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La Torre de Pisa ya no se caerá: así ha evitado un arqueólogo que siga inclinándose
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"Sería un error ponerla derecha"

La Torre de Pisa ya no se caerá: así ha evitado un arqueólogo que siga inclinándose

En los últimos 20 años y gracias a las obras de consolidación a que ha sido sometida, ha recuperado 4,5 centímetros. 'Los guardianes de la torre' han obrado un milagro que ni ellos se creen

Foto: La Torre de Pisa. (EFE)
La Torre de Pisa. (EFE)

Es uno de los iconos por excelencia de Italia. La Torre de Pisa ha frenado en seco su caída y se ha enderezado poco a poco: cuatro centímetros en 17 años, gracias a los trabajos de consolidación de la torre. Aunque apenas es perceptible a la vista, estelogro de la arquitectura ha sorprendido incluso a los técnicos que desde 1993 trabajan contrarreloj para evitar que continúe inclinándose a riesgo de que termine cayendo. Antes de esa fecha, la velocidad de caída era de 1,5 milímetros cada año, algo que ponía en serio peligro la estabilidad del campanario de la catedral de Pisa.

Detrás de este logro está el arqueólogo e historiador italiano Salvatore Settis, presidente del Comité de Vigilancia de la torre, compuesto por un grupo de profesores de la Universidad de Pisa que durante más de 17 años han estado 'custodiando' la obra arquitectónica. Llamados 'los guardianes de la torre', han monitorizado minuto a minuto el movimiento de la torre, que se ha enderezado con el tiempo, pasando de 5,5 grados de inclinación a cinco. "Es como si, de repente, el campanario hubiera rejuvenecido dos siglos", ha asegurado Settis en 'Il Corriere della Sera'.

El 'septiembre negro' de 1995

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Foto: EFE

Este hito hace recordar el momento más dramático que vivió la Torre de Pisa. Aquel 'septiembre negro' de 1995, varios técnicos italianos advirtieron al Ministerio de Cultura de que no podían garantizar la estabilidad del monumento y que la posibilidad de derrumbe era cada vez mayor, incluso después de varios trabajos de ingeniería que llegaron a costar cerca de 21 millones de euros. Unos enormes cables de acero que se introdujeron en el terreno así como la colocación de toneladas de plomo en la base multiplicaron la velocidad de inclinación, lo que obligó a tomar serias medidas más allá de su cierre al público en 1990.

La extracción de tierra bajo sus cimientos que se llevó a cabo entre 1999 y 2001 hizo que la caída de la torre se desacelerara, pero en ningún caso el objetivo es enderezarla. Así lo ha dejado claro Salvatore Settis, que afirma que "sería un error histórico enderezarla totalmente" y que su objetivo es "compensar la pendiente" y "evitar cualquier riesgo de colapso" de un monumento con un peso de casi 15.000 toneladas y unos cimientos muy poco profundos (cuatro metros) para una altura considerable (55,86 metros).

Nunziante Squeglia, miembro de 'los guardianes de la torre' y profesor de geotecnia de la Universidad de Pisa, ha asegurado que en estas casi dos décadas "se ha reducido la inclinación en 4,5 centímentros", una cifra sorprendente. Pero esto no dudará para siempre, ya que la torre proyectada por Bonanno Pisano no se enderezará hasta estar como en sus orígenes allá por el siglo XII, cuando fue construida en un terreno no especialmente adecuado. Desde entonces, su estabilidad ha sido un misterio, ya que a pesar de sus siglos de vida y de numerosos terremotos, siempre ha permanecido en pie.

Es uno de los iconos por excelencia de Italia. La Torre de Pisa ha frenado en seco su caída y se ha enderezado poco a poco: cuatro centímetros en 17 años, gracias a los trabajos de consolidación de la torre. Aunque apenas es perceptible a la vista, estelogro de la arquitectura ha sorprendido incluso a los técnicos que desde 1993 trabajan contrarreloj para evitar que continúe inclinándose a riesgo de que termine cayendo. Antes de esa fecha, la velocidad de caída era de 1,5 milímetros cada año, algo que ponía en serio peligro la estabilidad del campanario de la catedral de Pisa.