De falangista a feminista: Mercedes Formica, la mujer que desafió a Pilar Primo de Rivera
Una de las primeras españolas graduadas en Derecho, defendió a mujeres maltratadas e impulsó una reforma del Código Civil en pleno franquismo
“La ley es una trampa dispuesta para que caigamos en ella las mujeres”. Esta sentencia se esconde entre las líneas de una novela publicada en 1955. Un año en el que la censura franquista era implacable, y una mujer la escribió bajo el seudónimo de Demetrio Ron. El nombre del libro, ‘A instancia de parte’. Su verdadera autora, Mercedes Formica.
Formica revolucionó el Código Civil durante el franquismo. En 1958, impulsó la primera reforma de la historia en este cuerpo legal para suprimir los puntos que denigraban a la mujer explícitamente. Se eliminó el conocido como “depósito de la mujer” durante la separación, que obligaba a la esposa a abandonar el domicilio familiar y residir en otro lugar bajo la vigilancia de "un depositario" propuesto por el marido. También sustituyó el “domicilio del marido” por “domicilio conyugal”, por lo que la justicia determinaría quién abandonaría la casa en caso de ruptura.
¿Cómo pudo una abogada impulsar una reforma favorable a los derechos de las mujeres en pleno franquismo? Ésta es la contradicción en la biografía de Mercedes Formica, la que la ha convertido en una figura a veces silenciada, recordada a veces con un oxímoron: la falangista feminista.
“Cuando se sigue etiquetando a Mercedes Formica como falangista, ignorando su evolución ideológica, a mí me duele como si me clavasen un puñal”, asegura Miguel Soler Gallo, doctor por la Universidad de Salamanca, especialista en esta figura y autor de la edición de ‘A instancia de parte y dos obras más’. El volumen (Espuela de Plata, Editorial Renacimiento, 2018) recoge obras y artículos que la reivindican como una voz silenciada en la narrativa y el feminismo de la posguerra.
Formica nació en Cádiz, en 1913, y fue una de las primeras mujeres que estudiaron Derecho en España. Militó en la Falange de José Antonio Primo de Rivera desde el momento de su fundación. “Ella se hizo falangista a través de la universidad. Allí se creó la rama femenina del Sindicato Español Universitario, de la que ella fue la fundadora, prácticamente. Desde ahí colaboró, y participó en algunas tareas asistenciales de la Sección Femenina, la de Pilar Primo de Rivera, pero nunca aceptó el ideal de mujer que proponía. Se interesó por las palabras de José Antonio Primo de Rivera, le parecían fascinantes”. Tras el fusilamiento del fundador de la Falange por los republicanos, Soler asegura que Formica apostó por la disolución del movimiento.
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“La figura de Formica es contradictoria si no se cuenta su evolución ideológica”. Cuando Franco decretó la unión de falangistas y tradicionalistas durante la Guerra Civil, Formica llegó a llamar a la Falange “amalgama monstruosa” y “albondigón”. La abogada gaditana, joseantoniana convencida, se fue apartando del movimiento durante la dictadura.
“Se la sigue tildando de lo mismo y eso es lo que impide a ciertos sectores del feminismo español reconocerla. Consideran que es poco menos que Hitler”, critica Soler. Además de la reforma (llamada “re-formica” en su honor) de 66 artículos del Código Civil, Mercedes Formica introdujo en España ‘El segundo sexo’, de Simone de Beauvoir, a través de una reseña en los años 50. Las ideas de la filósofa francesa llegaron a nuestro país clandestinamente y estaban prohibidas por el Vaticano.
La “re-formica”
Cuando Formica terminó sus estudios de Derecho, abrió su propio bufete en su casa de Madrid. Allí tuvo la oportunidad de conocer los casos de mujeres devastadas por la ley, acusadas de adulterio o “depositadas” tras la separación. En 1953, escribió en ABC el artículo “El domicilio conyugal” que, tras la retención de la censura, hizo pública la desigualdad en el Código Civil: “Nuestro Código Civil, tan injusto con la mujer”.
“El artículo causó revuelo internacional. La revista Time, The New York Times o el Daily Telegraph recogieron la reivindicación de Formica en sus páginas”, asegura Soler. Aquel fue el primer paso de la abogada gaditana para llevar a cabo la primera reforma de la historia para reconocer los derechos de las mujeres en el Código Civil español. “Y hay expertos juristas que no saben quién es”, lamenta Soler.
“Se la sigue tildando de lo mismo y ciertos sectores del feminismo español consideran que fue poco menos que Hitler”
Según el experto, Mercedes Formica no tuvo reparo en criticar algunos aspectos del régimen de Franco en los años más duros de la represión. Entonces, ¿por qué no se exilió? ¿Por qué no sufrió represalias? ¿Cómo pudo reformar la ley con el beneplácito del dictador? “Ella lo dijo en los últimos años de su vida: aquella fue la única vez que echó mano de su antigua militancia en la Falange”, reconoce Soler. Se refiere a la entrevista que mantuvo con Franco en 1954, antes de completar la “re-formica”.
