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Ilegales o el milagro del rock: el mejor directo español está de gira
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Ilegales o el milagro del rock: el mejor directo español está de gira

Quienes hayan visto al grupo con frecuencia saben que es casi imposible que sus conciertos baje del notable alto como volvieron a demostrar en un memorable concierto en Madrid

Foto: Concierto de Los Ilegales
Concierto de Los Ilegales

Hay un momento definitivo en ‘Mi vida entre las hormigas’ (2017), el excelente documental sobre la carrera de Ilegales. Me refiero a una declaraciones de Igor Paskual, guitarra de Loquillo, en las que explica que una vez cometió una pifia tocando junto a Jorge Ilegal y este le soltó una hostia sin explicaciones y siguió rasgando tranquilamente su guitarra. “No entendía que había pasado, pero no me volví a equivocar en toda la noche”, admite Paskual. Este método expeditivo es lo que han llevado al grupo asturiano a tener uno de los mejores directos del rock de nuestro país.

Jorge Martínez, alma y cerebro del proyecto, ya era famoso en los ochenta por sus peleas con los técnicos de sonido que no estaban a la altura de su trabajo. También resulta mítica la bronca que echó en 2004 a un saxofonista de la orquesta Rockdelux Experience por sus deficiente afinación (ocurrió en la sala madrileña La Riviera frente a un púbico boquiabierto). Quienes hayan visto al grupo con cierta frecuencia saben que es casi imposible que uno de sus conciertos baje del notable alto.

Karaoke sombrío

En su reciente concierto en el Teatro Barceló de Madrid, no hubo necesidad de violencia. Sí que tuvimos las dosis habituales de tensión. Todas las canciones tienen un aire de amenaza, sea por sus protagonistas o por el tiempo en que les ha tocado vivir. Impresiona, por ejemplo, el intenso karaoke colectivo de la sala con 'Agotados de esperar el fin', un himno sobre la frustración que produce estar vivo sin tener lo necesario para vivir realmente. Mirando las caras del público en la pista, queda claro que el mensaje resuena con fuerza. El mejor regalo para la parroquia fue la repesca de 'Me gusta como hueles', una de esas baladas turbias sobre deseo sexual que solo Jorge Martínez es capaz de componer. El cantante terminó explicando que las radiofórmulas la prohibieron en 1990 al darse cuenta de los versos finales hablaban sobre suicidio. Ya sabemos que la corrección política no es cosa de hace tres meses. La traca final del concierto, con la clásica “Destruye”, logra que todos salgamos satisfechos a la calle.

Presente afilado

La mejor noticia, sin duda, es lo bien que funciona el reciente 'Rebelión', un disco que está a la altura de cualquier cosa que hayan compuesto. 'Mundo carapijo' es un himno contra contra los abusos corporativos globales, retratados con asco punk. “Estallan las fronteras de hambre pura/y tú brindas por un mundo carapijo feliz”, reprocha la letra. 'Si no luchas te matas' es otra de las piezas que enciende a los fans, sobre todo en sus versos contra la mansedumbre política. 'El bosque fragante y sombrío' despliega ese lirismo inquietante que es marca de la casa, al que siempre son capaces de dar otra vuelta de tuerca. Muy pocos grupos de rock consiguen sonar tan bien en su décimo trabajo de estudio.

Estamos disfrutando de un grupo clásico en uno de los mejores momentos de su carrera

¿Conclusión? Lo que ocurrió en escena fue cien por cien previsible, pero muchos tuvimos la sensación de haber visto algo especial. Me refiero a disfrutar de un grupo clásico en uno de los mejores momentos de su carrera. Tiene mucho mérito haber mantenido el nivel cuatro décadas y que encima tus mejores canciones sigan sonando rabiosamente actuales, como es el caso de 'Tiempos nuevos, tiempos salvajes', una de las cimas de la noche. Las letras de Jorge Martínez han resultado políticamente proféticas, especialmente 'Yo soy quien espía los juegos de los niños'. A comienzos de los ochenta ya intuían nuestro mundo de tremenda desigualdad, donde los aristócratas se abanican con participaciones en bolsa mientras miles de obreros aguardan en la plataforma de suicidio colectivo. Otro mérito mayúsculo de Martínez es no haberse convertido nunca en hombre-anuncio, como es el caso de otros compañeros de generación. El único logotipo que vamos a verle lucir es el de Alcoa, la planta industrial asturiana amenazada de cierre a la que el rockero ha prestado su apoyo.

Imbatidos en el ring

¿El mejor directo del rock español? Seguramente protesten los seguidores de grandes rockeros contemporáneos. Andrés Calamaro tiene mayor calidez y registros, Loquillo ofrece más espectáculo, Rosendo es una forma de vida y Los Enemigos pueden presumir de voltaje literario. Aunque cueste creerlo, existen oyentes que rechazan el repertorio de La Polla Records por demasiado blando y demasiado hippie. “El punk no puede ser un chaval jugando con un diávolo”, me decía un veterano del pop español la semana pasada. En realidad, no estoy de acuerdo con la frase, pero me hizo pensar que nadie le podría hacer un reproche parecido al grupo de Jorge Martínez. Yendo al grano, podemos definir a Ilegales como una extraña mezcla de disciplina militar y hedonismo militante. Es un milagro que nunca hayan publicado un disco malo, dada la épica ingesta de alcohol y drogas de sus integrantes. Si juntamos todos estos motivos, se entiende que apetezca dar las gracias por el milagro de esta gira, que acaba de comenzar.

Hay un momento definitivo en ‘Mi vida entre las hormigas’ (2017), el excelente documental sobre la carrera de Ilegales. Me refiero a una declaraciones de Igor Paskual, guitarra de Loquillo, en las que explica que una vez cometió una pifia tocando junto a Jorge Ilegal y este le soltó una hostia sin explicaciones y siguió rasgando tranquilamente su guitarra. “No entendía que había pasado, pero no me volví a equivocar en toda la noche”, admite Paskual. Este método expeditivo es lo que han llevado al grupo asturiano a tener uno de los mejores directos del rock de nuestro país.

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