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Enrique Vila-Matas: "Al día siguiente de declarar la independencia, nadie lo celebró"
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ENTREVISTA

Enrique Vila-Matas: "Al día siguiente de declarar la independencia, nadie lo celebró"

El más original de los escritores españoles tiene nueva novela, 'Esta bruma insensata', sobre la relación entre dos hermanos en la Barcelona alterada por el procés

Foto: Enrique Vila-Matas. (EFE)
Enrique Vila-Matas. (EFE)

Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) acaba de empezar la promoción de su última novela y ya está algo cansado del vaivén. Por la mañana ha dado una rueda de prensa, se ha dejado fusilar por los fotógrafos y ahora, a las cuatro y media de la tarde del martes 2 de abril, llega a la librería +Bernat para concedernos este diálogo, no sin antes despedirse del escritor Ignacio Martínez de Pisón y Elena Ramírez, su editora, fieles acompañantes hasta nuestro encuentro.

placeholder 'Esta bruma insensata' (Seix Barral)
'Esta bruma insensata' (Seix Barral)

'Esta bruma insensata' (Seix Barral) muestra la habitual continuidad en la ruptura del novelista barcelonés. Uno podría pensar en una quiebra tras un período volcado al arte con 'Kassel no invita a la lógica' y 'Marienbad eléctrico', pero en su nueva entrega esas constantes flotan en las páginas, así como su afán por divertirse mientras escribe y la devoción a la literatura inmersa en la existencia. La relación entre dos hermanos marca el relato, tanto en los prolegómenos de su reencuentro como durante el mismo. Simon recolecta citas desde su casa en ruinas de Cadaqués, mientras Rainer, convertido en autor de fama mundial, las aprovecha en sus triunfales libros, más exitosos si cabe por el misterio de su presencia física, desconocida para la inmensa mayoría de lectores, por no decir todos.

PREGUNTA. En verdad no hay nada que preguntar sobre este libro.

RESPUESTA. Efectivamente no hay nada que preguntar, ahora bien, si quieres hacerlo no te lo impediré.

P. ¿Qué es esta bruma insensata?

R. Tiene mucha libre interpretación, por lo que es varias cosas al mismo tiempo. Una de ellas es la vida misma, estamos en ella y hasta que no se levante la bruma no veremos lo que hay, y quizá no lleguemos a verlo.

P. Pero lo has planteado desde el presente que narra el libro…

R. Sí, que en realidad está escrito desde el futuro.

P. Más bien desde el recuerdo de lo narrado.

R. En un amanecer eterno por lo que se ve, porque se narran tres días siempre desde un punto de vista de un amanecer que no aparece, por lo que siempre esté amaneciendo para el narrador.

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Enrique Vila-Matas en Barcelona. (EFE)

P. Pese a que durante esos tres días suceden una barbaridad de cosas de la sensación de estar en un tiempo congelado.

R. Sí, parece que el que narra podría estar siempre en compañía de los desaparecidos de la narración.

P. No sé si lo he leído en la novela o en otro sitio, pero es como si fueran los muertos los que pueden narrar mejor el pasado.

R. Sí, se dice en el libro lo de prescindir del cuerpo y devenir una voz narradora, pero esto es un futuro que no sabemos si nos espera.

P. Los dos hermanos, al querer ser anónimos cada uno a su manera, parecen apostar por prescindir del cuerpo y ser sólo una voz.

R. Parece ser, pero desde mi modesto punto de vista de lector de la novela pienso que la invisibilidad cae en el relato, porque no hay nadie más visible que quien pretende ser invisible.

P. Claro, porque a partir de la invisibilidad consigue más foco.

R. Tiene más foco, y además aquí tenemos que en el jardín del Hotel Alba de Barcelona está a la vista de todos ese domingo 29 de octubre y nadie lo reconoce.

Elegí como fechas los días del 'procés' porque no sabía cómo iban a mezclarse la historia que quería contar y los hechos políticos

P. Pero ese 29 de octubre está entre los días claves del Procés. Un buen momento para pasar desapercibido entre banderas e histerias.

