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De 'Roseanne' a 'Girls': las mujeres que cambiaron el rumbo de la televisión
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'DUEÑAS DEL SHOW'

De 'Roseanne' a 'Girls': las mujeres que cambiaron el rumbo de la televisión

La periodista Joy Press publica una crónica sobre la enorme transformación de la industria de la televisión y cómo las mujeres están llevando la voz cantante

Foto: 'Dueñas del show' repasa "las mujeres que están revolucionando las series de televisión".
'Dueñas del show' repasa "las mujeres que están revolucionando las series de televisión".

Si los extraterrestres quisieran entender lo que es América basándose en la televisión y en el cine, verían a las mujeres como una clase marginada de siervas que duermen con pestañas postizas y muy maquilladas. Lo dijo Gloria Steinem en 1975 y la periodista Joy Press recupera ahora sus amargas palabras para mostrar otra cara: “Si esos mismos extraterrestres vieran la tele hoy día, se harían una idea muy diferente”.

Press publica ‘Dueñas del show’ (Alpha Decay), una crónica de la transformación imparable de la que es una de las industrias más importantes de nuestro tiempo. Las nuevas creadoras de las series de televisión no solo firman una importante cantidad de series protagonizadas por personajes femeninos, sino que además han contribuido a cambiar los roles de representación de la mujer en la cultura televisiva.

‘Dueñas del show’ comenzó a gestarse en 2015 después de que Press se diera cuenta de la cantidad de series en emisión con personajes femeninos o creadas por mujeres: ‘Inside Amy Schumer’, ‘Transparent’, ‘Orange is the new black’, ‘Jane the virgin’, ‘Girls’ o ‘Scandal’. Desde ese año, la televisión y las plataformas de streaming han visto nacer “un alud de series creadas y protagonizadas por mujeres”, como ‘Unbreakable Kimmy Schmidt’, ‘Jessica Jones’, ‘My crazy ex-girlfriend’, ‘Chewing gum’, ‘Supergirl’, ‘Better things’ o ‘Glow’.

‘Murphy Brown’ y ‘Roseanne’

Para Press, la era de la televisión hecha y protagonizada por mujeres en la que nos encontramos, se remonta a dos series revolucionarias:Roseanney ‘Murphy Brown’. Se estrenaron en el otoño de 1988 con apenas dos semanas de diferencia, ambas comedias feministas emitidas en horario de máxima audiencia.

‘Murphy Brown’ contaba la historia de una mujer soltera, una “hosca periodista de cuarenta años que vivía como un hombre y no se avergonzaba” y que no tenía tiempo para relaciones. Su nombre era deliberadamente masculino. “Murphy representaba a la clase de mujer profesional que sacaba de quicio a la derecha religiosa”, explica Press. Los responsables de la CBS le propusieron algunos cambios: “¿Podría ser un spa donde habría ido a desestresarse del trabajo en lugar de una clínica de desintoxicación?” Temían que nadie de identificara con ella. “Era lo que decían muchas veces de los personajes femeninos”, contó la creadora Diane English a Press. “En cambio los hombres no tenían que gustar”.

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'Murphy Brown'

Murphy no era radical, insiste Press, pero sí una persona que buscaba algo. “Este tipo de personajes no existía en la televisión, menos aún en la comedia”. Pocos realizadores y guionistas de televisión se hacían famosos, incide Press, sobre todo si eran mujeres. English y su Brown fueron “el principio de un fenómeno que iba a transformar el statu quo de la televisión”. ‘Roseanne’, casi al mismo tiempo, fue un éxito inmediato. Nunca una telecomedia había tenido como protagonista a una mujer “fiera y mordaz” como Roseanne. Press destaca la fuerza no solo en lo que decía el personaje, también en el tono descarado en el que lo hacía, además de su aspecto físico “tan corpulenta y poco glamurosa” en horario de máxima audiencia. Además, ‘Roseanne’ “estaba impregnada de una especie de crítica de clase y de desigualdad de género”. En 1988, ya se había convertido en un icono televisivo.

“En un momento en que la retrógrada noción de los valores familiares se cernía sobre la cultura, las dos series ofrecieron una visión más realista y contemporánea de lo que podía ser una familia”, explica Press. Tanto ‘Roseanne’ como ‘Murphy Brown’ allanaron el terreno a futuras series como ‘Modern Family’ o ‘Transparent’.

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'Roseanne'

Shonda Rhimes

‘Anatomía de Grey’ y ‘Scandal’ baten récords bajo una misma firma. En una época en la que todavía no había un hueco decente para los personajes femeninos no convencionales, la productora Shonda Rhimes “feminizó los géneros médico, político y legal y rehabilitó el muy desprestigiado concepto de serie de chicas”, escribe press. Lo que Rhimes llevaba a la pantalla era un “reino utópico”, con diversidad racial y cuestiones de género, en el que las mujeres mandaban en los hospitales o en la política.

