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El cómico que ofendió a los Down: "Me han echado de dos trabajos, pero no pido perdón"
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VODAFONE EXIGIÓ SU DESPIDO DE LA CADENA SER

El cómico que ofendió a los Down: "Me han echado de dos trabajos, pero no pido perdón"

En tres días se ha quedado sin ingresos y con varias causas judiciales pendientes por incitación al odio. Todo por un chiste en Twitter

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Esta es la peor semana en la vida de David Suárez (Santiago de Compostela, 1992). Justo cuando el cómico empezaba a apuntalar su carrera, con su primer trabajo fijo en varios años, un chiste le ha dejado sin trabajo y con el buzón lleno de amenazas de muerte. La crónica de los hechos es esta: el jueves 18, a mediodía, Suárez publicó un tuit en el que bromeaba con tener sexo con una persona con síndrome de Down. A sus seguidores en Twitter, más de 71.000, no les llamó la atención, porque saben del tono negrísimo que se gasta David en los chistes. De hecho, antes del fatídico tuit, había hecho mofa gruesa con Ortega Lara y con los andaluces. A grandes rasgos, la obra de Suárez se basa en reírse de lo que otros no quieren ni escuchar.

[Dejadnos reír en paz: manifiesto en defensa del mal chiste]

El día del tuit no sucedió nada especial. A la mañana siguiente, el viernes, Suárez notó que aquello estaba viralizándose, llegando a sectores que no le conocían de nada ni, por supuesto, estaban dispuestos a reírle la gracia. Primero vinieron las quejas, luego los insultos, después las amenazas. Su móvil no dejó de sonar durante todo el sábado. Por la tarde, OKDiario le golpeó donde más duele: en la nómina. "Un colaborador de Dani Mateo se mofa de las personas con síndrome de Down", tituló el diario, relacionándole con el incidente de Mateo y la insignia nacional y dejando a Suárez a los pies de los caballos.

Para mí el humor es contradiscurso, prefiero generar 'jojós' que 'jajás'

La historia llegó a Vodafone, la empresa que patrocina el programa de radio en el que colaboraba junto a Dani Mateo, y desde los despachos se aconsejó frenar aquella locura. Cientos de personas escribieron a la 'teleco' para que rescindiera el contrato del cómico. Fue fulminado al instante. También Hill Valley, la productora con la que más trabajaba, le metió en la nevera a comienzos de semana. En tres días se ha quedado sin ingresos, y para colmo un sindicato de policía, el Comité Español De Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y el padre de una niña con síndrome de Down le han denunciado en diversas instancias.

Pero Suárez arquea las cejas cuando le hablan de abogados; tan solo es un veinteañero en mitad de un huracán. Él, como el Joker de El Caballero Oscuro, solo quiere ver los tabús arder. Por eso, a diferencia de los demás cómicos en problemas, Suárez no ha pedido perdón. Dice que lo suyo es así y que, si no le gusta a nadie, se hará cajero de Mercadona.

Pregunta: ¿Cuántas veces te han dicho estos días que te disculpes?
Respuesta: Muchísimas, de hecho me lo ha dicho todo el mundo. Y yo no tengo problema en disculparme ante personas con síndrome de Down o sus familiares, si es que mi chiste les ha ofendido, lo que no voy a hacer es pedirle perdón a la gente que lo lee y se ofende. No puedo pedir perdón por el chiste porque yo me dedico a hacer chistes.

Pregunta: Reconoce que el chiste es duro
Respuesta: Sí, y además es con un colectivo, las personas con síndrome de Down, que es de los más indefensos de la sociedad. Entiendo que haya una especial empatía con ellos, pero esto no les puede hacer intocables para el humor. Por eso comprendo que, por la parte humana, mucha gente haya reaccionado mal a la broma. Y luego está que entre los que mandan en las grandes empresas hay gente muy católica que no está dispuesta a que nadie se ría de sus elecciones vitales. Menos con su dinero.

P.: ¿Has recibido amenazas?
R.: Sí, no sé cuántas, diría que cientos. Tengo a gente que me dice que si aparezo por su ciudad me va a sacar los ojos, otros que me desean cáncer o la muerte... y luego otro montón de personas me escriben para expresarme lo repugnante que soy.

P.: ¿Cómo lleva tu familia el linchamiento público?
R.: Mi madre, mal. Ella quería que trabajase en una oficina y me hice cómico. Ahora me ve sin trabajo y está bastante agobiada. Sin embargo mi padre, que es el más conservador de la familia, se ríe con el chiste, no le ve maldad.

