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El agujero negro del asesinato de Isabel Carrasco se queda sin sellar
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'caso cerrado'

El agujero negro del asesinato de Isabel Carrasco se queda sin sellar

La serie 'Muerte en León' —que desveló un 'fallo' en la investigación de la muerte de la líder regional del PP— llega a los cines (y a HBO) en una nueva versión con testimonios inéditos sobre el crimen

Foto: Isabel Carrasco, en una imagen de 'Muerte en León'.
Isabel Carrasco, en una imagen de 'Muerte en León'.

'Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León y del PP regional, fue tiroteada por la calle el 12 de mayo de 2014. Meses después, el documentalista británico Justin Webster aterrizó en León para rodar una serie de no ficción sobre el asesinato: ‘Muerte en León’. Ni en sus fantasías más entusiastas se podía imaginar Webster lo que pasaría después:

1) ‘Muerte en León’ tuvo un gran impacto a la chita callando: se estrenó de tapadillo en Movistar, pero el boca a boca la convirtió en fenómeno de culto y ahora se puede ver en HBO.

2) Un 'cliffhanger' es una herramienta narrativa para generar suspense, intriga y enganche al final de un capítulo. O cuando el espectador se queda colgado de un precipicio… hasta el siguiente capítulo. Pues bien, al final del rodaje de 'Muerte en León', sus creadores descubrieron un 'cliffhanger' descomunal que alteraba la versión oficial del caso.

placeholder Cartel del filme.
Cartel del filme.

Tres mujeres habían sido condenadas por el crimen de Isabel Carrasco: Montserrat González, Triana Martínez (madre e hija) y la policía local Raquel Gago. Pero ‘Muerte en León’ descubrió un agujero negro en la investigación del supuesto 'caso cerrado': pese a que las llamadas telefónicas de las tres condenadas fueron clave para resolver el asesinato, la policía ‘olvidó’ incluir en el sumario que Triana Martínez —vinculada al PP local— hablaba a diario (incluso el día del asesinato) con Luis Estébanez, asesor del presidente de la Junta de Castilla León y fontanero mayor con despacho en sede oficial. Nada se sabía oficialmente sobre la estrecha relación entre Luis Estébanez y Triana Martínez —el día anterior al asesinato hablaron durante 88 minutos; Triana conservaba una copia de seguridad del móvil del fontanero presidencial en su portátil; entre el 1 de enero y el 12 de mayo de 2014, Triana y Estébanez hablaron por teléfono 247 veces— hasta que llegó ‘Muerte en León’. La serie se cerraba lanzando una pregunta: ¿negligencia u ocultación?

3) Debido a este 'cliffhanger' —y ante el estruendoso silencio oficial sobre las revelaciones de la serie—, Webster se vio ‘obligado’ a rodar una nueva versión para intentar aclarar lo que las autoridades preferían enterrar.

Fracasa mejor

El resultado se llama ‘Muerte en León. Caso cerrado’, y se estrena la semana que viene en algunos cines de Madrid y Barcelona (y en HBO el próximo 22 de marzo). Se trata de una síntesis de la serie (de 253 minutos pasamos a 80) que incluye nuevas pinceladas sobre el asesinato de Isabel Carrasco. La película se cierra con un testimonio clave: el de la jueza que instruyó el caso, incapaz de responder a la pregunta del millón: ¿por qué las llamadas entre Triana y Estébanez no se incluyeron en el sumario? La jueza no lo sabe; lo que sí sabe es que no fue cosa suya. “Lo que no está en el sumario... yo no tengo constancia”, asegura la jueza, que remite a Webster a hacer esa pregunta a la policía... que dará al director la callada por respuesta. Los unos por los otros, la casa sin barrer... y el agujero negro sin sellar.

La peripecia leonesa ha dejado a Webster con una sensación extraña que explica citando a Beckett: “Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. “El ‘fracasa mejor’ de Beckett resume mis sensaciones ahora mismo. La idea del segundo intento era lograr una respuesta más clara, un final más definitivo, pero quizá lo que hace el nuevo filme es abrir nuevos interrogantes”, cuenta Webster a este periódico.

