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James Ellroy: "Nací para provocar"
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James Ellroy: "Nací para provocar"

Es exactamente el tipo de persona que te imaginas detrás de un libro donde mujeres y niños mueren abrasados por un lanzallamas en el fondo de una cueva

Foto: James Ellroy esta semana en Madrid. (EFE)
James Ellroy esta semana en Madrid. (EFE)

Sabe cualquiera con experiencia que los autores no suelen tener un carácter acorde al tono de sus libros, y así los escritores viscerales resultan amabilísimos y los narradores de historias delicadas se descubren chuscos y hasta soeces, pues casi todos los autores son en persona exactamente lo opuesto a lo que supones leyéndolos. De modo que me dirijo al encuentro de James Ellroy (Los Ángeles, 1948) con la absoluta seguridad de que voy a conocer a un trozo de pan, un viejecito encantador que, bueno, inventa escenas donde mujeres y niños son asesinados con un lanzallamas dentro de una cueva o donde un hombre arranca con los dientes la lengua de otro hombre cuando trata de besarle -según leemos en 'Esta tormenta' (Literatura Random House)-, pero que normalmente está ayudando a encontrar el gato perdido de su vecina y haciendo barcos con azucarillos. Y no. James Ellroy es exactamente el tipo de persona que te imaginas detrás de un libro donde mujeres y niños mueren abrasados por un lanzallamas en el fondo de una cueva.

placeholder 'Esta tormenta' (Literatura Random House)
'Esta tormenta' (Literatura Random House)

Lo único dulce de nuestro autor es su camisa hawaiana. Ellroy anda estos días paseando sus estampados por toda Europa para hablar de la segunda entrega del segundo cuarteto de Los Ángeles. Es algo complicado de explicar; en resumen: a las cuatro novelas sobre la ciudad, y las tres sobre Estados Unidos, sumará nuestro autor otras cuatro, con personajes coincidentes y sangre a borbotones, en lo que finalmente será una única historia de diez mil páginas sobre gente echada a perder y pistolas descargadas.

PREGUNTA. El segundo cuarteto de Los Ángeles desplaza hacia el pasado a los personajes del primero. ¿Por qué hacia el pasado y no hacia el futuro? Hasta hoy mismo.

RESPUESTA. Nada me interesa del presente. Nada me interesa después de 1972. El instinto me llevó hacia atrás, a la segunda guerra Mundial en Los ángeles... Todo empezó con un flash en mi cabeza en 2008. La visión de un japonés siendo encerrado en un campo de internamiento. Y eso me golpeó y me llevó a pensar que podía escribir el segundo cuarteto.

P. ¿Cree que con el tiempo, pasado su siglo desde ahora, se considerará el ataque sobre Pearl Harbour -referente histórico esencial en este cuarteto-más importante o crucial que el 11-S?

R. No hablo del 11-S. No hablo de nada que haya ocurrido después de la II Guerra Mundial. Tengo a ese respecto una política muy estricta.

P. La época de este nuevo cuartero coincide con el Los Ángeles de varias de las novelas de Raymond Chandler, del que sé que no tiene usted una gran opinión. Sin embargo, veo similitudes entre 'Esta tormenta' y 'El largo adiós'.

R. Creo que Raymond Chandler es 'bullshit'. Me inspiro en los escritores pioneros del 'hard boiled', como Dashiell Hammet, Horace McCoy, James M. Caine. Pienso que Chandler es el menos importante de todos ellos. No me gusta su estilo, y su descripción de Los Ángeles me resulta cursi.

P. ¿No tiene Terry Lux, su cirujano plástico, un nombre muy parecido al de Terry Lennox, de 'El largo adiós'?

R. Estoy seguro de que sinápticamente tomé la idea de la clínica de 'El largo adiós' o de 'Adiós, muñeca', eso es verdad.

placeholder James Ellroy en Madrid. (EFE)
James Ellroy en Madrid. (EFE)

P. La complejidad de la trama y la gran cantidad de personajes, muchos de ellos ya aparecidos en el primer cuartero, esto es, en su futuro, me lleva a preguntarle cómo trabaja, si tiene ayudantes o un gran corcho con todos ellos...

