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U2 presentan la primera gira de rock prosistema
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DOS CONCIERTOS EN MADRID

U2 presentan la primera gira de rock prosistema

Los mensajes políticos tienen más protagonismo que las canciones clásicas de los irlandeses

Foto: U2 actúan en el Palacio de los Deportes de Madrid el 20 y 21 de septiembre (EFE)
U2 actúan en el Palacio de los Deportes de Madrid el 20 y 21 de septiembre (EFE)

Hay un debate ideal para entretener la espera de los conciertos de U2 en Madrid: ¿cuál fue el último buen disco que firmó la banda irlandesa? Los más estrictos dirán que ‘Achtung baby’ (91), los más condescendientes se irán hasta ‘Pop’ (97), pero hay que ser ‘talifan’ para pensar que entregaron algo parecido a un álbum clásico en el siglo XXI, que es donde pescan para el repertorio del actual ‘Experience + Innocence tour’. ¿Conclusión? Se puede afirmar tranquilamente que el grupo de Bono y The Edge lleva unos veinte años sin entregar un trabajo a la altura de su prestigio.

Tampoco pasa nada, ya que la flojera de los rockeros a partir de los cuarenta es habitual, con los Rolling Stones como ejemplo universal. La solución inteligente sería tirar de los viejos himnos y minimizar el material nuevo, al estilo de Jagger y Richards, pero la nueva gira de U2 hace justo lo contrario: prescindir de algunas de sus mejores canciones (seguramente cansados de tocarlas cada noche en el tour ‘The Joshua Tree’) y apostar por las rarezas y sobre todo por los mensajes políticos contra Trump, el Brexit y los partidos de extrema derecha en Europa. ¿Compensará el cambio a sus fans españoles, una de las parroquias más devotas del planeta?

Renunciando a los clásicos

Esta detallada crónica del primer concierto de la gira deja claro el enfoque: "el listado de canciones que NO sonaron en el recital incluye 'New Year’s Day', 'Bad', 'Mysterious Way', 'I Still Haven’t Found What I’m Looking For', 'Bullet the Blue Sky', 'With or Without You' y, alucinantemente, 'Where The Streets Have No Name'. Estas piezas fueron la columna vertebral de sus directos durante décadas. Algunas han sonado en cada concierto del grupo desde que fueron compuestas, pero esta vez las han tirado por la borda y construido una nueva mirada con el resto de su material”, escribe el periodista Andy Greene tras el concierto inaugural en Tulsa, Estados Unidos, el pasado 3 de mayo. La decisión de prescindir de tantos de sus clásicos puede sonar valiente, pero es dudoso cómo puede sentar al público, que paga entre 165 y 650 euros por entrada.

Telediario con guitarras

A estas alturas del siglo XXI, hay que ser muy ingenuo para pensar que el rock sigue siendo un género rebelde. Como mucho puede llegar a fresco, descarado y tocapelotas. Lo que no estaba previsto es que, en tiempos de creciente y brutal desigualdad económica, una banda como ellos apostase por hacer una gira política abiertamente prosistema. Las crónicas describen este tour como algo más parecido a un telediario de la CNN que a un espectáculo de rock.

El menú no suena muy apetecible. De primero, miedo por el ascenso de la ultraderecha, un sentimiento que la mayoría de los europeos compartimos, dado nuestro pasado reciente. De segundo, loas a la clase dirigente global, con exhibición orgullosa de una bandera de la Unión Europea, mientras suena el 'Himno de la alegría'. De postre, bastantes canciones de su cuestionado último álbum, ‘Songs Of Experience’ (2017), cuyo repertorio se retrasó un año debido a los retoques de Bono, empeñado en convertir cada canción en la defensa de una causa ‘noble’, compartida por sus amigos de las élites políticas, donde destacan George Bush Jr, Emmanuel Macron y Bill Gates, entre otros habituales de Davos. No olvidemos que el cantante de las gafas de mosca fue incluso considerado como candidato a dirigir el Banco Mundial

placeholder Macron habla con Bono durante una reunión en el Palacio del Elíseo en París, Francia, el 10 de septiembre de 2018 (EFE)
Macron habla con Bono durante una reunión en el Palacio del Elíseo en París, Francia, el 10 de septiembre de 2018 (EFE)

