La hija de Verónica Forqué y sus fiestas salvajes
La 'rave' más arriesgada del año llega a la Sala el Sol de Madrid: estrellas poshumanas, reguetón desquiciado y 'performers'
Existe una puerta giratoria que conecta Instagram con el mundo del arte, la moda, la música, las marcas, el futuro imaginado y el desfase estético, que acaba por traspasar las fronteras virtuales. Durante la madrugada del pasado sábado, esa puerta se abrió violentamente en la sala Razzmatazz de Barcelona. Fue en una de las fiestas más extremas que se pueden disfrutar en 2018. El plato fuerte eran los demoledores Fecal Matters, dúo formado en Canadá y recién aterrizado de la semana de la moda de Milán. La otra artista invitada sobresaliente fue el proyecto Im Virgen María, alias de María Forqué, la hija de Verónica Forqué. El cartel ha vuelto a repetirse ampliado este jueves en la sala El Sol de Madrid... para quienes se atrevieran
Proyecto censurado
María Forqué es artista y 'performer', también es la hija de la entrañable actriz Verónica Forqué. Su cuenta de Instagram fue censurada el año pasado por subir unos desnudos —entre vísceras y sangre— que ella denomina arte. María ha ido olvidando poco a poco esas prácticas setenteras de provocación previsible y, en un giro dichoso, está creando un avatar en redes a medio camino entre un producto digital 3D y un cuerpo de mujer hipersexualizado. Entran en juego ahora conceptos como “la economía de la presencia” o “las nuevas narrativas de 'selfbranding” ('autobombo cool' para cínicos y escépticos). Emprendiendo además un proyecto musical con una serie de 'live sets' y un EP llamado GOD que se estrenará el próximo 2 de noviembre.
¿Qué aporta realmente a la escena electrónica? Como mínimo, está acercando a nuestro país actitudes experimentales que antes han hecho algunos músicos hoy considerados sofisticados: los dibujos animados de Gorillaz; el avatar de la modelo y cantante digital Lil Miquela (contratada por la firma de lujo Prada), o la transformación del sello PC Music vía Shopie. Este año, Pablo Rosacruz, líder del proyecto musical Atica, aseguraba que “ya no se pincha en festivales” y por ello en la misma línea está creando un dispositivo de realidad virtual, robot u holograma —todavía no está muy claro— modelado en 3D, que sustituirá al artista en los festivales, pudiendo incluso tocar en varios a la vez.
El caso de Fecal Matters es distinto, pese a que utilizan Instagram como plataforma, con más de 300.000 seguidores como Im Virgen María. Para Steven Raj y Hannah Rose, no se trata de un proyecto artístico puntual ni de una campaña de 'marketing'. En un proceso de transformación de más de 10 años cuestionando su género y el concepto de belleza, después de muchas mutaciones, han llegado a aceptar que su actual apariencia exterior concuerda con su identidad como sujetos. Manufacturan su propia ropa y la venden 'online', crean campañas artísticas para Bjork o narrativas 360 para grandes pasarelas. Los escupitajos que recibieron por las calles de París y el miedo a no ser aceptados son el motivo que les ha llevado a abandonar el deseo de integrarse socialmente para dedicarse a experimentar con los límites de lo humano y la belleza, como reacción a una sociedad que etiqueta y encasilla.
Esta propuesta mezcla de electrónica y poshumanismo casaba perfectamente con el apocalipsis que se desencadenó en los más de 3.000 metros de espacio de la discoteca Razzmataz en espacios posindustriales teñidos de luz roja que albergaban hordas de turistas con camisas arrugadas, personas de paso en la ciudad y manaditas varias. La sala uno, más grande, está dedicada los sábados al pop rock de los noventa: piensen en Offspring, Foo Fighters y Blur con visuales de 'Trainspoting', un infierno pasado. En las antípodas estéticas, en el ático (la sala más pequeña), se suele desenvolver la propuesta de Trill, un club de selectores con los Djs más interesantes de la música actual, que ejerce en gran medida de cantera del Sónar, que desde hace 20 años atrae cada junio a Barcelona a jóvenes de clase alta de todo el mundo. Las ventajas de que Trill se celebre en la sala Razmatazz —aparte de que el club corre con las posibles pérdidas ecnómicas— es que el publico menos sofisticado y atento puede circular libremente por las salas, de fiesta en fiesta, creando un ambiente enrarecido, lo que crea fricción entre quienes están a la última y espontáneos que pasan por allí evitando la endogamia de los espacios especializados. La misma técnica que usaba Studio 54 de Nueva York en sus años dorados.