R. Lo elegí como fecha porque los libros deben pasar en una época determinada. Elegí ese fin de semana porque no sabía cómo y de qué manera iban a mezclarse la historia que quería contar y los hechos políticos.

P. Pero justamente la elección de ese fin de semana concreto hace que puedan pasar más desapercibidos.

R. Y porque igual los clientes del Hotel Alba al autor invisible ni siquiera lo conocen.

P. Simon, el recolector de citas, tiene una clara voluntad de desaparecer. Vive en una casa ruinosa en un acantilado que es un poco el faro del fin del mundo.

R. Las circunstancias le han llevado hasta ese punto al principio del libro, pero sale muy airoso al final porque se lleva algo más de lo que tenía, que era más bien poco.

P. ¿Y en el caso de Rainer?

R. Parece que se la tiene jurada a la literatura, o al menos da esa impresión. De hecho logra superarse a sí mismo y desaparecer de verdad. En 'Bartleby y compañía' habló de un autor que menciona Borges, Enrique Banchs, quien renunció a escribir porque le resultaba demasiado fácil, el caso más extraño de ese libro. A Rainer, el escritor invisible, creo que le pasa eso mismo.

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Enrique Vila-Matas en Barcelona. (EFE)

P. Sus novelas, llamadas veloces, parecen responder a una fórmula.

R. Sí, que le llega a través del correo electrónico y en forma de lenguaje en clave que le manda el hermano, y este cree saber que la mujer de Rainer, Dorothy, también capta ese código.

P. Y a partir de eso en la novela se deduce que el autor Rainer es, en realidad, una multiplicidad de autores.

R. E incluso cabe la posibilidad que sea una de las versiones de Thomas Pynchon, en este caso la peor, la de 'Vicio impropio'.

P. Lo que es muy curioso en el caso de Rainer es que sus novelas veloces tienen títulos de impacto con un contenido que cambia constantemente de tema desde su brevedad. Parece que estés criticando un tipo de novela contemporánea muy al uso.

R. No sé si lo pensé desde la crítica, más bien recuerdo haber concebido esa línea como la poesía de John Ashbery, que pasa de un lugar a otro sin un rumbo determinado y va cambiando continuamente, lo que en este sentido es muy vanguardista.

P. Y muy inconcreto.

R. Se salta algunas cosas, pero también puede tener coherencia.

P. Y es un gran contraste con Simon, del que en algún momento se habla de él como si fuera el último sobreviviente de la novela.

R. Hay una confrontación directa. A Simon le da mucha rabia pensar que su hermano no cree en la teoría de las citas que sostiene todo su andamiaje literario. Mientras él sí cree en eso porque es el fundador de la teoría.

P. ¿Se podía entender ese duelo como la confrontación entre Europa y Norteamérica en lo literario?

R. Acabas de originar una nueva idea sobre la novela, y me parece espléndida porque abre panoramas.

No hay un solo dogma literario en el que crea ni un solo autor del que no sospeche que está todo inventado

P. ¿Y te parece acertada?

R. No hay ninguna idea acertada en mi novela porque todo gira como en las novelas veloces, no hay un solo dogma literario en el que crea ni un solo autor del que no sospeche que está todo inventado.

P. A partir de los dos hermanos uno puede interpretar mucho. Se puede jugar con América y Europa, también con lo del Procés, donde más o menos dices que la independencia fue una declaración real que luego fue ficción.

R. No, exactamente lo que digo es que declararon la independencia y al día después no hubo ningún tipo de celebración. ¿Cómo lo dirías?

P. Que se declaró y luego hicieron ver que aquí no había pasado nada.

R. Al día siguiente en la plaça de Sant Jaume nadie se fue de fiesta. Lo cuento así porque es lo más aproximado a lo que creo que pasó. Si yo dijera que hubo un golpe de estado interpretaríamos algo distinto. Tuve dificultades para definir qué había ocurrido. No se sabe. Nadie lo sabe. Se puede interpretar de mil maneras. Unos lo presentan como una ficción, otros como una realidad y otros como un golpe de Estado, que ya dirás. La novela no llega a conclusiones, y quiero remarcar la dificultad de definir qué pasó. Lo más ajustado es decir que se proclamó la República y que al día siguiente nadie lo celebró.

