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Maná para el audiovisual español: Madrid es desde hoy la capital europea de Netflix
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EN TRES CANTOS

Maná para el audiovisual español: Madrid es desde hoy la capital europea de Netflix

Reed Hastings ha presentado los platós de rodaje y las oficinas que serán el epicentro de la producción europea de Netflix

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Como al mesías. El despliegue para recibir a Reed Hastings, fundador de Netflix, es el ejemplo más elocuente sobre lo que ha supuesto el desembarco de la plataforma estadounidense para la industria audiovisual española. Maná para un sector que tradicionalmente ha tenido que lidiar con la inestabilidad, la falta de presupuesto y las ayudas exiguas para mantenerse a flote y que por fin ve cómo con las plataformas se ha abierto una ventana —de exhibición y de liquidez— que ha oreado el ambiente. Porque desde la llegada de Netflix a España en 2015, la empresa de Hastings ha pasado de exhibir a producir —el primer estreno íntegramente español fue la película '7 años', de Roger Gual, en 2016— y ahora ha elegido Madrid como sede europea para centralizar el desarrollo de contenidos en el continente: tres platós —gestionados por los Estudios Secuoya— a los que a finales de año se sumarán otros dos para convertirse en "el mayor centro de producción audiovisual de toda Europa, con más de 140.000 metros cuadrados para rodar". En esa superficie se presuponen exteriores disponibles pero no lo que dispone directamente el centro.

Dos edificios blancos y acristalados de corte futurista —10.000 metros cuadrados— en la periferia de Tres Cantos. Antes, todo era secarral. Desde Beatriz Navas, directora del ICAA, como representante institucional, hasta el último becario de la sección de Cultura, Televisión o Economía de tal o cual periódico. Periodistas, productores, directores, directivos. Todo el mundo ha venido a la puesta de largo de la sede de producción en Europa. Ambiente 'casual', pero elegante. Porque Hastings es de esos ejecutivos multimillonarios con la sonrisa plantada siempre en la cara y un estilo campechano y moderno. Ese estilo "somos amigos" 'made in Silicon Valley', frente al tradicional y más agresivo traje y corbata de los empresarios de carajillo y puro.

placeholder Un momento de la presentación. (EFE)
Un momento de la presentación. (EFE)

"Resulta que no todas las historias interesantes vienen de Hollywood. Por eso hemos estado invirtiendo cantidades ingentes de dinero en todo el mundo: en Francia, Italia, Dinamarca, Alemania y, particularmente, en España. Porque las historias son buenas y hay un muy buen ambiente de equipos con un talento maravilloso y porque aquí se hacen cosas que la gente de todo el mundo quiere ver", comienza Hastings en su conversación con el actor Álvaro Morte, el 'profesor' de 'La casa de papel', una de las series insignia del Netflix español. Y es que en estos tres años desde que la plataforma empezó a producir contenido en España han sacado adelante 24 producciones propias y 40 coproducciones.

Dicen que en los dos próximos años la producción audiovisual en España puede superar los 1.000 millones de euros

Un catalizador que el cine español celebra con esperanza. Porque si antes sobraban técnicos y estudiantes de audiovisual, ahora el ritmo endemoniado de producción demanda más cabezas pensantes que nunca. Dicen que en los dos próximos años la producción audiovisual en España puede superar los 1.000 millones de euros. Eso no es solo estabilidad para actores, directores, guionistas y productores. Eso es pan para las empresas de 'catering', los transportistas, los alquileres de material, el último extra. "Esperemos que con nuestras inversiones y las de otros ayudemos a desarrollar más la industria audiovisual española. Hay 20.000 personas que, de una forma u otra, trabajan para un ‘show’ de Netflix", asegura el CEO.

placeholder Mariano Barroso. (EFE)
Mariano Barroso. (EFE)

Los platós están ahora mismo ocupados por los decorados de la tercera temporada de 'La casa de papel' y por los de 'Criminal', la serie policíaca internacional de la que Mariano Barroso ha dirigido tres capítulos. El presidente de la Academia de Cine aplaude que se haya roto por fin "el cuello de botella que había entre la producción audiovisual y la exhibición". "Nuestras producciones están encontrando su público por fin. En España, muchas veces se han hecho películas que podrían haber llegado y no han llegado, no siempre por motivos de calidad. Hay un ejemplo impresionante que es, precisamente, el de ‘La casa de papel’, que cuando se programó en la televisión tradicional [Antena 3] no funcionó y que cuando llegó a Netflix —el mismo contenido, otra ventana de exhibición—, arrasó. Esto ha marcado la diferencia y por primera vez el doblaje de las producciones españolas a otros idiomas ha roto una barrera. Estamos viviendo un momento excepcional, aunque lo vivimos a veces con este fatalismo nuestro de ‘es una burbuja, a ver cuándo va a estallar’. Yo no creo que se trate tanto de una burbuja, sino de una explosión de algo que se estaba cociendo".

