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Nega: "Ya es casualidad que el presentador de 'Hermano mayor' terminara en Ciudadanos"
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Nega: "Ya es casualidad que el presentador de 'Hermano mayor' terminara en Ciudadanos"

El rapero y fundador de Los Chikos del Maíz publica la autobiografía 'Llamando a las puertas del cielo'

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Nega

Nuestro país sufre un ritmo demencial de publicación de libros, alrededor de 80.000 títulos anuales, más de doscientos al día. A pesar de esta avalancha, son casi inexistentes las biografías de personas “de abajo”, es decir pertenecientes a las clases populares. Solo por ello merece la pena hacerse con 'Llamado a las puertas del cielo' (Akal), de Ricardo Romero Laullón, alías Nega, uno de los raperos más sólidos y carismáticos de la historia del hip-hop nacional. Fue pieza clave en proyectos como Riot Propaganda o Los Chikos del Maíz, además de columnista habitual en medios de izquierda. También es coautor de libros con notable nivel de ventas como ‘Abajo el régimen’ (2013) y ‘La clase obrera no va al paraíso. Crónica de una desaparición forzada’ (2016). Para terminar 2018, Nega firma otro libro claro, breve y descarnado sobre su trayectoria artística, incluyendo sus humildes orígenes familiares. Parece una versión de ‘El portero’ de Terry Eagleton si este hubiera preferido las raves ilegales a las aulas de Cambridge.

placeholder Los Chikos del Maíz (Alba Gusando)
Los Chikos del Maíz (Alba Gusando)

¿Cuál fue su motivación para escribir el texto? “Compartir nuestros relatos contribuye de alguna manera a dar forma a ese hilo rojo que cose nuestra memoria como clase. Si no se cuentan y se escriben sobre un papel, se pierden para siempre y se desdibuja nuestra identidad. No sé si hablar de influencias o de inspiración, pero siempre me ha gustado esa literatura cruda de gente como Raymond Carver y Lucía Berlín, esa literatura directa que mama de lo cotidiano, del día a día y de la gente corriente. Llevamos más de tres siglos leyendo las mismas historias de los ricos. Tres putos siglos con el puto ‘Los ricos también lloran’ y el puto ‘Downton Abbey’. Resulta que la gente de abajo también tiene historias que contar, también se enamora, se ilusiona, se decepciona y, en definitiva, vive una vida que puede (y debe) ser contada”, explica.

Enfoque colectivo

Nega rechaza de plano la retórica del coaching y la autoayuda, salga de labios un broker tatuado como Josef Ajram o de un rapero de barrio periférico como El Langui. “Es un discurso muy peligroso, sobre todo para difundirlo entre la gente joven. Ya en los años noventa había grupos que se empeñaban en remarcar el famoso ‘yo empecé de cero y mira ahora, si te esfuerzas también lo puedes conseguir’. No va a ocurrir, no vas a ser estrella del rap, las probabilidades estadísticas son ridículas. Esto ya lo denunciaba Chuck D de Public Enemy hace muchos años cuando el discurso oficial en los guetos era muy parecido al de ahora: ‘si te esfuerzas serás estrella del rap o una figura de la NBA’. Como nos contaba Chuck, sólo una ínfima parte de jóvenes del gueto alcanzarán ese tipo de sueños. No te va a tocar a ti. Es como esperar que te toque la lotería. Déjate de chorradas y de perseguir sueños de convertirse en millonario y fórmate, estudia para no ser un esclavo y organízate de forma colectiva”, recomienda.

No va a ocurrir, no vas a ser estrella del rap, las probabilidades estadísticas son ridículas. Déjate de chorradas y fórmate

Como saben sus seguidores, Nega nunca elude dar nombres o ejemplos concretos. “Programas como ‘Hermano Mayor’ son peligrosos porque ofrecen una visión de los barrios obreros o humildes completamente estereotipada y de corte clasista. Además la culpa siempre se centra en el individuo y se eluden las cuestiones sociales, el entorno, etcétera. ¿Por qué nunca hay un ‘Hermano mayor’ ambientado en el barrio de Salamanca? Ya es casualidad que el gilipollas que lo presenta terminara en Ciudadanos”, señala.

El clasista interior

El rapero valenciano no es amigo de las autojustificaciones. Por eso reconoce que parte del problema radica -en mayor o menor medida- en que todos asumimos voluntariamente los dogmas del sistema. Uno de los capítulos arranca con esta cita de Simone de Beauvoir: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. Esto también ocurre, por supuesto, con el clasismo. “Es algo que tenemos marcado a fuego. Cuesta mucho deshacerse de ello. Cuando con diecinueve años conoces a una chica que estudia una carrera te puede dar vergüenza decirle que trabajas de ‘currito’ instalando calefacciones. La gente de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca explica que a muchos desahuciados les daba vergüenza pelear contra su desahucio por miedo al ‘qué dirán’ de los vecinos. No quieren verse señalados como pobres; es decir, como fracasados. Todas esas mierdas neoliberales del coaching no hacen más que reforzar esa idea. Pues no: la culpa es de un sistema de mierda que no se ocupa de sus ciudadanos. La solución pasa por combatir el clasismo en todos los frentes. La jodienda es que el clasismo se reproduce a todas horas en todos los canales: en el cine, en publicidad (dime un anuncio de la tele en el que los protagonistas sean de clase trabajadora), en la prensa musical, en los artistas de moda…”

Cuando con 19 años conoces a una chica que estudia una carrera te da vergüenza decir que trabajas de ‘currito’ instalando calefacciones

¿Existe alguna solución a mano? “Hay que conseguir darle la vuelta: no sólo no avergonzarse, sino sentir orgullo de nuestros orígenes proletarios o de muy abajo y utilizarlo para darles en la boca. Si soy pobre, es porque hay unos pocos cabrones que son ricos”, proclama.

