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Solos en la madrugada: cómo la rueda se adueñó de la SGAE hasta devorarla
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historia de un enigma muy lucrativo

Solos en la madrugada: cómo la rueda se adueñó de la SGAE hasta devorarla

Radiografía de una entidad que hoy se enfrenta a la decisiva votación de sus estatutos: durante una década, las televisiones generaron millones a unos pocos autores que han tomado las riendas

Foto: El expresidente de la SGAE durante 16 años Eduardo 'Teddy' Bautista. (EFE)
El expresidente de la SGAE durante 16 años Eduardo 'Teddy' Bautista. (EFE)

Ezequiel vio la rueda. Y Teddy Bautista, también. El 30 de junio de 2011, un día antes de que la Guardia Civil entrase en la sede de la SGAE y detuviese a varios directivos más, quedó a comer con el cantante Iván Ferreiro. Se temía lo peor y no era su propia detención. Se temía que las televisiones, que ya generaban grandes sumas mediante la emisión de música de madrugada cuyos derechos gestionaban desde sus editoriales, pudieran acabar gobernando la Sociedad General de Autores y Editores. “Me dijo que fuéramos a la SGAE, que había mucha gente tratando de entrar y hacerse con las normas”, recuerda Ferreiro. Le dijo que se estaba “llenando de ratas” y que los autores tenían que salvarla.

Solo un año después, el recién elegido presidente de la SGAE Antón Reixa solicitó una investigación interna para aclarar cómo y por qué un puñado de socios absolutamente desconocidos estaba recaudando millones de euros mediante la emisión de música en televisión. Los datos afloraron rápido. Todo se había originado cuando el propio Bautista accedió a que se programasen conciertos de compositores sinfónicos como un modo de compensar a un perfil de socios que difícilmente podían generar el dinero que sí generaban los de música moderna. También era una manera de tener contento al gremio sinfónico de cara a futuras contiendas. A las multinacionales no les pareció mal, ya que por aquel entonces la venta de discos aún no se había desplomado y las teles no generaban tanto dinero en derechos de autor. Así nacieron programas como ‘Nocturnos’, en Tele 5, ‘Sueños’, en Antena 3, y otros en Televisión Española.

Foto: El cantante de Cómplices, Teo Cardalda, durante una actuación. (EFE)

La rueda se inventó en la cadena italiana Tele 5 y se importó a España a través de su franquicia ibérica. Pero mientras en Italia se desactivó pronto ese sistema de retorno de dinero a las teles a través de sus editoriales, en España se consolidó, empezó a generar millones de euros a unos pocos socios y, de rebote, una acumulación de votos en manos de esos mismos socios. Aunque el asunto salió a la luz en 2013, los primeros registros de obras están fechados en 2005. Algunos autores habían llegado a registrar 11.000 obras en cinco años.

placeholder Antón Reixa. (EFE)
Antón Reixa. (EFE)

Bautista abrió una puerta trasera, Reixa intentó tapiarla y salió despedido a los cuatro meses y desde entonces ningún presidente de la SGAE ha sabido o ha querido poner fin a un mecanismo que ha generado una gran distorsión en el reparto de ingresos del resto de autores. Siete años después de su llamada de socorro, ha ocurrido justo lo que temía. Si Teddy Bautista se presentó a las elecciones del 26 de octubre fue en un último intento de evitarlo. Según fuentes con larga experiencia dentro de la entidad, él ya tenía ganadas las elecciones a través de un pacto con todos los sectores. Pero a última hora, a solo 48 horas de la victoria, cometió un grave error. Subestimó el poder de la rueda. Y perdió.

Audiencias de 4.000 personas

Según el portal Ecoteuve, el concierto que La Sexta emitió el pasado martes 18 de diciembre a las 6.30 de la madrugada tuvo 4.000 telespectadores. Un mísero 0,6 de 'share'. En horario nocturno de 'prime time', las audiencias oscilan entre el medio millón y el millón y medio. Si el reparto de derechos fuese proporcional a la audiencia de cada franja (que es lo que marca las tarifas de publicidad que financian las cadenas), la proporción de dinero que genera el minuto de madrugada frente al minuto de 'prime time' sería de 1 a 125, de 1 a 250 o incluso de 1 a 500. Sin embargo, el reparto siempre se ha calculado en base a unas tablas de la SGAE que determinan que un minuto de música en madrugada recibe un punto y uno de 'prime time', cinco. Actualmente un minuto de madrugada recibe 0,6 puntos y la proporción frente el 'prime time' es de 1 a 8,3. Sigue a años luz de la realidad.

