'Predator', una promoción con escándalo y una secuela brutal: "Los 80 eran mejores"
La nueva secuela de la mítica saga, dirigida por Shane Black, se estrena este viernes con un Predator más grande y arrastrando una controversia que ha salpicado al equipo
Han pasado 31 años desde el nacimiento de la saga. Entonces Predator solo había uno, o eso pensábamos, y Arnold Schwarzenegger lo perseguía armado hasta los dientes mientras el secundario Hawkins repetía algún chiste malo. A este último dio vida Shane Black con veinticinco años -”eso os da una idea de lo viejo que estoy”- y ahora regresa como director al universo de 'Predator', convierte la jungla caliente en un barrio residencial y vuelve a la cacería con humor gamberro y sangre de corte profundo. “El PG-13 es para débiles”, advertía el director el año pasado.
Escribir la sinopsis de ‘Predator’ en 2018 puede pecar de absurdo, pero Black advierte repetidas veces: no es un ‘remake’, es una secuela. Predator ya ha estado en la Tierra y vuelve con un as bajo la manga, una mejora genética que arranca directamente de la carne de sus enemigos. Un Predator más grande y más fuerte al que, treinta años después, pretenden dar caza un grupo de chalados y de perdedores que poco encajan en el papel del héroe clásico. ¿En serio estos van a salvar al mundo? Black se relame con la idea. Humor y vísceras se unen para homenajear a una de las sagas más emblemáticas de la ciencia ficción que no ha podido esquivar la polémica.
Black, junto a Olivia Munn (la doctora Casey Bracket) y Boyd Holbrook (Quinn McKenna), acude a Madrid para presentar la película, que se estrenará el próximo viernes. Es poco antes de que salte la noticia desde Los Angeles Times: Olivia Munn había conseguido eliminar a un personaje secundario de ‘Predator’ interpretado por Steven Wilder Striegel, condenado por intentar mantener relaciones sexuales con una menor de catorce años en 2009. Fox aseguró no tener constancia y, tras la denuncia de Munn, eliminó del montaje final las escenas de Wilder Striegel, íntimo de Shane Black. “Fui engañado por un amigo del que realmente quería pensar que me estaba diciendo la verdad cuando describió las circunstancias de su condena”, dijo el director en un comunicado.
Steven Wilder Striegel, condenado por intentar mantener relaciones sexuales con una menor, aparecía en la película
Desde entonces, la promoción de ‘Predator’ ha destacado por su incomodidad. Munn siente que el resto del equipo no le ha brindado el suficiente apoyo, pero no se ha quedado callada. “Es un sentimiento muy solitario, estar aquí sentada yo sola cuando debería estar acompañada de todo el elenco”, lamentó hace unos días en una entrevista con The Hollywood Reporter. Algunos de sus compañeros de reparto, aseguró, se negaron a compartir entrevistas de prensa con ella para no tener que dar su opinión sobre el tema. “Estoy obligada por contrato a hacer entrevistas y por lo que estoy experimentando, creo que ellos preferirían que no apareciera”. En su visita a Madrid, las aguas todavía parecían calmadas. Ella y Holbrook juguetean con el Instagram del segundo después de hacerse un par de ‘selfies’ en el sofá entre entrevista y entrevista. Predator ha vuelto más grande y más fuerte y, hasta hace unos días, eso era lo único que importaba.
"El héroe perfecto ya está trillado"
Si Predator ha mutado, quienes le dan caza también. Schwarzenegger ha delegado en un grupo de locos con alguna que otra tara y que, aunque en su momento se lucieron con brillantes técnicas de combate, ahora parecen haberlo olvidado. Un homenaje al grupo de soldados original de la ‘Predator’ primigenia que bebe de ‘Mash’, de Robert Altman o de ‘Diner’, de Barry Levinson. “Me gusta ver el lado humano, el lado vulnerable, aunque a veces sea un lado que asusta. Lo que hacen los personajes es intentar tranquilizarse los unos a los otros siendo divertidos, incluso insultándose. Me gusta el tira y afloja entre ellos”, explica Shane Black, que ansía que ‘Predator’ salga en DVD. “Me senté con el grupo de actores, como estamos ahora nosotros, y probamos quién decía qué. Hay más minutos de estos tíos que no hemos usado y que me gustaría enseñaros”.
