"Las ideas de He-Man me calaron": estos son los juguetes que cambiaron nuestra vida

'Los juguetes que nos hicieron como somos'. El título de una de las joyas de Netflix (‘The toys that made us’) aparece como revelador de la esencia humana y de cómo un pedazo de plástico procesado y pintado puede influir en niños y adultos. La serie documental cuenta con ocho episodios divididos en dos temporadas y el mes pasado sus creadores confirmaron una nueva entrega. Durante 40 minutos, ‘The toys that made us’ escarba en la historia de los juguetes que nacieron hace más de medio siglo pero cuyo legado se extiende hasta la actualidad, atravesando generaciones y evolucionando con ellas.

‘Star Wars’, Barbie, He-Man y G.I. Joe son los clásicos que protagonizan la primera tanda de cuatro episodios. En la segunda cogen el relevo los juguetes de ‘Star Trek’, ‘Transformers’, LEGO y Hello Kitty, presentando a entusiasmados coleccionistas o profesionales del sector que cogieron un pedazo de tarta en su momento y que muestran orgullosos sus muñecos originales, sin abrir, por supuesto. Varios modelos del Capitán Kirk y Spock observan desde las estanterías mientras su propietario explica la evolución de su diseño. “Si te olvidas de cualquier minucia, los fans te dan una bofetada”, dice completamente en serio.

La de la franquicia de 'Star Trek' es una historia triste en lo que a juguetes se refiere: siempre a la sombra de 'Star Wars' y con unos primeros modelos chapuceros de pegatinas baratas con las que intentaban convertir un antiguo tanque de plástico en el nuevo juguete más buscado de la serie de ciencia ficción. Por supuesto, no lo conseguían. La primera maqueta de la Enterprise fue lo único que hizo feliz a los trekkies después de varios quebraderos de cabeza. Así empezó el fenómeno del coleccionismo de 'Star Trek'.

“La Enterprise era como sentirse en casa”, explica uno de los diseñadores de juguetes sobre el que se convirtió en el más mítico entre sus seguidores. “Hubo muchos científicos y astronautas que compraron la maqueta original de AMT, seguramente más de una. La pintaron y la colgaron del techo soñando con ir a la Luna o a Marte. Y ahora lo hacen”.

Sí, 'Star Trek' y sus juguetes estaban bien, pero fiebre de los robots transformables no tardó en hacerse con el control de las mentes de los niños de entonces. “Pensé que la gente podía imaginar que un Transformer era un transformador”, explica entre risas Alan Hassenfeld, presidente de Hasbro hasta 2008. Al contrario que con 'Star Wars' o 'Star Trek', en el caso de los Transformers, primero fue el juguete y después la ficción, que surgió con un poco de ayuda de Marvel Cómics. “Recuerdo llegar a casa del cole y encender la tele, los Transformers eran como una adicción”, cuenta el diseñador jefe de Hasbro John Warden.

“Recuerdo que mi padre me compró un GoBot en vez de un Transformer”, comenta también un angustiado fan sobre la marca que ofrecía la competencia en aquel momento. Si los niños estaban locos por la marca más conocida, los padres lo estaban por el precio de los producidos por Tonka. “Mientras estábamos en casa de mi abuela en una barbacoa veraniega lo tiré al fuego”.

“Hello Kitty lo ha sido todo para mí”

Algunos juguetes son capaces de dejar una impronta especial. Su propietario, envuelto en el éxtasis del fanatismo, les insufla alma y un propósito. Hello Kitty, la gata humanoide de ojitos encantadores y lacito rojo, es uno de esos juguetes que ha levantado pasiones, conquistado corazones y vaciado bolsillos a partes iguales. “Tiene un piano de cola. Ojalá yo tuviera uno. Su vida está un poco por encima que la de las chicas japonesas”, explica Yuko Yamaguchi, jefa de diseño de Hello Kitty.

Hello Kitty arrasó entre las estudiantes de secundaria de Japón pero pronto lo hizo entre las de Estados Unidos, cuando las primeras tiendas de su empresa madre, Sanrio, se colapsaron al poco de abrir. “Mi hermana y yo fuimos y fue como un sueño de Hello Kitty”, cuenta Paris Hilton, que luce un colgante de brillantes con la cabeza de la gata. La heredera del imperio hotelero muestra durante el episodio varios objetos de la firma japonesa. Muchos de ellos se han asentado en la cultura pop como símbolo de lo ‘kawaii’ o lo mono. En Japón este movimiento se desató en los 90 y la reina fue Hello Kitty: las chicas se vestían como ella, daban fiestas de cumpleaños con tartas con la forma de su cabeza u organizaban vacaciones temáticas, como la ‘kittynavidad’.

