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Simon Rattle: Inglaterra "se ha pegado un tiro en las dos piernas" con el Brexit
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Simon Rattle: Inglaterra "se ha pegado un tiro en las dos piernas" con el Brexit

El director de orquesta británico analiza las claves de su carrera en Santander

Foto: Simon Rattle, ayer, en Santander (EFE)
Simon Rattle, ayer, en Santander (EFE)

El público sabe cada vez más de música y aprecia mejor la contemporánea, sostiene Simon Rattle, que anoche dirigió en el Festival de Santander a la London Symphony Orchestra (LSO) en una pieza de John Adams (1947), cuya elección, ha dicho, habría sido "seguramente" cuestionada en otro tiempo.

'Harmonielehre', que Adams compuso en 1985, es una "gran, gran pieza", en la que intervienen los 95 miembros de la LSO, explicó en rueda de prensa Rattle (1955) acompañado de Jaime Martín, director del Festival Internacional de Santander (FIS), en el que anoche interpretaron un programa dedicado a Haydn, Britten y Rachmaninov.

La LSO actuó con Rattle por primera vez en España el año pasado en Santander y el éxito fue tan rotundo que la orquesta y el FIS acordaron su paso por el festival en los siguientes dos años.

Estoy absolutamente encantado de estar en Santander porque todo funciona


El año que viene, ha anunciado Martin, la LSO, "absolutamente encantada de estar en Santander porque todo funciona", y Rattle, que la dirige desde 2017 tras concluir su etapa de 16 años en la Filarmónica de Berlín, volverán también dos noches con dos programas distintos.

"Nos gusta mucho la variedad. Es como si fuera un bar de tapas. La LSO tiene mucha curiosidad por todo aunque Rachmaninov -ha bromeado- es ciertamente muy grande para unas tapas".

La pieza de Adams, que tocó anoche en la primera parte del concierto -en la segunda tocó la Sinfonía número 2 de Brahms-, es "una revolución de energía", en la que el norteamericano, amigo de Rattle "desde hace años", es un "demonio" en sus armonías y "no hay una sola forma de tocarlas".

Una pieza clave

Rattle y la City of Birmingham Symphony Orchestra grabaron en 1994 esta pieza, una de las obras sinfónicas más importantes de finales del siglo XX: "lo gracioso es que nunca la habíamos tocado y fue una decisión de última hora; le dije a John 'dame todas las indicaciones' y esa partitura, con sus anotaciones, es la que tengo ahora".

La dificultad con las piezas nuevas es "encontrar la forma adecuada de hacerlo; luego, con la práctica, poco a poco, se van volviendo más fáciles. Esto mismo pasaba con las primeras de Mahler", ha comparado.

La de Brahms, ha dicho, es "mucho más difícil" pero en distintos términos: "su música es como tocar el cielo, pero no porque subes rascacielos como con la de Adams, que es fantástica pero físicamente muy cansada. El final es como una manada de búfalos".

"Hace unos años existía la idea de que la música contemporánea era para un público muy determinado y ahora estoy feliz con que tenga tan amplia parroquia y la reciban con verdadero entusiasmo. Cada vez se toca más y mejor".

Se considera un director ecléctico aunque haya nacido en un tiempo en el que los directores trabajaban solo con sus orquestas y un repertorio muy concreto: "La que no toque a Bach se estará perdiendo algo de Bruckner. La música es un círculo", ha advertido Rattle.

En cada orquesta en la que ha estado ha aprendido "un increíble numero de cosas" y eso ha contribuido a que su carrera haya sido como es.

La Filarmónica de Berlin, ha explicado, "le quiso" porque había estado con la de Birmingham, y de ella se ha llevado su "extraordinaria profundidad, oscuridad, extraordinario ritmo, intensidad y flexibilidad", lo que ahora le está "ayudando" con la LSO.

Está trabajado con la LSO muchísimo, "hasta cerca de la tumba", y percibe cómo su sonido está cambiando en busca de la precisión, "lo más cercano a la perfección", y de nuevos colores en el fraseo.

La orquesta, insiste, "adora la variedad". "A veces en Berlín era un poco frustrante que me dijeran que muy bien Bruckner o Brahms pero que por qué Dvorak que no era alemán. Y no lo decían en broma", ha revelado.

Rattle, uno de los artistas que firmó una carta dirigida a Theresa May alertándola sobre los peligros de salirse de la Unión Europa, ha asegurado hoy que "está seguro" de que el Brexit afectará negativamente a la música: "en ningún caso lo hará ni más fácil ni mejor".

"Se pegan un tiro en las dos piernas y luego se preguntan por qué es tan difícil andar", ha añadido.

El público sabe cada vez más de música y aprecia mejor la contemporánea, sostiene Simon Rattle, que anoche dirigió en el Festival de Santander a la London Symphony Orchestra (LSO) en una pieza de John Adams (1947), cuya elección, ha dicho, habría sido "seguramente" cuestionada en otro tiempo.

'Harmonielehre', que Adams compuso en 1985, es una "gran, gran pieza", en la que intervienen los 95 miembros de la LSO, explicó en rueda de prensa Rattle (1955) acompañado de Jaime Martín, director del Festival Internacional de Santander (FIS), en el que anoche interpretaron un programa dedicado a Haydn, Britten y Rachmaninov.

La LSO actuó con Rattle por primera vez en España el año pasado en Santander y el éxito fue tan rotundo que la orquesta y el FIS acordaron su paso por el festival en los siguientes dos años.

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