 'Los miserables', un 'thriller' policial conlenguaje cercano al documental sobre el abandono de los 'banlieues' franceses por parte de la Administración. (Efe)
Ladj Ly dirige 'Los miserables', un 'thriller' policial conlenguaje cercano al documental sobre el abandono de los 'banlieues' franceses por parte de la Administración. (Efe)

En 2005, la policía francesa perseguía a dos adolescentes africanos musulmanes en el suburbio -'banlieue' lo llaman- de Clichy-sous-Bois cuando los jóvenes treparon una verja de una estación eléctrica y murieron electrocutados. Tenían 15 y 17 años y pertenecían a una minoría étnica dentro de la clase más desfavorecida del país. Sus muertes provocaron un estallido social dentro de los 'banlieues' alrededor de París, que explotaron después de años de abandono por parte de las instituciones francesas. La desatención había sido tal -y sigue siendo-, que las comunidades de estos barrios se empezaron a regir por una regulación al margen del sistema oficial: sus propios bancos, sus propios alcaldes, incluso su propio lenguaje, el 'verlan'.

Foto: Damien Bonnard, Alexis Manenti y Djibril Zonga, en 'Los miserables'. (Wild Bunch)

En un suburbio similar al de Clichy-sous-Bois, nació el cineasta francés de origen senegalés Ladj Ly. Exactamente en Montfermeil, un barrio en el que conviven diferentes comunidades étnicas y religiosas y que ha pasado de ser un gran punto de venta de drogas a un centro comercial de la prostitución 'low cost'. Un 'banlieue' del que no se ha marchado ni después de ganar el premio del jurado del Festival de Cannes con 'Los miserables', su ópera prima, un 'thriller' policial a caballo entre el 'road trip' y el documental que funciona como una radiografía perfecta de unas ciudades asoladas por la miseria y la marginalidad que pocas veces se miran desde dentro, sino más bien desde fuera como el símbolo del fracaso de la socialdemocracia y la integración cultural. Tras su paso por Cannes, 'Los miserables' llega al Festival de San Sebastián un día después de que Francia haya seleccionado la película como su representante de cara a los Oscar.

placeholder Damien Bonnard, Alexis Manenti y Djibril Zonga en 'Los miserables'. (Wild Bunch)
Damien Bonnard, Alexis Manenti y Djibril Zonga en 'Los miserables'. (Wild Bunch)

El filme de Ly competía contra 'Retrato de una mujer en llamas', de Céline Sciamma, y 'Proxima', de Alice Winocour, dos rivales difíciles de batir. "Que hayan seleccionado nuestra película es un mensaje fuerte, una señal que viene a decir ‘Ok, os hemos escuchado’", interpreta el director. "Creo que es muy importante, desde la selección en Cannes hasta que Francia la haya elegido como representante para los Oscar. Hemos tomado la palabra y creo que es el comienzo de un cambio".

El cine es un medio elitista, partiendo que en las escuelas de cine se pide llegar con un nivel de formación completamente loco

Ly pertenece a una minoría en una industria ocupada mayoritariamente por hombres caucásicos de clase media-alta, aquellos que se pueden permitir las matrículas y la exclusividad que demanda una escuela de cine o una carrera en la que los comienzos como meritorio sin sueldo no llevan pan a casa. "Creo que es fundamental que el cine hoy se abra a nuevas voces, porque es un medio muy cerrado", lamenta. "Es un medio elitista, partiendo que en las escuelas de cine se pide llegar con un nivel de formación completamente loco. Es un arte de muy difícil acceso, principalmente por la barrera económica. Por eso hemos creado un colectivo llamado Kourtrajmé junto a Kim Chapiron y Romain Gavras, que es el hijo de Costa-Gavras, para crear una nueva voz en las nuevas generaciones y trabajar con ellas desde cero".

placeholder 'Los miserables', de Ladj Ly, una de las sorpresas de Cannes, también pasará por Perlas.
'Los miserables', de Ladj Ly, una de las sorpresas de Cannes, también pasará por Perlas.

Y son estas voces las que pueden cambiar la visión estereotipada de una comunidad que el espacio que consigue en el debate público suele asociarse con connotaciones negativas, como la criminalidad. "La política y los medios de comunicación hoy en día van de la mano. Cuando ambos hablan de los ‘banlieues’ se constata que lo hacen desde el desconocimiento, claramente. Siempre caen en el cliché y en la voluntad de denigrar estos barrios, en los que no han puesto nunca un pie. Por eso el cine es importante. Porque aporta un nuevo punto de vista", defiende.

La película es un nuevo grito de alarma que los políticos deberían escuchar

"Yo hablo de un tema que conozco, porque vivo en Montfermeil, y que nace de la experiencia personal", continúa. "Es necesario que el cine nos deje un espacio para contar nuestras historias. Porque, desgraciadamente, la gente de fuera cae demasiado habitualmente en el cliché. Creo que ‘Los miserables’ es una película justa, inspirado en una historia real, en experiencias que he vivido. Es una película realista que no deja lugar a los fantasmas ni a la imaginación. Todo está basado en hechos reales. Y este es un nuevo grito de alarma que los políticos deberían escuchar".

placeholder Ladj Ly posa con el premio del jurado en Cannes. (Reuters)
Ladj Ly posa con el premio del jurado en Cannes. (Reuters)

Ly se debate entre la esperanza y el pesimismo a la hora de dibujar un futuro para estas comunidades marginadas y maltratadas por el 'establishment', avisperos en los que cualquier confrontación puede provocar un estallido social difícil de controlar. "‘La Haine’ ('El odio') fue una película que nos influyó mucho en su momento porque era la primera vez que veíamos que hablasen de los ‘banlieues’. Pero han pasado veinticinco años, y veinticinco años después ‘Los miserables’ trata sobre el mismo asunto, así que parece que las cosas no han evolucionado mucho", critica. "Sigue habiendo los mismos problemas en estos barrios, que siguen abandonados por las instituciones públicas. La situación no sólo no se ha arreglado, sino que yo siento que ha ido a peor".

En la Revolución Francesa hizo falta la violencia

El maridaje entre el abandono de las Administraciones y la falta de respeto por el sistema es una de las principales preocupaciones no sólo de Francia, sino de la Europa del siglo XXI, sobre todo cuando el terrorismo aprovecha el descontento y la falta de perspectivas para seducir a jóvenes desencantados con la rabia a flor de piel. "En Francia hay una situación explosiva, con los chalecos amarillos y con la condición de abandono de los suburbios desde hace más de treinta años. Los chalecos amarillos se han lanzado a la calle y, aunque han hecho ruido, finalmente nadie les ha escuchado. Entonces, ¿cuál es la solución? La pregunta es si hay que quemar el país para que te hagan caso. Sólo hace falta una chispa pequeña para que todo explote. En la Revolución Francesa hizo falta la violencia, las cosas son así".

En 2005, la policía francesa perseguía a dos adolescentes africanos musulmanes en el suburbio -'banlieue' lo llaman- de Clichy-sous-Bois cuando los jóvenes treparon una verja de una estación eléctrica y murieron electrocutados. Tenían 15 y 17 años y pertenecían a una minoría étnica dentro de la clase más desfavorecida del país. Sus muertes provocaron un estallido social dentro de los 'banlieues' alrededor de París, que explotaron después de años de abandono por parte de las instituciones francesas. La desatención había sido tal -y sigue siendo-, que las comunidades de estos barrios se empezaron a regir por una regulación al margen del sistema oficial: sus propios bancos, sus propios alcaldes, incluso su propio lenguaje, el 'verlan'.

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