Los años pasan por The Cure, pero eso no importa cuando suena 'Friday I'm in love'
La banda británica protagoniza la última jornada de Mad Cool con un concierto que celebra sus cuatro décadas sobre el escenario
Parece que The Cure haya guardado algunas de sus canciones en formol para que, en el último día de Mad Cool, sonaran como un 'single' recién salido de estudio. Tras 40 años de carrera, la banda británica repasó casi todos los rincones de su discografía en una hora y media de directo con altibajos.
Lo hicieron con honestidad, porque incluso los temas que no fueron bien recibidos en su lanzamiento, de los que incluso Robert Smith dudaba, provocaron la comunión del público con la banda. El tono litúrgico de 'Plainsong' inauguró el concierto, seguido por la balada mítica de 'Pictures of you'. Más que tocarla, Robert Smith se abrazaba a la guitarra. Salió al escenario con quince minutos de retraso, con los labios rojos y los ojos de negro intenso. "Se estará cardando el pelo", bromeaban entre el público.
La euforia del concierto se concentró en sus temas de los tardíos 80 y primeros 90, los que les dieron el salto a las listas estadounidenses. Pero hubo algunas sorpresas. El tétrico 'Just one kiss', una canción de su etapa oscura, antes de que llegaran los ritmos amables y el rasgueo popero. También 'A forest', con el latido del bajo y el sonido arquetípico de su primer rock gótico.
Tras el subidón de 'Last Dance' y de 'Burn', con su 'groove' hipnótico y una introducción de Smith haciendo gritar una flauta doble de madera, llegó la guitarra acústica de 'In between days'. Y en un sonido adolescente, entonces con una deriva pop aun por descubrir, 'Shake dog shake' anticipó el decaimiento de la parte central del concierto.
Todavía el público acogió con gritos los primeros acordes de algunos temas, los que pertenecen a 'Desintegration'. Álbum maestro, bailable pero todavía sombrío, con los éxitos 'Lovesong' o el posterior 'Just Like Heaven'. Pero, minutos después, Robert Smith comenzó a hacer gestos de ahogo. Durante cinco minutos, el escenario permaneció vacío y a oscuras. Algunos dudaban porque faltaba la recta final del concierto ("¿Se han ido?"), otros pitaban porque temían quedarse sin 'Friday I'm in love".
Cuando Smith y los suyos regresaron al escenario, el concierto no hizo más que despegar. La línea de bajo magistral de 'Lullaby' reanimó a los asistentes. Y la recta final de The Cure en Mad Cool demostró que sus temas históricos no han envejecido ni una pizca.
Con 'Friday, I'm in love', los que se habían sentado se levantaron para saltar, cantar y, los que más, grabar con el móvil. La primera frase del teclado de 'Close to you' terminó de encender al resto. 'Why can't I be you?' y 'Boys don't cry' fueron las más coreadas y pusieron el broche al concierto.
La veteranía escénica de Smith y su banda no fue altiva, como quizá la de Billy Corgan y los Smashing Pumpkins el día anterior. Más bien lo contrario: sin artificios y con alguna especie de humildad que deben dar las décadas de carrera brillante, la banda conectó con los nostálgicos y con los que escuchaban algunas de sus canciones por primera vez. Pese a los altibajos y algunos temas que pesaron, 40 años han sido un suspiro para The Cure.
Parece que The Cure haya guardado algunas de sus canciones en formol para que, en el último día de Mad Cool, sonaran como un 'single' recién salido de estudio. Tras 40 años de carrera, la banda británica repasó casi todos los rincones de su discografía en una hora y media de directo con altibajos.