Tomatito y José Mercé: "La cocaína ha arruinado el flamenco"
Tomatito y José Mercé publican 'De verdad', un regreso al flamenco tradicional. Todo suena tan natural en el álbum que al comienzo dicen: "Lo más complicado fue juntarme con este"
Dos gigantes del flamenco juntos en un disco. Posiblemente, el mejor guitarrista y el mejor cantaor vivos. Sin duda, lo más exitosos y cotizados. Se han juntado para un álbum, titulado 'De verdad', donde todo fluye y todo funciona. Once cortes de los que hacen afición, porque entran a la primera sin perder jondura. Cuando llego a la sala de juntas de Universal, los artistas no están hablando de Lorca, ni de Cervantes, ni siquiera de Camarón. Mercé se está riendo de que el billete más barato de avión Madrid-Almería cuesta 540 euros. "Por un poco más, te vas a Nueva York. Yo me niego a pagar eso por un vuelo a Almería", explica. Aunque estén en la cima, no se han olvidado de lo que deberían costar las cosas.
Todo suena tan natural en el álbum que comienzo preguntando si realmente fue tan sencillo como parece. "Lo más complicado fue juntarme con este", dice Mercé. "El disco tiene su seriedad, su hacerlo bien, su meterse en los palos clásicos. Todo en la vida tiene su esfuerzo", apunta Tomatito. "Lo hemos disfrutado muchísimo, aunque hubo momentos tipo ‘que sí', 'que no', 'que me enfado’, 'que me voy' y que 'ahora vengo'. Pero ha sido bonito", remata el cantante.
Mercé da las gracias por la coincidencia astral: "Yo llevaba una época haciendo cosas que están dentro del flamenco, pero que no están: que si un disco sinfónico, que si el de duetos… Llega un punto en el que hay que volver. Era una necesidad. Quería cantar por seguiriyas, por soleá, por granaínas, por tarantos… Si además de eso coincide que le pasa lo mismo al Tomate pues hay que grabar un disco", celebra. "Hubo un momento en que parecía que no era posible grabar solo un disco de flamenco, había que juntarse con tres o cuatro estilos. Toca volver al carril y a la raíz", añade.
¿Está en peligro el flamenco?
Una cuestión importante es si esto es un momento personal o una crisis del género. El crítico musical Alfredo Grimaldos, amigo de Mercé, dijo hace unos años que "el flamenco vinculado a las raíces sociales va desapareciendo, como el lince ibérico o los bolcheviques". ¿Están de acuerdo? "Grimaldos tiene un poco de razón. O mucha razón. Menos mal que hay jóvenes que vuelven a la documentación antigua, que se enteran de que existe Juanito Mojama, Antonio Chacón, Manuel Torres y la Niña de Los Peines. Aquellas eran voces bonitas y flamencas, siempre tienen que estar de actualidad. Es importante informarse de dónde viene uno", dice Tomate.
¿En qué artistas jóvenes está pensando? "Por ejemplo, en el Niño de Rancapino (Rancapino Chico), Antonio Reyes o Poveda, que ya tiene un nombre y lo hizo muy bien en su momento. Son gente que ha ido a las peñas y a las fuentes. Los artistas jóvenes son muchos y buenos, pero por edad todavía no han llegado a la madurez. El tiempo pone todo en su sitio", predice. Les pregunto por la polémica en la Bienal con Rosalía y El Niño de Elche. "No lo he seguido. Trabajé en la Bienal, pero leo poco los periódicos", admite Tomate. "Yo me estoy enterando hoy de que existe El Niño de Elche. De verdad te lo digo. Todos los periodistas me han preguntado por él. Quiero llegar a casa y ver quién es. Me estoy quedando alucinado. A la chiquilla, Rosalía, la he visto una o dos veces en la televisión", recuerda.
Salvavidas internacional
Estamos con dos artistas internacionales, que tocan fuera tanto o más que en España. Por eso es interesante que nos cuenten las diferencias de percepción musical. "Fueran están más educados musicalmente. Aprecian el flamenco clásico. Miles Davies ya se inspiró en su momento en el género, haciendo 'Sketches of Spain' (1960) y poniendo nombres de canciones como 'saeta' y 'soleá'. Falla y Granados miraron también hacia el flamenco. Tendríamos que educar un poco más a los nenes aquí", suelta Tomate. El guitarrista tiene un deje triste porque su país no esté del todo a la altura. "No creo en lo del herrero y la cuchara de palo", añade. Entonces Mercé entra a matar: "No sé quién manda en el mundo de la cultura aquí, pero nuestra música es el flamenco, mucho más importante que el pop, el del amor y el otro que pasaba por allí. Es la auténtica Marca España. Parece mentira que no se quieran dar cuenta. Viendo actividades institucionales, parece que el flamenco sea de segunda división", lamenta.