P.: No todos tus compañeros de profesión te han apoyado públicamente
R.: Muchos lo han hecho por privado, pero es verdad que en público no tantos como me hubiera gustado. En público hay un matiz político: si la broma hubiera sido con Ortega Lara, que es un señor de derechas, habría tenido mucho más apoyo, porque muchos cómicos de izquierdas apoyan sistemáticamente el ataque a la derecha, porque forma parte de su identidad, pero el síndrome de Down es un caso apolítico. Además, rompe con el imperio del humor de abajo a arriba, que es lo que ahora está de moda. Estas dos cosas hacen que mi chiste fuera de segunda división, difícil de reivindicar.

Si hubiera sido un chiste sobre Ortega Lara, los cómicos de izquierdas lo habrían defendido más

P.: Muchos utilizaron la fórmula: "Odio el chiste, pero defiendo su derecho a hacerlo"
R.: Sí, y se lo agradezco, aunque es algo que no termino de entender. Si a tu panadero le queman la tienda, tú no dices 'odio su pan, pero esto es una injusticia', ¿no? Simplemente defiendes a la persona, que en este caso soy yo y la libertad de expresión.

P.: Muchos creen que lo tuyo no es humor, sino ofensas a colectivos
R.: Son chistes. Para mí el humor es un perro loco que va mordiendo en el culo a la gente. Es contradiscurso. Me gusta decir cosas que generen jojós en lugar de jajás. Lo que a mí me hace gracia es ver todo arder. Y si no puedo hacer este tipo de comedia, pues me dedicaré a cobrar en una caja de Mercadona.

P.: ¿Hay cada vez más temas intocables en el humor?
R.: Depende. En un teatro se dicen barbaridades tremendas, pero es ante un público que ha pagado por verte. En los medios de comunicación, sí, hay varios temas tabú y los guiones se revisan y recortan. En Vodafone Yu, por ejemplo, no podíamos hablar de terrorismo, pederastia, niños en general, enfermedades... bueno, la lepra sí nos dejaban, porque los enfermos están lejos.

P.: Multinacionales y humor gamberro, no parece tener sentido
R.: A mí me pagaba Vodafone, pero Telefónica también ha tenido problemas parecidos con Iggy en La Resistencia. Simplemente ahora son las empresas las que financian este tipo de programas, porque quieren llegar a públicos más jóvenes. Pero se da la circunstancia de que hay un salto grande entre la antigua generación, la del humor 'chanante', y los jóvenes de ahora, que son mucho más tralleros, les encanta el humor negro.

P.: Pero a las empresas no
R.: No, claro, y en ese aspecto lo comprendo perfectamente, pero las empresas tienen que aprender a aguantar estas situaciones, porque duran tres días y al final todo el mundo se olvida. Cada vez sucede más y tienen que acostumbrarse a pasar el chaparrón. Lo que sucede es que los colectivos empiezan a llamar a la puerta de las empresas y el problema pasa de un directivo a otro... hasta que cortan por lo sano. A los cómicos no nos defiende nadie, somos el último eslabón.

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P.: Imagínate de vuelta a la mañana del jueves. ¿Publicarías el tuit?
R.: Pues no lo sé, porque me han jodido mucho. Vodafone va a cambiar sus programas el año que viene y yo iba a ser la apuesta fuerte de la temporada. Además, era mi primer trabajo estable en mucho tiempo.

Pero también sabía que esto iba a pasar antes o después. Otros la cagan en Twitter y les buscan sus peores tuits de hace años para publicarlos: yo por eso no tengo que preocuparme, porque cada cual es más terrible que el anterior. Esto tenía que pasarme, así que mejor a los 27 años que a los 35 con dos hijos.

P.: También hay gente que valora que no hayas pedido perdón, que te considera el último bastión del humor
R.: Eso me digo yo, que estoy luchando contra gigantes, para darme epicidad y venirme un poco arriba, pero la verdad es que soy un pavo que se ha quedado sin trabajo, que ha sido 'trending topic' un día para ser olvidado. Y que sabe que el resto de su carrera va a ser mucho más pedregosa por ese tuit. Da miedo.

Esta es la peor semana en la vida de David Suárez (Santiago de Compostela, 1992). Justo cuando el cómico empezaba a apuntalar su carrera, con su primer trabajo fijo en varios años, un chiste le ha dejado sin trabajo y con el buzón lleno de amenazas de muerte. La crónica de los hechos es esta: el jueves 18, a mediodía, Suárez publicó un tuit en el que bromeaba con tener sexo con una persona con síndrome de Down. A sus seguidores en Twitter, más de 71.000, no les llamó la atención, porque saben del tono negrísimo que se gasta David en los chistes. De hecho, antes del fatídico tuit, había hecho mofa gruesa con Ortega Lara y con los andaluces. A grandes rasgos, la obra de Suárez se basa en reírse de lo que otros no quieren ni escuchar.

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