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'Yuli': la historia del 'Billy Elliot' de Cuba que no quería bailar
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'Yuli': la historia del 'Billy Elliot' de Cuba que no quería bailar

Icíar Bollaín presenta 'Yuli', un 'biopic' sobre Carlos Acosta, el primer bailarín negro en interpretar a Romeo en el Royal Ballet

Foto: El bailarín cubano Carlos Acosta en 'Yuli'. (EOne)
El bailarín cubano Carlos Acosta en 'Yuli'. (EOne)

Hoy que es tan aplaudida la figura del hombre hecho a sí mismo que no le debe nada a nadie, resulta hasta provocadora la historia de un hombre que le debe al tesón del contexto haber llegado al éxito a su pesar. Hijo de un camionero negro que pasó por prisión y bisnieto de esclavos de plantación, el contexto de Carlos Acosta fueron un padre maltratador que le empujó a ser la mejor versión de sí mismo, un Estado maltratador que le ofreció una educación gratuita que nunca se hubiera podido permitir en otro país que no fuese Cuba y un arte maltratador que a base de doblegar el cuerpo al dolor le encumbró hasta la primera línea del Royal Ballet de Londres. Acosta, que creció en el barrio marginal de Los Pinos, en La Habana, en una familia disfuncional y con las carencias de la clase más baja de la sociedad cubana y el estigma de su negrura en una sociedad en la que el Pantone de piel sigue siendo decisivo.

Acosta fue el primer bailarín negro en interpretar a Romeo en una gran producción. La primera vez que actuó en el bolshoi se dio cuenta de que el público ruso jamás había visto a un hombre negro en mallas de licra haciendo pliés sobre el escenario. Después de 17 años como primera figura del Royal Ballet, Acosta volvió hace unos años a su Habana natal para montar su propia compañía, convertido es un referente cultural en su país, una estrella en los círculos internacionales y en un escritor de éxito en las librerías gracias a su autobiografía 'No Way Home', publicada hace ya una década. Ahora llega al Festival de San Sebastián convertido en el protagonista (dentro y fuera de la pantalla) de la película 'Yuli', dirigida por Icíar Bollaín y que participa en la Sección Oficial. Hasta el 14 de diciembre, eso sí, 'Yuli' no llegará a salas comeciales.

placeholder Un momento del rodaje de 'Yuli'. (EOne)
Un momento del rodaje de 'Yuli'. (EOne)

Acosta se interpreta a sí mismo en un biopic escrito por Paul Laverty (su anterior película, 'Yo soy Daniel Blake', dirigida por Ken Loach, ganó la Palma de Oro en Cannes) y que entremezcla la dramatización del cine de ficción con escenas de coreografías bailadas por el propio Acosta. "Fue un poco experimento", reconoce Bollaín. "A mí me parece que le da otra dimensión a la historia y rompe la narración. Además estamos hablando de un bailarín, del director de una compañía (aunque él no ha coreografiado los números de danza), y también de arte, de lo que es ser un artista, de lo que es comunicar. Hemos tenido que buscar en el montaje hasta dónde bailan y hasta dónde entra la ficción. Podemos contar la soledad bailando, pero no podemos perder al espectador, porque ha venido a ver una película. Era una apuesta que podía salir o no salir, pero también era lo que hacía la película diferente".

"Carlos se tuvo que meter en un recuerdo muy doloroso, de cuando su padre le pegó una paliza que casi lo mata"

"Carlos no estuvo durante el resto del rodaje, porque dirige su propia compañía, baila y es un hombre muy ocupado", desvela. "Nos dio su total confianza con el guión y todo y llegó directamente al rodaje. Y le dijimos:’¿Qué te parece que bailes tú como si fueras tu padre?’. Y él pensó que era buena idea. Se tuvo que meter en un recuerdo muy doloroso, de cuando su padre le pegó una paliza que casi lo mata. Y a la tercera toma entró, y empezó a gritarle al bailarín y ocurrió una cosa catártica que nos dejó a todos sobrecogidos".