Rhimes escribió la secuela de ‘Princesa por sorpresa’ y la película de Britney Spears, ‘Crossroads: hasta el final’ y su incursión en la televisión fue casi por azar. Tras adoptar a su hija siendo madre soltera, se encerró en casa a terminar un guion, se dedicó a “devorar televisión” y quedó fascinada por las posibilidades que podía ofrecerle.

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'Anatomía de Grey'

Si bien ‘Las chicas Gilmore’ comenzaban a cambiar las cosas con mujeres inteligentes e independientes, aún presentaban “una versión de la realidad amable y casta”. En cuanto a ‘Sexo en Nueva York’, “su idea de la independencia a veces se reducía al sexo”. Rhimes quería que sus mujeres lo tuvieran todo de verdad. Con ‘Anatomía de Grey’, terminó para siempre con el prejuicio de que al espectador no le interesaban series de mujeres ni de personas racializadas. “El verdadero fenómeno cultural fue que legitimizamos y normalizamos el uso de la palabra ‘vagina’”, dijo la guionista Krista Vernoff. ‘Scandal’, por su parte’, fue la primera serie de televisión desde ‘Busquen a Christie Love’ (1974) en tener a una mujer negra de protagonista.

Tina Fey

El mítico ‘Saturdary Night Live’ le debe su resurgir a Tina Fey. En 1997, año en que pasó a formar parte de la plantilla, solo tres de los veintidós guionistas eran mujeres y de los once actores, solo había tres actrices. Gracias al trabajo de Fey y de guionistas como Paula Pell, en los siguientes años, varias mujeres artistas fueron escalando puestos, como Maya Rudolph, Amy Poehler, Kristen Wiig o Molly Shannon. En 1999, Fey pasó a ser la guionista jefe, lo que la convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo en los 25 años de historia de Saturday Night Live. “El programa rápidamente empezó a reflejar el espíritu de su época”, relata Press. Fey pasó a ser una figura conocida a gran escala cuando empezó a hacer imitaciones de Sarah Palin en Saturday Night Live durante la campaña presidencial de 2008.

Tina Fey se ha dedicado a denunciar las desigualdades de género en Hollywood. Como publicó en su artículo ‘Confesiones de una madre trabajadora’ en The New Yorker, su solución es “sencilla”: las mujeres con poder deben contratar más mujeres. “Me siento en el deber de seguir en este mundo y luchar por conseguir un puesto en el que pueda crear oportunidades para otras”, escribió.

En el otoño de 2011, todas las grandes cadenas de televisión lanzaron una telecomedia femenina creada por una mujer

En su serie ‘Rockefeller plaza’, estrenada en 2006, Fey quería desmontar el “estereotipo dominante de la soltera glamurosa de ‘Sexo en Nueva York’”. Llegó a ganar 16 premios Emmy y tuvo 103 nominaciones. Cuando terminó de emitirse, su efecto era imparable: “había solteras por todas partes". En el otoño de 2011, todas las grandes cadenas de televisión lanzaron una telecomedia femenina creada por una mujer”: ‘Dos chicas sin blanca’, ‘Whitney’, ‘Don’t trust the bitch in apartment 23’, ‘The Mindy Project’, o ‘New Girl’.

Lena Dunham

La primera vez que Joy Press entrevistó a Lena Dunham, ésta aún tenía 25 años y su revolución estaba a punto de empezar. Para la joven, la última frontera de la televisión era el sexo explícito: “O te resulta ofensivo políticamente, o ves que es un ataque a la moral, o que alguien te parece poco atractivo. ¿Por qué no ahondar un poco en esa repulsión?”, le dijo.

Dunham, que ya llevaba algunas películas independientes a sus espaldas, se reunió con los directivos de HBO y les propuso su serie, aunque no sabía muy bien cómo hacerlo. “Así es la serie que yo quisiera ver y no veo en la tele”, les dijo. Dunham se ha caracterizado por compartir detalles íntimos de su vida y aunque se convirtió en un personaje público tras el “éxito inmediato” de ‘Girls’, no se mostró más discreta. Algunas críticas a Dunham ponen de relieve su falta de diversidad en los personajes, mostrando a “una joven blanca a la que se le deja patente su condición privilegiada y su ignorancia”. En los diálogos de su personaje Hanna, Dunham se satirizaba a sí misma, llamando a su alterego la voz de su generación, lo que irritó a varios sectores que la tomaron en serio.

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'Girls'

“‘Girls’ dio a los problemas de las mujeres una nueva dimensión”, explica Press. “En lugar de hacer chistes pícaros sobre genitales, la comedia dramática de Dunham prefería mostrar gráficamente un sexo torpe y hablar con realismo de cuerpos que parecían reales”. Dunham terminó convirtiéndose en alguien a quien amar u odiar, “repitiendo el efecto polarizador que habían tenido ‘Roseanne’ y ‘Murphy Brown’”.