Discurso Merkel

Durante la gira estadounidense, el cantante aprovechaba uno de los momentos de mayor comunión con el público para soltar la siguiente exhortación: “¡Rezad por el sueño americano!” Se trata de una frase que ya suena hortera y pasada de moda en labios de actores de Hollywood, políticos del partido republicano y hasta telepredicadores. Así de prosistema es la nueva gira de U2. Para promocionar los conciertos europeos, Bono escribió una encendida defensa de la Unión Europea en el periódico alemán ‘Frankfurter Allgemeine’, donde decía cosas como estas: “Sus valores y aspiraciones hacen de Europa algo más que un simple valor geográfico. Se dirigen al centro de lo que somos como seres humanos y de quienes queremos ser. La idea de Europa merece que escriban canciones sobre ella y que se ondeen grandes banderas azules”.

Bono no hizo reproche alguno a las políticas de la UE, omitiendo la creciente exclusión social, los problemas migratorios y los planes de austeridad que han empobrecido al sur del continente. Solo destacó logros como la acogida de refugiados sirios en Alemania, la lucha contra el cambio climático -que todos los expertos consideran insiuficiente- y los acuerdos de paz en Irlanda. Podría ser, sin cambiar una coma, un texto firmado a medias por Junker y Merkel. Se trata de una tendencia que se venía venir, al menos desde un discurso de 2014 en el que Bono proponía solucionar la crisis económica española pidiendo a los europeos que vinieran más de vacaciones y que compraran más discos de flamenco.

Doble moral

Además de lo que dice su cantante, están las controvertidas decisiones del grupo, por ejemplo haber apurado al máximo los paraísos fiscales que ofrece la Unión Europea. Su país natal, Irlanda, es famoso por tener uno de los sistemas impositivos más laxos del continente, pero el grupo decidió mudar su razón social a Holanda cuando sus asesores les comunicaron que podían conseguirles llegar a cantidades todavía más ridículas. La cifra más llamativa son los 16.500 euros de impuestos que pagaron en la declaración de 2010, año posterior a la gira ‘360º’, que batió todos los récords de recaudación. Ingresaron 311 millones de dólares por sus 44 conciertos de 2009, según la revista Billboard.

Harry Browne, autor de la biografía crítica ‘Bono: en el nombre del poder’ (2013), valora así la doble moral del grupo rockero: “U2 responden que ellos son una empresa y que tienen que velar por sus beneficios para sobrevivir en el mercado. A primera vista, tiene toda la lógica del mundo. El problema es cuando Bono convierte esa solución en un principio. Ahora afirma que Irlanda es más próspera por su política de bajar impuestos para atraer grandes fortunas. La realidad es que esas políticas han tenido mucho que ver con el derrumbe financiero del país. Hace poco Kofi Annan, ex Secretario General de la ONU, publicó un informe explicando que los países africanos pierden más de 30.000 millones de dólares cada año por culpa de corporaciones que tributan en paraísos fiscales y no en los territorios donde operan”, explicó Browne a este periódico.

Recientemente Bono fue investigado por una inversión relacionada con los Papeles de Panamá, de la que se excusa alegando que era un inversor “pasivo y limitado”. Son demasiadas décadas predicando moralidad y denunciando la pobreza para que muchos activistas le perdonen su historial de esquivar al fisco. ¿Se olvidarán de todo esto los fans madrileños cuando Bono suelte sus sermones caritativos entre canción y canción?

U2 actúan en el Palacio de los Deportes de Madrid el 20 y 21 de septiembre.

Hay un debate ideal para entretener la espera de los conciertos de U2 en Madrid: ¿cuál fue el último buen disco que firmó la banda irlandesa? Los más estrictos dirán que ‘Achtung baby’ (91), los más condescendientes se irán hasta ‘Pop’ (97), pero hay que ser ‘talifan’ para pensar que entregaron algo parecido a un álbum clásico en el siglo XXI, que es donde pescan para el repertorio del actual ‘Experience + Innocence tour’. ¿Conclusión? Se puede afirmar tranquilamente que el grupo de Bono y The Edge lleva unos veinte años sin entregar un trabajo a la altura de su prestigio.

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