R. La estructura y el previo de este libro ocupan 500 páginas, 'brother'. Todo lo planifico y cartografío muy bien.

P. ¿Entonces no tiene ayudantes?

R. Tengo una secretaria que recopila las notas y los datos. No busco una precisión histórica absoluta. Quiero conseguir el ritmo. Además ella me mecanografía los libros porque yo no escribo a máquina.

P. Respecto a algunos personajes, como Dudley Smith, su lector o quien haya visto la película sabe que no puede morir ahora porque morirá en 'LA Confidencial'. ¿Cómo afronta la escritura del pasado de personajes, un pasado que debe encajar con lo ya narrado de su futuro?

R. Hay un secreto aquí. Nunca estamos en el punto de vista de Dudley Smith en los demás libros, 'El gran desierto', 'LA Confidencial' y 'Jazz blanco', el único acceso a su mente lo tenemos en 'Perfidia' y 'Esta tormenta'. Así que no sabemos nada de su vida anterior, es ahora cuando cuento su historia.

P. No hay rastro en las demás novelas del fetichismo nazi que exhibe Dudley Smith en este libro, por ejemplo.

R. En los otros libros de repente es antisemita, tampoco parece que le gusten los mexicanos ni los negros... Uno tiene que asumir que al final de 'Esta tormenta' él desaparece. Desaparece en 1942 y luego vuelve a aparecer en 1950 en 'El gran desierto'. Puedes pensar lo que quieras, usar tu imaginación, para saber cómo volvió a la policía de Los Ángeles.

placeholder James Ellroy en Madrid. (EFE)
James Ellroy en Madrid. (EFE)

P. En varias novelas que he leído de usted, como 'American Tabloid', parece recurrir a una terna de arquetipos muy concreta para los personajes masculinos: uno, el honrado y un poco trepa; otro, el bruto; y otro, el ambiguo y avispado. Sucede también en 'LA Confidential' y un poco aquí, con Dudley, como ambiguo; Elmer, bruto, y Bill Parker, honesto. No sé si esto que digo tiene algún sentido para usted.

R. Sí, tiene sentido. Como en 'American Tabloid', sí. Puedo decirle que sí.

P. La cara de Kevin Spacey me parece la ideal para ese arquetipo de hombre ambiguo moralmente...

R. Kevin Spacey hizo un mal trabajo en la película de 'LA Confidential'; de hecho, no me gustan los actores de esa película.

P. Le comento también que creo que si este libro lo escribe un español no se publica.

R. ¿Por qué?

P. Porque ya solo en las primeras siete páginas hay una cita de Mussolini, elogios a Hitler, elogios a Franco, amén de comentarios racistas en todas direcciones... En España se adjudicaría este discurso al propio autor.

R. Eso es una estupidez, como ambos sabemos.

Kevin Spacey hizo un mal trabajo en la película de 'LA Confidential'; de hecho, no me gustan los actores de esa película

P. ¿Cómo convive con el tsunami de corrección política?

R. No hablo de la corrección política. No hablo del mundo actual. Yo escribo los libros que a mí me gusta escribir. Y ya está. Si a la gente no les gustan, no me importa.

P. Usted se ha manifestado alguna vez como escritor de derechas o, en fin, conservador. ¿Cómo vive la significación política en un medio como el literario?

R. No hablo de política.

P. En todo caso en la propia novela se sobreentiende una tesis según la cual no hay tanta distancia entre fascismo y comunismo, entre rojos y fachas, y así abundan los falsos fachas, los traidores y los reconvertidos.