P. Parece un poco la famosa frase que tu alteraste de Kafka: "Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar".

R. Sí, tiene muchísima relación. De hecho están muy preocupados por lo que les ocurre y lo demás lo ven como una gravísima injerencia en sus asuntos personales, por tanto también hay que aclarar que la novela no habla del Procés, sino de los dos hermanos, la espera y la llegada a Barcelona.

placeholder Kafka
Kafka

P. De hecho creo que todo el contexto de esos días sirve para dar al encuentro un cariz más delirante porque refuerza la quiebra de la normalidad.

R. La estructura del libro es 'El corazón de las tinieblas'. Avanzamos por el río Congo para conocer a Kurtz, que en este caso es el hermano que va a llegar a Barcelona. Esta es la estructura del libro que, en realidad, es una estructura de novela contemporánea. Conrad fundó un tipo de novela donde no pasa casi nada hasta que encontramos a Kurtz, y entonces llega el horror, el horror. Aquí Rainer suelta una serie de ideas descabelladas que muestran su desprecio para con la literatura.

P. Y ese desprecio también se puede cifrar en el paso de Rainer, tras las cinco novelas veloces, en tan manido campo de la no ficción.

R. Sí, hay una relación. Es como al final de 'Vértigo0, cuando aparecen las monjas. Le preguntaron a Hitchcock si las monjas tenían algo que ver con la caída de Kim Novak. Él dijo que eso era otra película. Rainer está muy preocupado por su mujer, por Dorothy, que le ha acompañado a Barcelona y es muy probable que haya un problema entre ellos. La ha perdido y al final la ve Simon.

P. ¿Ha dado el paso de preferir la vida a la literatura?

R. No exactamente, rechaza la literatura para buscar a su mujer en Barcelona. Es una de las versiones que podemos barajar.

P. En cambio Simon busca relativamente a Siboney, su mujer.

R. Porque tiene que ir a ver a su hermano y espera que vuelva al pueblo. Ese es un mito de Cadaqués de cuando yo iba en los años setenta. Se decía que los que se van, porque se hacían hippies, ya volverán. Lo decían los padres. Los que se iban del pueblo siempre volvían, y aquí creo que Simon cree en el retorno de Siboney.

La estructura es del 'El corazón de las tinieblas': Conrad fundó un tipo de novela donde no pasa nada hasta Kurtz, y con él, el horror, el horror

P. ¿No pensaste en el fantasma de Pla mientras escribías en Cadaqués.

R. Quizá nos iríamos a Palafrugell. Creo que pensé poco o nada en Josep Pla mientras escribía la novela.

P. ¿Y el apellido Schneider?

R. ¿Te cuento esa historia?

P. Claro.

R. Simon Schneider antes era Bastian Schneider, pero a mitad de la novela pasó a ser Simon porque Bastian Schneider aparece como artista inventado en Kassel no invita a la lógica. Yo buscaba un alemán para que firmara una obra inventada que es la máquina impresora de insultos, basada en Raymond Roussel y Locus solus. El Corriere della sera me pidió un dibujo de la máquina, lo hice torpemente y firmé Bastian Schneider. La conferencia del Collège de France de hace dos años la di con una voz que era la de Bastian Schneider, un archivero de citas que citaba autores y trabajaba para un autor distante. Bastian Schneider pasó a ser el narrador de mi novela.