Amy Schumer

Schumer es la reina del humor confesional y una de las caras más conocidas de la televisión desde que debutara en Comedy Central, un canal en el que la mayoría de rostros eran masculinos pero que se puso las pilas en 2013 con ‘Inside Amy Schumer’ y ‘Broad City’. El de Schumer, que ya se había ganado una reputación con su mala lengua y chistes pedófilos, tuvo una audiencia de tres millones de espectadores en el día de su estreno.

“Amy hace humor de la opresión; nos hace reír mostrándonos cómo las mujeres caen en las trampas que la cultura machista ha tendido o cómo tratan de escapar”, explica Press. “Sin embargo, detrás de esas controvertidas bromas se insinúa un aborrecimiento real de sí misma con el que la mayor parte de las mujeres se identifican”.

En una nueva temporada, Schumer incluyó alguna pedagogía que no terminó bien parada. La tildaron de “gorda vergonzante” porque se quejó de que ‘Glamour’ la había incluido en un número dedicado a las tallas grandes sin decírselo y la acusaron de robar chistes. Dunham, que siempre se había movido en esa fina línea de la provocación, pasó a ser criticada y odiada como Lena Dunham.

Jenji Kohan

La veterana Jenji Kohan puede presumir de ser la cabeza pensante detrás de ‘Weeds’ y ‘Orange is the new black’. Cuando comenzó a producir la primera, allá por 2004, su misión era responder a los “arquetipos machistas como Tony Soprano creando el personaje de Nancy Botwin”, un ama de casa que decide meterse a gángster y trapichear con marihuana.

Comenzó de guionista con 22 años en ‘El príncipe de Bel Air’, donde era la única mujer guionista. “El ambiente de trabajo le pareció frustrante y desagradable”, dice Press. En ‘Friends’ solo participó en trece episodios por discutir con sus jefes sobre la autenticidad de los personajes veinteañeros. Con ‘Weeds’ llegó su momento. “El tono era poco ortodoxo: era una serie de media hora que mezclaba el humor negro con el drama sentimental”. Sin embargo, ‘Weeds’, nunca obtuvo el respeto que merecía, aunque gracias a ella, Showtime lanzó una serie de comedias dramáticas creadas por mujeres, como ‘The Big C’, de Darlene Hunt o ‘Secret Diary of a Call Girl’, de Lucy Prebble. Quizá lo más llamativo fue que, al año de estrenarse ‘Weeds’, otra serie sobre “una persona normal que se mete a camello para mantener a la familia” vio la luz en la AMC: ‘Breaking Bad’.

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'Weeds'

‘Orange is the new black’ nació también de la mano de Kohan gracias a que una amiga le regaló un ejemplar de las memorias de Piper Kerman, ‘Orange is the new black: my year in a women’s prison’”. Muchas de las actrices eran desconocidas y otras muchas otras eran minorías. Tras el rechazo de varias cadenas, Netflix llegó al rescate. Ahora, y al contrario que en ‘Weeds’, la gran parte del equipo de su nueva serie eran mujeres.

Al año de estrenarse ‘Weeds’, otra serie sobre “una persona normal que se mete a camello para mantener a la familia” vio la luz: ‘Breaking Bad’

Joy Press repasa también los trabajos de Jill Soloway, creadora de ‘Transparent’, o de Amy Sherman-Palladino, de ‘Las chicas Gilmore’. La autora insiste en que cuando empezó a escribir ‘Dueñas del show’, Hillary Clinton tenía todas las papeletas para asentarse en la Casa Blanca, con el apoyo de varias de estas realizadoras, como Rhimes o Dunham. Cuando lo terminó, Donald Trump era el presidente, “tuiteando mensajes misóginos” desde la Casa Blanca. “Aquí no hay finales de cuento de hadas”, escribe la autora.

Sin embargo, destaca un fenómeno: el dominio de las viejas cadenas se ha acabado. “Los canales de televisión y los servicios de emisión en continuo se atreven a asumir más riesgos y empiezan a dirigirse a espectadores a los que el viejo sistema tenía olvidados”, celebra. “Lo que significa que las mujeres tienen más oportunidades para ser las dueñas del show”.

Si los extraterrestres quisieran entender lo que es América basándose en la televisión y en el cine, verían a las mujeres como una clase marginada de siervas que duermen con pestañas postizas y muy maquilladas. Lo dijo Gloria Steinem en 1975 y la periodista Joy Press recupera ahora sus amargas palabras para mostrar otra cara: “Si esos mismos extraterrestres vieran la tele hoy día, se harían una idea muy diferente”.

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