El personaje de Holbrook, el mercenario Quinn McKenna, tropieza accidentalmente con esta panda que, aunque está rota, rebosa camaradería. Boyd lo tiene claro: lo que es intenso no puede serlo para siempre, “tienes que tener espacio para respirar, y eso lo hace el humor”. ¿Nos hemos aburrido del héroe perfecto? “Sí, creo que eso ya está un poco trillado”, responde. “Tener más capas es mejor”. Munn, que interpreta a una bióloga evolutiva, está de acuerdo: para ella es más divertido y real. “Por ejemplo, mi hermano se está sacando el doctorado en Física. Si viera a Predator no diría (con voz grave) ‘Vamos, chicos’. Estos personajes son realistas para mí y mi mundo”.
Ella es la que resalta la importancia de representar personajes diferentes en la ficción. No solo a las minorías o a mujeres cuyo papel va más allá de ser el interés romántico del protagonista -algo que Munn siempre demanda cuando le ofrecen un rol-, también a hombres que se permiten ser vulnerables. “Cuando la gente lo ve en casa y se identifica con eso, les hace sentir que son vistos, que importan y que pertenecen. El personaje de Boyd es así. Schwarzenegger no habría dicho ‘¿Dónde está mi hijo? ¿Soy un buen padre?’ En general, en cine, en televisión, esta representación es muy importante”.
Schwarzenegger no habría dicho ‘¿Dónde está mi hijo? ¿Soy un buen padre?’ El personaje de Boyd sí
Si uno echa la vista atrás, el grupo de inadaptados de ‘Predator’ recuerda a otra película en la que Black firma el guion, ‘Una pandilla alucinante’. La comedia ochentera aglutinaba parte de los monstruos más míticos del cine como Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo o la Momia. Black reconoce el paralelismo. “Ellos también están juntos y no encajan con los demás, nadie les hace caso pero acaban salvando a la gente. Yo quería hacer una secuela de ‘Una pandilla alucinante’”, admite. “Iría sobre que los niños han crecido, que sus vidas no fueron bien y lo más increíble que les pasó fue cuando tuvieron ocho años. El problema es que van a hacer ‘It’. ¡Es lo mismo! Es una idea muy buena pero Stephen King ya lo hizo (ríe). Y si lo hiciéramos con los mismos monstruos tampoco, porque está ‘Stranger Things’”.
"Predator parecía barato a la luz del día"
La idea sobre la que se gesta ‘Predator’ es "¿dónde está el extraterrestre treinta años después?" Pues evolucionando y muy cabreado por haber salido escocido de la Tierra en otras ocasiones. “La película original de los 80 es tan buena que seríamos estúpidos si intentáramos volver a hacerla”, zanja Munn, que apoya fervientemente uno de los puntos destacados de esta secuela: la violencia, la sangre y las cabezas reventadas. La primera vez que vio un clip de la película fue en la Comic Con y recuerda su grito de alegría al ver los fragmentos de lucha. “Quiero escenas brutales y violentas, por eso veo y hago estas películas. Estuve en ‘X-Men: Apocalipsis’ y Bryan Singer decidió no poner muchas escenas de lucha. Me quedé decepcionada como fan.”
La sangre corre a cargo de la nueva especie de los Predator, que van por diferentes planetas arrancando la columna vertebral de los guerreros más fuertes y mejores que encuentran, “como cuando un atleta toma esteroides”, dice Black. Ha conformado un universo en el que hay diferentes clases de Predator, desde guerreros en la jungla hasta los científicos que construyen sus naves. “No pueden ser ‘Predators ni-ni’”, bromea. “Cogerán ADN de los guerreros y crearán un Predator más grande. La evolución de esta película viene de una idea muy antigua de que si te comías el corazón de tus enemigos cogías su energía vital. En el mundo de Predator, lo único que necesitan es su ADN. Quizá en la próxima película veamos un tipo diferente de Predator.”