Nada en este mecanismo es ilegal. Todo se ajusta a los reglamentos que marca la SGAE. Otro cosa es que sea ético o justo

Ahí es donde las televisiones intuyen un negocio. Si se nutren las franjas de madrugada con videoclips y conciertos de plató, se pueden sumar muchos puntos. La noche es larga y al carecer prácticamente de audiencia, da igual qué canción suene. En La Sexta, suele haber música de 2.45 a 7.00. En Tele 5, de las 3.00 a las 6.00. En Antena 3, de 3.15 a 6.15. En Neox, de 4.15 a 6.10. Lo que podría ser asumido como una generosa plataforma de promoción musical, empieza a chirriar al ver que los autores de todas esas canciones que suenan en esa franja han firmado la cesión del 50% de los derechos que generen a las editoriales de las cadenas televisivas para poder aparecer en esos programas. Así es como la mitad del dinero que generan las canciones vuelve a la cadena.

placeholder El presidente de la SGAE, José Ángel Hevia, junto al vicepresidente Teo Cardala. (EFE)
El presidente de la SGAE, José Ángel Hevia, junto al vicepresidente Teo Cardala. (EFE)

Nada en este mecanismo es ilegal. Todo se ajusta a los reglamentos que marca la SGAE. Otro cosa es que sea ético o justo. El compositor José Sánchez-Sanz fue uno de los pocos candidatos que se presentó a las últimas elecciones como independiente. No era del bando de las teles, ni del de las discográficas, ni de Sastrón ni de Bautista. En su opinión, que una cadena tenga su editorial y solo programe de madrugada a autores que le ceden el 50% de sus derechos vulnera las leyes de la competencia. “No es una forma justa de ganarlo porque estás quitando la oportunidad a otras personas de ganar ese dinero”, denuncia. Sánchez-Sanz tampoco traga con el manido argumento de que vivimos en un mercado libre: “Las televisiones privadas emiten en un espacio radioeléctrico público y deben preocuparse por mostrar la diversidad cultural y no por ganar dinero de la forma más fácil posible”. De lo contrario, apunta, “la ambición del capitalismo y el libre mercado lleva a que ocurran cosas disparatadas”.

Amasando votos de madrugada

Pero volvamos al asalto final a la SGAE que las televisiones consumaron el 26 de octubre. ¿Cómo se explica que casi todos los miembros elegidos superasen en más de 1.000 votos a Teddy, el teórico favorito? Algunos, como Fernando Illán, Teo Cardalda, Tontxu, Huecco y José Ángel Hevia, le sacaron más de 2.000. Una hipótesis de tan aplastante victoria podría ser la férrea disciplina de voto de los autores alineados con las televisiones. Hasta hace poco, el hoy presidente de la SGAE presidía ANAEM, la Asociación Nacional de Autores y Editores Musicales que agrupa a los músicos que trabajan con y para las teles y que fue impulsada por Nuria Rodríguez, responsable de las editoriales de Atresmedia.

Para sumar 4.500 votos, cantidad más que suficiente para hacerse con un puesto en la junta, solo hacía falta convencer a 150 autores que tuvieran 30 votos. El máximo de votos que puede tener un autor es 31, los que han sumado Alejandro Sanz o Dani Martín tras décadas de oficio y ventas millonarias. Sin embargo, la rotación compulsiva de videoclips y conciertos de madrugada ha permitido a autores mucho menos populares sumar tantos votos como los más vendedores del país. Es el caso de Illán y Manuel Villalta, por ejemplo. Ambos son miembros de la nueva junta. Diego Illán, batería e hijo del primero, suma tantos votos como Pablo Alborán. Andreas Prittwitz, veterano saxofonista de 'new age' y jazz, omnipresente en las madrugadas de Atresmedia, tiene tantos votos como Víctor Manuel o Miguel Ríos, para quienes tocaba años atrás. El guitarrista de Inma Serrano, Pedro Andrea, es otro secundario de oro: apenas es conocido por el gran público, pero tiene tantos votos como Serrat o Sabina.