P. Entonces su génesis está en la conferencia del Collège de France.

R. Pero lo cambié a mitad de novela porque, de repente, recibí un e-mail de un escritor alemán de treinta y cinco años llamado Bastian Schneider que fue avisado por su editor y, como es comprensible, se preguntaba porque aparecía tanto en mis escritos, porque habían traducido la conferencia del Collège de France en letra internacional. Bastian Schneider me dejó fulminado. Por suerte no era un tipo siniestro. Los Schneider son muchos, pero no hay tantos Bastian. Me mandó sus libros en alemán, es muy simpático y por eso mi personaje se llama Simon. El otro día Bastian me escribió diciéndome que le había encantado lo ocurrido y ahora escribe sobre la cuestión. Se ha quedado con el tema, me parece muy bien.

P. ¿Y la familia? Y no vale que respondas con bien, gracias.

R. ¿Qué familia?

P. La Schneider. La tía Victoria, el padre que sin estar está siempre.

R. Son parientes de Marius Schneider, un musicólogo afincado en Barcelona que quedaba muchas tardes en la plaza Gala Placidia con Juan Eduardo Cirlot para hablar de cómo salir del laberinto. Tenía una interpretación muy esotérica de Montserrat. Lo descubrí al final de la novela y hasta le he dicho a Bastian que lo investigue.

P. Y si hablamos de los espacios de Barcelona tiene su importancia la calle Enrique Granados.

R. Sí, la tiene porque es uno de los lugares centrales de mi infancia. Hasta aparece el banco de Néstor Luján que no sabía de su existencia hasta hace poco.

P. La menciono porque la recuerdo también en 'Impostura', donde era gris como la Barcelona franquista, con esos señores que decían eso de usted no sabe con quien está hablando. ¿Qué significado le das en Esa bruma insensata?

R. Tiene una función de lugar sagrado. Mis recuerdos de infancia de la zona, Enrique Granados con Diagonal, son sin banderas españolas, y por supuesto sin catalanas. Al verla así me chocó. Mi Diagonal de infancia era gris, horrible y sin tanta bandera.

P. Una vez titulaste un libro 'Desde la ciudad nerviosa'. Aquí haces un redoble de tambores y defines Barcelona como neurasténica. Es un matiz importante.

R. ¡Me declaro inocente! Sóc innocent!

P. Esto debería ponerlo como cierre, pero nos quedan cinco minutos. A partir de Simon…

R. Que es Bastian, claro. Al final se va a cabrear con tanta mención. Es un buen autor. He puesto sus libros en la entrada de casa para que la gente te haga preguntas. Schneider Reus, como ese jugador de fútbol del Borussia, el rubio. Rois pronunciado, no Reus, que sería la ciudad de la provincia de Tarragona.

Quien escriba en lengua española y quiera ser vanguardista tiene un problema: ya existió un vanguardista y se llamaba Cervantes

P. Ahora sí, casi para terminar, creo que en ocasiones se confunden las palabras de Simon y Rainer durante su reencuentro.

R. Es posible, porque Simon va sobrio y Rainer más que ebrio.

P. Ya decía Nietzsche eso de que los niños y los borrachos son los únicos que dicen la verdad.

R. Por eso mismo Rainer se siente muy libre.

P. ¿Quién dice eso de que lo anticuado puede ser futurista?

R. Seguramente Rainer.

P. Pero se mete con su hermano, que mantiene la apuesta por lo clásico.

R. Quien escriba en lengua española y quiera ser vanguardista tiene un problema insuperable. Ya existió un vanguardista y se llamaba Miguel de Cervantes. Tenemos un antecedente que nos perjudica.

P. Aunque Simon tiene una ventaja con relación a muchos escritores de nuestra época. Conoce la tradición y por eso mismo puede tener más capacidad para romper con ella.

R.Cierto es, además debo decir para terminar que quizá también tiene los planos secretos de Montserrat.

Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) acaba de empezar la promoción de su última novela y ya está algo cansado del vaivén. Por la mañana ha dado una rueda de prensa, se ha dejado fusilar por los fotógrafos y ahora, a las cuatro y media de la tarde del martes 2 de abril, llega a la librería +Bernat para concedernos este diálogo, no sin antes despedirse del escritor Ignacio Martínez de Pisón y Elena Ramírez, su editora, fieles acompañantes hasta nuestro encuentro.

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