Rechazar dinero

En el texto de introducción escribe estas palabras: “Con permiso de Eskorbuto, somos la banda más honrada que ha pisado el planeta en siglos. Y eso que no somos honrados”. Semejante afirmación exige más detalles. ¿Qué jugosas ofertas económicas han rechazado? “Ha habido de todo, desde marcas de gafas y ropa hasta festivales que nos han que han ofrecido cantidades de dinero completamente indecentes para que Los Chikos del Maíz volviéramos después de nuestra ruptura y diéramos un concierto en exclusiva en su festival. En estos tiempos que corren puede sonar ingenuo o trasnochado, pero el dinero no lo es todo. Soy feliz con lo que tengo y yo decido cuándo, cómo y dónde me pongo unas gafas de sol y cuándo doy un concierto. ¿Con qué cara voy a mirar a mis seguidores si me pongo a hacer así el capullo? Y, sobre todo, ¿cómo me voy a mirar en el espejo todas las mañanas si hago un anuncio de casas de apuestas o un videoclip con tías medio en pelotas? No me jodas. Conmigo que no cuenten para ese circo: en mi hambre mando yo”, advierte.

Poesía para el pueblo

Tanto su padre como él fueron obreros adictos a la poesía, un perfil que a muchos les parece insólito, pero que no lo es en absoluto. Jean-Luc Mélenchón, líder de Francia Insumisa, suele recitar poemas en sus mítines “para recordar a los trabajadores que no somos bestias”. ¿Se siente identificado con esas palabras? “Completamente. Los de abajo no somos insensibles a la belleza, el arte o la poesía. Creo que hay mucho clasismo -del paternalista, que es el peor de todos- cuando se da por supuesto que la clase trabajadora carece de sensibilidad o no le interesan ciertas manifestaciones artísticas. Vengo de la clase obrera del mono azul y las manos llenas de grasa. Vengo de una masculinidad soldada a autógena en el monte de Saurón. Vengo de un ambiente en el que los compañeros de trabajo llevaban un catalejo de pirata para espiar a las chavalas cuando curran en las terrazas y patios interiores. Si yo he podido interesarme por leer sobre feminismo, ecología o derechos de las personas trans, todos pueden. Vamos a dejarnos ya de excusas paternalistas y vamos a dejar de ver al obrero como un ente homogéneo, inamovible, reaccionario e insensible a luchas que no sean la suya. Mi padre viene del mismo sitio y ama la poesía, sabe mucho de arte y tiene un huerto urbano. ¿Que en nuestra clase social también hay cafres? Claro, pero no estaría mal enfatizar los ejemplos positivos y aparcar los tópicos y aquello que perpetúa estereotipos. Una de las cosas que parece gustarle mucho a la izquierda es la autoflagelación y revolcarse en su propia mierda. Basta ya”, exclama.

Como seguidor del hip-hop nacional desde hace tres décadas, comento a Nega que no encuentro recambio a proyectos como Los Chikos del Maíz. ¿Tiene él una sensación distinta? “No me preocupa tanto si tenemos o no relevo generacional, es más grave la deriva absolutamente desfasada y pasada de rosca que se está produciendo en el hip-hop y en la mal llamada música urbana. Solo se ofrece hiperconsumismo, sexismo y veneración a las grandes marcas… Hablamos de peña que se regodea y hace alarde de su ignorancia. Es la nada absoluta, la ausencia completa de valores, cazurrismo urbanita y cosmopaletismo en todo su esplendor. Pero, bueno, siempre hay gente nadando contra corriente: ahí están Ajax y Prok, KaseO, Juancho Marqués, Tote King, SFDK… Ellos lo siguen manteniéndolo real sin necesidad de participar en determinados circos”, celebra.

Nuestro país sufre un ritmo demencial de publicación de libros, alrededor de 80.000 títulos anuales, más de doscientos al día. A pesar de esta avalancha, son casi inexistentes las biografías de personas “de abajo”, es decir pertenecientes a las clases populares. Solo por ello merece la pena hacerse con 'Llamado a las puertas del cielo' (Akal), de Ricardo Romero Laullón, alías Nega, uno de los raperos más sólidos y carismáticos de la historia del hip-hop nacional. Fue pieza clave en proyectos como Riot Propaganda o Los Chikos del Maíz, además de columnista habitual en medios de izquierda. También es coautor de libros con notable nivel de ventas como ‘Abajo el régimen’ (2013) y ‘La clase obrera no va al paraíso. Crónica de una desaparición forzada’ (2016). Para terminar 2018, Nega firma otro libro claro, breve y descarnado sobre su trayectoria artística, incluyendo sus humildes orígenes familiares. Parece una versión de ‘El portero’ de Terry Eagleton si este hubiera preferido las raves ilegales a las aulas de Cambridge.

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