Porno japonés
¿Qué vimos durante la pasada madrugada del sábado al domingo y que hemos vuelto a ver en Madrid? María Forqué, alias Virgen María, aparece desnuda, con el cuerpo cubierto de besos maquillados frente a un tul donde se proyectan escenas de dibujos porno japoneses conocidos como 'hentai'. Pincha sentada sobre sus talones y apoyada en unos tacones de vinilo transparente, al más puro estilo 'peep show' de las Vegas. Desde ahí mezcla, o hace que mezcla, en una pose de hieratismo extremo Su propuesta combina estribillos adictivos y bases industriales en versión 'hardcore', sin bajar nunca de los 140 bpms, al estilo de los años dorados de las 'raves' o de nuestra ruta del bakalao. Los himnos van desde 'Otherside' de Red Hot Chili Pepers a rodillos rítmicos de reguetón, pasando por adelantos de su próximo EP.
María Forqué aparece desnuda con el cuerpo cubierto de besos maquillados frente a un tul donde se proyectan dibujos porno japoneses
Lo que la sesión de Im Virgen María puso de manifiesto es el hundimiento de la figura del Dj como artista. No solo por la postura corporal, que marca distancias con el público, o por la anécdota del desnudo. El Dj contemporáneo se ha convertido en artista gracias a la pericia, la creatividad de mezclar elementos en una sesión con picos de intensidad, un viaje en el que se desarrolla una narrativa 'adivinando' el cuerpo de aquellos que bailan. Para ser Dj, hace falta algo de engreimiento, la superioridad de un conocimiento técnico superior, calificándose a uno mismo como la autoridad. Virgen María, en cambio, dispone de un arsenal de éxitos nada elitistas, que nos regala en una postura sumisa pero distanciada, como un viaje a ninguna parte. Parece una maestra de ceremonias pendiente de llevarnos a otra dimensión. Algunas chicas jóvenes, precisamente las menos 'atrezzadas' con aires de modernas, bailaban y gritaban como posesas durante una sesión que fue una descarga de adrenalina, cercana a una terapia antiestrés.
Abandonos de la sala
La sesión de Fecal Matters, sin ninguna concesión lírica, aumenta la intensidad haciendo tirar la toalla a algunos visitantes nada más entrar por la puerta. Los sonidos tribales e hipnóticos a máxima velocidad nos recuerdan al 'psystyle', género que deriva del 'goa trance' y que triunfó en aquellas fiestas bucólicas donde los asistentes consumían setas y ácido hasta reventar, en un intento de misticismo terrenal. Entre los danzantes, artistas contemporáneos como ¥€$Si_Perse y hadas amigas que ahora sí contribuían a ensanchar las fantasías de género en la sala. Sin embargo, Fecal Matters y su entorno reniegan de la naturaleza, tienden a acercarse a lo antinatural mediante la hiperartificialidad y la tecnología, cuerpos entre objetos y sujetos que se mueven vacíos de contenido sexual. Aquellos bailes, en otro distanciamiento de la cultura de club actual, nada tenían que ver con la seducción.
¿Pero qué ocurre si después de la fiesta, en vez de olvidar la resaca lo más rápido posible, te enfrentas al lunes, al martes, a fregar el baño?
Más allá de desafiar estereotipos de género, lo que se vivió en la fiesta fue una 'rave' de toda la vida, cambiando los chupetes y los osos de peluche de la estética noventera por bozales sadomaso y prótesis poshumanas. En el baile espasmódico de los asistentes latía una esperanza de futuro en un ambiente que tiene más que ver con la fascinación del presente que con el fin de los tiempos. La noche y el baile han sido y son un espacio transgresor donde el hedonismo termina en bajona, en escapar de lo cotidiano, en disipar todas esas energías. ¿Pero qué ocurre si después de la fiesta, en vez de olvidar la resaca lo más rápido posible, te enfrentas al lunes, al martes, a fregar el baño o comprar el pan con tacones protésicos y maquillaje para subvertir lo humano?
Existe una puerta giratoria que conecta Instagram con el mundo del arte, la moda, la música, las marcas, el futuro imaginado y el desfase estético, que acaba por traspasar las fronteras virtuales. Durante la madrugada del pasado sábado, esa puerta se abrió violentamente en la sala Razzmatazz de Barcelona. Fue en una de las fiestas más extremas que se pueden disfrutar en 2018. El plato fuerte eran los demoledores Fecal Matters, dúo formado en Canadá y recién aterrizado de la semana de la moda de Milán. La otra artista invitada sobresaliente fue el proyecto Im Virgen María, alias de María Forqué, la hija de Verónica Forqué. El cartel ha vuelto a repetirse ampliado este jueves en la sala El Sol de Madrid... para quienes se atrevieran