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Feminista, rebelde y madre adolescente: así fue la creadora de Pippi Calzaslargas
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ESTRENO DE 'CONOCIENDO A ASTRID'

Feminista, rebelde y madre adolescente: así fue la creadora de Pippi Calzaslargas

Este fin de semana se ha estrenado 'Conociendo a Astrid', un biopic sobre la adolescencia de la autora de uno de los personajes infantiles más icónicos

Foto: Inger Nilsson fue Pippi Calzaslargas en la serie de 1969.
Inger Nilsson fue Pippi Calzaslargas en la serie de 1969.

"Nunca lo he intentado, así que, definitivamente, debería poder hacerlo". Esa fue la filosofía de "la niña más fuerte del mundo", Pippi Långstrump —Calzaslargas por estas latitudes—, icono inconsciente —o no tanto— del feminismo, influencer analógica de generación tras generación, anarquismo con pecas. También ese fue el 'leitmotiv' de la vida de Astrid Lindgren, madre intelectual de Pippi, cuya historia ha llegado al cine este fin de semana con el estreno de 'Conociendo a Astrid', un 'biopic' sobre la adolescencia de una de las autoras más leídas y traducidas dirigido por la danesa Pernille Fischer Christensen.

La historia de Lindgren fue una historia triste. Lindgren, apellido de soltera Ericsson, nació el 14 de Noviembre de 1907 en Vimmerby, un pequeño pueblo del norte de Suecia. La autora siempre recordó su infancia como luminosa, feliz. Pero no así su adolescencia, que la arrastró hacia un estado de perpetua pesadumbre, el opuesto a la vital Pippi. "Recuerdo vívidamente [el momento en el que acabó mi infancia]. Siempre habíamos jugado con la nieta del pastor cuando venía a Näs en vacaciones. Pero entonces, un verano, cuando acababa de llegar e íbamos a empezar a jugar, como solíamos hacer, de repente descubrimos que no podíamos jugar más. Simplemente no podíamos. Nos pareció estúpido y triste, porque qué íbamos a hacer si no podíamos jugar?", confesó la autora. "Mis años adolescentes consistieron exclusivamente en existir, desinflada y apagada. Muy a menudo sentía melancolía. Y pensé, como pensaban muchos otros, que era tan fea que nunca conocería el amor. El resto de la gente siempre estaba enamorada".

placeholder Astrid Lindgren a la derecha de la foto. (astridlindgren.com)
Astrid Lindgren a la derecha de la foto. (astridlindgren.com)

Como relata 'Conociendo a Astrid', su salvavidas fue la revolución. Despreció las convenciones sociales, los roles de género —empezó a vestirse como un hombre, a escuchar jazz y se cortó el pelo, lo que provocó estupefacción en su pueblo—. "La familia de Astrid Lindgren era muy religiosa y muy estricta, pero también la criaron con mucho amor. Le proporcionaron la sensación de crecer en un entorno seguro y lleno de cariño, pero también de necesidad de libertad para ser ella misma", cuenta Fischer Christensen.

Lindgren se quedó embarazada con apenas 18 años del redactor jefe del periódico en el que trabajaba

Al terminar la escuela, con tan sólo 16 años, Lindgren empezó a trabajar en un periódico, una forma de canalizar el talento narrativo que siempre había demostrado a su familia —siempre le pedían que les contase alguna historia—. Pero aquí empezó uno de los episodios más desconocidos y traumáticos de la vida de la escritora. Comenzó una relación sentimental con el redactor jefe de su periódico, Reinhold Blomberg, padre de siete hijos inmerso en un agrio divorcio. Y pronto Lindgren se quedó embarazada. Si su corte de pelo había sido un escándalo en Vimmerby, un embarazo adolescente con un hombre casado era la muerte social. Así que Lindgren viajó a Copenague para dar a luz y entregar a su hijo en adopción.

placeholder Astrid Lindgren en 1944.
Astrid Lindgren en 1944.

"Este periodo de la vida de Astrid Lindgren fue muy importante, porque quizás no se hubiera convertido en una escritora si no le hubiese ocurrido lo de su hijo. O quizás no hubiese sido una escritora tan buena. Ella misma era consciente de que fue un momento muy significativo en su vida, un punto de inflexión, porque la dotó de mayor sensibilidad hacia los niños", explica Fischer Christensen. "Lindgren rompió con sus padres y la soledad a la que se vio abocada se debió a que ella no quiso casarse con alguien simplemente porque era lo esperado".

Desde entonces y hasta la publicación de Pippi en 1945, Lindgren llevó una vida relativamente modesta. Trabajó como secretaria, se marchó a Estocolmo, se casó con Sture Lindgren y recuperó a su hijo, que después de tres años viviendo con su familia adoptiva danesa no reconocía a Lindgren como su madre.

Pippi es producto, irónicamente, de la enfermedad. Lindgren solía contar la historia de Pippi a sus hijos —tuvo dos—. Pippi nació cuando su hijo de 7 años enfermó de una infección pulmonar en el invierno de 1941 y necesitó distraerse de la convalecencia. Y después de que Lindgren sufriera un esguince de rodilla que la tuvo un tiempo encamada, decidió escribir 'Pippi Calzaslargas' y mandarlo a un concurso literario. Lo ganó y, como premio, le publicaron la novela. Y aquí nació la leyenda.

Era el tipo de literatura que necesitaba ese lugar y esa época, en la que la sociedad era muy religiosa y conservadora

'Pippi Calzaslargas' se ha traducido a más de 75 idiomas y ha trascendido las barreras culturales de un personaje tan intrínsecamente sueco. "Pippi es un estandarte de la libertad. Tiene que ver con la idea de ser creativo, de no amoldarse, de ser valiente y construirse su propio camino", reflexiona Fischer Christensen, que, además de ser una gran seguidora desde pequeña del personaje, ha dedicado seis años de su vida a estudiar la obra y la vida de Lindgren para condensarla en 'Conociendo a Astrid'. "Yo tengo una hija de nueve años y, a veces, cuando le leo ‘Pippi’, pienso: ‘¡Uy! Aquí Pippi se ha pasado’. Me encanta Pippi, es mi heroína, pero a veces me salto algunos pasajes porque pienso que son demasiado. Pero creo que tiene mucho que ver que Pippi naciese en Suecia en un momento determinado, en los años 40, y era el tipo de literatura que necesitaba ese lugar y esa época, en la que la sociedad era muy religiosa y conservadora".

Además, para la directora, "Pippi Calzaslargas es uno de los iconos más feministas". "Lindgren, en su forma de ser, estaba muy conectada con su personaje. Simplemente no podía no ser libre. Sólo podía hacer lo que ella consideraba correcto. Y casi toda su obra trata de eso, de la búsqueda de la absoluta libertad".

"Nunca lo he intentado, así que, definitivamente, debería poder hacerlo". Esa fue la filosofía de "la niña más fuerte del mundo", Pippi Långstrump —Calzaslargas por estas latitudes—, icono inconsciente —o no tanto— del feminismo, influencer analógica de generación tras generación, anarquismo con pecas. También ese fue el 'leitmotiv' de la vida de Astrid Lindgren, madre intelectual de Pippi, cuya historia ha llegado al cine este fin de semana con el estreno de 'Conociendo a Astrid', un 'biopic' sobre la adolescencia de una de las autoras más leídas y traducidas dirigido por la danesa Pernille Fischer Christensen.

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