Una de las hipótesis que maneja Webster podría resumirse así: al margen de lo que supiera Luis Estébanez sobre las paranoias e intenciones de Triana Martínez, e incluso aunque no supiera nada de nada, podríamos estar ante un "amaño” de pruebas, una ocultación para limitar el alcance político del juicio por el asesinato de Isabel Carrasco. Como si se hubiera querido cercar y cerrar el caso cuanto antes. Control de daños. Porque, más allá del asesinato en sí, quizá los trapos sucios del PP local eran demasiado sucios como para lavarlos en un juicio delante de toda España. Ya lo arreglaremos en privado si eso.

El contexto

La serie explica el contexto que hizo posible que una ama de casa pierde el norte y acribille a un líder político en plena calle

El punto fuerte de ‘Muerte en León’ era que el relato canónico del caso le parecía incompleto. La versión oficial dice: dos locas mataron a Isabel Carrasco por resentimiento/porque una de ellas había sido fulminada de la Diputación de León por la lideresa. No es que este relato fuera falso; era bastante cierto, de hecho, pero solo explicaba en parte lo ocurrido, venía a decir la serie. ‘Muerte en León’ se centraba en la descripción de un microcosmos —la Diputación de León— atravesado de arriba abajo por las cadenas de favores y la corrupción. O el contexto que hizo posible que un ama de casa perdiera el norte y acribillara a una líder política en plena calle. Todo ello en un clima de temor reverencial: casi todos en el Partido Popular parecían temer y odiar a Isabel Carrasco. En privado. Quizás no era el clima más saludable para dos mujeres -Triana y Montserrat- que no necesitaban que nadie les calentara la cabeza: ya estaban suficientemente desquiciadas e inflamadas contra Carrasco.

El abogado de la familia de Isabel Carrasco hizo las siguientes preguntas a Triana Martínez durante el juicio: “¿Quién le daba dinero para pagar la hipoteca? ¿Era a cambio de algo? ¿Alguien la indujo a cometer el asesinato? ¿Quién es su pareja? ¿Es enemigo político o personal de Isabel Carrasco? ¿Todos los que le dijeron que la iban a ayudar eran enemigos personales de Isabel Carrasco?”. En el nuevo filme, el abogado se reafirma y sube la apuesta: “Muchas de esas preguntas volvería a hacerlas hoy. Creo que hubo un planificador... Yo a la madre la creo capaz de apretar un gatillo y hasta 20 [gatillos], pero no la veo capaz de planificar cómo apretarlo, no sé si me explico. ¿Que ella compró el arma [del crimen]? No me lo creo, aunque me lo cuenten cien veces… Ese es el misterio”.

Creo que hubo un planificador. Yo a la madre la creo capaz de apretar un gatillo y hasta 20 [gatillos], pero no la veo capaz de planificar cómo apretarlo

Llegados a este punto, es inevitable resucitar las últimas palabras de Triana Martínez durante el juicio. Lo que entonces sonó a errático alegato de defensa ahora se puede interpretar como inquietante mensaje a terceros:

—Tiene usted derecho a decir la última palabra antes de que concluya el juicio. ¿Quiere usted hablar?

—Sí. Quiero decir que me da mucha pena haber escuchado a muchos de los testigos... que han venido a decir mentiras, que no se acordaban de sucesos que pasaron, [que decían que] casi no me conocían o que no eran amigos, otros también han desaparecido, no han querido venir, están ausentes… Bueno, eso.

Bueno, eso: circulen, aquí no hay nada que ver.

'Isabel Carrasco, presidenta de la Diputación de León y del PP regional, fue tiroteada por la calle el 12 de mayo de 2014. Meses después, el documentalista británico Justin Webster aterrizó en León para rodar una serie de no ficción sobre el asesinato: ‘Muerte en León’. Ni en sus fantasías más entusiastas se podía imaginar Webster lo que pasaría después:

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