Porque Netflix también ha dado una segunda vida y proyección internacional a películas que pasaron por la cartelera española sin hacer demasiada taquilla. 'Durante la tormenta', la última película de Oriol Paulo, consiguió una taquilla discreta de 779.000 euros tras su paso por las salas. Pero gracias a su exhibición en Netflix, el filme ha conseguido más público fuera de España que dentro, según las palabras del vicepresidente de contenido original, Francisco Ramos. Puede creerse o no, porque uno de los deberes pendientes de la plataforma sigue siendo facilitar los datos de audiencia. También han tenido esta segunda vida nacional e internacional películas como 'Quién te cantará', de Carlos Vermut, 'Tu hijo', de Miguel Ángel Vivas, y 'El fotógrafo de Mauthausen', de Mar Targarona, entre otras. 'Dolor y gloria', el taquillazo de Almodóvar —aunque en estos tiempos suene a oxímoron—, también recalará en la plataforma tras su paso por las salas.

Atienza: "La estabilidad que da este nivel de inversión [...] es algo de lo que hemos ido siempre justos aquí en España"

Para el sector, este es un "momento histórico". "La estabilidad que da este nivel de inversión tanto a las productoras de contenidos como a los propios creadores, que es algo de lo que hemos ido siempre justos aquí en España, puede cambiar el panorama de la industria española", asegura Belén Atienza, productora de 'Jurassic World: El reino caído' y que, junto a Sandra Hermida, sacará adelante con Netflix 'El inocente', un proyecto basado en una novela del escritor estadounidense Harlan Coben, dirigido por Paulo.

Netflix también prepara ‘Los favoritos de Midas’, una miniserie de seis episodios basada en un cuento corto de Jack London publicado en 1901 y que ahora adapta y dirige Mateo Gil y que producen Adrián Guerra y Nuria Valls. Como protagonista: Luis Tosar.

placeholder Imagen de la serie 'La casa de papel'.
Imagen de la serie 'La casa de papel'.

Después de unos años de crisis en que las productoras tuvieron que recortar tanto sueldos como inversión, con películas y series de presupuestos ajustados —eufemismo para exiguos—, ahora cuentan con una inversión que permite una factura que ni el cine ni las series españolas hubiesen podido prever hace un lustro. Y no solo eso: ahora el mercado se ha ampliado desde Latinoamérica —territorio natural por cuestiones idiomáticas— hasta Arabia Saudí, adonde ha llegado 'La casa de papel'. "El reto era que la ficción española saltara la barrera y compitiera con las producciones norteamericanas en su campo", analiza Álex Pina, creador de la serie "Hemos dedicado 20 años a hacer ficción que contuviera el espíritu de serie americana pero con una idiosincrasia muy nuestra, y ahora nos hemos dado cuenta de que también lo nuestro funciona fuera".

Fernández-Valdés: "Ahora nos podemos plantear producir solo para el exterior"

"En España, teníamos un histórico de producción muy interesante y un consumo muy alto de producción local. Eso lo hacíamos estando solo dos o tres cadenas apostando por la ficción y con unos recursos un poco limitados", asegura Teresa Fernández-Valdés, productora ejecutiva con Bambú de 'Las chicas del cable', la primera serie española original de Netflix. "De pronto, el panorama ha cambiado radicalmente y todo el mundo se ha puesto las pilas. Hay un ‘boom’, una necesidad de muchísimos contenidos. Nosotros estábamos acostumbrados a que un contenido tuviese que triunfar en este país para luego poder hacer el viaje internacional, porque el distribuidor lo primero que te preguntaba era '¿qué dato de audiencia has tenido?'. Si ese dato no te acompañaba, no querían distribuir ese contenido porque se consideraba fallido".

"Es que ahora nos podemos plantear producir solo para el exterior. Ya se ha demostrado desde hace un tiempo que ficciones que en España, por lo que sea, no han cuajado, internacionalmente tienen un viaje", prosigue. "Hay nuevas generaciones que sabíamos que no estaban pegadas a la televisión, porque no quieren que les organicemos su vida, que les citemos a una hora frente a la televisión, no es que no quieran ver la televisión. Este modelo nos va a permitir seguir creando mucho y diferente. Ahora uno se puede plantear hacer cosas muy arriesgadas porque en algún lugar del mundo hay algún otro raro como yo que me querrá ver".

Como al mesías. El despliegue para recibir a Reed Hastings, fundador de Netflix, es el ejemplo más elocuente sobre lo que ha supuesto el desembarco de la plataforma estadounidense para la industria audiovisual española. Maná para un sector que tradicionalmente ha tenido que lidiar con la inestabilidad, la falta de presupuesto y las ayudas exiguas para mantenerse a flote y que por fin ve cómo con las plataformas se ha abierto una ventana —de exhibición y de liquidez— que ha oreado el ambiente. Porque desde la llegada de Netflix a España en 2015, la empresa de Hastings ha pasado de exhibir a producir —el primer estreno íntegramente español fue la película '7 años', de Roger Gual, en 2016— y ahora ha elegido Madrid como sede europea para centralizar el desarrollo de contenidos en el continente: tres platós —gestionados por los Estudios Secuoya— a los que a finales de año se sumarán otros dos para convertirse en "el mayor centro de producción audiovisual de toda Europa, con más de 140.000 metros cuadrados para rodar". En esa superficie se presuponen exteriores disponibles pero no lo que dispone directamente el centro.

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