Si bien el rodaje se ha apoyado en la imagen digital, ha habido una gran parte real, con esculturas y trajes de ‘Predator’ que se paseaban por el plató provocando algún que otro respingo. “A Jacob Tremblay le dijeron que le llevarían a una habitación y que habría un hombre con el traje del extraterrestre. A mí no me dieron ese privilegio”, recuerda Munn. Un día de rodaje, dobló una esquina y gritó al ver a un Predator. “El corazón se me salió por la boca. Aunque sé que estoy en el plató de una película, ¡se supone que no tendría que estar en el despacho! Da más miedo en persona de lo que da en la película y en la película da miedo.”
Decir que en la película el Predator da miedo parece algo normal… ahora. Shane Black mandó grabar de nuevo algunas escenas en las que el guerrero espacial perseguía al grupo por el bosque a plena luz del día. “No estaba mal, pero es muy caro animar a un Predator y con esa luz parecía barato. No me dio miedo. Por suerte el estudio aceptó volver a grabarla”, explica. "Es una diferencia impresionante. Ahora me gusta esa escena y antes no. ¿Fue mucho dinero? Supongo. ¿Mereció la pena? Espero."
Black quería un cóctel de acción y violencia, pero también de humor, casi una firma personal. Un equilibrio que consigue grabando todo lo que puede y convirtiendo la sala de montaje en una cocina. “Lo vas cambiando y cocinando. Si coges la película y la muerdes, cada bocado tendría un poco de terror, de acción y de comedia porque todo se ha cocinado correctamente.”
"Los 80 eran mucho mejor"
El Black de veinticinco años que vio nacer una de las sagas más míticas de la ciencia ficción aparece en la cara del Black actual cuando se le pregunta por su experiencia en aquel rodaje. “Fue mágica. Te sentías como si fueras un soldado de verdad porque entrenamos con militares expertos en la selva. Pronto no pensabas en los demás como actores, pensabas en ellos como tus soldados”. Se pierde en la ensoñación de los ochenta y no duda en resaltar que eran “mucho mejor”. “En esa época las películas de acción tenían imágenes crudas y eran para adultos. Como ahora cuestan tanto, con todo el CGI, hay tendencia a ponerlas para que a todos les guste y no tomar riesgos”. Saca de este saco, por ejemplo, a ‘Logan’ (2017), en la que también tiene un papel Boyd Holbrook. “A los dos minutos ya se ve que están matando. Fue satisfactorio sacar la realidad del cómic. Lo mismo hemos hecho con ‘Predator’.”
En 'Predator' (1987) no pensabas en los demás como actores, pensabas en ellos como tus soldados
Holbrook se considera fan desde niño. Salta a contestar en cuanto son preguntados sobre la primera vez que vieron la ‘Predator’ original. Munn, en cambio, la vio por primera vez después de que Black le ofreciera el papel. “No pude verla de pequeña porque con 'Robocop' tuve pesadillas (risas) y mi madre no nos dejó ver más películas violentas, pero en cuanto la ves, sabes enseguida por qué es una película tan icónica. Al contrario que en otras películas de aliens que crecí viendo, que tenían tanto suspense y tanta intensidad, ‘Predator’ es “¡Bum! Estoy aquí y voy a cazarte y físicamente soy un poco como tú pero puedo matarte si quiero y encima soy invisible”.
Los dos actores han sentido presión al protagonizar una saga tan mítica. “Es hacer un revival para una generación más joven que va a tener la misma experiencia que tuve yo”, comenta Holbrook. “Vivimos en un mundo en el que a la gente le encanta criticar e identificar cualquier fallo. Suponía que me iban a comparar con Schwarzenegger”. Olivia le interrumpe: “Pensaba que a la que iban a comparar con Schwarzenegger iba a ser a mí”.
Han pasado 31 años desde el nacimiento de la saga. Entonces Predator solo había uno, o eso pensábamos, y Arnold Schwarzenegger lo perseguía armado hasta los dientes mientras el secundario Hawkins repetía algún chiste malo. A este último dio vida Shane Black con veinticinco años -”eso os da una idea de lo viejo que estoy”- y ahora regresa como director al universo de 'Predator', convierte la jungla caliente en un barrio residencial y vuelve a la cacería con humor gamberro y sangre de corte profundo. “El PG-13 es para débiles”, advertía el director el año pasado.