“La gente se vuelve loca cuando intenta conseguir algo que no tiene y no puede”, resume el ya acostumbrado Chris Byrne, director de 'Star Trek: Discovery'. Los mayores lanzamientos de juguetes han desencadenado desgarros de camisetas y tirones de pelo para conseguir el último a la venta, desde las Muñecas Repollo hasta los Transformers. Hello Kitty no fue menos. A partir del año 2000, los adultos se declararon orgullosamente fans del kawaii y protagonizaron, no tan orgullosos, protestas en las calles de Singapur: muchos desdichados se habían quedado sin los muñecos de Hello Kitty y su novio que ofrecían entonces las franquicias de McDonalds.

“Soy de Missouri y Hello Kitty fue mi vía de escape, lo fue todo para mí”, reconoce una fan de la gata blanca entrevistada en el documental. De su cuello pende el mismo colgante que tenía Paris Hilton. “No recuerdo no tener a Hello Kitty en mi vida”.

He-Man no quiere que tomes drogas

Los juguetes de 'Star Trek' no terminaron de despegar del todo. Desde luego, no tanto como los de 'Star Wars'. Pero con la primigenia 'Star Trek' llegó la inclusividad y la diversidad y el lanzamiento de la figura de Uhura fue clave. “Era una mujer negra que representaba el poder y la fuerza”, recuerda el juguetero Marty Abrams. Algunos valores morales llegaban hasta los niños impregnados en los juguetes estrella del momento y muchos los asimilaron como propios. “La idea de que podías cambiar y tener éxito y poder caló en mí y me ha durado hasta la edad adulta”, confiesa uno de los entrevistados. Se refiere a He-Man, el muñeco de acción engendrado por Mattel, la casa de Barbie y Hot Wheels, y que pasó de estar en lo más alto al fondo del contenedor.

La idea de He-Man de que podías cambiar y tener éxito y poder caló en mí y me ha durado hasta la edad adulta

“Yo tengo el poder”, gritaba He-Man levantando sus brazos musculados y luciendo un peinado tazón. Los niños, agotados por tener que obedecer en casa y en el colegio, se comieron ansiosos esa frase como una forma de empoderarse mientras se internaban en el mítico castillo de Grayskull. Pero fue la serie lo que convirtió a He-Man en un fenómeno y a Skeletor en un personaje inmortal. Los dibujos transmitían la importancia de la humildad, la bondad o la amabilidad para convencer a los padres de que no era solo un anuncio largo, sino que tenía un valor detrás, y causó su efecto. “Algunos de mis amigos solo tenían los valores morales que les ofrecían Los Másters del Universo”, explica un diseñador de juguetes. En un episodio, He-Man se dirige a cámara con aire heroico y cabello al viento: “Las drogas no hacen desaparecer tus problemas, solo crean más”.

Aunque el documental es un cóctel de humor, historia y nostalgia agradable de consumir, al quitar Netflix cuesta sacudirse la caspa de los abrumadores clichés de género que se suceden unos a otros. El 20% del público de 'He-Man' eran chicas, lo que impulsó el nacimiento de la poderosa She-Ra, pero sus creadores no permitieron que superara a su hermano. “Medía lo mismo que He-Man y nosotras queríamos que fuera más grande. Pero claro, los hombres no querían porque entonces él parecería más débil”, cuenta Judy Shackeldorf, de Mattel. Uno de los ejecutivos terminó echando la culpa a la nueva creación de que las ventas de He-Man cayeran: si los niños veían a sus hermanas gritar también "Yo tengo el poder", decía, ellos ya no lo querrían.

Con She-Ra se pretendía aunar el éxito que tanto He-Man como Barbie estaban consiguiendo entre las niñas, aunque la segunda se lanzara al mercado cargando una controversia que la acompañaría hasta nuestros días. "Barbie se inspiró en un personaje de cómic que tenía sexo con hombres por dinero”, explica la autora de ‘Forever Barbie’, M. G. Lord. En el documental, no duda en calificarla como un “objeto sexual” que se entregaba a las niñas. La figura original de Barbie presumía de una estrecha cintura -en una mujer real mediría 20 centímetros y no tendría espacio para los órganos- y la definición más acertada para los pechos que entonces lucía sería algo como "puntiagudos". “Las madres solían ver a Barbie como una competidora y se referían a ella como ‘la muñeca de papá'”. Poco a poco, su figura fue suavizándose a medida que pasaban los años y a día de hoy Barbie cuenta en su colección con varios diseños ‘curvies’.

'The Toys That Made Us' es un viaje nostálgico con mucho humor que huele a sala de cine y a palomitas dulces. Que una tercera temporada con 'My Little Pony' o 'Las tortugas ninja' esté en camino solo puede ser bueno.