R. Sí, sí. Son lo mismo.

P. ¿En qué sentido son lo mismo?

R. En que se apoderan de un país, y luego se anexionan otros países, y matan gente, matan la fe, usurpan la propiedad privada y fundamentalmente son asesinos.

placeholder James Ellroy. (EFE)
James Ellroy. (EFE)

P. Todo lo referente al sinarquismo es muy interesante, así como la aparición de personajes reales.

R. El sinarquismo se fundó en México en 1937, procedente de los cristeros, una reacción a los gobiernos comunistas y a la persecución terrible y violenta contra la iglesia católica, el asesinato de monjas y sacerdotes. Los sinarquistas, bajo el liderazgo de Salvador Abascal, surgieron como reacción a esa violencia.

P. Salvador Abascal murió en el año 2000. ¿Cómo gestiona la privacidad o el honor de determinados personajes reales de su libro, como Orson Welles, Katharine Hepburn o el propio Salvador Abascal? De todos se cuentan cotilleos o se los hace protagonizar escenas sexuales o de sangre. ¿Son rumores o invenciones o hechos probados? Por ejemplo, el hijo de Hepburn con Duke Ellington. Orson Welles rodando pelis porno. El propio Salvador Abascal aparece en el libro matando a alguien.

R. Depende de ti saber si es real o imaginado. En todo caso, cuando tengo dudas me lo invento todo.

P. ¿No hay consecuencias legales ahí?

R. No. Están muertos. Sus familiares no tienen derechos legales de ningún tipo.

P. ¿Pero Abascal en el libro mata gente y si no lo hizo y sus familiares se enojan...?

R. No me importa, 'brother'.

Nací para trabajar duro, nací para reflexionar, para provocar, para vivir apasionadamente y escribir apasionadamente

P. Hay dos personajes singularmente memorables, Hideo Ahida y Joan.

R. Hideo Ashida es un personaje complejo, un genio. Un japonés torturado, aunque es ciudadano americano. Se enamora de Dudley Smith, lo menos conveniente para él. En su interior es despiadado, piense en todo lo que hace para sobrevivir. Y Joan está en guerra con el mundo de los hombres, y es mi homenaje a mi madre, la niñera alcohólica, nacido en 1915, alta y pelirroja y siempre compitiendo contra los hombres. Pero con una lujuria muy autodestructiva.

P. ¿De dónde saca fuerzas un hombre de 70 años para ponerse a escribir un cuarteto de 700 páginas por volumen?

R. Me encanta, 'brother', me entusiasma. Nací para trabajar duro, nací para reflexionar, para provocar, para vivir apasionadamente y escribir apasionadamente.

P. Finalmente, ¿qué recepción tienen sus libros entre el público español?

R. Sabe qué, en Europa la acogida de mi obra es más inteligente y robusta que en Estados unidos, lo cual es interesante. Me gusta España particularmente, la gente es muy maja. Me siento en casa aquí.

Sabe cualquiera con experiencia que los autores no suelen tener un carácter acorde al tono de sus libros, y así los escritores viscerales resultan amabilísimos y los narradores de historias delicadas se descubren chuscos y hasta soeces, pues casi todos los autores son en persona exactamente lo opuesto a lo que supones leyéndolos. De modo que me dirijo al encuentro de James Ellroy (Los Ángeles, 1948) con la absoluta seguridad de que voy a conocer a un trozo de pan, un viejecito encantador que, bueno, inventa escenas donde mujeres y niños son asesinados con un lanzallamas dentro de una cueva o donde un hombre arranca con los dientes la lengua de otro hombre cuando trata de besarle -según leemos en 'Esta tormenta' (Literatura Random House)-, pero que normalmente está ayudando a encontrar el gato perdido de su vecina y haciendo barcos con azucarillos. Y no. James Ellroy es exactamente el tipo de persona que te imaginas detrás de un libro donde mujeres y niños mueren abrasados por un lanzallamas en el fondo de una cueva.

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