Coronado: "En el camino de la igualdad también hay extremismo y puritanismo"

José Coronado está teniendo un final de 2018 de alta intensidad: acaba de estrenar con Enrique Urbizu la serie de 'Gigantes', protagoniza la exitosa 'Vivir sin permiso' en Telecinco e inaugura la 63 edición de la Seminci con el 'thriller' dramático 'Tu hijo', del director sevillano Miguel Ángel Vivas, que se estrena el próximo 9 de noviembre. A sus 61 años al actor madrileño no le falta trabajo; en su momento se quitó la piel del perfecto galán y ahora se ha convertido en uno de los tipos duros más recurrentes del cine español. Dice que ya a su edad no le quedan pelos en la lengua: hace un año confesó que si pudiese vivir otra vida probaría a no tener hijos (es padre por partida doble) y que le gustaría irse a Nueva Zelanda, montar un chiringuito y vivir en taparrabos. Siente el desencanto resignado de quien recela de la política y de la deriva de la sociedad actual, pero tampoco duda en meterse en los jardines que le planten: "Voy llegando a una edad en la que me permito decir lo que me da la gana, que para eso he llegado hasta aquí", defiende.

En su nueva película, Coronado da vida a un hombre bueno. Cirujano empático. Marido comprometido. Padre cariñoso. Un hombre recto, hasta que una noche su hijo (Pol Monen) aparece en coma depués de recibir una paliza a la salida de una discoteca. A partir de ahí, Jaime Jiménez se convertirá en un intento desesperado de Charles Bronson, pero sin la experiencia ni la habilidad. 'Tu hijo' es el 'helter skelter' de un hombre hacia su yo más oscuro, un hombre que reniega de la moral sobre la que, hasta ese momento, había construido su vida.

PREGUNTA. Tanto 'Gigantes' como 'Tu hijo' hablan de los vínculos paternofiliales, pero desde dos puntos de vista muy distintos. ¿Por qué le han interesado los personajes de Abraham Guerrero y Jaime Jiménez, dos modelos de padre opuestos?

RESPUESTA. Porque el tema de las relaciones entre padres e hijos es universal y se ha dado a lo largo de toda la historia. Siempre se ha reflexionado sobre el amor filial, lo que un hijo te quita, pero también lo que te aporta. El eslogan de la película podría ser ‘¿Qué harías tú por un hijo?’. Yo creo que un padre o una madre pueden saltar líneas prohibidas y hacer cualquier cosa por sus hijos. Y 'Tu hijo' es además un ‘thriller’ que te mantiene con el suspense y que te pega varios puñetazos, sobre todo uno al final, que te dejan noqueado y haciéndote preguntas.

P. Su personaje es un hombre corriente que acaba tomándose la justicia por su mano. Un poco como su protagonista en 'Contratiempo'.

R. Esta no es la historia de un héroe, de un vengador. Es un buen hombre que, encima, cada vez está más perdido en un mundo que desconoce, en la noche, entre la juventud. Busca respuestas y quiere entender por qué le han pegado una paliza a su hijo y le hace descender en una vorágine de acontecimientos y actuar con la torpeza característica de un tipo que nunca ha tenido que meterse en ese mundo violento, que lo único que sabe es operar, ser un buen médico. ‘Tu hijo’ busca que la gente se pregunte cosas sobre su propia relación con sus hijos. Además, otra cosa que me gusta mucho de la película, es que el espectador de ponga en el lugar de Jaime, el protagonista, y que haga un viaje de 140 secuencias y que los espectadores vivan lo que Jaime está viviendo. Todos somos padres o madres, o podemos llegar a serlo, o los tenemos. Yo tengo hijos y me considero que no soy una mala persona, pero que a mí a mi hijo me lo dejan en coma y yo no digo que busque venganza, pero quiero justicia. Cuando sé de sobra que, además, los que le han dado la paliza están en la calle campando a sus anchas. Y adonde no llega la justicia, mi personaje va como una mosca va a la luz.

P. Hay una escena que pone los pelos de punta, cuando Luis Bermejo entra en su coche. Ambos son padres que defienden a sus hijos, como dos caras de la misma moneda, pero no pueden tener razón los dos.

R. Esa secuencia es de mis favoritas. Había tres páginas de guión escritas. No dijimos ni una palabra de lo que estaba escrito. Además, Miguel Ángel es muy así, de ‘Yo he escrito el guión pero me importa tres huevos el guión’. Confió en nosotros como contadores de historias y decidimos que lo que estaba pasando no había que verbalizarlo. Sabíamos que acababa de manera violenta, que había que llegar allí, pero al final decidimos que no había que decir nada. Hay un parón de tres minutos en silencio en el que se cuentan muchas cosas. Creo que no hay nada más bonito que transmitir sin palabras. Y la película está trufada de esos momentos, de contar con los ojos.

