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El hombre que lo dobla todo: Banderas, Gollum y Oprah hablan con la misma voz
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Es una rareza única en el mundo

El hombre que lo dobla todo: Banderas, Gollum y Oprah hablan con la misma voz

¿Qué clase de actor puede prestarle su voz a Lisa Simpson, Darth Vader, Jon Nieve y Penélope Cruz? Sólo uno: el lektor polaco

Foto: Antonio Banderas en Miami. (EFE)
Antonio Banderas en Miami. (EFE)

Aunque acudan al cine a ver superproducciones con un reparto cuajado de estrellas de la interpretación, muchos espectadores polacos escucharán una sola voz. Mientras suenan la risa del Joker, el monólogo de un replicante en Blade Runner o la arenosa voz de Morgan Freeman, un señor polaco recitará de manera deliberadamente monótona los diálogos de la película en cuestión, sin esforzarse en interpretar emoción alguna. No es un doblaje. No es tampoco narración para sordos. Es una rareza única en el mundo. El 'lektor' no interpreta porque no es un actor, lee porque es un 'lektor'. Su narración monocorde se superpone al sonido original, obviando cualquier emoción, grito, risa, jadeo o llanto. Da igual que sean mujeres, niños, ancianos o multitudes: se usa la misma voz -el mismo 'lektor'- para toda la película. Y hay quien lo prefiere a los subtítulos o al doblaje interpretativo.

El origen de esta peculiar y tan poco artística manera de poner al alcance del público local las producciones extranjeras está en los años del comunismo, cuando a las pantallas polacas apenas llegaban películas o series del otro lado del Telón de Acero. Contratar a todo un reparto para doblar una película que iba a tener poca difusión era demasiado caro, e incluso subtitular todos los diálogos y sonidos incidentales era demasiado para las menguadas plantillas de las televisiones estatales. La solución, que surgió como un apaño práctico pero un tanto cutre, terminó por convertirse en algo normal. Con el tiempo, la gente terminó acostumbrándose e incluso prefiriendo esta modalidad que aún hoy se mantiene en cines y televisiones de este país.

“En aquellos años era normal que varias familias se reunieran alrededor de una televisión pequeña, porque era un lujo que no había en todas las casas, y algunos tenían que sentarse alejados de la pantalla. Leer subtítulos habría sido muy complicado, y además te hacen perder el hilo de la imagen”, recuerda Anna Brewiarz, una entusiasta del cine de 98 años que presume de que una vez un joven Roman Polanski le dio un paseo en coche. “Era vecino de mi tía y una vez me reconoció cuando yo volvía cargada del mercado. Tenía un coche negro, muy lujoso”. Hasta 1971 no llegó el color a las pantallas domésticas polacas, y cualquier rostro, cualquier historia que se asomase a través de las temblorosas 625 líneas cobraba un aire de misterio, magia e importancia. Si además se trataba de películas de Ameryka, entonces era un escaparate a otra realidad, algo exótico y excitante que no bastaba con mirar sino que había que absorber con la mente.

La voz en la cabeza

La voz del 'lektor' ayudaba precisamente a eso. Sin eliminar música, sonidos ni voces originales, el recitado intencionadamente monótono de una voz masculina con una dicción perfecta pero sin la más mínima personalidad se convertía en la “voz en la cabeza” del espectador que, poco a poco, va asimilando lo que oye con lo que ve, al mismo tiempo que escucha las inflexiones en la voz de los actores originales. Suena complicado, pero para muchos polacos resulta la forma más familiar de ver una película o una serie extranjeras. Natalia, nieta de la casi centenaria Anna Brewiarz, tiene 35 años, ha vivido en Londres y entiende perfectamente el inglés. Asegura que, aunque prefiere la versión original, “el 'lektor' es mejor que el doblaje que se hace en otros países, como España. Si se pisa la voz del actor, se está cambiando la obra, mientras que el 'lektor' se superpone a los diálogos discretamente, y para los que estamos acostumbrados termina por ser imperceptible, una especie de canal de audio paralelo que no interfiere con la película”.