“Sólo se vieron cara a cara una vez. Había rumores malintencionados de que ella quería implantar el divorcio, pero no era verdad. Se vio obligada a entrevistarse con el dictador para desmentirlo y que sus reclamaciones no cayeran en saco roto. Franco era hijo de padres separados y parece que vivió una infancia parecida a la situación de Formica tras el divorcio de sus padres. Así le convenció”. En 1932, la ley de divorcio de la Segunda República, aunque pionera en su época, establecía el depósito, que la mujer debía abandonar el domicilio familiar y restricciones para ver a sus hijos.
“El divorcio fue para los míos el triunfo del más fuerte protegido por la ley”. Es decir, el hombre. Así lo recoge Mercedes Formica en sus memorias. La separación de sus padres fue una experiencia traumática. Mientras él residía con su amante, solicitó la residencia forzosa de su madre y de sus cuatro hijas en Madrid, donde pasaron algunos apuros económicos.
Según Soler, este episodio cambió para siempre su orientación política. “Desconfié de los pretendidos beneficios que los republicanos iban a traer y mi admiración por conocidos y amigos de aquella ideología empalideció”, cuenta Formica en sus memorias.
“Todo el mundo tiene derecho a cambiar. Ella militó en la Falange tres años. Estamos acostumbrados a citar constantemente las fuentes documentales, pero nos olvidamos del aspecto humano. ¿Cómo influye un episodio así en la vida de alguien? Formica vio cómo su mundo se desmoronaba. Hay quien la considera una Pilar Primo de Rivera de la época, pero no es así. De hecho, tuvo discusiones con la Sección Femenina de la Falange”.
Encontronazos con Pilar Primo de Rivera
Las ideas de Formica chocaban frontalmente con los dogmas de la Sección Femenina de la Falange Española, que consideraba a la mujer un ser nacido para servir al varón. Según Soler, la abogada mantuvo discusiones constantes con Pilar Primo de Rivera, líder de esta organización.
Soler pone un ejemplo. En 1951, se celebró en España el primer Congreso Femenino Hispano-Americano y Pilar Primo de Rivera encargó a Formica una ponencia sobre el trabajo y la mujer. Cuando la Falange recibió el texto, lo censuró inmediatamente “porque reivindicaba la plena capacitación de la mujer. Era feminista”.
La cúpula de la Sección Femenina dijo a la abogada que el texto se había perdido. Pero diez años más tarde, Pilar Primo de Rivera incluyó algunos párrafos literales de la conferencia censurada en la Ley de derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer. Miguel Soler, que ha estudiado durante 10 años a Formica, cuenta que los familiares describieron la relación entre las dos mujeres: “Se llevaban a matar”.
“La Sección Femenina la apartó, porque consideraba que no era ‘trigo limpio’”, asegura Soler.
Calle en Madrid y busto retirado en Cádiz
Miguel Soler encontró la partida de nacimiento de Mercedes Formica, desaparecida hasta entonces. En colaboración con la Fundación Municipal de la Mujer en Cádiz, se organizó la exposición “Un grito en el silencio” en 2013, para celebrar el centenario del nacimiento de la abogada gaditana. El homenaje terminó con la colocación de un busto en las puertas del Centro Integral de la Mujer.
En 2015, con el cambio del gobierno municipal (Por Cádiz Sí Se Puede), el Ayuntamiento deJosé María González ‘Kichi’decidió retirar el busto porque defendía a “una mujer abnegada, fiel a la obra de Franco, responsable de su hogar, esposa y madre perfecta”.
En cambio, el consistorio madrileño de Manuela Carmena cambió el nombre de la calle Eduardo Aunós por el de Mercedes Formica en 2016. El Comisionado de Memoria Histórica del propio “ayuntamiento del cambio” aprobó el nuevo nombre.
Miguel Soler asegura que Mercedes Formica ha sufrido vaivenes en discursos de todos los colores. Y que, quienes acompañan su nombre con el adjetivo de falangista, desdeñan la complejidad de su historia: “Hay intereses. También hay quien quiere presentar una cara amable del régimen a través de Mercedes Formica. Eso no puede ser, es una manipulación”. Formica nunca negó su condición de falangista hasta el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera, apunta el experto, pero su pensamiento evolucionó tomando distancias con el régimen.
Soler menciona una publicación de la Fundación Nacional Francisco Franco, en la que se afirma que recibió el apoyo de la Sección Femenina para sus reformas: “¿Por qué no reivindican a Pilar Primo de Rivera, a todas las falangistas que sí fueron hasta el final? ¿Por qué toda esta gente que no se ha acordado nunca de ella tiene que apropiarse ahora de su nombre?”.
“La ley es una trampa dispuesta para que caigamos en ella las mujeres”. Esta sentencia se esconde entre las líneas de una novela publicada en 1955. Un año en el que la censura franquista era implacable, y una mujer la escribió bajo el seudónimo de Demetrio Ron. El nombre del libro, ‘A instancia de parte’. Su verdadera autora, Mercedes Formica.