La rotación de conciertos de madrugada ha permitido a autores mucho menos populares sumar tantos votos como los más vendedores del país

Desde 2005, la rueda ha ido mutando. Ya no se estila eso de cambiar un arreglo de Vivaldi y registrarlo a tu nombre. Ya no se estila eso de poner música de fondo mientras las brujas echan las cartas. Ahora la música que genera todo el dinero de madrugada son canciones originales protagonizadas por grupos totalmente desconocidos o viejas glorias de los 80 sin público que perdieron su tirón popular. La fórmula se ha adecentado, pero el mecanismo giratorio es el mismo. “Y mientras no se corte esta sangría, cada año tendrán más votos”, suelta indignado un firme opositor a la rueda con plaza en la nueva junta. Como la cohesión entre los músicos vinculados a las televisiones es total a la hora de votar, a corto plazo, las opciones para desbancar a la rueda son escasas.

Los defensores de la rueda sostienen que este negocio no solo es lícito sino que da de comer a cerca de 3.000 músicos. Sin embargo, las cuentas de la entidad desvelan que la gran mayoría se llevan unos pocos miles de euros al año, mientras una cúpula de unos 50 autores ingresan alrededor de 100.000 por semestre. Fuentes de la SGAE aseguran que Jesús Glück, excomponente de Los Bravos y autor de bandas sonoras de películas de José Luis Garci, recibía, por distintas vías, hasta 800.000 al año. Glück, máximo mandatario de ANAEM y miembro de la última junta de la SGAE, falleció en enero. Su viuda, Ana Rubio, es la actual tesorera de ANAEM. Su hija, Virginia Glück, es miembro de la nueva junta de la SGAE y más que habitual en las madrugada de Atresmedia. El martes de la semana pasada, a las seis de la mañana, La Sexta pasó un concierto del difunto Jesús Glück. Interpretó títulos como ‘A cuatro manos’, ‘Chica lista’ y ‘Chico listo’.

Presiones

El 26 de octubre Teddy Bautista pudo comprobar desde primera línea cómo se consumaba su profecía de 2011. Desde aquel día, y con la entidad presidida por Hevia, el tránsito de filtraciones para reforzar o desacreditar a la nueva junta ha sido continuo. También, las presiones del 'lobby' de las discográficas y el de las televisiones. El último campo de batalla ha sido la reforma de la Ley de la Propiedad Intelectual con la que se limitará el porcentaje que las televisiones puedan recuperar a través de la música de madrugada. Fuentes de la comisión de Cultura aseguran que hasta la noche anterior a la votación las teles privadas y las autonómicas movieron todos sus hilos para evitar que se aprobase en los términos previstos: con el ya famoso tope del 20%. El Partido Popular ha seguido maniobrando, bajo presión de las televisiones, para introducir alguna enmienda en el Senado que suavice esa limitación, pero finalmente no lo ha logrado.

Vigilada de cerca por el ministerio, señalada por el colegio de Audiovisual y el de Gran Derecho (que la ven como el cáncer de la SGAE), acusada por el gremio autoral, despreciada socialmente y pendiente de juicio, la rueda pudiera tener los días contados. Pero aún quedan muchísimos millones por repartir. Y siempre hay la posibilidad de una nueva mutación de la rueda que sortee el tope de la madrugada. En el reparto de junio, correspondiente a las emisiones del segundo semestre de 2017, 12,5 de los 27 millones de euros que generaron las teles procedían de música de madrugada, pero otros 6,5 millones volvieron a las teles gracias a los fondos: la música de recurso o ambientación que suena horas y horas en los programas diurnos. La rueda no gira solo de madrugada.

Ezequiel vio la rueda. Y Teddy Bautista, también. El 30 de junio de 2011, un día antes de que la Guardia Civil entrase en la sede de la SGAE y detuviese a varios directivos más, quedó a comer con el cantante Iván Ferreiro. Se temía lo peor y no era su propia detención. Se temía que las televisiones, que ya generaban grandes sumas mediante la emisión de música de madrugada cuyos derechos gestionaban desde sus editoriales, pudieran acabar gobernando la Sociedad General de Autores y Editores. “Me dijo que fuéramos a la SGAE, que había mucha gente tratando de entrar y hacerse con las normas”, recuerda Ferreiro. Le dijo que se estaba “llenando de ratas” y que los autores tenían que salvarla.

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