Hace falta un oído y una mente bien entrenados para asimilar un sistema que el 80% de los polacos declaró preferir a los subtítulos

Ver 'Juego de Tronos” con la voz de un señor maduro susurrando los diálogos puede hacer que, para los espectadores de muchos países, la experiencia pierda intensidad. Y es que hace falta tener un oído y una mente bien entrenados para ser capaz de asimilar un sistema que el 80% de los polacos declaró preferir por encima de los subtítulos en una encuesta de la Televisión Nacional de Polonia. Esa misma cadena intentó en algunas ocasiones ofrecer series extranjeras con subtítulos, pero la baja audiencia les hizo dar marcha atrás para adoptar el sistema de doblaje o el lektor. Actualmente, solo los contenidos infantiles se doblan con un elenco de actores profesionales (de manera que cada personaje tiene su propio doblador), y en los cines las películas Disney son las únicas que se doblan con el mismo sistema en vez de confiar en un 'lektor'.

Aunque sus rostros casi nunca serán conocidos por el público, algunos 'lektores' veteranos se han convertido en una especie de estrellas de cine anónimas al prestar sus voces a grandes producciones durante décadas. Viendo una foto de Lucjan Szolajski, nadie pensaría que este hombre de apariencia gris y sonrisa tímida ha susurrado al oído de millones de polacos 20.000 líneas de diálogo que incluyen a los samuráis de Kurosawa, al conde Drácula e incluso al luchador metido a actor “Hulk” Hogan. Como decía un periodista en el obituario de Szolajski, fallecido hace unos años, “uno puede quejarse de que un 'lektor' no es un actor, pero es que no todos los que aparecen en una película lo son”.

Leer cuatro películas al día

Una de las leyendas susurrantes de este mundillo es Stanisław Olejniczak, que lleva más de 20 años leyendo cuatro películas al día, cinco días a la semana durante 10 meses al año. Asegura que un buen día grabó la lectura de un noticiario de la televisión que él mismo transcribió, envió la cinta a una empresa de 'lektores' y una semana más tarde estaba trabajando. Su profesionalismo le lleva a leer incluso blasfemias y tacos si el guión -la traducción- lo requiere, algo a lo que no todos sus colegas acceden. Además, cuida su voz tomando pocos helados y no bebiendo cerveza demasiado fría.

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Stanis?aw Olejniczak

Janusz Szydłowski, otro veterano susurrador de diálogos, afirma que “para que los espectadores se puedan permitir ser perezosos, alguien tiene que cansarse, y ese es el trabajo del 'lektor'. Es una profesión que se aprende poco a poco, lo malo son las mil primeras películas”, bromea. En su caso, los años de experiencia en radio y publicidad le sirvieron de poco, ya que “un lektor no debe ser expresivo, sólo comunicativo. Bueno, con que lea y pronuncie bien basta”. 'Twin Peaks', 'Batman', 'Psicosis' o 'Réquiem por un Sueño' son algunos de los muchos films que Szydłowski ha leído a sus compatriotas. Su aspiración, ya que un 'lektor' difícilmente se acercará al Olimpo de los actores, es retransmitir la entrega de los Oscars de Hollywood. Una ocasión en la que tendría que esforzarse especialmente para no mostrar la menor emoción y limitarse a pasar por el tamiz de su discreta voz las emociones de esas otras estrellas del cine con las que el público polaco habrá reído y llorado gracias a sus susurros.

Aunque acudan al cine a ver superproducciones con un reparto cuajado de estrellas de la interpretación, muchos espectadores polacos escucharán una sola voz. Mientras suenan la risa del Joker, el monólogo de un replicante en Blade Runner o la arenosa voz de Morgan Freeman, un señor polaco recitará de manera deliberadamente monótona los diálogos de la película en cuestión, sin esforzarse en interpretar emoción alguna. No es un doblaje. No es tampoco narración para sordos. Es una rareza única en el mundo. El 'lektor' no interpreta porque no es un actor, lee porque es un 'lektor'. Su narración monocorde se superpone al sonido original, obviando cualquier emoción, grito, risa, jadeo o llanto. Da igual que sean mujeres, niños, ancianos o multitudes: se usa la misma voz -el mismo 'lektor'- para toda la película. Y hay quien lo prefiere a los subtítulos o al doblaje interpretativo.

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