placeholder Un momento del rodaje de 'Yuli'. (EOne)
Un momento del rodaje de 'Yuli'. (EOne)

Para la directora madrileña, la biografía de Acosta no es un relato de superación al uso: "Es lo contrario a 'Billy Elliot'". "Un hombre que ha sido la estrella del Royal Ballet durante 17 años era un niño que no quería bailar. Me fascinó cómo algo que él no quiere hacer se convirtió de repente en su refugio. Él decía: ‘Yo era un desastre en todo, en las clases, y era muy desordenado, revoltoso e indisciplinado'. Pero en la danza resulta que era bueno. Es bonito cuando él se da cuenta de que en la danza lo puede hacer bien. Y eso se convirtió en aquello a lo que agarrarse, porque estaba más solo que la una".

Acosta nació en 1973, cuando la revolución cubana llevaba veinte años convertida en 'establishment

Acosta nació en 1973, cuando la revolución cubana llevaba veinte años convertida en 'establishment'. Cuando era pequeño, parte de su familia se exilió en Miami. Los que se quedaron tras la caída de la Unión Soviética sufrieron las penurias del 'periodo especial' y la escasez de alimentos más crítica de la historia de Cuba. Con 21 años vivió desde la distancia londinense la crisis de los balseros durante la que, en menos de un mes, alrededor de 35.000 de sus compatriotas abandonaron la isla. "Su trayectoria va en paralelo a la historia reciente de Cuba", analiza Bollaín. "Y luego está ese viaje, que Paul recalca mucho en el guión, en el que Carlos es el bisnieto de esclavos negros de una plantación que acaba bailando el ‘Romeo’ en un escenario en Londres".

placeholder Otro momento de 'Yuli', de Icíar Bollaín. (EOne)
Otro momento de 'Yuli', de Icíar Bollaín. (EOne)

En esta historia del hombre que no se hizo a sí mismo, también hay una reflexión sobre la importancia de una buena educación como vía de escape de la miseria. "Se conoce mucho la realidad política cubana, pero también hay una parte artística que es menos conocida. La música quizás sí, pero hay una gran escena cultural de pintores, de cine con la Escuela de San Antonio de los Baños, y de ballet, que es de las mejores. Con muy pocos medios se apostó por eso y ahora hay muchos bailarines cubanos en muchas compañías del mundo".

Bollaín rodó 'Yuli' entre Madrid, Londres y La Habana. Con el clima político en proceso de transformación, la directora no sintió presiones ni tuvo problemas por el contenido crítico de su película. "Hemos tenido producción cubana (Claudia Calvinho) y hemos tenido dificultades para rodar como en todas las partes. La vida en Cuba no es fácil para ellos, pero yo me esperaba más obstáculos. El transporte, por ejemplo, cuando en un rodaje tienes que estar llevando a cincuenta personas para acá y para allá, es una cosa complicada. Como para cualquier cubano. Seguramente ellos habrán tenido más problemas en la producción que no me han contado".

Hoy que es tan aplaudida la figura del hombre hecho a sí mismo que no le debe nada a nadie, resulta hasta provocadora la historia de un hombre que le debe al tesón del contexto haber llegado al éxito a su pesar. Hijo de un camionero negro que pasó por prisión y bisnieto de esclavos de plantación, el contexto de Carlos Acosta fueron un padre maltratador que le empujó a ser la mejor versión de sí mismo, un Estado maltratador que le ofreció una educación gratuita que nunca se hubiera podido permitir en otro país que no fuese Cuba y un arte maltratador que a base de doblegar el cuerpo al dolor le encumbró hasta la primera línea del Royal Ballet de Londres. Acosta, que creció en el barrio marginal de Los Pinos, en La Habana, en una familia disfuncional y con las carencias de la clase más baja de la sociedad cubana y el estigma de su negrura en una sociedad en la que el Pantone de piel sigue siendo decisivo.

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