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"No hay que olvidar que ETA tuvo un gran apoyo social"
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66 edición del festival de san sebastián

"No hay que olvidar que ETA tuvo un gran apoyo social"

Juan Gutiérrez fue mediador entre ETA y el Estado español durante más de una década: estuvo al frente del Centro de Investigación por la Paz Gernika

Foto: Un momento del documental 'Mudar la piel', de Ana Schulz y Cristóbal Fernández. (Márgenes)
Un momento del documental 'Mudar la piel', de Ana Schulz y Cristóbal Fernández. (Márgenes)

Juan Gutiérrez fue mediador entre ETA y el Estado español durante más de una década: estuvo al frente del Centro de Investigación por la Paz Gernika Gogoratuz catorce años y consiguió la confianza de uno y otro bando del conflicto vasco. "Jaime Mayor Oreja, después de comer conmigo, cuando el postre o los cafés, me dijo una cosa que me dejó asombrado", cuenta en 'Mudar la piel', el documental dirigido por su propia hija, Ana Schulz, y por Cristóbal Fernández, seleccionado en el pasado Festival de Locarno y que este viernes ha inaugurado la sección Zinemira en la 66 edición del Festival de San Sebastián. "Me dijo que él reconocía que [el vasco] era un conflicto histórico y que debía resolverse con una segunda transición democrática; la primera transición la habían hecho los partidos moderados, que eran el PNV y el PSOE, y la segunda transición la debían hacer los partidos extremos, que eran HB-ETA y el PP. ¡Él se definió como partido extremo!".

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Gutiérrez tiene 86 años. Después de estudiar ingeniería emigró a Alemania para respirar los aires de libertad que no encontraba en la España franquista, allí dio clases en la universidad, donde conoció a su mujer y madre de su hija Ana, Frauke Schulz Utermöhl, con la que en 1983 regresó a San Sebastián. Los ochenta fueron los años más conflictivos y convulsos de la historia reciente del País Vasco, los años de plomo de ETA. Gutiérrez, filósofo, pensador, recogió la idea de actuar como mediador propuesta por el investigador de Harvard Adam Carr y se ganó la confianza de los representantes de los polos ideológicos más antitéticos posibles.

Y el documental 'Mudar la piel', además de una película llena de ideas visuales, es un recuerdo de la historia de amistad del mediador con Roberto, un Guardia Civil espía de los Servicios de Inteligencia (ni Gutiérrez ni su familia lo sabían entonces) que se infiltró en su círculo más cercano y que acabó condenado a doce años de cárcel por traición tras intentar vender información a un Gobierno extranjero. Una pareja atípica que nunca entendió su hija Ana y que sigue manteniendo la amistad hoy en día, contra traiciones, desapariciones y cambios de identidad del antiguo espía. "Juan llevaba varios años visitando a Roberto en la cárcel y era una historia que pertenecía al recuerdo de la familia, pero que de repente cobraba tiempo presente, porque ellos volvían a verse y Juan era un poco la voz que le traía las noticias desde fuera de la cárcel y con quien hablaba de política", explica sobre el germen de la idea la directora.

placeholder Juan Gutiérrez en una imagen de archivo recogida en 'Mudar la piel'.
Juan Gutiérrez en una imagen de archivo recogida en 'Mudar la piel'.

La película de Schulz es, además, una reflexión sobre una época que ha dejado una marca indeleble en la sociedad española, que sigue teniendo muy presente a ETA años después del cese de la lucha armada. "Éste es un documental contra el olvido", subraya Gutiérrez, sentado en una terraza cercana al Kursaal junto a su hija Ana y a Cristóbal Fernández. "En el conflicto vasco ha habido muchísimas emociones en juego. Hubo un momento, sobre todo, todavía bajo Franco, en el que toda España celebraba ETA. La esperanza de liberación del País Vasco era compartida no sólo por los vascos, sino también por los de Madrid. Para entender lo que nos está ocurriendo es bueno que no se nos olvide".

La esperanza de liberación del País Vasco era compartida no sólo por los vascos, sino también por los de Madrid

Su trabajo como mediador nunca fue un secreto. "Durante años tuvieron la oficina en casa", recuerda Schulz. "Y no paraban de entrar políticos, feministas, activistas y gente de todo tipo. Era muy permeable, en el sentido en que no es que él nos mantuviese al margen". Gutiérrez se tomaba su papel como un eslabón más de una cadena que ayudaba a acercar un final en positivo para el proceso de paz. "Hay dos tipos de mediación, la versión nórdica, que dice que hay que ser externo al conflicto y neutral, y la versión más del sur, que es la de gozar de la confianza y sentirse involucrado en el conflicto. Para mí lo mejor es la mezcla de ambas versiones".

placeholder Un recorte de periódico que recupera 'Mudar de piel'.
Un recorte de periódico que recupera 'Mudar de piel'.