No sé quién manda en el mundo de la cultura, pero nuestra música es el flamenco, mucho más importante que el pop
Tomate concilia: "Esto lo va a arreglar el éxito que tenemos fuera, en todo tipo de festivales, desde los de 'world music' hasta los del jazz. Estamos bastante valorados en el extranjero. Por ahí nos salvamos. Estuve con Pepe Romero en el circuito de la clásica y también se nos aprecia en clubes como el Blue Note de Tokio, donde voy todos los años con Michel Camilo. Y siempre se llena hasta los topes. También suelo dar ocho conciertos anuales en Alemania y me llaman de Holanda o de donde sea", apunta.
Cultura y juerga
Mercé ya no tiene edad para callarse, así que explica lo que le preocupa. "La cocaína ha arruinado el flamenco, pero muchísimo, tanto a nivel humano como musical. En la época bonita esto no se conocía. Después de los conciertos, nos íbamos a beber y comer, pero también a seguir cantando para disfrutar unos de otros. Entonces no había esa mierda". ¿Cómo era exactamente esa época, que vivió en primera persona? "Los tablaos de los setenta los recuerdo como maravillosos. Madrid era la capital del flamenco. Eso se ha ido perdiendo. Creo que quedan uno o dos que se pueden considerar dignos. Además, para los conciertos, se han hundido las subvenciones, especialmente para nosotros, que siempre nos dicen que está la cosa corta, no como a los de pop-rock", admite
Ahora Tomate y Mercé tocan en los mejores teatros del planeta, aunque en España no fue sencillo entrar. "Siempre digo lo mismo: todavía se sigue mirando como algo extraño que estemos en el Real o el Royal Albert Hall de Londres. El flamenco tiene que ir a los teatros más importantes del mundo, como una cosa normal. No podemos pensar que cada vez que entramos es algo como de otro mundo. ¿Por qué?", pregunta Mercé. Su compadre se anima a responder: "Bueno, cada vez pasa menos. Son sitios construidos para los clásicos, no pensando en nosotros, que nos ven como la gente de las juergas. Hubo un rechazo elitista en todo eso. También queda raro algo que ha pasado hace poco, que es que Plácido Domingo ha cantado en las bodegas de González Byass. Es un poco raro que una música se meta en un sitio que no se pensó para ella, pero estamos tan globalizados que ya va cualquiera a cualquier recinto y se ve normal", afirma.
Mercé se anima a hablar claro: "Voy a decir algo más, algo de lo que me vanaglorio: el que abre el Teatro Real a los flamencos es este señor que tienes delante. Fue en el año 2000, con el éxito que tuvo mi disco 'Aire'. Además, pido que metan una semana de flamenco donde tocan otros artistas. Y lo hacen". Tomate matiza el logro: "Paco de Lucía tocó allí en 1970". Mercé responde: "¿Me vas a contar eso a mí, que lo estuve viendo? Paco era guitarrista, pero yo fui el primer cantaor. Y además pedí lo de la semana flamenca. Cuando tocó Paco fue antes de la restauración del teatro". Tomate ríe con cariño: "La generación que nos abre las puertas de los teatros es la de Paco de Lucía y Camarón, que creo que fue el primero en cantar en el Palau de la Música de Barcelona. Juan Peña 'El Lebrijano' también hizo alguna cosa con el disco de la orquesta Andalusí", rememora. Mercé no se rinde: "Yo he trabajado en el Liceo muchas veces. Lo único que pido es que se nos trate con más normalidad. Luego quitaron la semana de flamenco y es una pena. La verdad es que siempre estoy reivindicando, ya me llaman el reivindicador", dice partido de risa. Y se van juntos a fumar un cigarro.
Dos gigantes del flamenco juntos en un disco. Posiblemente, el mejor guitarrista y el mejor cantaor vivos. Sin duda, lo más exitosos y cotizados. Se han juntado para un álbum, titulado 'De verdad', donde todo fluye y todo funciona. Once cortes de los que hacen afición, porque entran a la primera sin perder jondura. Cuando llego a la sala de juntas de Universal, los artistas no están hablando de Lorca, ni de Cervantes, ni siquiera de Camarón. Mercé se está riendo de que el billete más barato de avión Madrid-Almería cuesta 540 euros. "Por un poco más, te vas a Nueva York. Yo me niego a pagar eso por un vuelo a Almería", explica. Aunque estén en la cima, no se han olvidado de lo que deberían costar las cosas.
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