Los hijos han dejado de ver a los padres y a los colegios como referentes a los que tienen que conquistar

P. Su personaje intenta entrar en el mundo de sus hijos, que se abran a él, pero le resulta imposible. ¿Cree que ha cambiado mucho la forma de relacionarse entre padres e hijos en la actualidad?

R. Estamos en los momentos más difíciles, yo creo, de la comunicación entre padres e hijos. Los hijos han dejado de ver a los padres y a los colegios como referentes a los que tienen que conquistar. Ahora esos referentes han cambiado; ahora es el postureo, las redes sociales, es lo que les mueve a ellos. Los padres, por otro lado, estamos en un mundo en el que no tenemos tiempo de crear vínculos con los hijos, de hablar más. No, estamos ganando dinero, y luego de pronto… te das cuenta de que no conocemos a nuestros hijos, que no sabemos por dónde se mueven, qué es lo que hacen. Nos vale que saquen la nota, que cumpla, pero no invadimos más porque no tenemos tiempo ni sabemos cómo hacerlo. La gran mayoría de los padres no saben de verdad en qué punto están sus hijos.

P. En 'Tu hijo' los hombres recurren a la violencia, las mujeres intentan templar los ánimos y hacer entrar en razón...

R. Eso yo creo que es una constante, que las mujeres siempre han tenido muchísima más cabeza, más entereza, más serenidad. Los hombres nos movemos mucho más por testosterona y por estupideces. Yo creo que eso va cambiando poco a poco, ahora, gracias a todos estos movimientos que hay ahora, gracias a Dios, que es otro tema delicado del que también podríamos hablar…

P. Sí, sí. Hablaremos de eso...

R. Pero lo que antes estaba bien visto, bueno, bien visto no, pero sí perdonado, la violencia física en el hombre era normal. Ahora mismo, gracias a Dios no. Ahora mismo un padre no le puede dar un cachete a un hijo, aunque tenga toda la razón del mundo y aunque ese hijo se lo merezca y aunque ese cachete pueda servir para que no se meta en líos mayores, tú ahora no puedes darle un cachete a un hijo porque te denuncia. Y te meten en un lío. Ahí hay un vacío… son tiempos difíciles.

Las mujeres siempre han tenido muchísima más cabeza; los hombres nos movemos mucho más por testosterona y por estupideces

P. La película también habla en un momento de la violencia contra la mujer. Pero no sólo del acto violento en sí, sino de cómo muchos hombres reaccionan cuando escuchan hablar de este tipo de violencia.

R. La película toca muchos de estos temas, casos mediáticos. Lo importante es transmitir que en muchos casos la violencia contra la mujer son los hechos concretos en sí, pero sobre todo es interesante ver lo que la sociedad piensa de esa violencia contra la mujer. Es lo que es terrible. Cuando hay casos [maltrato, violaciones, asesinatos, es preferible no concretar para no desvelar el argumento de la película], mucha gente piensa aquello de ‘algo habría hecho’. Todo el mundo estamos ahora en púlpitos dando nuestra opinión en las televisiones, todo el mundo está en posesión de la verdad. Y lo peor de todo, más que el acto en sí, y eso que el acto es terrible, es la respuesta de la sociedad ante los casos de violencia contra las mujeres.

P. Hay muchos directores y actores que reivindican que el cine es siempre político. Que en la elección de un papel u otro hay también una parte ideológica, en tanto en cuanto el cine es un elemento de comunicación y transformación social. ¿Usted lo siente así? ¿Y siente que como figura pública puede expresar abiertamente sus opiniones políticas?

R. No, por desgracia muchas veces siento que no puedo expresar mis ideas. En Estados Unidos, por ejemplo, todos los actores o actrices se manifiestan públicamente y no repercute en sus carreras. Aquí nos repercute en nuestras carreras. Eso en política. Pero ahora también estamos con el tema tremendo que nos ocupa ahora, que es un tema que obviamente había que conseguir y reivindicar, que es la igualdad de género, que está claro que cualquier persona con un poquito de cerebro y de corazón entiende, que hay que conseguirlo, que estamos en el camino, pero claro, en el camino ahora hay extremismo y puritanismo, las mentiras… Yo ahora mismo estoy muy agradecido de que no haya salido nadie diciendo que en el 82 en un ascensor la miré con ojitos. Yo soy el más feminista del mundo y el más luchador por la igualdad, pero también soy el más luchador por mantener al hombre y a la mujer como seres diferentes que se complementan y que se aportan muchas cosas y mucha felicidad. Y me parecería terrible ‘desexualizar’ al ser humano. Es muy bonito, más que el dinero, más que todo, es la pasión, la conquista del amor. Y ahora hay que andar con mucho cuidado, por desgracia. Pero bueno, yo también voy llegando a una edad en la que me permito decir lo que me da la gana, que para eso he llegado hasta aquí.