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Un cantante de 'death metal' es la gran esperanza contra el imperio Cantajuego
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YO SOY RATÓN, SENSACIÓN DE LA MÚSICA INFANTIL

Un cantante de 'death metal' es la gran esperanza contra el imperio Cantajuego

La contracultura ha llegado a la música infantil. Un grupo surgido del 'trash metal' y el rock madrileño llama a los niños a la revolución contra los padres

Foto: Yo soy Ratón, durante su concierto en Usera (A.P.)
Yo soy Ratón, durante su concierto en Usera (A.P.)

Es viernes y son las 9 de la noche. En un descampado al sur de Usera, en Madrid, veinte o treinta padres desafían las alertas de calor y pasan la tarde al raso con sus retoños. El termómetro marca 39 grados pero los niños, entre 2 y 8 años, no paran de bailar. "¿Qué queréis ahora?", dice el cantante. "¡Caca!", responden todos al unísono.

El cantante sonríe y se sienta a la guitarra. Dice así:

"Caaaaca, me estoy haciendo caca,
Unas veces viene dura y, otras veces viene blandaaa,
Ayayayay, cacaaaa".

Los críos enloquecen. La música infantil a la que están acostumbrados les habla de payasos, cosquillas o ser una taza, nunca de excrementos. Gritan "¡caca!" como si les fuera la vida en ello y al final rompen a reír por la tremenda transgresión. Cuando tiene a los niños donde quiere, el cantante toma el micro: "¿Sabéis? Yo soy papá y muchas veces me equivoco. No hay una universidad donde se enseñe a ser padres, así que cada uno lo hacemos de una manera y muchas veces lo hacemos mal. Esta es la Canción Protesta de los niños":

"Yo que iba al supermercado, con mi papi de la mano,
y en cuanto me he descuidado, al dentista me ha llevado,
ay, menuda la que me ha liado.

Y no me digas que no cuando es que sí,
que, aunque pudiera, yo nunca te lo haría a ti".

Los padres rompen a aplaudir. Cuando acaba el concierto, con el calor aún apretando fuerte, padres e hijos hacen cola para comprar un disco. La mayoría también quiere una dedicatoria y una foto del cantante con sus hijos. "Esto es un espectáculo para niños que disfrutan los padres. Esto de las firmas y las fotos es cosa suya, los niños solo vienen aquí a pasárselo bien", dice Manu Rubio, líder y hoy único integrante de Yo soy Ratón. "Los padres estamos tan acostumbrados a escuchar las letras infantiles y las sintonías de siempre que, cuando hay un espectáculo como este, lo agradecen mucho", dice Rubio a este periódico.

Yo soy Ratón es una música infantil que no te esperas. Sus canciones tienen guitarras eléctricas, ritmos ska y reminiscencias tribales. Cada canción tiene su estilo y quiere decir algo concreto. No usan disfraces. Hoy en Aluche está solo el líder, pero cuando tocan en auditorios son hasta ocho. Son la sensación en preescolar y primaria: "Este año está siendo de locos, hay días que tocamos en cuatro sitios en un solo día", dice Rubio.

placeholder Rubio firma discos después del concierto (A.P.)
Rubio firma discos después del concierto (A.P.)

Son una formación curiosa. Juan Cobo y Gabriel Ramos, la oficina del grupo, eran antes la de elbicho. Su productor es Paul Castejón, guitarrista de Asfalto, unas leyendas del rock madrileño. El cantante, Manu Rubio, de 42 años, tiene influencias de Mamá Ladilla y ha cantado en varios grupos de 'trash metal'. Por si fuera poco, juntan bongos, violines y en ocasiones un coro de 40 niños de Móstoles. "No hay ningún grupo infantil con esta calidad, escucharlos al completo es una maravilla. No tengo nada contra el resto de grupos del sector, pero es verdad que venir a ver a Yo soy ratón es una experiencia distinta, mucho más original", dice Juan Cobo. Entre sus dos discos han vendido casi diez mil copias, la mayor parte de ellas en Madrid.

Sus letras también son distintas, porque Manu no cree en la educación infantil clásica. "Una antigua amiga montó una escuela infantil, la Reggio de Las Tablas, y un día me invitó a tocar allí. Aunque yo por entonces no tenía hijos, mi amiga vio que tenía química con los niños y, poco a poco, fui metiéndome en el cole, primero como personal de apoyo y después como experto en psicomotricidad", dice Rubio.

Foto: Escuela libre Micael. (Foto: Pablo López Learte)
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El método Reggio es un sistema de educación libre que comparte base con otros más conocidos como el Waldorf o el Montesori. "Allí utilizan un sistema de educación diferente al resto. Se considera al niño como un ser humano completo desde el primer momento, no como un proyecto de adulto que tiene que ir completando etapas en unos determinados plazos", dice. "Por explicarlo de un modo sencillo, no obligamos a los niños a que aprendan a sentarse o a andar, simplemente les dejamos que lo hagan por sí solos. Cada uno tiene un plazo distinto y conseguirlo por sí mismos les genera mucho orgullo", continúa Rubio.

En esencia, Yo soy Ratón pone música a este método de educación que pide respeto intelectual y comprensión para los niños desde el primer momento. Su estilo supone una ruptura total con lo que se estila en el sector, completamente controlado en la última década por Cantajuego, un grupo que tiene 25 DVD en el mercado y más de 40 discos de platino. "Yo no puedo comprender el sector de la música infantil", dice Rubio. "Entiendo que tiene que haber el 'soy una taza, y una tetera', pero no que todo sea así, que no haya más de oferta". Su referente en este caso es Pixar: "Queremos hacer un espectáculo que se parezca a esas películas, que gustan a los niños pero tienen frases que ellos no entienden, pero sí los padres", dice le vocalista. "Desde los padres también llegas a los hijos. Ellos aprecian un violín, un bajo y una guitarra de verdad".

Desde el escenario, Rubio realiza pequeños estudios de mercado: "Veo la cara de los padres en los conciertos y me llenan de satisfacción. Para ellos es una revolución, es la primera vez que pueden disfrutar de un concierto de verdad con sus hijos. De música infantil, sí, pero concierto".

Después de un invierno repleto de visitas a colegios, Yo soy Ratón comienza ahora la temporada de parques y recintos al aire libre. Queda una última pregunta: qué tal se vive de esto: "Pues a veces pasado mucho tiempo en la carretera, como cualquier otro grupo, pero sí, nos va bien. Yo estaba tocando en otros cuatro grupos y los he dejado todos por esta banda, hazte una idea", concluye Rubio.

Es viernes y son las 9 de la noche. En un descampado al sur de Usera, en Madrid, veinte o treinta padres desafían las alertas de calor y pasan la tarde al raso con sus retoños. El termómetro marca 39 grados pero los niños, entre 2 y 8 años, no paran de bailar. "¿Qué queréis ahora?", dice el cantante. "¡Caca!", responden todos al unísono.

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