Sin embargo, y después de que 'El Mundo' filtrara sin su consentimiento parte de sus conversaciones con Mayor Oreja en las que afirmaba en privado ideas que jamás se hubiese atrevido a afirmar en público, a Gutiérrez lo apartaron de la mediación. "Los políticos son víctimas de la propia opinión pública que han creado. Eso es lo que pasa con el Partido Popular, por ejemplo. Y mundialmente y de una forma muy pronunciada en Colombia", reflexiona el exmediador. "Hay dos actitudes ante un conflicto, una que no dice ‘aquí somos los buenos y ellos son los malos’ y busca una salida al conflicto que responda a las necesidades básicas de ambas partes y otra que no considera que haya conflicto, sino algo criminal, y que no hay por qué negociar".

"La lucha armada insurgente no acerca a los objetivos, sino que aleja", sentencia Gutiérrez

Casi dos décadas después de que Gutiérrez abandonase las labores de mediación, la situación política es muy diferente en el País Vasco. ETA anunció en 2011 el cese definitivo de la lucha armada, su desarme en abril de 2017 y su disolución en mayo de 2018. ¿Cuál ha sido el resultado? "Lo que realmente se ha abierto paso, la idea, es que ha habido algo criminal y a ETA se la ha considerado banda criminal con lo cual se ha dejado de lado el enorme apoyo social que ha tenido", apunta. "En esa lucha de tendencias de quienes querían acabar el conflicto aniquilando a una de las partes y los que querían hacer que abandonaran la lucha armada pero que pudieran seguir defendiendo las razones que les llevaron a la lucha armada sin tener que recurrir más a ella, han ganado los que han tratado de aniquilarla". También está claro que "la lucha armada insurgente no acerca a los objetivos, sino que aleja". Sin embargo, "los catalanes han optado por la no violencia alegre y ostentativa en la votación del 1 de octubre, que era claramente ilegal. [...] Esa no violencia de tapado es la que realmente tiene recorrido".

placeholder Juan Gutiérrez en uno de los momentos de 'Mudar la piel'. (Márgenes)
Juan Gutiérrez en uno de los momentos de 'Mudar la piel'. (Márgenes)

A nivel más íntimo, 'Mudar la piel' se centra también en el golpe emocional que supuso para la familia Gutiérrez-Schulz descubrir que Roberto, el hombre al que tantas veces habían abierto las puertas de su casa, era en realidad un espía. "Nosotros sentimos una especie de traición en nuestra propia experiencia con Roberto", admite Schulz. "Roberto era un personaje más que andaba por ahí y estaba siempre muy presente. Yo les veía siempre conversando y en diálogo. Una anécdota es que yo quise estudiar periodismo y él, que supuestamente era periodista, me dijo que mejor no estudiar periodismo y luego hacer un máster u otra cosa. Y yo le hice caso".

La grabación del documental ha sido un proceso largo que ha durado más de cuatro años y que en varias ocasiones ha estado a punto de irse al traste. "Desde que empezamos a hablar con Roberto empezaron a ocurrir cosas raras con los teléfonos", confiesa Fernández, el codirector. "A medida que se fue acercando la fecha del rodaje eso fue a más, hasta el punto en el que tuvimos que suspender ese rodaje. Ha sido desde el CNI; nosotros no sabemos muy bien qué les inquieta más, pero creemos que el problema es que Roberto es un personaje al que ellos no controlan del todo. Sentimos toda esa presión, hasta momentos de paranoia, y te das cuenta del poder que tiene esta gente con sólo chascar los dedos".

Juan Gutiérrez fue mediador entre ETA y el Estado español durante más de una década: estuvo al frente del Centro de Investigación por la Paz Gernika Gogoratuz catorce años y consiguió la confianza de uno y otro bando del conflicto vasco. "Jaime Mayor Oreja, después de comer conmigo, cuando el postre o los cafés, me dijo una cosa que me dejó asombrado", cuenta en 'Mudar la piel', el documental dirigido por su propia hija, Ana Schulz, y por Cristóbal Fernández, seleccionado en el pasado Festival de Locarno y que este viernes ha inaugurado la sección Zinemira en la 66 edición del Festival de San Sebastián. "Me dijo que él reconocía que [el vasco] era un conflicto histórico y que debía resolverse con una segunda transición democrática; la primera transición la habían hecho los partidos moderados, que eran el PNV y el PSOE, y la segunda transición la debían hacer los partidos extremos, que eran HB-ETA y el PP. ¡Él se definió como partido extremo!".

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