Muere Agnès Varda, la última rebelde de la Nouvelle Vague
La directora francesa obtuvo el Oscar honorífico en 2018, cuando también recibió la nominación de la Academia a mejor documental por 'Caras y lugares'
La directora franco-belga mítica de la Nouvelle Vague Agnès Varda ha muerto este viernes a los 90 años, según ha informado su familia a la agencia AFP. Varda, el espíritu más irreverente y rebelde del cine de autor europeo recibió el Oscar honorífico el año pasado, cuando también consiguió su única nominación al Oscar por el documental 'Caras y lugares'. "Tengo ganas de que llegue la muerte, porque todo habrá acabado", dice en un momento de su película en contraste con la vitalidad que demostró hasta el último momento, acudiendo a festivales e impartiendo charlas por todo el mundo. "Me llamaban la abuela de la Nouvelle Vague, pero ahora digo que soy la dinosaurio de la Nouvelle Vague", bromeó en su visita al Festival de San Sebastián de 2017.
Nacida en Bruselas en 1928 como Arlette —a los 18 se cambió el nombre por Agnès—, Varda vivió en constante búsqueda: fue artista plástica, cineasta, fotógrafa, productora y profesora, entre muchas otras cosas. En 1954 rodó su primera película, 'Le Pointe Courte', una de las primeras películas englobadas en el movimiento que popularizaron Jean-Luc Godard, François Truffaut, Jacques Rivette, Éric Rohmer y Claude Chabrol. "No estoy detrás de la cámara; estoy dentro de ella", dijo de sí misma.
Su rebeldía la aplicó a su propia estética: su característico peinado distinguía su pequeña figura de las multitudes. Siempre persiguiendo la libertad narrativa y técnica, con 'Le Pointe Courte' inició una carrera que se extiende hasta más de 50 títulos, entre los que destacan 'Cleo de 5 a 7' (1962), 'La Felicidad' (1965), 'Las playas de Agnès' (2008) y 'Caras y lugares' (2017). Apenas el pasado mes de febrero, la cineasta francesa anunció en la Berlinale su retirada del cine para centrarse en las instalaciones artísticas. Su último trabajo para la gran pantalla ha sido 'Varda by Agnès', presentado en la úlrima Berlinale, un repaso a su trayectoria artística a través de sus conferencias.
También fue muy conocida por su activismo feminista, y siempre luchó por conciliar su carrera artística con su papel de madre y abuela. "La principal solución para una mujer es ser una ‘súper mujer’ y llevar muchas vidas a la vez. Esa ha sido mi máxima dificultad: no renunciar a tener hijos, ni al cine, ni a los hombres", dijo en una entrevista en 1974.
El pasado mes de febrero, la cineasta francesa anunció en la Berlinale su retirada del cine
Vardá comenzó su carrera como fotógrafa, después de estudiar Literatura y Psicología en la Sorbonna y más tarde Historia del arte y Fotografía. Pero la imagen fija se le quedó pequeña. "Era tan silenciosa. Me intriga lo que pasa antes y después del fotograma". Su primer trabajo fue el de fotógrafa oficial del Teatro Nacional Popular de París. También trabajo retratando a los niños que se sentaban en el regazo de Papá Noel en las Galerías Lafayette. Se pasó al cine casi por casualidad, cuandoempezó a grabar vídeos en ciudad francesa de Sète, donde se había criado. Fue entonces cuando decidió rodar 'Le Pointe Courte'.
En 1959 conoció a Jacques Demy. Y se enamoraron. Ambos eran unos apasionados del cine y estaban decididos a renovar el lenguaje cinematográfico. Demy, director de 'Los paraguas de Cherburgo' y 'Las señoritas de Rocheford', se decidió por los musicales de un Technicolor vibrante, mientras que Varda, que apenas había visto 10 películas cuando dirigió su ópera prima, no encontró muchas dificultades en romper la norma, primero porque no la conocía.
Entre los premios que la cineasta ganó a lo largo de su carrera se encuentran el Oso de Plata de la Berlinale por 'La felicidad' en 1965, el Ojo de Oro del Festival de Cannes por 'Caras y lugares' (2017), el Leopardo de honor de Locarno en 2014 y el León de Oro del Festival de Venecia por 'Sin techo ni ley' en 1985.
La directora franco-belga mítica de la Nouvelle Vague Agnès Varda ha muerto este viernes a los 90 años, según ha informado su familia a la agencia AFP. Varda, el espíritu más irreverente y rebelde del cine de autor europeo recibió el Oscar honorífico el año pasado, cuando también consiguió su única nominación al Oscar por el documental 'Caras y lugares'. "Tengo ganas de que llegue la muerte, porque todo habrá acabado", dice en un momento de su película en contraste con la vitalidad que demostró hasta el último momento, acudiendo a festivales e impartiendo charlas por todo el mundo. "Me llamaban la abuela de la Nouvelle Vague, pero ahora digo que soy la dinosaurio de la Nouvelle Vague", bromeó en su visita al Festival de San Sebastián de 2017.